LXXXI - Eres Todo
Jonathan había estado durmiendo con Michael últimamente, se había acostumbrado totalmente a despertar a su lado y crearon una rutina agradable.
Una en la que Jon dejaba a Cherry en la escuela, después a Michael en el trabajo.
Estaban turnándose en elegir el lugar para dormir, todo dependía del trabajo del abogado.
Hoy era otro día igual, sólo que Michael esta vez tendría que salir más temprano de lo normal.
Por lo que se despertó de forma sigilosa, aunque una parte de él quería seguir estando entre los brazos de su novio.
Jonathan después de unos minutos sintió la ausencia de Michael, abrió los ojos, se sentó en la cama y lo observó vistiéndose.
—Amor ¿Ya te vas?
—Sí, por qué he pedido que me den el día Viernes para que tú y yo pasemos una mañana juntos.
Tengo ganas de quedarme dormido hasta tarde al lado tuyo, por ello, haré un par de horas extras para suplir las horas faltantes del día extra que voy a tomar.
—Entiendo, entonces nos vemos al rato.
El contador se levantó de la cama y el abogado sintió una sensación en su cuerpo al ver a su novio, él estaba sin camisa y sólo traía puesto el bóxer.
Desvió la mirada para no observarlo de cerca, de lo contrario, no creía que pudiera irse al trabajo.
Jon solamente lo ayudó con la corbata, seguido de ello le dió un beso en los labios.
—¿Hoy no desayunas con nosotros?
—No, cariño, me compraré una galleta de avena, no te preocupes, te amo.
El contador abrazó a su novio, después se hundió en su cuello, dándole un par de besos, luego le dió un último beso en los labios, era hora de dejarlo ir.
—Te amo también, llámame.
—Claro, mi amor.
Michael salió de la habitación, fue a despedirse de su suegra, y observó que Cherry acababa de despertar.
Ella saludó a ambos aún estando adormilada, así que el abogado sólo puso su mano en el cabello de la niña a forma de despedida, debía de irse al trabajo para hacer ésas horas extras.
Estaba ansioso de pasar tiempo a solas con Jonathan, aunque fuera el Viernes en la mañana.
Cherry lo vió irse hasta la puerta, aquello llamó su atención, por lo que fue tras él.
—¡Todavía no estoy lista!
—Lo sé, es sólo que…
Miró los ojos de Cherry, eran iguales a los de Jonathan, ella era igual de difícil, imposible decirles que «no» a los dos.
Se puso a su altura y le habló de nuevo.
—Me tengo que ir, pero vendré más tarde.
—¿Peleaste con papá igual qué los abuelos?
—No, nunca.
Cherry tomó al abogado de la mano y lo llevó hasta la cocina, ahí se acomodó en una silla y cerró los ojos, aún estaba un tanto somnolienta.
El hombre de ojos aqua simplemente se resignó, aunque no podía seguir así, extrañaba conducir su coche. Y también quería un momento a solas con su pareja.
Necesitaba tenerlo a él, aunque fuera 1 hora del día, en un sitio en el que pudiera dejar de callar su voz.
Sin embargo, sabía que con la rutina de Jonathan era un tanto difícil lograr algo como ello, tenía que adaptarse.
April miró a Michael por un momento, después le hizo saber una realidad.
—¿Cómo te sienta la vida de padrastro? Es un tanto difícil, pero te acostumbrarás, sé que lo lograrás, Michael.
—Sí, es lo que espero.
El abogado ayudó a April con el desayuno y el lonche de Cherry, había ciertas cosas que debía aprender si quería formar parte de la vida de la niña.
También su suegra le mostró como debía peinarla para mandarla a clases.
De algún modo la madre de Jon estaba orgullosa, pero a Michael le daba temor lastimar a la niña con el cepillo.
Cherry estaba lista más temprano de lo normal, casi siempre debía esperar a que su padre terminara de hacer ejercicio en la caminadora, luego que se metiera a duchar.
Lo único que si, es que desayunaban juntos todos en la mesa.
El hombre de ojos aqua fue a buscar a su novio, para que desayunará con ellos.
Por lo que el contador le sonrió al verlo otra vez.
—Sabía que no te irías.
—No lo puedo creer, 07:30 am y tú en la caminadora, eres increíble.
—¿Y cómo crees qué mantengo el cuerpo qué tanto te gusta?
Jonathan le guiñó el ojo y Michael se sonrojó, en definitiva no podía con ése hombre.
Tenía puesto un short y una camisa ajustada de tirantes, aún así se veía demasiado bien.
Conocía su debilidad, sabía usarla en su contra, no sabía cuanto tiempo más podría aguantar sin tocarlo.
Únicamente trago saliva, después le dió una toalla.
—Te espero en el comedor.
—Sí, ya voy, mi amor.
El contador si pudiera lo abrazaría, pero no quería ensuciar el bonito traje que su novio traía puesto, se veía bien con el, sólo que estaba mucho mejor sin ropa de por medio.
Jonathan finalmente se metió a la ducha, el agua a pesar de ser fría, la sentía caliente, tenía ganas de estar con su novio.
Sólo que últimamente el hacerlo en casa, estaba costando demasiado, ya no podía callar los sonidos de su pareja, ni tampoco podía mantenerlo con una de sus manos sobre su boca.
Ésos sonidos merecían ser escuchados.
Salió de la ducha con ello en mente, se vistió, después se dirigió hasta el comedor dónde estaban todos.
Saludo a Cherry, a su madre, y a Michael solamente lo tomó de la mano por debajo de la mesa.
El hombre de ojos avellana, también escuchó el relato de April y Cherry sobre cómo su pareja les había ayudado esta mañana.
Aquello le generó un nerviosismo al abogado, quién solamente estaba con la mirada fija en la mesa.
Jonathan no quiso hacer escándalo al respecto, estaba feliz de oír lo que hizo su novio, pero también conocía ése lado introvertido de su pareja, así que no lo quería poner en una situación más difícil en la que ya estaba, por lo que cambio de tema, luego le agradecería en privado.
Únicamente acarició su pierna en modo de hacerle saber que no tenía porque estar nervioso, todo estaba bien.
Michael le ayudó a la niña a subir al auto, y le puso el cinturón.
Después al llegar a la escuela, la ayudó a bajar, también cargo su mochila hasta la entrada, y finalmente se despidió de ella.
Al entrar al auto de nuevo su novio lo recibió con un beso y un «gracias», pero él solamente se hundió en su asiento.
No sabía cómo reaccionar ante esas cosas, era pésimo.
El trayecto hacía el trabajo del abogado fue un tanto silencioso, había estado tratando de ocultar lo rojo de su rostro, Jonathan lo seguía poniendo nervioso.
Al llegar a las oficinas de L&B, el abogado le dió un beso a su pareja, estaba listo para bajarse, pero el contador lo detuvo.
—Mi vida, sé que quieres pasar tiempo a solas conmigo, también tengo ganas de que estemos juntos en privado.
—Es que en sí… con todo lo que ha pasado, hace mucho que tú y yo no tenemos una cita.
Tengo ganas de que salgamos los dos juntos, aunque sea antes de medio día.
Ir tal vez a almorzar, regresar a casa y que me hagas el amor.
—Suena como un excelente plan, me encantaría.
Michael entrelazó sus manos con las de Jonathan, seguido de ello le dió un beso.
—Amor, te confieso que aunque nos ha faltado tener nuestras citas románticas, me la he pasado muy bien últimamente, el dormir a tu lado… es increíble.
También me ha agradado pasar el tiempo contigo y la niña.
—Te agradezco que involucres a Cherry, significa mucho para mí que hagas el intento de convivir con ella.
Michael, no sabes lo enamorado que estoy de ti, por ello, de una vez te hago saber que renuncio a dormir sólo, no dormiré sin ti nunca más.
Y cuando menos te lo esperes, estarás casado conmigo.
—Así será, querido. Yo también lo deseo.
Me he acostumbrado totalmente a tu cuerpo, a sentir tu piel, y sobre todo a tener tus manos sobre mí, que no creo poder prescindir de ello.
Ya me tengo que ir, nos vemos en un rato, te amo, Jonathan.
—Y yo a ti, mi amor.
Se despidieron con un beso, Jonathan se fue hasta que observó a su novio entrar a la oficina.
Al no tenerlo cerca volvían todas sus preocupaciones, estaba cuestionandose por el tema de la gasolina, entre otras cosas esenciales para su vida.
Tenía la tarjeta de Michael aún, pero no sé atrevía a usarla, únicamente la uso en su momento para comprar el oso de peluche para su hija.
No sé creía capaz de usar el dinero del abogado, tenía que ver la forma de conseguir empleo.
Jonathan regresó a casa, al llegar se estiró un poco, se deshizo de su camisa, después se subió a la bicicleta spinning, se quitaría el estrés con ejercicio.
A medida que seguía con el ejercicio, estaba pensando seriamente en salir a tocar con el saxofón en las calles para conseguir unas monedas, aunque estaba seguro que el hombre de ojos aqua no lo permitiría.
Sin darse cuenta estaba pensando en el abogado de nuevo, y pensó en que hace bastante tiempo que no le llamaba a su pareja por videollamada, por lo que decidió hacerlo, tal vez el hablar con él, lo haría sentir mucho mejor.
Michael sonrió al verlo, estaba con una pluma sobre unos documentos, pero aquello había dejado de tener interés al ver a Jon.
—Hola amor ¿Qué haces? ¿Estás muy ocupado? No sabes como te extraño, Michael.
—Finanzas —murmuró—. Pero… voy a salir ahora, tomaré un taxi. Te veo en mi casa.
Y colgó, Michael ahora pediría un taxi, tenía ganas de estar con Jonathan.
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