[4.0] Jimin

Dejó caer bruscamente su carpeta de música sobre la mesa, recibiendo una mirada venenosa de la bibliotecaria, pero la ignoró por completo. Se hundió en su silla, cubrió su rostro con sus manos, tragándose los deseos de gritar, protestar, maldecir al mundo, porque las cosas no habían resultado a su favor.

Una semana más tarde, luego de la llegada de Kim Taehyung al club, fue la audición.
Una semana más tarde fue su nombre y el de su mejor amigo los que encabezaban la lista de los integrantes del coro que serían parte de la obra de navidad. Taehyung había ganado el dueto junto a Jungkook, no él.

Los chicos comenzaron a recibir ensayos extras debido a las líneas en demasía y prontamente Jimin se encontró con que ambos se habían vuelto bastante cercanos, suplicando que se tratara de una mera amistad. Pero no, no fue así, porque fue justamente luego de aquella maldita obra, cuando se encontró a ambos jóvenes tras bambalinas, mirándose como si fuesen únicos en el mundo y besándose amorosamente sólo unos segundos después.

Su mundo se vino abajo.

Apartó las manos de su cara, inhalando y exhalando para no perder los estribos tras aquel recuerdo. Jungkook y Taehyung se convirtieron en una pareja que no disimulaban ni en lo más mínimo su amor y prontamente se encontraron en boca de todos. Jimin sintió que los trozos de su corazón eran pisoteados una y otra vez mientras escuchaba hablar de ambos. Las cosas se volvieron más sombrías cuando algunos hasta dijeron que él estaba pasando a segundo plano.

Para su suerte, su voz siguió siendo una de las favoritas de la maestra de coro y fueron varias las oportunidades donde consiguió hacer dueto con su mejor amigo nuevamente. Lamentablemente, Taehyung también obtuvo bastante importancia a su lado.

Pero eso acabaría, él definitivamente lo destruiría. El buen Kim ya había pasado demasiado tiempo junto a Jungkook, y ahora el joven tendría que volver a sus brazos.

―¿De verdad piensas hacerlo? ―Jimin levantó la mirada, impávido, sin siquiera sorprenderse al encontrarse a Jung ahí, hablándole en voz baja mientras lo miraba con cierta pena. ―Maldición, Jimin, ¿de verdad vas a rebajarte tanto?

El muchacho no respondió, simplemente metió todo a su mochila y se levantó para salir de la biblioteca, sintiéndose medianamente irritado cuando Hoseok lo siguió.

―Son felices, Jimin, y se aman, no hay nada que puedas hacer contra ello ―¿Por qué tenía que decirle tales palabras? No era nada que Jimin no supiera.

―Es su primer amor, Hoseok, sólo eso. Todos sabemos que los primeros amores no funcionan. Yo sólo le estoy haciendo un favor a Jungkook al apresurar esto ―No obstante, Hoseok lo seguía mirando con decepción, y Jimin comenzaba a arrepentirse de contarle su plan.

Esa tarde se publicarían en la plataforma los resultados de la última audición. Tras ello, los chicos de último año de coro y teatro habían decidido hacer una fiesta para celebrar el hecho de que esta sería la última presentación de la cual serían participes. Jimin, claramente, estaría ahí. Y Taehyung también, pues dentro de unos meses se convertiría en otro graduado más junto a él. Un par de copas demás, ciertas sustancias y la ayuda de un tercero, serían suficiente para hacer de Kim alguien que perdiera sus sentidos por completo. Y cuando despertara junto a un desconocido al día siguiente, ya no habría futuro para su relación con Jungkook. Él jamás perdonaría un engaño.

¿Asqueroso? ¿Vil? Probablemente. Pero Jimin estaba completamente enceguecido. Porque Park tenía 18 años, pronto se iba a graduar, y seguía enamorado de aquel niño que a sus 13 había robado por completo su corazón. No dejaría el instituto siendo su amigo.

Su miserable mejor amigo.

―Por favor, Jimin, piénsalo, aún estás a tiempo de detenerte ―Hoseok seguía insistiendo, esperando que recapacitara. ¿Dónde estaba el buen Jimin que era demasiado amable? ¿Aquel que cuidaba de todos, sin excepción? Siempre había tratado a Jungkook con delicadeza, ¿pero ahora sin más le rompería el corazón?

Jimin estaba dolido y harto, Hoseok era capaz de empatizar con él. Sin embargo, ¿no era consciente de cuánto le carcomería la culpa habiendo cumplido su cometido? Jimin no era alguien que erraba y seguía tranquilo y campante, no. Jimin era alguien que lloraba y pedía disculpas apenas notaba que se había equivocado.

―Iré por Jungkook, Hoseok ―Y eso fue todo, de verdad parecía tratar con un imposible.

El más bajo estuvo a punto de irse cuando volvió a escuchar la voz de su amigo.

―Si recapacitas, si necesitas llorar, si necesitas consuelo... búscame, Jimin ―Le pidió. ―Te estaré esperando

Jimin no respondió, sólo volvió sus manos puños y apresuró su paso hacia el teatro donde había quedado de juntarse con su mejor amigo para pasar la tarde juntos, como no hacían desde hace un tiempo.

Para su sorpresa, el teatro estaba completamente vacío y tuvo que revisar el área para dar con el paradero del chico.

Y lo encontró.

En el cuarto de disfraces, un divertido Jungkook hablaba junto a Taehyung mientras revisaban algunas prendas. Contuvo el aliento, intentando calmarse ante la agradable aura que les rodeaba. Todo estaba bien; todo estaba completamente bien. Dentro de unas horas ellos habrían acabado.

¿Pero por qué los estaba espiando, de todos modos? Jimin era, quizás, demasiado masoquista.

―Oh, mierda, ¿esa es la hora? ―El menor observó el reloj colgado en la pared, apresurándose en colgar uno de los disfraces para luego guardar sus pertenencias en su mochila. Taehyung lo miró con curiosidad, terminando de ordenar una fila de pantalones ambientados en diferentes épocas.

―¿Tienes planes?

―He quedado con Jimin ―Jungkook cerró su mochila, llevándola a sus hombros. ―Como hemos estado bastante ocupados con los exámenes y todo, por fin pasaremos algo de tiempo juntos ―Y mostró una sonrisa demasiado dulce, provocando que Jimin también sonriera al otro lado de la puerta.

Pero Taehyung no sonrió.

―Ah... ―La mueca en sus labios denotaba inconformidad, pero no dijo nada más y sólo tomó su mochila ante la mirada curiosa de su novio.

―¿Ah? ―Jungkook se acercó a él. ―¿Qué quiere decir ah? ¿Sucede algo? ―El más alto negó con la cabeza, sin siquiera mirarlo. El menor frunció el ceño mientras tomaba su brazo. ―Taehyung ―Lo llamó por su nombre, haciendo que el mayor suspirara con cansancio y dejara caer su mochila.

―No es nada, Jungkook ―Jimin pudo notar como el agarre de su mejor amigo se intensificaba, exigiendo una respuesta. ―Es sólo... ―Carraspeó, aclarando su garganta. ―En realidad, ¿no pasas demasiado tiempo con él? Me arriesgo a decir que estás con Park tanto como conmigo

―¿Y eso te supone un problema? ―Taehyung por fin lo miró, con cierta seriedad.

―Jungkook, no me malinterpretes, es sólo que... ―Mordisqueó su labio, buscando las palabras correctas. ―Sé que son amigos, ¿vale? Estoy celoso, es verdad, pero no es que planee intervenir en ello

―Y no deberías, sabes cuanto lo quiero ―Jimin contuvo el aliento ante aquellas palabras. ¿De verdad Jungkook era capaz de decir eso aun cuando su novio acababa de expresarle sus celos?

―Y yo te amo a ti, Jungkook ―Taehyung tomó su rostro con una de sus manos, acariciándolo, provocando que a Jimin le dieran escalofríos debido a la intensidad con la que lo miraba. ―Y repito, no intervendré jamás en tu relación con Jimin, jamás haría algo que te lastimara

Decir que Jimin no se sintió tocado por aquellas palabras, era una mentira. Porque sí, el mayor sintió que alguien salía con un bate y lo golpeaba repetidas veces hasta dejarlo tendido en el piso. Tuvo que contener las arcadas mientras veía a su mejor amigo sonreír como un tonto antes de recibir gustoso los labios del más alto.

Y dolió, dolió mucho.
Porque Jimin amaba inmensamente a aquel chico que estaba en brazos de otro.
Porque envidiaba completamente a aquel que le sostenía, lo empujaba hacia sí y lo hacía suspirar mediante un beso que sólo aumentaba sus deseos de lanzarse de un edificio.
Porque Jimin sabía que Taehyung era bueno, lo suficiente para soportarlo a él, el caprichoso mejor amigo de su novio.

Y ahora era capaz de comprender el porqué de la insistencia de Hoseok en abandonar. Ni siquiera podía creer que su seguridad era tan frágil debido a Jungkook.

Dejando atrás la escena de ellos besándose, salió del teatro para tomar aire, sentándose en el pasillo mientras intentaba no llorar. Tomó su celular de mala gana mientras frotaba sus ojos.

―Sí, Jimin, iré a esa maldita fiesta y haré lo que te prometí. ¿Puedes dejar de molestar ahora? ―Jimin se tensó al escuchar la voz de YooHwan. ¿De verdad había caído tan bajo como para recurrir a él, el chico del club de coro que odiaba a Jungkook tras éste arrebatarle los más importantes solos?

―Se cancela, YooHwan ―Cerró sus ojos. ―Sólo... ya no tiene sentido

―¿Qué quieres decir con eso? ¿Cómo que se cancela? ¡Has planeado esto por demasiado tiempo! ¿Estás demente?

Por supuesto que estoy demente, ¿de qué otra forma hubiese pensado en toda esta estupidez?

Pero no lo dijo, sólo cortó. ¿De verdad acababa de mandar su plan a la mierda luego de repetirse mil veces ese día que no daría marcha atrás?

Jimin levantó la vista ante el sonido de la puerta, observando como la pareja salía sonriente y se despedían con un beso en los labios antes de separarse. Se vio obligado a mostrar una pequeña sonrisa en cuanto Jungkook lo visualizó y corrió hasta llegar a él, saludándole como si hubiesen sido años desde la última vez que se encontraron.

―Los resultados salen dentro de una hora, ¿puedes creerlo? ¿Quiénes crees que obtengan el dueto? ¿Y los solos? ¡Es mi última obra contigo, hyung! ―El mayor sólo observó con una sonrisa triste al chico que no dejaba de saltar a su lado como un niño al que le habían prometido ir por un helado. ―¿Pasa algo? ―Su mirada rápidamente se llenó de dudas y sus ánimos disminuyeron al notar que su mejor amigo estaba decaído.

Jimin sólo negó con la cabeza, aun sonriendo, queriendo darle nada más que tranquilidad. ¿Cómo pudo desear por un momento romper el corazón de ese chico?

―Venga, Jiminie, sabes que puedes contarme lo que sea ―Envolvió su brazo, exigiendo su atención. ―¿O estás deprimido porque pronto te vas a graduar? No estés triste, ¡yo también me pondré triste si tú lo estás! ―Jimin lo miró.

―¿Por qué te pondrías triste?

―¿Disculpa? ―El menor lo miró casi ofendido. ―¿Te recuerdo quién soy? Tu mejor amigo desde que tengo 12 años, ese soy yo, Jeon Jungkook. Siempre has estado para mí y yo he estado para ti, o eso quiero creer. ¿No deberías saber en este punto de nuestra relación que mi felicidad depende mucho de que tú estés bien? Así que si vienes a mí con cara de ponerte a llorar, no me queda de otra que ponerme a llorar contigo

―Oh, mocoso, ¿desde cuándo eres capaz de decir cosas tan dulces? ―Se burló, acariciando su cabello mientras el menor le regalaba una mirada dudosa. ―Estoy bien, Jungkook, sólo un poco cansado

―¿Cansado? ¿Deberíamos ir a casa y jugar videojuegos? Está bien si no salimos hoy

―En realidad... ―Jimin se soltó suavemente de su agarre, deseando perder la costumbre de su cercanía, su calor. ―Creo que deberíamos cancelar los planes para hoy

―¿Qué? ―La decepción fue visible en su rostro.

―De verdad quiero dormir, ¿sabes? He estado estudiando para los exámenes, supongo que me he excedido

―Oh ―Jimin tuvo que desviar su mirada al notar la mueca triste en sus labios. ―Entiendo. Descansa, hyung

Se detuvieron en la entrada del instituto, observándose. Jimin finalmente hizo un gesto con su mano, dispuesto a marchar solo desde ahí.

―Hyung ―Lo detuvo la voz de su mejor amigo, pero no se giró a verle. ―Sobre el resultado de las audiciones, sobre el dueto...

―¿Sí?

―De verdad espero que nos lo den a nosotros ―Jimin cerró los ojos, sintiendo sus ojos escocer. ¿Era su idea o la voz de Jungkook estaba rota ahora? Pero no se giraría a verle, no quería verle o terminaría por romperse. Terminaría por envolverle en sus brazos y decirle que lo amaba de manera tortuosa, irremediable.

―¿Por qué? ―Fue todo lo que pudo decir.

―¿Por qué? ―La risita del menor fue apagada mientras repetía esa pregunta. ―Porque cuando ingresamos al club... fuiste la primera persona con la cual canté. Fuiste tú mi primer dueto, hyung. Y ahora que te gradúas... ahora que esta es tu última obra... espero que seamos capaces de cantar juntos una vez más

¿Conmigo? ¿Es conmigo con quien quieres cantar? ¿No con Taehyung? ¿Por qué lo haces más difícil para mí, Jungkook?

Pero no dijo nada, como siempre. Sólo asintió, sonriendo para sí mismo mientras agachaba la cabeza.

―Sí, yo también quiero cantar por última vez contigo, Jungkook ―Admitió, conteniéndose. ―Nos vemos luego, ¿vale?

Y diciendo eso último, emprendió su camino lejos del menor, sin girar a verlo ni una sola vez. Porque si se hubiera dado vuelta, no sólo habría dejado en evidencia sus sentimientos, sino que le habría roto el corazón a Jungkook, pues las lágrimas ya se estaban deslizando por su rostro.

―¿Hola? ¿Jiminie? ¿Sucede algo? ―Hoseok, quien respondió su llamada, parecía alarmado al escucharlo sollozar.

―¿Estás en tu casa?

―Lo estoy

―¿Puedo...?

―Ven a casa, Jimin, sólo ven a casa ―Y Jimin sollozó aún más, cortando la llamada para correr a casa de su amigo. Al menos no estaba solo.

Jungkook vio a Jimin desaparecer de su vista, apartando las lágrimas de sus ojos. ¿Por qué estaba llorando? No lo entendía, pero la sensación de estar lejos de su mejor amigo era algo que le resultaba asfixiante. Pensar que dentro de unos meses ya no estaría con Jimin lo hacía sentir demasiado solitario.

Caminando hacia la parada del autobús, rápidamente la tristeza abandonó su cuerpo y le dio paso a la intriga. Porque ahí, a metros de él, un inexpresivo YooHwan hablaba con su novio, quien mantenía un semblante bastante serio. ¿Qué hacían ellos juntos? Jungkook era demasiado consciente de que el chico sentía cierto recelo por él y, por tanto, por sus allegados.

¿Entonces por qué ahora YooHwan se había girado a verle, haciéndole señas para que se acercara al percatarse de su presencia? Lo sabría, prontamente.

Y aquella tarde, cuando los resultados de la audición salieron a luz, Hoseok dio palmadas en la espalda de Jimin, quien no había dejado de llorar por su amor unilateral. Mientras que en un lugar no tan lejano, Taehyung se hundió en su cama y abrazó a su novio, consolándolo porque una pequeña parte de su mundo se había hecho pedazos.

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