Capítulo 4

—Hola, Dean —escuché que me llamaban. Elevé mi mirada hacia la dirección donde provenía esa dulce voz y me encontré con unos grandes ojos azules.

Sonreí.

—Hola, Ally. ¿Cómo estás? —pregunté. La pequeña rubia se sentó en el lugar justo a mi lado y quitó un mechón de su rostro.

—Muy bien, gracias. —Sonrió con dulzura y abrió un libro, el cual comenzó a leer sin perder tiempo.

Ally era agradable.

Y bonita.

Con ojos azul oscuro rodeados por espesas pestañas y un largo cabello rubio que caía por su espalda, era una de las mujeres más bonitas que conocía. Justo después de Sam. La miré por un momento concentrada por completo en su libro, atrapada en su mundo.

Debió de haber sentido mi mirada porque cerró su libro de golpe y me observó con una leve sonrisa divertida pintada en su rostro.

—Tenemos mucho sin hablar —dijo apenada. Yo asentí y me recargué en el respaldo de la silla.

—Sí, algo —admití. Ella rio y luego miró hacia mi pierna. Hizo un gesto de la cabeza hacia esta y después me miró a los ojos otra vez.

—¿Cómo está?

Hice una pequeña mueca que ella no notó al ver que se refería a mi pierna operada. Como ese era un pueblo chico, las noticias habían volado cuando salí del hospital y entré tarde a la escuela. Ally y yo habíamos asistido juntos a la misma secundaria junto con algunos chicos, así que cuando entré al bachillerato el rumor se volvió a esparcir, para que aquellos que no supieran se enteraran también. Estaba casi seguro de que la única persona que no sabía de eso, era Sam... todavía. Sin embargo imaginaba que pronto lo haría. Sabría lo que le había estado ocultando porque no quería que me viera como los demás. Con lástima.

Esa era la mirada que todos me daban. Logan, Ally, los profesores, los doctores e inclusive Derek. Las únicas personas que no lo hacían eran Jan y Sam; por eso odiaba esa mirada. Y cuando Sam se enterara, las cosas no serían iguales entre nosotros, lo podía sentir.

Le sonreí a Ally mientras me acomodaba en mi asiento.

—Todo está muy bien, gracias.

—Me alegro —suspiró aliviada—. ¿Sabes? Te admiro mucho por todo; por ser tan fuerte y valiente a pesar de lo que tuviste que sufrir. Probablemente yo me habría deprimido en tu lugar —murmuró. Bajó la mirada hacia su libro y rio con tristeza—. Es por eso que tienes loquitas a todas las chicas de aquí. Hasta a mí un poco, si debo admitirlo, y esa es la razón por la que todas le tenemos algo de envidia a Sam. Pobre. No sabe por qué la mitad del colegio la mira feo —carcajeó.

Parpadeé sorprendido al escucharla decir todo esto y ella volvió a reír al ver la expresión que puse. Algo entre sorpresa e incredulidad.

—¿Qué? —cuestioné.

—Nada, solo... Deberías haber visto tu cara —dijo entre risas.

—Es que me tomaste por sorpresa —admití. Ella aún no podía dejar de reír y fue inevitable el contagiarme de aquel sonido tan alegre.

Justo en ese momento, mientras Ally y yo reíamos sin poder controlarlo, Sam entró al salón luciendo su característica sonrisa, pero esta decayó un poco cuando nos vio tan juntos y divertidos.

—Hola, Sam —dije sin parar de reír. Ella miró de Ally a mí y luego sonrió de nuevo pareciendo algo incómoda.

—Hola.

No dijo nada más. Asintió con la cabeza hacia Ally para reconocer su presencia y entonces se dirigió a los asientos en la parte trasera del aula. Mi risa murió y Ally pareció consternada al ver nuestro seco intercambio.

—Ay, no. ¿Te metí en problemas? —quiso saber. Sacudí la cabeza en una negativa para tranquilizarla y ella suspiró.

—No lo creo. Ella está saliendo con Logan así que... —Me encogí de hombros sin concluir la oración. El rostro de Ally palideció al escucharme.

—¿Logan? ¿Te refieres a Logan Miles? —cuestionó con un toque de incredulidad en su voz. Asentí y ella se puso de pie a una velocidad inhumana—. Lo siento —murmuró con la respiración acelerada. Vi sus ojos llenarse de lágrimas antes de que girara el rostro y saliera del salón a toda prisa.

Me quedé ahí descolocado sin saber qué había pasado. ¿Ally estaba enamorada de Logan? Dios... ¿Por qué nunca lo había notado? Y más importante aún, ¿por qué Logan no lo había notado?

Tal vez Ally no fuera la niña más popular o llamativa, pero sin duda era bonita, inteligente y amable. ¿A qué chico no le gustaría una novia así?

Giré sobre mi asiento y vi a Sam, quien me miraba fijo. Le sonreí y ella desvió la mirada

—¿Amaneciste con el pie izquierdo? —cuestioné algo confundido por cómo estaba actuando.

—No —soltó con brusquedad. Parpadeé sorprendido por la dureza de su reacción—. Lo siento —suspiró—, solo... digamos que hoy no estoy de buen humor —explicó. Asentí y dejé que mi vista vagara por las paredes y el techo, como si fuera la primera vez que estudiara el aula.

—Me di cuenta —admití volviendo mi vista a ella—. Yo... Eh, ¿puedo hacer algo para mejorar tu día? —quise saber. No me gustaba verla así.

Sam sonrió levemente al escuchar mi ofrecimiento y ladeó el rostro sin despegar su mirada de la mía.

—¿Te gusta Ally? —inquirió insegura.

Entrecerré los ojos solo un poco y negué despacio.

—No —musité. Sam sabía que, por la única mujer que me sentía atraído, era por ella.

Su sonrisa se amplió un poco al escucharme y luego asintió conforme.

—Ya has mejorado mi día —murmuró escondiendo el rostro tras una cortina de cabello negro. Yo fruncí el ceño.

Esa chica me confundía. Quise decírselo, que me confundía y odiaba no poder comprenderla, pero entonces el profesor entró y tuve que girar sobre mi pupitre para sentarme correctamente.

La puerta se abrió mientras el profesor nos pedía que fuéramos haciendo los ejercicios de la segunda unidad y en eso entró Ally luciendo ojos irritados y justo detrás de ella, venía Logan. Se disculparon con el profesor por llegar tarde y tomaron asiento uno junto al otro.

Logan no podía dejar de ver a Ally con tristeza en los ojos y me sentí mal por ella. No se merecía sufrir por él. En un impulso arranqué un pedacito de papel de mi cuaderno y escribí:

No sufras por él, no lo merece.

Lo doblé y se lo mandé a Ally. Cuando lo abrió me miró y sonrió con tristeza. Escribió algo y me lo envió de regreso.

De todas maneras duele.

Te invito un helado después de clases —devolví.

Ella me miró, sonrió un poco y asintió de acuerdo.

—Señorita Sheen, haga el favor de salir del salón —pidió el profesor a Ally cuando la vio articular un agradecimiento hacia mí.

Ella me observó con los ojos abiertos como platos y yo me puse de pie.No iba a permitir que le dieran una reprimenda que no merecía.

—Lo siento, señor Martin, fue mi culpa —expliqué. El maestro me miró por unos largos segundos antes de sacudir la cabeza y volver su atención a los papeles sobre su escritorio.

—Que no vuelva a pasar o los envío a ambos a detención —sentenció. Asentí y luego le sonreí a Ally para tranquilizarla.

Haber estado enfermo tenía sus ventajas después de todo.

***

—¿Dean?

Me di la vuelta al escuchar mi nombre y encontré a Sam tomada de la mano de Logan.

—Ah, hola. ¿Qué pasa? —cuestioné. Ella me observó nerviosa y luego le lanzó una mirada de reojo a su novio.

—Es que hoy Logan me llevara a casa. ¿No hay problema? —quiso saber. Yo sonreí y sacudí la cabeza.

—No tiene por qué haberlo. De todos modos llevaré a Ally por un helado —informé cuando la rubia llegó a mi lado. Fijé mi vista en ella e ignoré el ceño fruncido de Logan al escucharme decir esto—. ¿Estás lista?

—Sí —respondió sonriendo. Miré de vuelta a Sam y noté que las comisuras de su boca se habían curvado un poco hacia abajo.

—Está bien, entonces. Uhm, nos vemos mañana. Adiós. —Tomó el brazo de Logan y salió del edificio pareciendo confundida.

—No sé por qué creo que está celosa —se burló Ally. Yo reí sin humor.

—No tiene derecho ni razón de estarlo.

—Lo sé, pero... —Suspiró—. Olvídalo. ¿Nos vamos de una vez?

—Sí, vamos.

* * *

Llegué a casa y Jan me miró desde el sofá.

—¿Dónde estabas? —preguntó poniendo el televisor en silencio.

—Fui a tomar un helado con una amiga —informé. Me acerqué a su lado y me dejé caer en el lugar acolchado.

—Sí, claro, una amiga —se mofó. Yo reí por el sarcasmo que uso al enfatizar la última palabra.

—Ally es solo una amiga —expliqué.

—Si tú lo dices... —Suspiré frustrado al ver que no me creía y ella rio—. Ya, ya, lo siento. Entonces, la próxima semana es tu cumpleaños. ¿Algún regalo que quieras en especial? —cuestionó. Lo pensé solo por dos segundos.

—Un lugar propio.

—Pero tienes habitación propia...

—No —la interrumpí—. Un lugar propio, lejos de ustedes y sus ruidos en la noche. —Jan me contempló horrorizada mientras sus mejillas se teñían de rojo y yo me eché a reír.

—Tú... Ah... Dean... Oh Dios mío, qué vergüenza —se quejó enterrando el rostro entre las manos. Palmeé su hombro sin poder dejar de reír.

—No te preocupes, siempre me pongo audífonos —dije en un fallido intento por consolarla.

—Oh Dios, no puede ser. ¿Por qué no dijiste nada antes? —Me encogí de hombros y ella gimió apenada—. Créeme, convenceré a Derek de que te renovemos la pequeña casita en el jardín.

—Eso sería perfecto —dije sonriendo agradecido. Jan trató de reprimir un bostezo, pero no lo logró.

—Ay, Dios. Qué cansada me siento. Creo que me iré a acostar, porque estos bebés me drenan las energías. —Se puso de pie con esfuerzo y se acercó a besar mi mejilla—. Buenas noches, Deany. Si ves a Derek dile que su comida está en el horno.

—Está bien. Buenas noches, Jany. Descansa.

Se alejó de mí y subió las escaleras lentamente; por primera vez en el día, me quedé solo con mis pensamientos y sentimientos. Pensé en todo; en Ally, en Jan y su embarazo, en Sam y su extraña actitud... ¿De verdad estaba celosa al verme con Ally? ¿Sentía algo más que amistad por mí o solo no quería verme con alguien más? ¿Sabía cuánto daño le estaba haciendo a Ally por salir con Logan?

Suspiré y froté las manos sobre mi rostro cuando todas las dudas bombardearon mi mente.

«Sam, Sam. ¿Por qué tienes que confundirme tanto?»

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