CXV - Honor

Ahora le tocaba a Jonathan ir directo al juzgado, gracias a Carnaghi sabía que decir y que no hacer ante el fiscal. 
Vió el mensaje de Michael, así que estando en la camioneta le hizo una videollamada, se sintió como estar nuevamente en los viejos tiempos. 

—Hola, bebé. También te extraño.

—Me hace falta tenerte, me has malacostumbrado a tu presencia, más a la hora de dormir, estoy acostumbrado a sentir el calor de tu cuerpo junto al mío.

—Debí dejarte dormido después de hacerte mío, se me pasó totalmente, lo lamento, mi vida. 

—Cariño, perdimos mucho tiempo debajo de las sábanas, hemos estado ocupados en las mañanas. 
Y para mí es un placer quedarme despierto para ayudarte con Cherry.

—Te lo agradezco, amor.

Michael le sonrió dulcemente, Jonathan detuvo la camioneta, y lo miró a través de la pantalla del celular. Observó como su prometido quitaba la sábana que traía encima, para abrir ligeramente las piernas mostrándolo con una de sus camisas y la desnudes del resto de su cuerpo.
El saxofonista negó, tomó un poco de agua y miró hacía otro lado. 

—No, mi amor —tragó saliva y titubeó—. No puedes hacerme esto, Michael.

—Quería ir contigo. 

—Mi vida, tú sabes porque no podías venir, debes guardar reposo. 

Lo observó cubrirse de nuevo, y entonces bajo el vidrio de la camioneta para que entrará un poco de aire fresco.

—Querido —le llamó de manera melodiosa—. ¿Alguna vez imaginaste qué te follarías a uno de tus seguidores? ¿Y qué lo tendrías disponible para ti 24/7 en tu cama? Alguien con quién podrías descargar tus deseos más oscuros, aquél que te ama incondicionalmente. 
Es una catástrofe todo lo que te ha sucedido, lamento que haya sido así, pero piensa que me tienes a mí en tu cama para amarte cuando vuelvas. 
Esperaré a que me despiertes como en las mañanas, con tus besos y tus manos recorriendo mi piel desnuda. 
Ámame al regresar, aunque sea de forma furtiva, Jon.

—Siempre eres tan sutil para conseguir lo que quieres, pero si lo que buscas es que piense en ti durante la audiencia, lo haré. 
Estaré pensando en volver a ti para amarte. Y no, nunca imaginé tenerte.
Imposible pensar que gracias a las redes sociales consiguiera a un chico como tú.
No, ¿Cómo podría saber qué terminarías todas las noches en mi cama? Ni en sueños habría descubierto el placer que es amarte por completo.

—Sé que no puedo tenerte sólo para mí en el día, pero me conformo con que me des un beso al regresar.

—Te besaré todo lo que quieras, amor. 

—Querido…

—Dime, mi vida.

Michael le sonrió y le mostró algunas de las fotografías de su viejo álbum de fotos.

—Eres un casanova —le dijo con una sonrisa fugaz—. Jonathan, eres un chico con opciones ¿Realmente quieres casarte conmigo? 

—Por supuesto que quiero casarme contigo, no te cambiaría por nadie más.

—El ver tus fotos me ha hecho recordar cosas, especialmente en la época de secundaria, normalmente las chicas solían decirme que «no» para todo, y el elegir una compañera o compañero para tan siquiera formar un equipo era algo frustrante, pase la mayor parte del tiempo sólo en secundaria, incluso en la hora del almuerzo, era bastante complicado conseguir a alguien que quisiera hablarme o salir conmigo.
Hubo dos ocasiones que me anime a querer ir a un baile escolar, Dios era ése sentimiento de tener una cita, salir con una chica y ser un adolescente común.
Lo intente, Jon, realmente lo intente —miró hacía arriba y suspiró—. 
Y de la primera chica que me enamoré, recuerdo que espere a que llegará la kermes escolar para invitarla a salir, le compré un collar de luna y una flor. 
Fue catastrófico, dijo que «no», luego arrojó todo a la basura y se fue. 
La segunda vez me animé a ir sólo, en ése baile una chica se me declaró, fue una sensación bastante buena, después de que le dije que «sí», ella se burló y dijo que había sido una apuesta.
Ahora que recuerdo, fueron dos veces que tuve dos propuestas similares, ambas terminaron siendo una broma.
Y la última a la que asistí la he bloqueado totalmente, una kermes navideña terrible, solamente recuerdo que mi madre invirtió mucho en el regalo de intercambio y volví con las manos vacías.
Ha sido la época más jodida de mi vida. 
En los últimos eventos escolares me rendí, finalmente solamente iba al rincón más apartado de la secundaria, era al final de la reja en dónde había un gran árbol, ahí descubrí una fascinación por las hormigas. 
Mi último año, me la pasé estudiando sobre las hormigas y teniendo una colonia, ellas aliviaron un poco toda ésa soledad.
A veces quería que realmente la reina o alguna de las princesas de la colonia pudieran ir conmigo a un baile, siempre me quedé con ése sentimiento de experimentar o vivir un evento escolar.
Sé que no puedo regresar el tiempo atrás y disfrutar de los eventos escolares, como los convivios, los bailes, ni nada de éso.
Pero he estado pensando mucho y tal vez podríamos tú y yo salir, tener… baile, cena, no lo sé, es sólo que me encantaría tener una cita a la antigua contigo, Jon.

—Siempre te diré que sí, especialmente a ti, solamente dime a qué lugar quieres ir, yo te llevaré. 
Amor mío, estaré encantado de estar contigo y ser tu cita, ahora me tienes a mí para complacerte en lo que desees. 

—No importa el lugar, me basta con que estés conmigo, tú brillas en cualquier lugar.

Michael escuchó la voz de uno de los guardias de su padre hablarle a su prometido. 

—Sí, ya voy —respondió de forma cortés, luego miró a su novio de vuelta—. Bueno, amor, debo dejarte, por favor descansa. 
Te llamaré cuando vaya de regreso, espero tener tiempo de ir a recoger a Cherry, si no, les avisaré, para que estén atentos a la llegada del transporte de la niña. Te amo, mi vida. 

—Espera.

—¿Qué? 

—¿Estás hablando conmigo por altavoz y con la ventana de la camioneta abajo? ¿Es en serio, Jonathan?

—Sí ¿Por? ¿Qué tiene de malo?

—Por nada, te veo en casa más tarde. Jon, por favor, llámame cuando salgas del juzgado. Te amo, querido.

—Y yo a ti, amor.

—Abrázame cuando regreses.

—Será lo primero que haré, amor mío.

Le mandó un fugaz beso a través de la pantalla y luego colgó.

Guardó el celular, bajó de la camioneta y uno de los guardias de su suegro lo ayudó a estacionarla. 
Ninguno de los que lo acompañaba podía entrar con él, pero tenía la libertad de llamarles si se sentía en peligro dentro del juzgado.
Mientras que Riley llegó con Andrés y Arnaldi, por lo que el compañero de Michael lo saludó desde lejos.

Al entrar a la sala de audiencias vió a Sara con un deslumbrante vestido de color rojo y los labios carmesí, al verlo le sonrió, posteriormente fue hacía a él. 
Al tenerlo de frente, ella lo tomó del mentón, sacó la boquilla del saxofón roto y la puso en medio de los labios de ambos, para después darle un fugaz beso con la boquilla de por medio, luego lo abrazó para susurrarle algo en el oído.

«No es el final».

Sara le hizo una reverencia, para después ir directamente hacía su viejo amigo, Patrick Riley. 
Estando con él decidió decirle lo que sentía.

—Riley, eres un traidor, ahora veo la razón del porqué Carnaghi se decepcionó de ti, yo también lo estoy ahora, espero que estés contento con el lugar que has elegido para ti.
Sigue siendo el mal tercio unilateral de todos, te aseguro que no obtendrás nada más que eso, estás destinado a sobrar en la vida de los demás.

Riley tragó saliva y ella le sonrió, luego se dirigió hacía Carnaghi que estaba manteniendo una conversación con su abogado. 

—¿Lista para firmar el convenio? 

—Andrés, sabes que esto es una estupidez, dime ¿Qué tienen los Spencer qué todos caen ante ellos? ¿Qué magia tienen para conseguir servidumbre de alto rango? Veo a todos dar marcha atrás, incluyéndote a ti, es decepcionante que sean todos unos cobardes sin principios.

—El dinero, la posición, no lo sé… 

—Me equivoqué —le dijo con ambigüedad—, a veces es mejor actuar por cuenta propia, esperar que un tercero haga las cosas por ti, no funciona —dijo para sí misma—, no puedes confiar en nadie, ni siquiera en los vulgares que se llaman uomo d'onore, créeme no sirven, tarde o temprano se echan para atrás. 

—Un uomo di rispetto, los famosos hombres de honor. 
Mira en dónde estas, querida —mencionó con ironía—, no seas estúpida. 
Que la ira no te controle o las cosas resultarán peor para ti, créeme, no vale la pena. 
La vida es injusta, ellos son basura, y nosotros unos viles peones, deja que la vida misma se encargue de poner todo en su sitio.

—Eres frío igual que siempre, Carnaghi.

—A veces hay que ceder y dar un paso hacía atrás, te repito, no seas estúpida.

Andrés pasó una de sus manos por el cabello de Sara y la miró con ternura, los ojos de ella demostraban una profunda determinación. Estaba dispuesta a todo.

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