CXXIX - Velas & Amor
Michael se puso la camisa de vestir de Jonathan y un pans de él, se veía bastante holgado debido a la diferencia de tallas entre ambos.
Antes de salir de la habitación se dieron un beso intenso, luego ambos bajaron.
Y el abogado había recibido la advertencia de portarse bien con Riley por petición de Jonathan.
—Hola, Pat. ¿Qué sucede? ¿Pasó algo en la oficina?
—No, nada, lamento venir a esta hora.
Es sólo que quisiera hablarte de algo que me ha estado molestando.
—Descuida, permíteme un momento. ¿No quieres un vaso de agua o algo de tomar?
Riley negó completamente, su intención no era durar demasiado ahí, sin embargo Michael si quería algo.
—Amor —le llamó a Jon—. ¿Podrías traerme una copa de vino?
Jonathan había escuchado a Riley, aún así se encargó de llevar una charola con una jarra de agua y un vaso (cosa que él agradeció). También le entregó a Michael la copa de vino, y él le respondió con un «gracias, mi amor».
—Trataré de ser breve, Michael.
Sé que no somos precisamente amigos y de antemano conoces mi amistad con Sara, pero aún así debido al tiempo de conocernos quería ser prudente contigo.
He estado empezando a pensar en la probabilidad de darme una oportunidad con ella. ¿Qué piensas al respecto?
—Uf, hombre, no sé que decirte.
Personalmente no tengo problema alguno en qué salgas con ella.
Sin embargo tú has hecho demasiado por mí, que me veo en la necesidad de advertirte. Sara es una mujer hermosa, cualquier chico estaría feliz de salir con una mujer como ella.
Es la chica perfecta en todos los sentidos para un ámbito social. En la vida cotidiana es un dolor de cabeza, es caprichosa, manipuladora, y suele minimizar bastante al resto de personas.
Aunque intuyendo sobre la mesa, si la usarás para lo que creo, es perfecta para ti.
Luce excepcional con vestido rojo, especialmente con aquellos con abertura, es una mujer super sensual, es hermosísima. Y el verla con lencería es una maravilla, es la chica que le causa envidia al resto, ideal para cualquier evento social, a ella le encanta resaltar.
Es imposible no mirarla, no desearla, y no caer rendido a una mujer como ella.
Tiene unas piernas bellísimas, su pecho es voluptuoso, sus ojos encantan a cualquiera, además porta una elegancia sin igual.
La chica con la que todo hombre sueña, pero que a la hora del divorcio, será un dolor de cabeza.
Sintió la mirada pesada de Jonathan, así que volteó a mirarlo, el saxofonista levantó las cejas y cruzó los brazos, entonces Michael volvió a hablarle a Riley.
—De igual forma a mí no me gustan las mujeres —mintió—. Además la belleza no lo es todo, es más importante encontrar a una pareja de vida, como yo, que tuve la suerte de encontrar a Jon.
Ah, bien, me refiero a que salgas con ella si quieres, pero no la tomes en serio, si no, ten por seguro que te joderá la vida.
Y más tarde que temprano, ella encontrará la forma para manipularte.
No vale la pena, por muy bonita que sea.
Eres un buen hombre, mereces una mujer mejor que Sara, estoy seguro que encontrarás a alguien mejor.
Tardará lo que tenga que tardar y llegará en el momento correcto.
Yo no pensé que encontraría el amor de mi vida a los 32, siempre creía que sería mucho antes, pero finalmente llegó.
La persona ideal para ti, llegará en otro momento, tenlo por seguro.
Jonathan volvió a mirarlo, seguía con los brazos cruzados y le dijo algo con los labios que no entendió del todo. Por lo que el abogado le pidió a Riley que lo esperará, después fue hasta su prometido y le habló.
—Perdón, mi amorcito —le dijo dulcemente a la vez que lo besaba—. Me gustas tú, y te amo intensamente, no te cambiaría por nada del mundo.
—Le tienes que decir.
—¿Decirle qué?
—¿Cómo “qué”? Ella le arruinó la vida, y él merece saberlo. Tienes que decirle tú, si es que le tienes un mínimo de aprecio.
—No tengo prueba alguna, solamente son cosas que me dijo mi padre. Él único que podría decirle es Carnaghi, pero tu suegro tiene razón, este es un tema que al día de hoy no tiene relevancia alguna.
Además los hombres no entendemos razones, entre más nos prohíban más queremos hacerlo.
Muchas veces Riley me dijo que no debía salir contigo, ¿tú crees qué lo escuché?
Amor, no, no lo hice y ahora hasta nos vamos a casar.
—Michael, no compares lo nuestro con ellos, tú mejor que nadie sabe que clase de fichita es Sara, por favor.
—Cariño, yo no quiero pelear contigo por relaciones de terceros, vamos…
—Haces lo correcto, o duermes en el sofá.
—Es una tontería que me quieras sacar de la habitación por cosas que no están en mi control.
—No, no es una tontería. Si algo me enamoró de ti fue tu sinceridad, sé el hombre del que me enamoré.
Nada te cuesta ser agradecido con Riley.
Mi vida, siempre has sido tan lindo, eres una persona honorable, con un gran sentido de justicia, vamos bebé, házlo por mí. No puedes permitir que Sara dañe a alguien cercano a ti, haz lo correcto, amor.
—¿Me sirves otra copa?
—Sí, enseguida voy.
Michael aclaró su garganta, luego fue con Riley y le contó lo que le había contado su padre hace tiempo. Aclarándole que él no tenía prueba alguna, solamente le transmitía la información que tenía.
—Realmente siento ser yo quien te lo diga, y estás en todo tu derecho de no creerme en lo absoluto, pero creo que mereces saber la verdad.
Sara es una chica que siempre ha buscado tener atención absoluta, no puede ver a alguien más siendo feliz, ni siquiera a mí.
—Ya veo, supongo que mi destino es estar sólo.
—No digas eso. ¿Por qué no invitas a salir a alguien del trabajo? Mi secretaria esta soltera, podrías invitarla.
Igual hay varias abogadas de nuestra área que están disponibles.
—Lo que menos quiero es una demanda por acoso laboral.
Jonathan le sirvió una copa de vino a Michael y con toda la prudencia que podía intervino en la conversación.
—No quisiera ser impertinente —expresó el saxofonista temerosamente—, pero tal vez yo podría presentarte a alguna de mis amigas, te aseguro que ninguna esta loca.
—Te lo agradecería, Jonathan.
Bien, me tengo que ir, lamento haberlos molestado a esta hora, es sólo que sin darme cuenta he salido tarde de la oficina.
—Descuida —respondió el hombre de ojos aqua—, nos vemos el Lunes.
Michael miró el reloj, estaban por ser la 01:00 a.m, acompañó a Riley hasta la puerta, luego de que su compañero se fue, finalmente se acercó a Jonathan.
Sin embargo el saxofonista lo apartó de su lado, se cruzó de brazos y lo miró.
—Creí que solamente te fascinaba mi cuerpo.
—Sabes que sí, me encantas, por éso me he entregado a ti tantas veces.
Recuerda como me abriste, me has adaptado lo suficiente para que encaje esto —lo apretó de su zona baja—, dentro de mí. A veces no entiendo cómo, pero te las arreglaste para entrar y dejarme húmedo con tu esencia.
No puedes pensar que no te deseo, porque he sido tuyo tantas veces.
Haría cualquier cosa por ti, Jon, me entregaría a ti una y mil veces.
—La magia del lubricante, mi amor.
Eres imposible de no amar, quiero que me sigas amando, así como lo haces.
No sé que hay después de esta vida, pero prométeme que la próxima vez no tardarás en venir a mí.
La existencia es más llevadera teniéndote conmigo. Michael, nunca he amado a nadie como te amo a ti, te siento cerca de mi alma, tú eres mi complemento perfecto.
Ambos se fundieron en un beso, luego pasaron a suaves caricias y besos pausados para seguir diciéndose cosas al oído. Bebieron un par de tragos más, lo suficiente como nublar el juicio que tenían.
Subieron las escaleras como pudieron, y se fueron a su nido de amor.
Estando ahí, comenzaron un pequeño vaivén en la cama, pegándose uno al cuerpo del otro.
Michael abrió los ojos levemente en medio del beso, se le hizo un sueño total el tener a Jonathan encima de él besándolo. Estaba abierto para recibirlo.
El abogado se perdió en los besos de su amado, especialmente con su lengua y sus manos, le gimió levemente al oído, después le llamó como era costumbre con aquella frase que Jonathan se sabía de memoria, esa era su señal para comenzar.
Amaba oírlo decir: «papi, follame», era una costumbre que el hombre de ojos aqua había arraigado, pedirle que lo hiciera suyo.
Luego venía el ritual de comenzar a frotarse entre ambos, un par de besos más e iniciaban a deshacerse de cualquier prenda restante.
—Aquí me tienes, mi bebé, haciéndote mío, ah, mi vida… te amo.
Y serás mío, solamente mío por la eternidad, no quiero estar con nadie más que tú, amor mío —jadeó—, te deseo.
—Querido, ven tómame, que estoy listo para ti.
—Te lo dije alguna vez, contigo descubrí lo que es hacer el amor.
Eres adictivo, quiero tomarte entero.
Ayer fue un día increíble porque me la pasé junto a ti, hoy será mucho mejor, te amaré hasta el amanecer.
Siguieron amándose en la oscuridad de su habitación, sintiendo el olor de la lluvia y la sombra de las veladoras.
Se separaban, bebían un poco más de vino, después volvían a buscarse y a amarse por completo.
Después de las 02:00 a.m; Jonathan no bebió más, al contrario de ello se encargó de hacer suyo a Michael.
Estuvieron dándose besos hasta las 06:00 a.m, que fue la hora en el que el abogado se rindió ante el sueño.
El saxofonista por lo tanto, se dió una ducha, se vistió, bebió un poco de café, besó a su novio en la frente y después tomó las llaves de la camioneta, iría por Judy.
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