CXII - Con Vida

Jonathan había permanecido pegado a su novio como muérdago.
La mayor parte del tiempo el abogado se quedaba envuelto entre las sábanas, o con una de las camisas del saxofonista encima. Sin embargo no duraba mucho con ellas, porque su pareja se apresuraba a mantenerlo como Dios lo trajo al mundo.

Estos días Michael había visto muy poco a April y Cherry, estaba confinado en la habitación de su casa, siendo amado por su futuro esposo.
Las cosas iban relativamente bien, Jon se había reunido hace días con Andrés para firmar el acuerdo de indemnización, el hombre fue frío igual que siempre, pero manteniendo ésa aura profesional. 
En cambio Arnaldi, el aprendiz de Carnaghi, era bastante amable con él.

Hoy era el día en el que Jon debía reunirse con Sara, esperaba que la resolución fuera de juicio y el común acuerdo conciliatorio fueran la mejor opción, no quería tener que verla nunca más. 
Había acordado con Michael marcharse un tiempo fuera de Italia, en lo que duraban las vacaciones de su hija Cherry, también su novio se movería para arreglar el tema de adelantar sus vacaciones, entonces todos se irían por un tiempo.
En cuanto a él, estaría un tiempo desempleado en lo que decidía qué hacer con su futuro. 
Jonathan ahora estaba terminando de satisfacerse con Michael, al finalizar lo besó con pasión absoluta, poniendo toda su esencia dentro de su novio. 
Le cumplió con la promesa de hacerlo suyo cuando llegará este momento de reunirse con su ex.
Por otro lado, Michael se sentía húmedo y con el cuerpo tambaleante, no hubo sitio en el que su prometido no lo besará, tenía las marcas de sus besos alrededor de su piel, podía incluso recrear el recorrido con sus dedos.
Ambos se quedaron juntos un poco más, el abogado entrelazaba sus dedos en el cabello del saxofonista y esté por su parte lo besaba en el cuello… para terminar yendo de nuevo hacía sus labios.
Jon besó su clavícula y descendió sus manos por su cuerpo, luego lo levantó para abrazarlo mientras continuaba besándolo. Y así se quedó un rato, abrazado a él.
Los besos del saxofonista empezaron siendo suaves, pero a medida que deslizaba sus manos sobre la espalda de su amado, inició con besos profundos, moviendo su lengua al compás de sus caricias, lanzando largos suspiros involuntarios, volviendo a comenzar con aquél ritual lleno de caricias y besos.
En cuanto a Michael, él estaba sentado arriba de su novio mientras esté lo sostenía de las caderas, atrapándolo por completo entre sus brazos, deslizando las manos por sus caderas, elevandolo de vez en cuando para admirarlo, quién lo miraba con devoción absoluta, luego regresaba a llenarlo de besos pausados y profundos.

El abogado sentía que su prometido estaba haciendo tiempo y tenía que marcharse. 

—Cariño, ya deberías estar arreglandote, recuerda que tienes que ir a ver lo del acuerdo conciliatorio con Carnaghi, el fiscal, y la parte demandada.
Debes revisar que se establezcan obligaciones, reparación de daños, sobre todo la indemnización.
En caso de que Sara no lo acepte, habrá que continuar con el proceso en su contra, aunque la decisión es tuya. 

—No planeo darle más de mi vida, lo menos que quiero es otra audiencia con ella. 
Al contrario de eso, desearía quedarme contigo por el resto del día —mencionó con voz cálida mientras pegaba su cuerpo con el de su prometido—, me gustaría permanecer pegado a ti.
Aún no he logrado hacerte mío, al menos no lo suficiente.

—¡¿Qué?! ¿Cómo qué no? Debes estar bromeando, Jonathan.

—No, mi amor —suscitó con voz ladina, tomándolo del mentón—, todavía no termino contigo y aún nos falta la luna de miel. No has sido totalmente mío. 
Me falta tomarte de las muñecas y amarrarte a la cama, hay zonas de tu cuerpo que no he disfrutado lo suficiente, no he pasado mi lengua por ésas partes erógenas que sé que te volverán loco del placer, no —negó con una sonrisa—, me falta demasiado contigo.
Tan sólo espera que termine esta odisea, luego te sacaré del país, nos casaremos y estarás tumbado en una cama siendo profanado por mí, espera que llegue el momento.

Michael se sonrojó ante las palabras de Jonathan, quién volvió a entrelazar su lengua con la suya, para después tumbarlo nuevamente sobre la cama.
El abogado lo separó con delicadeza y lo tomó del rostro.

—Querido, se te hará tarde. 

—¿Vienes a la ducha conmigo?

—No, porque ambos sabemos cómo terminará eso, lo haremos en otra ocasión. 

Ambos se dieron un último beso, Jon fue a la ducha y Michael se vistió para salir de la habitación, debía ayudar a April con Cherry, la niña tenía que ir a clases.

Por otro lado Arnaldi estaba hablando con Frederick, el padre de Michael.
El hombre estaba con vida, golpeado, con un par de costillas rotas y con un brazo deshecho, pero vivo. 
Spencer tuvo una reunión no sólo con Fernando Rizzo, si no también con Gabriel Lombardi, las cosas habían sido desagradables, especialmente con Rizzo, pero lo había salvado que el mafioso lo asociará con el difunto Damián Lombardi, esto debido a sus ojos. 
Mientras que con Gabriel, fue un error mencionar el nombre de Raffael De La Vega, sin embargo, pudo llegar a un acuerdo razonable.
Un trato en el que prometía dejar el nombre de Raffael, junto con cualquier investigación futura hacía los Lombardi.
Mientras que Rizzo obtuvo lo que quiso ésa misma noche.
Frederick Spencer estaba destruido emocionalmente, un tanto asqueado y más melancólico que nunca.

El hombre de ojos aqua tenía la mirada perdida, estaba roto y había vuelto a caer en el alcohol, también retomó el hábito de fumar. 
Ahora estaba un poco fuera de si, lo único que le hacía saber que estaba vivo, era la voz de Arnaldi hablarle.

—¿Y qué más pasó? ¿Averiguó quién ordenó el ataque contra su hijo?

—No, los mafiosos especialmente son personas reservadas, jamás delatarían a nadie de su propia familia o asociados.
Estoy completamente seguro que el ataque hacía mi hijo fue realizado por un sicario de la Familia Lombardi o la Familia Rizzo, son los únicos que tienen los elementos para salir impunes y realizar un ataque de ese calibre.
Se necesita de mucho coraje, sobre todo valor para ir contra alguien influyente.
Ellos se dedican a éso, les pagan por hacer el trabajo sucio, si tienes el suficiente dinero, accedes a ellos. 
Pase lo que pase, serían capaces de primero admitir la culpa, antes que echar de cabeza a cualquiera que solicité sus servicios.
Y yo les he pedido que dejen a mi hijo en paz, lo único malo es que una vez que recurres a ellos, deberás pagarles con algo más tarde que temprano.
Arnaldi, realmente espero que el precio no sea muy alto, especialmente con los Lombardi.

—¿Qué hay de los Rizzo?

—Realmente no quiero hablar de ello —murmuró con desolación—, es abominable. 
Fernando Rizzo y Gabriel Lombardi son seres horrorosos, la peor escoria que domina el submundo de Italia.
Le aseguro que hoy, estaría dispuesto a morir o huir definitivamente de aquí.

Bebió un poco de whisky, luego hundió su rostro entre sus manos, se sentía impuro.

—No ha dormido… lo noto en sus ojos, creo que sería una buena idea que vaya a descansar por ahora.
Hoy es la audiencia de su yerno Jonathan, y me aseguraré de mantenerle informado de la resolución de este caso. 
Señor, realmente Carnaghi tiene bastante expectativas de que Sara acepte el convenio y ha empezado a trasladar sus cosas aquí. 

—Ese niño no pierde el tiempo. 
No tiene temor de empezar desde abajo para demostrarle a la familia de su prometida Kate que es un buen partido para ella. 
He estado hablando con la familia de ésa chica, Kate pertenece a los Berkley. 
Acá entre nos, te confieso que yo quería que mi hijo se casará con Kate, ella tiene buenas conexiones y su familia es amiga de la nuestra.
Sí existiera todavía la práctica de matrimonios arreglados, me hubiese gustado unir mi familia con los Berkley.

—No lo mencioné con Carnaghi o le tomará más odio a su hijo.

—Yo no lo calificaría como odio, es simple apatía, quizás rivalidad profesional, pero nada más. 

—Me tengo que ir, señor.
Le avisaré cualquier detalle que se presente, pero al igual que Carnaghi creo que tendremos una resolución satisfactoria.

—Por favor, y Arnaldi —lo miró con severidad—, ya sabes que hacer, mantén los ojos bien abiertos, no me sorprendería que Sara decidiera atacar.

El secretario asintió, luego se marchó del despacho de Frederick, debía de reunirse con Andrés Carnaghi.

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