CXXXII - Vida

Michael, Jonathan, Judy, habían pasado el día en el sofá viendo películas infantiles, comiendo palomitas y pasando un rato agradable.
Jon había terminado con sus brazos un poco entumecidos por abrazar a lo que él llamaba sus “dos amores”.

Cuando dieron las 09:00 de la noche, el ex contador preparó la ducha para Judy, mientras que al salir la niña de bañarse, Michael ayudó a peinar a la niña. Y ella le pidió que la cargará, así que Jonathan no tuvo más remedio que leer el habitual cuento en el sofá.
Su prometido arrulló a la niña entre sus brazos, al dejarla dormida, se la entregó. 

Ahora estaban a solas en el sofá, ambos se fundieron en un beso corto. 
Empezaron con caricias sutiles, al aumentar el ritmo, los dos novios se marcharon a su habitación.
Tomaron una ducha juntos en medio de besos y caricias.
Michael al salir de la regadera se vistió con una camisa de Jonathan, por debajo usó un ligero de encaje negro para dormir, sabía que a su prometido le gustaría.
Mientras tanto su novio continuaba dentro del baño, arreglándose la barba, ahora solamente al abogado le restaba esperar.
Y al verlo salir le quitó la toalla que traía puesta.

El hombre de ojos aqua miró a Jon, había dejado su barba recortada, miró las gotas que bajaban de su cabello, llegando hasta su pecho.
Le sonrió, luego le hizo una petición.

—Túmbate en la cama, por favor.

—Sí, ya voy amor.

—Hay algo que quiero probar contigo, pero te pido que no me toques por esta noche, estoy un poco cansado y mañana tengo que llegar temprano al trabajo. 
No dejemos que esto se salga de control. 
Te amo, y te deseo como no tienes idea, eso no lo dudes jamás. 
Te confieso que sigo un poco adolorido, cariño.

—Como tú órdenes, cielo.

—Ese es mi hombre. Te amo.

Jonathan notó los ojos somnolientos de Michael, se notaba que estaba a punto de quedarse dormido, aún así se recostó encima de él, comenzó a besarlo por el cuello, y le fue inevitable tocarlo. 
El abogado se mordió los labios, se levantó, y fue por una de sus corbatas para atar las manos de su prometido, una vez que lo hizo, continuó con su camino de besos. 
Estuvo concentrado en lamer y besar el pecho de su amado, concentrándose en sus botones, descendiendo hasta su abdomen, de ahí llegó a la parte que más deseaba, aquella zona baja. 
Trago saliva al verlo, pero era demasiado tarde para retractarse, así que jugó un poco con la hombría de su pareja, tomándolo por completo. 
Lo tocó, beso, y probó entero, humedeciendolo por completo, llenándose de este a través de su garganta. 
Se concentró en la punta, era como succionar una fresa, pasó su lengua por el contorno, probando en círculos, luego volviendo a ingresarlo por completo dentro. Curiosó también con las esferas, probandolas por primera vez, observando el rostro de su prometido, era algo nuevo para él y quería guiarse por sus reacciones.

—¿Qué haces, mi vida? Michael, bebé —mencionó con voz temblorosa—, hey, amor… 

—Quiero probar las mieles de la vida de casado, Jon.

—Eso no es miel. 

El saxofonista arqueo su espalda, sintiendo su respiración aumentar, perdiéndose por completo en el momento. En lo que su adorado chico de ojos aqua volvía a hablarle.

—El sabor es suave, un poco dulce. Y tienes mucho de ello para mí, querido. ¿Te molestaría darme un poco? 

—[...]

Michael sonrió dulcemente al ver a Jon morder sus labios, así que volvió a lo suyo, y al sentir el líquido bajar por su garganta lo liberó. Por consiguiente, desató a su novio, luego se puso encima de él, estando sobre su pecho.
El dormir cerca del pecho de su novio era como estar en una almohada felpuda y le hacía feliz tenerlo de almohada.
En cuanto a Jonathan, aún estaba tratando de recobrar la normalidad de su respiración, a la vez que acariciaba el cabello de su prometido, abrazándolo entre sus brazos.
Su amado se había acomodado encima de él, ahí notó lo ligero y delicado que era, porque encajaba perfecto sobre su cuerpo. Parecía un pequeño minino acomodado sobre su pecho.

Sintió el bulto sobresaliente entre ambos y lo miró. 

—Bebé. 

—Cariño —respondió dulcemente—, me gustas. Me sigues gustando como el primer día. Y quiero saber si te gusto también. Jon —se levantó y se acomodó encima de las piernas de su prometido—. 
Amor, mi rey hermoso, te amo. 
Cada vez me siento más libre de probarte, realmente te deseo, Jonathan. 
A veces me preguntó ¿cómo puedes fascinarme tanto? Amo esto —mencionó hundiéndose en pecho, luego tocó su hombría—, esto también, tus manos, y tus besos, me encanta como besas. 
Estoy enamorado, muy enamorado de ti. 

La voz de Michael fue haciéndose cada vez más ronca, después tomó una de las manos de su prometido y la llevó hasta su cuello, de ahí la pasó por el resto de su pecho. Sus mejillas comenzaron a encenderse, trago saliva, después volvió a tocar a su prometido. 
Y Jon escuchó como la respiración del abogado aumentó, así que le dió un beso, para posteriormente levantarle la camisa que le quedaba como pijama, luego trató de ingresar en él de manera lenta.

—Espera, querido. Jon, quiero repetir lo de la otra noche. Necesitas mantenerme callado, tú sabes cómo hacerlo. 
Quiero sentir tu barba pegada en mí —susurró en su oído—, me puse un encaje negro para la ocasión, no te molestará llegar.

—Ven aquí, mi vida. Acomodate, déjame ver qué tienes para mí.
Te compraré más ropa, o no podrás modelarme en nuestra noche de bodas.

—Usaré lo que quieras, amor.
El probarte a ti es estar en el cielo, vale la pena rendirme ante ti.
Tienes mi amor, siempre lo tendrás y mucho más, todo. 
Querido, si pudiera darte un bebé te lo daría, pero no puedo, solamente puedo darte mi amor incondicional. 
No puedo albergar nada de vida dentro de mí, pero si ser tu contenedor especial. 
Descárgate en mí, cariño. 

—Eres más que eso, amor mío. 
Tengo todo teniéndote a ti —respondió con amor—, tú… eres mi vida entera.

Los dos volvieron a besarse, sonriendo en medio de su unión.
Estaban explorando una faceta más, ésa de hablar y conversar de todo un poco antes de dormir. 
Ambos sentían que podían decirse todo, especialmente Michael, que últimamente había tomado más confianza, estaba comenzando a decir lo que pensaba.

—A veces siento que esto —lo apretó en la zona baja de su hombría—, es una fresa que desprende su jugo sabiéndolo sacar.

—¿Miel? ¿Fresa? Ahora me la pensaré dos veces antes de ingerir dichas cosas. 

—¿Te imaginas un día antes de hacerlo darte solamente fresas? ¿Tendrás el sabor? 

—Existen preservativos de sabores.

—No, prefiero el licuado, Jon.

—¿De dónde ha salido toda ésa confianza qué me tienes últimamente?

—De ti, te recuerdo diciéndome que te pidiera lo que sea, oírte mencionar que podía decirte cualquier cosa, sobre todo que tenía la libertad de tocarte —le sonrió—. Y estoy cómodo contigo, me siento libre. 

—Sí, lo recuerdo. Sigue sintiéndote cómodo, mi vida. Te amo, bebé.

—Te amo mucho más, Jonathan.

El reloj siguió avanzando, ambos se acomodaron en posición correcta, cabe mencionar que Jonathan se mantuvo apoyado en la almohada y recibiendo otra perspectiva del cuerpo de su prometido, observado de cerca aquél encaje negro sobre su cara. 
En ésa posición podía no solamente complacerlo, si no que lograba abrazar sus piernas y acariciar su espalda. 
Sobre todo era bastante cómodo no tener que preocuparse por los sonidos de la boca del abogado, pues esta, era ocupada de forma natural. 
Y para Michael el sentir las suaves manos de Jonathan encima de él eran una bendición, amaba sus manos sobre él. 
Al sentirse llegar se separó, y se acomodó encima, observando esos ojos avellana que tanto lo habían enamorado, perdiéndose en verlo. Amaba sus ojos que lo miraban con un amor profundo, tan profundo como lo que tenía encajado detrás. 
Jon continuaba masajeando la parte de debajo de su espalda baja, abriéndolo y embistiéndolo suavemente a medida que lo besaba. Seguía mirándolo con devoción, correspondiendo su amor. 

—Querido, no respondiste la pregunta de hace rato. ¿Te gusto? Jon, dime. 

—No puedes dudar de eso, ni del deseo que siento por ti, mi vida. 
Me encantas, amor mío —suscitó con voz suave entre besos—. A ti, te amo con locura, te adoro, mi cielo. 
Gracias por llegar y por mantenerte conmigo a pesar de tanto odio. 
Solamente tú has visto a través de mi alma, me conoces, sabes quién soy, aún a pesar de ello me amas tanto. 
Tú, iluminas mi vida, eres un sol. 
Michael, amor… me fascina tu cuerpo, tus besos, amo el brillo de tus ojos, amo tu entrega total hacía mí. 
Te pido que sigamos con la unión de nuestros cuerpos —le pidió con amor mientras lo abrazaba—, vamos, funde tu alma con la mía por la eternidad.
Quédate por siempre, envejece conmigo, que te entregaré mi vida entera. 

—Seguiré tu voz, y tu alma dónde sea, cariño mío. A ti te diré siempre que sí.
Amorcito, estamos a un paso de limpiar tu nombre, haré lo que sea necesario para que el mundo conozca el ser excepcional que eres, querido.
El fin de la calamidad esta cerca —aseguró—. Nos iremos de aquí, e iremos a un lugar en el que pueda amarte sin límites y tener una familia ideal contigo.
Voy a procurar hacerte feliz, tendremos una buena vida juntos, Jon.

Ambos tenían buenos deseos para el futuro, los dos esperaban tener una vida tranquila.
Continuaron con un par de besos, después Jonathan se sentó en la cama e hizo que Michael se sentará sobre sus piernas, estando en ésa posición se abrazó a él, lanzando suaves suspiros, y adorándolo por completo.

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