LXXVI - Únicamente Tuyo
Jonathan espero a Michael un poco más, quería darle un beso antes de marcharse, no podía irse sin verlo.
Cuando entró, lo abordo con una sonrisa, con aquella que adoraba tanto el abogado, él enseguida le correspondió de inmediato.
Parecía que los dos no sé habían visto en días, definitivamente se extrañaron, aunque era relativamente poco el tiempo que pasaron sin verse.
Spencer tuvo que detenerse por un momento, quería ver más de cerca aquella sonrisa que lo volvía loco.
Amaba los ojos avellana de su novio, su calidez, y la forma que tenía de reír.
—¡Hey! Hola, bebé —dijo con voz suave y luego lo rodeó entre sus brazos—, te he estado esperando.
Me hace tan feliz verte, me encanta sentirte conmigo, no sabes cómo te extrañe.
—Jonathan, cariño ¿Qué tal te fue?
—Éso no importa, sólo quiero que me beses, necesito sentirte a ti.
Mi amor... te juro que algún día serás mi esposo, bebé, dime que sí.
Deseo escucharte decir “sí”, “seré tuyo”, sabes que amo cuando me lo dices, más cuando te oigo decirlo estando arriba de mis piernas.
Yo, te amo, Michael, te amo.
Aún no le dejaba cerrar la puerta del todo, el abogado solamente se echó para atrás, tratando de cerrar, le era difícil mantener la calma con su novio encima.
Le siguió un momento con los besos, luego sintió como el contador lo mordía suavemente en el cuello, siempre lo hacía cuando estaba tenso.
—Amor, te quiero escuchar.
—Sí, soy todo tuyo, éso ya lo sabes —respondió con voz suave mientras lo abrazaba—, no tengo duda alguna de que quiero estar contigo.
Y algún día… estoy seguro de que tú y yo tendremos al menos una unión civil.
—Quiero que duermas conmigo, necesito sentir tu cuerpo junto al mío, solamente tú acabas con mis noches de insomnio.
Aunque no quisiera dormir demasiado, no debo soñar tanto, por qué me perdería más tiempo de ti.
Michael sintió su corazón latir al oír la voz de Jonathan hablarle al oído, una voz tan baja, pero profunda, junto con el sonido ronco al terminar las frases, no podía estar más ansioso.
Cerró los ojos y se aferró a él, lo besó, después vió sus ojos avellana, sus labios, él era todo lo que quería.
—Jon, siento que me dejas sin aliento, aquí no me hables así, por favor.
Tu voz me pone nervioso, el oírte hablar, no lo sé, enciendes algo dentro de mí.
—Entonces déjame seguir hablándote toda la vida.
El contador lo recargo más a la puerta y lo besó, por lo que el abogado se abrazó más a su pareja, aferrándose por completo, tenía la respiración agitada.
—¿Te acuerdas cuándo me mencionaste qué querías conocer mi oficina de cerca? ¿Lo recuerdas?
Ahora puedes hacerlo, tú mi vida, eres libre de estar aquí tanto como quieras.
—¿Y qué tanto puedo ver de aquí? ¿No tienes nada qué ocultar?
—No que recuerde, pero en mí defensa, no paso mucho tiempo aquí, me he concentrado en otras funciones dentro de la firma.
—Ya veremos.
Jonathan siguió el mismo recorrido que antes, mientras su pareja lo seguía de la mano, de vez en cuando situándose por detrás y abrazándolo.
El contador llegó hasta la gaveta, luego saco ésa fotografía del abogado con su ex novia.
Michael no le tomó tanta importancia, simplemente lo distrajo con un beso, aprovechó a sacar la foto del marco, luego rompió la fotografía.
A su novio lo llevó hasta el sofá que tenía y lo hizo sentarse, posteriormente subió arriba de sus piernas.
—La verdad es que me había olvidado por completo de ésa foto —afirmó con seguridad—, te aseguro que en mi casa no hay ninguna, me he deshecho de todo lo referente a Sara.
Quiero que sepas que la última vez que vi ésa fotografía... pensé en ti, puedo asegurarte que mi subconsciente dijo tu nombre.
Fue la primera vez que te llamé por videollamada, tú, amor, estabas entrando en mi alma.
Pensaba en ti a menudo, no sabía si se debía al odio, el rencor, el despecho, o cualquier otro sentimiento negativo que pude llegar a sentir por ti.
Quizás era por tu voz o tu cuerpo, no lo sé, querido.
Hoy todo lo que sé, es que te amo.
No estoy confundido, me gustas tú, todo lo que eres, me encanta tu cuerpo —mencionó en voz baja mientras mordía sus labios—, tu voz, tus besos, me gusta todo de ti.
Disfruto de cómo me haces el amor, la forma en la que me tocas, todo.
Contigo quiero probar nuevas cosas, deseo que me toques siempre, sigue metiendo tus manos dentro de mi ropa, follame tanto como puedas, Jonathan.
Nunca creí que me enamoraría así, menos de ti, eras tan prohibido y hoy eres mío, no de ella.
—Michael, amor, eres tan lindo.
Descuida, voy a tocarte y hacerte mío, toda la vida, te lo prometo.
Mientras te tenga a ti, lo tengo todo, confío plenamente en que me amas, tanto como yo a ti.
Los dos nos amamos tanto, que alguien como Sara no podrá arruinar nuestra relación.
Esta vez Jonathan lo besó, después se quedó un momento recargado en su pecho, abrazándolo por la cintura.
Sin embargo, Michael continuó buscando sus labios, quería probar más de él.
—Jonathan, dime que prefieres mis besos, necesito saber si me prefieres a mí.
A veces odio recordar el pasado, toda ésa angustia, creyendo que no podrías ser mío, pensando en que la besabas y le hacías el amor, no quiero pensar en ello, pero no puedo evitarlo.
Me sienta tan mal imaginarlo, no sabes las veces que soñé con éso, es una tortura bastante cruel.
Mi amor ¿Por qué tuvo qué aparecer Sara otra vez? ¿Por qué le quiere hacer saber al mundo qué estuviste con ella?
Niega su existencia, di que no la conoces, finge que has estado conmigo nada más.
Me moriré de los celos, pero no puedo evitar que te relacionen con ella, ni con otras mujeres.
Amor, permítele saber al mundo que Sara se equivoca, que las personas sepan que soy tuyo y que tú eres mío.
Bésame mucho, Jon, bésame en las calles, tómame de la mano, quiero tener ése lugar junto a ti.
Vivamos juntos, recíbeme en tu cama, ámame, mi vida. Quiero que me ames.
—Ya te amo, Michael, éso no lo dudes.
Sí, bebé, amo tus besos, te amo a ti, te elijo a ti, una y otra vez.
Deja que pase la tormenta, es importante que no te relacionen conmigo por ahora, no quiero afectar tu carrera.
Al menos debemos de mantener un bajo perfil, por ahora.
—No me importa mi carrera, me importas tú, sólo tú, mi amor.
—Me fascinas.
El abogado sonrió, después mordió sus labios, seguido de ello se acomodó de mejor forma en las piernas de su novio.
Lo abrazó y sintió sus mejillas tornarse de carmesí, no sabía cómo decirle lo que estaba por decirle.
—¿Estaría mal sí no sigo mis propios consejos? ¿Cierto? Bajo perfil, eh.
Al menos aquí puedes besarme, aquí en las instalaciones hay confidencialidad.
Acá todo el mundo trae a sus parejas, más a la hora de la comida, bueno, a veces, quizás vienen de vez en cuando.
Pero… todas, todos, ellos… —trago saliva, y continuó—, son parejas… que se despiden o se reciben con un beso.
—Amor, sabes que me tengo que ir, debo de ir por Cherry, pero vendremos por ti para ir a comer.
Y tranquilo, he captado el mensaje.
—Estaré esperando por ti, Jon.
Se dieron un último beso antes de abrir la puerta, pero esta vez Jonathan jalo a Michael hacía afuera y le dió un beso corto.
Al contador le pareció sentir una sonrisa en medio del beso.
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