LXXIV - Excusas

Michael & Cherry, se habían ido en el carro de Jonathan, ahora el abogado no sabía cómo regresaría a casa, probablemente debía conseguir un coche de alquiler, aún así valdría la pena el pasar más tiempo con su pareja y la niña.
Era una oportunidad única de unirse a los dos, buscando crear una rutina que fuera permanente.

Fue un camino agradable a la escuela.

Michael se bajo con Cherry del auto y le ayudó a cargar la mochila, luego la llevó hasta la puerta de entrada.

Sabía que Jonathan tenía miedo de ser reconocido en la escuela de su hija, las cosas no serían igual en lo que durará el proceso.

Cherry lo tomó de la corbata, después Michael se puso a su altura, la niña quería preguntarle algo.

—¿A dónde iremos hoy?

—Tú dime a dónde quieres ir y yo te llevaré junto con tu papá.

—Quiero ir a ver las cosas que compramos en el centro.

—Las verás hoy, te lo prometo.

El abogado se despidió de la niña, no sé fue hasta verla entrar, después regresó con su pareja.
Le dió un beso y se recargó en su hombro, hoy sería un día complicado.
Jonathan tenía una cita con Carnaghi, mientras que él tenía una reunión con los demás socios de la firma.

Hoy sería cuestionado por todo, también debía entregar números, dar nombres de los asociados que estaba supervisando, entre otras cosas.

—Cariño, si me llegas a necesitar, llámame.
De todas formas no hay nada de que preocuparse, estoy seguro de que Andrés te tratará bien.

—¿Cómo lo sabes?

—Yo sé que Carnaghi no dejaría pasar una oportunidad como esta, menos si se trata de quedar bien con mi padre.
Así que por ése lado mantente tranquilo, Andrés será bastante profesional contigo.

—¿Mi suegro?

—[...] Ah, sí.

El abogado giró su vista hacía la ventana, no sé había detenido a pensar en ello, ni siquiera le había comentado a su padre acerca de su relación con Jonathan, solamente lo básico por teléfono, nada relevante.

Descuida mi vida, entiendo que no quieras presentarme.
Actualmente soy la persona más odiado de las redes sociales y de medio Italia, totalmente comprensible tus reservas para hablarle a tu padre sobre mí.
Súmale que soy un hombre, no solamente éso, tengo una niña que me necesita 24/7.
Michael, sé que soy un caso totalmente perdido, más al lado de ti.

—Jonathan, mi padre ya sabe que existes —afirmó mientras lo tomaba de la mano—, él sabe que eres importante para mí.
No me molestaría decirle que eres mi novio, estoy más que feliz de estar contigo y ser tu pareja.
Es sólo que digamos que mi padre no es el hombre más accesible del mundo. Yo, hablé con él brevemente sobre ti por teléfono, específicamente de los problemas con Sara y le advertí que ni se le ocurra representarla.
Amor, te prometo que haré el intento de cuadrar con él para que lo conozcas.

—No es necesario, sé que no te llevas muy bien con él.

—Éso no lo voy a negar —respondió con sinceridad—, pero si en algún punto, tú y yo... nos casamos, creo que mi padre debe de saber quién será mi esposo.

—¿Aún después de todo lo qué ha pasado? ¿Todavía quieres casarte conmigo?

—Sí, aunque como te he explicado, es más un hecho totalmente simbólico, no es posible un matrimonio tal cual, al menos no en este país.

Jonathan se esperó hasta la luz roja de un semáforo para cortar a Michael y la plática de los temas legales, lo logró con un beso.
No le desagradaba la idea de irse a otro lado para casarse como tal.

—Eres mío de todas formas.
Amor, no te preocupes por los temas sociales.

—Entendido.

Y volvió a besarlo.

Al llegar al despacho, Michael bajó primero, después espero a Jonathan para tomarlo de la mano.

De verdad el contador no quería involucrarlo de manera pública, ni hacerle pasar malos ratos, menos por su situación actual, pero así era su novio.
Jon se quedó un momento mirando la gran estructura y recordó un par de cosas del pasado, luego abrazó a su pareja de la cintura, quién también miró hacía arriba.

Había tanto que recordar.

—Pasé de acompañarte con mi voz al trayecto de tu trabajo, luego a ver las instalaciones de este despacho por videollamada, después vine a buscarte aquí.
Y ahora estoy de nuevo en este lugar, pero esta vez siendo tu novio, es sorprendente cómo pasa el tiempo.
Me gustaría volver aquí en un futuro, sólo que estando ya casado contigo.

—Dalo por hecho.

Faltaban diez minutos para las diez, más les valía correr o en definitiva tendrían problemas con Carnaghi.

Los dos caminaron con las manos entrelazadas, y el contador no pudo evitar sentir unas miradas encima.
Algo a lo que el abogado estaba más que acostumbrado, era natural debido a su posición en la firma, sus pasos eran vigilados con lupa.
Natural para él, no para Jon, fue incluso sorpresivo cuando al llegar a la oficina de Andrés, su pareja decidió despedirse con un beso.

—Te amo, Jon.
Estaré en junta, de todas formas si me necesitas, vendré corriendo hacía ti.

—Y yo a ti.

En definitiva, el contador no quería entrar ahí, pero su novio tocó la puerta por él y lo hizo pasar.

Ahora le tocaba a Michael correr, ya que tenía junta, miró a Patrick esperándolo con un eminente «vas tarde», lo sabía, no era necesario que se lo dijera.

El CEO y fundador de la firma estaban en la sala de juntas, junto con el director de la firma, además el resto de socios, desde el nivel más bajo, hasta el más alto.
Debió disculparse, solamente faltaba él en llegar, todos ya estaban ahí.

Michael tenía que haber llegado más temprano el día de hoy, pero no tenía una excusa alguna.

—Spencer, dígame ¿Su secretaria no le notificó de la junta?

—Buenos días, señor.
Sí, mi secretaria me lo hizo saber, es sólo que estoy en el proceso de querer adoptar a una niña y me debo de involucrar más con ella, especialmente en las mañanas, que es cuando hay que llevarla a la escuela.

—Ahorrese las excusas, llegó tarde.

No discutió más con el Director de la firma, no tenía caso estarse peleando con él, menos en frente del CEO.

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