🌺 CAPITULO 4 🌺

.

.

.

En el parque Zoe y sus amigos se encontraban reunidos en un banco, el ambiente tranquilo del lugar contrastaba con la tormenta emocional que enfrentaban. El aire estaba cargado de tensión mientras todos asimilaban la realidad del resultado positivo de las pruebas de embarazo.

Momo aún preocupada y con el ceño fruncido, miró a Zoe

—¿Y qué piensas hacer ahora?

Zoe se quedó en silencio, sin saber como responder, jamás se imagino que quedaria embarazada y menos por un extraño. Kai que había estado observando todo con atención, finalmente habló.

—Escucha, nosotros estaremos aquí para apoyarte en todo momento —dijo con un tono de voz calmado—Pero necesitas buscar al padre del bebé. Es importante que él también esté informado de la situación.

Zoe lo miró con evidente preocupación en sus ojos.

—¿Cómo lo busco? Solo lo conocí una noche. No tengo información sobre él más que su nombre, Además que tal si él no quiere al bebé.

Kai asintió comprendiendo la gravedad de la situación.

—Sabemos que es complicado, pero tienes que intentarlo. Tal vez recuerdes algo más sobre él. Y si él no quiere al bebé al menos lo intentaste.

Momo intervino con una expresión dura en su rostro, se levantó del asiento y se paró de pie frente a ella.

—Zoe debes pensar en lo que es mejor para ti. No conoces al padre y criar a un bebé sola es una carga enorme. Lo mejor es que... —titubeó por un momento—lo mejor es que consideres abortar. Es lo más sensato.

Las palabras de Momo cayeron pesadas en el aire, pero antes de que Zoe pudiera responder, Kai quien había estado callado, se levantó con una expresión endurecida por la ira.

—¿Qué demonios estás diciendo, Momo? —su voz estaba cargada de indignación. —¿Cómo puedes decir algo así? ¡Zoe está asustada y confundida! No necesitamos hacerla sentir peor.

Momo se cruzó de brazos y miro a Kai sin cambiar su decisión.

—Solo intento que vea la realidad, Kai. No podemos pretender que esto no está pasando. Ella va a tener un bebe, de sabrá dios quién, solo va a arruinar su vida. Lo mejor es que se deshaga de él.

—Te estas escuchando Momo —espeto Kai con furia en sus ojos—No le puedes decir algo como eso.

—Sabes que tengo razón, pero no lo quieres aceptar.

Kai indignado se giró hacia Zoe y se arrodillo, tomando sus manos entre las suyas, buscando sus ojos.

—Zoe, no la escuches y no tomes ninguna decisión ahora. Tómate el tiempo que necesites. Estaré aquí, a tu lado, sin importar lo que decidas. Yo siempre estaré contigo.

Las palabras de Kai le brindaron a Zoe un pequeño consuelo, pero el miedo seguía presente. No tenía los medios para poder criar a una criatura, muy y apenas le alcanzaba para sobrevivir ella sola, como le haría con un pequeño ser que estaba creciendo dentro de ella, pero tampoco quería matarlo, sentía que se arrepentiría el resto de su vida si lo hacía. Sabía que la decisión que tome a partir de ahora cambiaria su vida para siempre.

Jungkook se encontraba en su despacho, disfrutando de la tranquilidad de su espacio mientras sostenía una copa de whisky en su mano. El ambiente era solemne, iluminado solo por la tenue luz de su lámpara de escritorio. En frente de él, sobre el escritorio, descansaba un informe que le había entregado Chanbing, uno de sus hombres de confianza. Jungkook curioso y ligeramente impaciente, tomó el informe entre sus manos y comenzó a leerlo. A medida que sus ojos recorrían las líneas, su expresión fría y calculadora comenzaba a transformarse. Al llegar al resultado de las pruebas, una sonrisa, que rara vez se veía en él, se dibujó en sus labios. Era una sonrisa llena de emoción, pero también de sorpresa. Dejó caer la cabeza hacia atrás, recostándose en su silla y suspiró profundamente, asimilando lo que acababa de descubrir.

—Voy a ser papá —murmuró para sí mismo, saboreando las palabras. La realidad lo golpeó con fuerza, una mezcla de alegría y asombro recorriéndole el cuerpo. El whisky en su copa parecía más dulce en ese momento, tenía que admitir que jamás se le habría cruzado por la mente el ser padre, era algo completamente nuevo y extraño en su vida. Sin embargo, un detalle le hizo fruncir el ceño: aquella noticia no solo le traía felicidad, sino también preocupación, por lo que sucedería a partir de ahora. Sin perder más el tiempo, tomó su teléfono y marcó.

—Suga, ven a mi despacho ahora mismo.

Suga llegó tan rápido como pudo a la oficina, estaba ligeramente alarmado por el tono firme en la voz de su jefe.

—Llama a los chicos —ordenó Jungkook, sin levantarse de su asiento.

—¿Puedo saber el motivo? —preguntó Suga con cautela.

—Reúnelos rápido y lo sabrás —respondió Jungkook con una sonrisa peculiar en sus labios.

Esa expresión desconcertó a Suga. Nunca antes había visto a su Jungkook sonreír de esa manera y aunque su curiosidad lo carcomía, optó por obedecer. Salió de la habitación, dejando a Jungkook solo con sus pensamientos.

En cuestión de minutos, la puerta se abrió de nuevo y cinco figuras ingresaron al despacho. Cada uno se inclinó en una reverencia respetuosa antes de colocarse en fila, con los brazos detrás de la espalda, listos para escuchar.

—Listo, JK, como pediste —anunció Suga, tomando su lugar junto al grupo.

Jungkook se levantó del sillón con calma, rodeó la mesa y se apoyó sobre el borde de esta, observándolos con una sonrisa que parecía desconcertar a todos.

—No sean tan formales, estamos solos —dijo con tono relajado.

Namjoon arqueó una ceja, intrigado por la actitud inusual de su líder. Jin y Jimin apenas podían disimular su sorpresa; sus bocas permanecían entreabiertas por la impresión. Hoseok, por su parte, pensó por un momento que quizá estaba soñando.

—¡Quiten esas caras! —exclamó Jungkook, claramente divertido.

—¿Estás drogado o algo? —preguntó Jin, con una mezcla de incredulidad y sarcasmo.

—¡Claro que no! —replicó Jungkook con rapidez.

—Es que... estás sonriendo —intervino Jimin, señalándolo como si fuera un fenómeno extraño—. Eso no es normal.

Jungkook puso los ojos en blanco, ignorando sus comentarios mientras cruzaba los brazos a la altura de su pecho, adoptando una postura seria.

—Escuchen bien. Lo que les voy a decir, es extremadamente confidencial.

De inmediato, el ambiente en la habitación cambió. La tensión se palpaba en el aire y las expresiones de asombro y desconcierto fueron reemplazadas por rostros atentos y serios. Namjoon dio un paso al frente, cruzando los brazos con el ceño ligeramente fruncido.

—Si es tan importante, ¿por qué estás sonriendo así? —preguntó, intentando analizar la situación.

—Eso estaba por decir —añadió Hoseok, inclinando la cabeza—. Nunca haces reuniones para cosas buenas, mucho menos con esa cara. Esto empieza a darme miedo.

—Ya basta de teorías —intervino Suga, quien ahora se encontraba apoyado en la pared con los brazos cruzados—. Si Jungkook dice que es confidencial, debemos escucharlo primero antes de sacar conclusiones apresuradas.

Jungkook respiró hondo, tratando de mantener la compostura mientras sus labios formaban una sonrisa que no podía contener.

—Lo que estoy a punto de decir no tiene precedentes. Ni en mi vida, ni en esta organización.

—¿Por qué siento que esto va a ser algo completamente loco? —murmuró Hoseok, lo suficientemente bajo como para que solo Jimin y Jin lo escucharan, quienes asintieron en silencio.

Namjoon miró fijamente a Jungkook, como si intentara descifrarlo antes de que hablara.

—Ya suéltalo. Si estamos aquí, es porque confías en nosotros, ¿no? —dijo con firmeza, tratando de apurar a su líder.

Jungkook asintió lentamente, sus ojos recorriendo a cada uno de ellos.

—Voy a ser padre —declaró, con una mezcla de orgullo y vulnerabilidad en su voz.

El silencio fue absoluto. Por un momento, parecía que las palabras no habían sido procesadas correctamente.

—¿Qué? —fue lo único que pudo articular Hoseok, con los ojos muy abiertos.

—Eso no puede ser, es una broma, ¿verdad? —preguntó Namjoon, completamente serio, como si intentara confirmar lo que acababa de escuchar.

—¿Cuándo?, ¿Cómo?, ¿Con quién? —Suga dejó salir las preguntas de golpe.

Jungkook levantó una mano para calmar el torrente de preguntas.

—Es real. Me acabo de enterar. Pero no estoy aquí para responder todas sus dudas. Los mande llamar porque necesito de su apoyo, ahora más que nunca.

El tono serio de sus palabras hizo que el grupo se enderezara instintivamente, dejando de lado su sorpresa inicial.

—Estamos contigo, Jungkook. Siempre lo hemos estado —afirmó Hoseok con determinación.

—Esto va a ser interesante... —murmuró Suga con una sonrisa apenas perceptible.

—El bebe es de esa chica... La que enviaste a Chanbing a investigar al hospital y a mí cuando te reuniste con Jackson, G-Dragon y Sehun en aquel antro, ¿cierto? —preguntó Namjoon, su tono de voz estaba cargado de curiosidad, pero también de una sutil preocupación que no pudo ocultar.

Jungkook guardó silencio por un instante, con la mirada fija en el suelo como si buscara las palabras adecuadas para hablar. Finalmente, alzó la vista hacia Namjoon y asintió lentamente.

—Sí, es ella.

Hoseok frunció el ceño mientras cruzaba los brazos, su postura era rígida reflejando su incomodidad.

—Entonces esto no es algo nuevo. Ya te interesaba desde antes, ¿verdad? —Su tono de voz era acusador, como si intentara desentrañar un misterio que Jungkook había mantenido oculto—. No parece una simple coincidencia.

Jungkook lo enfrentó con una mirada fría y calculadora.

—La vida rara vez es una coincidencia, Hobi. Y si lo fuera, no lo cambiaría.

El aire se volvió más denso, cargado de tensión. Suga, quien había estado apoyado en la pared observando en silencio, decidió intervenir. Se apartó lentamente y se acercó al grupo, con los ojos fijos en Jungkook.


—¿Y qué planeas hacer? —preguntó Suga, su tono de voz era suave, pero con un filo de autoridad que exigía respuestas—. Porque si esto está relacionado con aquella reunión, no es solo un asunto personal, Jungkook. Jackson, Sehun y G-Dragon pueden ser aliados, pero no olvides que su lealtad tiene límites. Si nuestros enemigos llegan a descubrir que tendrás un heredero... Sabes que no dudarán en atacarte donde más te duele.

Jungkook apretó la mandíbula, pero no mostró vacilación. Su respuesta fue firme, casi desafiante.

—Estoy consciente de eso, Suga. Por eso decidí hablar con ustedes primero. Quiero que lo entiendan bien: su responsabilidad... no mejor dicho su prioridad, será protegerlos.

El silencio que siguió fue pesado. Todos sabían lo que aquellas palabras implicaba. Namjoon suspiró profundamente, pasando una mano por su cabello castaño como si intentara aliviar el peso de la situación.

—Esto complica las cosas —dijo finalmente, su voz era calmada, pero con un tinte de resignación—. No solo estás poniéndote en la mira de nuestros enemigos, sino que también introduces una variable que cambia toda nuestra estrategia.

Hoseok chasqueó la lengua, claramente molesto.

—Siempre has jugado tus cartas como si tuvieras todo bajo control, pero esto... Esto es diferente, Jungkook. Si pierdes el control, no serás el único en pagar las consecuencias.

Jungkook clavó los ojos en él, con una intensidad que hizo que Hoseok se detuviera.

—No lo perderé —dijo con una frialdad que no dejaba lugar a dudas—. Lo único que necesito de ustedes es que confíen en mí.

—¿Y qué dice ella? —preguntó Jin, arqueando una ceja con evidente curiosidad—. Oh, mejor dicho, ¿siquiera has tenido contacto con ella? Porque conociéndote y tus "aventuras", seguro que la dejaste varada.

Jungkook desvió la mirada, incómodo ante el tono de reproche en las palabras de Jin. Sus ojos se clavaron en el suelo, buscando una respuesta que no suavizara la verdad, pero tampoco la hiciera peor de lo que ya era.

—No lo he hecho.

Un pesado silencio se instaló en el ambiente, solo roto por el exasperado suspiro de Jimin. El menor de los presentes cruzó los brazos, rodando los ojos como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.

—¡Genial! —exclamó, con sarcasmo marcado en su tono de voz—. ¿Serás idiota?

Jungkook alzó la vista, con un leve destello de molestia en sus ojos.

—No es tan simple como crees, Jimin.

—¿Ah, no? —Jimin dio un paso hacia él, señalándolo con un dedo acusador—. Porque desde aquí parece bastante simple. Te enteras de que algo así de importante va a cambiar tu vida y en lugar de hacer algo al respecto, decides ignorarlo como si el problema fuera a solucionarse solo.

—No lo estoy ignorando —replicó Jungkook con firmeza, aunque su voz estaba cargaba con un tinte de autodefensa—. Estoy tomando el tiempo necesario para pensar en cómo manejar la situación.

—¡El tiempo necesario! —Jimin soltó una risa incrédula—. ¿Y cuánto tiempo planeas tomarte, Jungkook? ¿Hasta que sea demasiado tarde?

—¡Basta, Jimin! —interrumpió Hoseok, levantando la voz para calmar la creciente tensión—. Esto no va a resolverse si comenzamos a atacarlo, recuerda que eres su amigo, pero también es nuestro jefe.

Jimin bufó, pero decidió guardar silencio, aunque su expresión dejaba en claro que no estaba conforme. Jin, por su parte, lo miraba con una mezcla de decepción y preocupación.

—No puedes evitar esto para siempre, Jungkook —dijo Jin suavemente, con un tono más conciliador—. En algún momento tendrás que enfrentarlo... y a ella, te lo digo como amigo y como compañero también.

Jungkook asintió, aunque su mandíbula permanecía tensa. Sabía que Jin tenía razón. Todos tenían razón. Pero eso no hacía que la situación fuera más fácil de afrontar.

—Además, ¿has pensado si ella siquiera quiere tener al bebé? —preguntó Jin con cautela, sus palabras fueron cuidadosamente elegidas. Hizo una pausa antes de añadir, con un tono aún más bajo—. ¿Qué tal si decide abortar?

El ambiente en la habitación cambió de inmediato. Las palabras de Jin cayeron como un martillo y todos pudieron ver cómo el rostro de Jungkook se endurecía. Sus ojos, oscuros y fríos, se clavaron en Jin, quien retrocedió ligeramente al sentir la intensidad de su mirada.

—La mataré. —La voz de Jungkook fue baja, apenas un susurro, pero cargada de una amenaza tan mortal, que heló la sangre de los presentes—. Claro que primero la encerraré hasta que dé a luz.

Sus palabras resonaron con fuerza en el silencio que siguió. Además, con la simpleza en como lo dijo, como si fuera lo más normal del mundo, junto a una mirada que daba a entender que no eran simples amenazas; cada palabra estaba impregnada de una peligrosa advertencia.

—¿Aun si es la madre de tu hijo? —preguntó Hoseok, rompiendo el silencio incómodo. Su tono estaba cargado de incredulidad, casi como si esperara que Jungkook se retractara de lo que acababa de decir.

—Aun así —respondió Jungkook sin dudar, su mandíbula estaba tensa mientras sus ojos recorrían los rostros de sus amigos—. Ese bebé es mío. Nadie, ni siquiera ella, tiene el derecho a quitármelo.

Namjoon entrecerró los ojos, cruzando los brazos con una mezcla de preocupación y desaprobación. Conocía muy bien a Jungkook y sabía que era capaz de eso y mucho más. No por nada era el más buscado de Corea del Sur, por no decir del mundo entero, meterse con él era una muerte segura.

—Sabes que ese tipo de pensamientos solo llevará a más problemas, Jungkook. No puedes controlar todo y mucho menos las decisiones de otra persona.

—Claro que puedo y lo haré —replicó Jungkook con dureza—. No voy a perder a mi hijo antes de que siquiera llegue a este mundo.

Jin dejó escapar un suspiro, llevándose una mano a la frente como si intentara procesar lo que acababa de escuchar.

—¿Y no has pensado en lo que eso hará a largo plazo? —preguntó suavemente, intentando mantener la calma—. Si la fuerzas a tener al bebé, si la encierras... ¿crees que eso terminará bien para alguien? ¿Para ti, para ella o para él bebe?

Las palabras de Jin parecieron despertar una pequeña duda en Jungkook, pero su expresión no cambió.

—No me importa cómo termine —dijo finalmente, su tono de voz fue helado—. Lo único que importa es que ese bebé nacerá.

La habitación quedó en silencio nuevamente, cada uno de los presentes lidiando con sus propias emociones. Sabían que Jungkook era terco, pero esto era diferente. Era una línea peligrosa que estaba dispuesto a cruzar y ninguno de ellos sabía cómo detenerlo.

—A ver, tranquilicémonos un poco. Estamos asumiendo demasiadas cosas sin saber la verdad —intervino Namjoon, con su tono siempre calculado y sereno—. Antes de sacar más conclusiones, primero recomiendo que la busques. Ella obviamente ya debe estar enterada de su estado.

Jungkook lo observó con seriedad, aunque sus labios estaban apretados en una línea fina de molestia.

—Podemos vigilarla día y noche —continuó Namjoon, manteniendo su postura calmada—. Así estarás al pendiente de cualquier cosa que ocurra, pero también necesitas acercarte a ella. Sobre todo, considerando que su primer encuentro fue... bueno, ya sabes cómo terminó.

Una leve sombra de incomodidad cruzó el rostro de Jungkook, pero no dijo nada. Jimin, quien había permanecido en silencio hasta entonces, decidió romper el momento con una observación que nadie vio venir.

—Lo que no puedo creer es que no hayas usado un condón.

El comentario cayó como un rayo en la habitación, provocando reacciones inmediatas. Jin y Hoseok no pudieron evitar soltar las carcajadas, incapaces de contenerse, mientras que Namjoon y Suga apenas lograron ocultar una sonrisa. Sus expresiones indicaban que ellos también habían pensado en lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo en voz alta.

Jungkook, en cambio, frunció el ceño y un tic comenzó a formarse en su ceja derecha, señal evidente de que estaba al borde de perder la paciencia.

—Pregunto porque es raro en ti, Jungkook —añadió Jimin, encogiéndose de hombros con una inocencia fingida—. Eres muy cuidadoso con quien te involucras, por lo que esto... —hizo un gesto amplio con las manos—, no encaja del todo.

—Ya basta, Jimin —gruñó Jungkook, con un tono de voz bajo y amenazante, pero eso solo pareció divertir más a Jin y Hoseok, quienes seguían riéndose a su manera.

—Tiene un punto, Kook —intervino Hoseok, logrando recuperar el aliento—. ¿Qué fue lo que pasó? Porque, vamos, esto no es algo que suele ocurrirte.

Jungkook les dirigió una mirada asesina, pero todos sabían que no tenía escapatoria. Con un suspiro pesado, cruzó los brazos sobre su pecho y habló, su tono fue más seco que nunca.

—Fue... diferente. Yo... no estaba pensando con claridad.

—¿No estabas pensando con claridad? —repitió Jin, alzando una ceja mientras las risas se apagaban gradualmente—. Jungkook, tú siempre estás en control. Y quieres todo bajo control, por lo que, ¿Qué fue tan diferente esta vez?

Jungkook desvió la mirada, claramente incómodo y su silencio solo alimentó la curiosidad de los demás. Finalmente, Suga rompió el silencio incómodo.

—Bueno, sea como sea, ya no importa cómo sucedió. Lo que importa es lo que harás ahora. Y creo que Namjoon tiene razón. Necesitas acercarte a ella antes de que todo se complique más de lo que ya está.

Jungkook asintió lentamente, aunque su expresión seguía tensa.

—Lo haré a mi manera —dijo finalmente, cortando la conversación con un tono que no dejaba lugar a réplica.

La atmósfera en la habitación se relajó un poco, aunque las sonrisas divertidas de Hoseok y Jin todavía permanecían mientras intercambiaban miradas. Jimin, por su parte, soltó un último comentario antes de callarse.

—Solo espero que tu "manera" sea mejor que tu control en esa noche.

Esta vez, incluso Namjoon y Suga no pudieron contener una pequeña risa, mientras Jungkook, con un visible tic en su mandíbula, se giraba hacia la ventana, claramente dispuesto a ignorarlos a todos.

—¡Lárguense a trabajar ya! —exclamó Jungkook, su tono de voz estaba cargado de irritación mientras giraba hacia el grupo, sus ojos oscuros parecencian lanzar dagas a los mencionados.

La risa que aún resonaba en la habitación se apagó casi al instante. Hoseok alzó las manos en señal de rendición, todavía con una sonrisa mal disimulada en sus labios.

—Tranquilo, jefe, ya nos vamos —dijo con un tono burlón, dando un paso hacia la puerta.

Jin le siguió, aunque no pudo resistir el impulso de murmurar algo por lo bajo.

—Siempre tan gruñón cuando sabe que tenemos razón...

—¡Escuché eso, Jin! —gruñó Jungkook, sus cejas estaban fruncidas.

Jimin dejó escapar un suspiro exagerado, poniéndose de pie lentamente.

—Bueno, supongo que me toca hacer algo productivo. Aunque honestamente, Kook, deberías considerar relajarte un poco. No es bueno para el bebé.

La mirada fulminante de Jungkook lo hizo callar de inmediato, aunque no pudo evitar una ligera sonrisa antes de salir tras los demás.

Namjoon y Suga permanecieron un poco más, observando a Jungkook con seriedad.

—Esto no es algo que puedas manejar solo, Jungkook —dijo Namjoon finalmente, con un tono de voz más calmado—. Lo sabes, ¿verdad?

Jungkook no respondió de inmediato, pero su postura ligeramente menos rígida era suficiente para indicar que había escuchado.

—Solo no te cierres a nuestras sugerencias —añadió Suga, su voz igual de tranquila—. Estamos aquí por una razón.

Ambos se giraron para marcharse, dejando a Jungkook solo en la habitación. El líder suspiró, pasándose una mano por el cabello mientras su mirada se perdía en la ventana. Sabía que sus amigos tenían razón, pero aceptar ayuda, nunca había sido su fuerte.

—Esto no es solo trabajo, es mi vida ahora... y no puedo fallar.

.

.

.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top