Capítulo 3: Lyra


Mientras en Ara lloraban la caída de un águila,
en Deneb...

Lyra

«Sé buena». Su cerebro luchaba para romper aquella estigmatización de sí misma. Ser una chica buena era todo lo que le habían enseñado a ser; y, sin embargo, rompió todas las reglas, establecidas e implícitas, para alcanzar el paso que estaba a punto de dar.

Tomó el Ángel que hicieron de sí misma, quemó sus alas, y usó sus cenizas para edificar su corona.

Los rizos dorados de la princesa Lyra estaban siendo tejidos en un moño imperial adornado con prendedores de oro, dejando espacio para la diadema que portaría el velo. Dos mechones rizados colgaban a ambos lados de su rostro, enmarcando sus mejillas sonrosadas, sus ojos ambarinos potenciados por una sombra escarchada, un delineado discreto y un punto de iluminador en el lagrimal; y sus labios, delicados con un pigmento rosa natural, esperaban entreabiertos mientras otra de las Vendidas de su familia le aplicaba el brillo.

Ella permanecía quieta como una dama entrenada, con su mentón en alto, sus manos delicadas, portadoras del anillo con la piedra del cisne, cruzadas con elegancia sobre la falda amplia de su vestido de satén blanco. Nunca se había parecido tanto a las princesas de los cuentos de hadas, con sus mangas largas de encaje blanco, su escote corazón cubierto por una micromalla blanca que le llegaba hasta las clavículas, y en el cuello una gargantilla conformada por una hilera de diamantes.

Cuando las Vendidas terminaron, ella se levantó para observarse en el espejo.

Toda la parte superior del vestido estaba cubierta con cristales preciosos y deslumbrantes que le daban una apariencia ostentosa e imperial al vestido. En la espalda tenía un escote pronunciado solo cubierto por la misma malla que en su escote, tejida con un diseño de plumas de cisne, plumas que iban bordadas también con cristales.

Lady Lyra Cygnus, princesa prometida a Ara para reinar a los pies de su escorpión, renunció a su destino y construyó uno que le satisfacía más a sus ideales: reina de Deneb, las tierras nevadas que alguna vez pertenecieron a Aragog.

Alguien tocó la puerta del aposento en donde se cambiaba, y entró su padre con el velo anclado a la diadema que le faltaba.

Su padre, Lord Cepheus Cygnus, era un hombre que nadie podría ver como rey. Tenía demasiada humildad para gobernar, a pesar de que las tierras nevadas siempre habían estado a su indirecto cargo. Era un hombre que no cuidaba su aspecto y mucho menos su peso, con una barriga prominente que apenas podía someter detrás de sus intrincados ropajes y una barba tan dorada y despeinada como su mismo cabello. Sus aspiraciones eran leer, comer, dormir y atender a su familia, pero heredó las tierras y el título al ser el primogénito de los Cygnus de su generación. De no ser por su esposa, a quien nunca le molestó encargarse de lo que él llamaba «el trabajo pesado», Deneb habría perecido a menos que los escorpiones intervinieran.

Lyra apenas tenía meses conociendo a su familia. De pequeña la habían secuestrado y vendido a la casa de Vendidas de la Capital, Mujercitas. La razón seguía siendo un misterio, aunque muchos apostaban sus vidas a que había sido obra de los Lords de Hydra como venganza contra la familia real por no escoger a su doncella como la prometida del heredero como supuestamente se había acordado en generaciones pasadas.

Por mucho tiempo tanto los Scorps como los Cygnus ofrecieron recompensas exorbitantes a quien pudiera regresar sana y salva a la princesa prometida, pero por varios años no hubo pistas de su paradero hasta que Madame Delphini identificó la marca de nacimiento en la cadera de Lyra: lunares que formaban la constelación del cisne.

—Habías olvidado tu velo —comentó Lord Cepheus al entrar, con una discreta sonrisa.

Lyra no podía siquiera ponerse en su lugar, imaginar lo abrumador de los sentimientos que invadían a su padre cada vez que la veía. Era Lady Cygnus, su niña, la pequeña que una vez cargó y amó con toda su alma, para despertar a la mañana siguiente y descubrir que la había perdido en un parpadeo, tal vez para siempre. Y ahora estaba ahí, de vuelta, pero a pesar de que se le cristalizaran los ojos por la emoción debía contenerse.

Aunque quisiera saltar a abrazarla a cada segundo y no volver a soltarla jamás, aquello ya no era posible, porque para ella, él era un recién conocido.

Lyra sabía que su padre no estaba ahí para llevarle el velo que podrían entregarle sus Vendidas, estaba ahí porque se le hacía imposible no estar.

Lady Cygnus se giró para mostrarle el vestido a su progenitor, y sonrió diciendo:

—No escatimaron en gastos quienes lo confeccionaron.

—No tendrían por qué —contestó su padre con una sonrisa que iluminó sus ojos y profundizó las arrugas de sus comisuras.

—¿Era tan extravagante el vestido de... mi madre, al casarse contigo?

Su padre suspiró y se introdujo más en la habitación, más cerca de su pequeña.

—La unión de tu madre conmigo fue la unión de dos niños que se transformaban en Lords. Tu boda marcará una era. Tu boda es la de una reina.

Lyra no pudo hacer nada para que aquella sonrisa complacida no se asomara por las comisuras de sus labios, en consecuencia inclinó con ligereza su cabeza para que no se notara tanto.

—Ay, pequeña... —Lord Cygnus extendió las manos hacia su hija, quien dio un par de pasos en su dirección y dejó que le tomara de ambas manos—. ¿Qué te han hecho? Si vieras cómo Freya y Gamma sonríen: como tiburones. A carcajadas y con mocos si es posible.

—Ellas no tendrán que gobernar, por suerte.

Su padre rio en consecuencia de su broma, aunque ella misma se contuviera de hacerlo.

—Tus hermanas... son un tema delicado.

—¿Por qué lo dices así? ¿Pasa algo?

—Pasan muchas cosas, ¿no es así? Pero sí, hija mía. Hay una cuestión que me perturba y no sé cómo afrontarla.

—¿Qué sucede, padre? Cuéntame.

El Lord de Deneb se sentó en uno de los taburetes blancos acolchados que tenía al alcance. Escondió la cabeza entre las manos mientras decidía cómo empezar aquella conversación, y al cabo de un par de segundos dejó escapar todo el aire de sus pulmones

—Ya te he conseguido un acuerdo matrimonial a ti que te garantizaba un puesto alto en la nobleza. Tú misma has conseguido uno mucho mejor, pero las demandas por esposas fuera de la nobleza crecen, y si quiero mantener el sistema funcionando y a mi pueblo contento, debo ser parte de esto, demostrar que los sacrificios los hacemos todos. Me temo que tendré que casar a tus hermanas con hombres sin títulos, de lo contrario las cosas se pueden descontrolar.

—Padre —Lyra se sentó junto a su progenitor y le puso una mano en el hombro con cuidado de que su gesto no cruzara la línea de la brusquedad—. ¿De qué estás hablando? Deneb será libre, Aragog y sus leyes ya no definen nuestro estilo de vida. Mis hermanas se casarán con quien quieran hacerlo, no con quien se les imponga en pro de perpetuar un sistema que ya no nos representa.

—Deneb no es libre aún, el rey Lesath no ha dado respuesta al mensaje de su hijo. O bien podría dejarlo pasar como hizo con Baham, o explotar y declararnos la guerra, en ese caso seríamos de todo, menos libres.

Lyra apretó los labios y rompió el contacto visual con su padre para mirar al frente y serenarse. Una vez recuperada su compustara, mas no aplacado el ardor de su estómago, dijo:

—Me has dado tu palabra. Puede que no nos conozcamos lo suficiente, pero eres un Lord, responsable de rendir cuentas de estas tierras, lo que te empuja a la categoría de hombre de honor. Eso eres, y las personas honradas solo tienen una palabra en esta vida, y tú me diste la tuya. Dijiste que me apoyarías en esto.

—Y lo hago. No solo a ti, los estoy apoyando a los dos. Moveré todo lo que esté en mi poder para enfrentarme a cualquier imprevisto y conseguir que Deneb sea un reino libre. Sea cual sea la respuesta de Lesath, estamos juntos en esto y eso no ha cambiado. Sin embargo, lo de tus hermanas es distinto. Una corona sobre tu cabeza no cambiará siglos de costumbres, tradiciones, y, sobre todo, mentalidades. Los cambios se harán graduales o derrumbarán todo. Si mañana te levantaras y dijeras: no habrá más Vendidas, todas las mujeres podrán contraer matrimonio con quien les plazca y el resto de las leyes también serán abolidas, antes del anochecer se levantarían contra nosotros todos los Lores que nos han dado su apoyo. El fuego ardería aquí mismo, y ni tú ni yo tendríamos suficientes manos para apagarlo.

—Lo comprendo, padre, pero si el cambio se hará de ese modo podemos comenzar por impedir que Freya y Gamma tengan que afrontar ese destino.

—Un cambio como el que sugieres implica años de esfuerzo constante, tiempo que no tenemos. Freya ya tiene quince, a pesar de que no tiene edad para contraer matrimonio ya debería estar prometida. Lo más que podemos hacer por ellas es buscarles la mejor opción fuera de la nobleza.

—Pero, de ser así... sus hijas serían Vendidas.

—Sí, lo serán.

—No si conseguimos una mejora antes de que eso ocurra.

—Así es, hija mía —le acarició el rostro—. Este es el camino que tú escogiste, y solo tú sabes qué hay al otro lado, y si vale la pena cada obstáculo para alcanzarlo. Tus decisiones han sido arriesgadas, pero no dudo que serás la mejor reina que están tierras conocerán Jamás. Naciste para ser grande. No importa lo que te hayan dicho en Mujercitas, tu destino está arriba, en un trono. No permitas nunca que nadie se atreva siquiera a ofrecerte menos.

En ese momento alguien entró a la habitación. Al ver al dúo, hizo una ligera reverencia de respeto.

—Padre —saludó al rey—. Princesa —aludió ahora a Lady Lyra, quien inclinó la cabeza como dictaminaba el protocolo y desvió la mirada para no tener que enfrentarse a lo que sucedía cuando aquellos ojos de oro fundido la escrutaban. Ya tenía suficientes contradicciones que enfrentar, dos Scorps ya habían sido demasiado para ella.

—De acuerdo —se levantó Lord Cepheus—. Se supone que el novio no debe ver el vestido antes de la ceremonia, pero... ¿qué me pasa? Ustedes son unos insurgentes, edifican sus propias reglas. Entonces... Imagino que tienen muchas cosas de qué hablar antes de la boda, por lo tanto, procedo a dejarlos solos.

Reacciones, sentimientos y teorías aquí por favooor 😍😍😍

Mientras más comenten, antes subiré el nuevo capítulo que ya está escrito.

Pd: perdonen por los memes y las imágenes que faltan, estoy sin wifi y con datos tardan siglos en cargarse.

Los amo ♡

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