CI - Oírte Hablar

Jonathan fue a asearse un poco, no quería que Michael lo notará mal.
Así que cuando regresó al hospital, estuvo más que presentable a la hora en que le dejaban ver a su novio.
Lo único que esperaba era ver a su querido prometido despierto, tenía fe en que así sería, por lo que le compró una rosa de color rojo para demostrarle su amor.

Al entrar a la habitación lo miró despierto, así que le sonrió y puso la rosa entre sus manos, después escuchó su voz, le llamó «cariño», en un tono casi inaudible.
Se acercó a él y le dió un beso fugaz en los labios, no quería lastimarlo, pero se moría por abrazarlo y llenarlo de besos, sin embargo se contuvo.

Luego sintió como su novio lo tomó de la camisa y lo jalo de vuelta hacía él, no quería soltarlo.

—Ven aquí —mencionó con voz ronca—. Ven Jon, bésame. Estoy herido y necesito tus besos.

Jonathan se estremeció al oírlo hablar, se quedó pasmado, lo vió directamente, pasó sus manos por las piernas de su prometido, luego fue subiendo hasta llegar a su pecho, ahí se quedó un momento para oírlo respirar, necesitaba escuchar su corazón latir.
De ahí besó su clavícula y su mentón, posteriormente siguió hasta llegar a sus labios, dándole suaves besos pausados, no quería cortar su respiración.

Tenía más de 21 días sin besarlo, había sido demasiado, sin embargo no quería forzarlo, lo quería estable.
Así que pasó de suaves besos a ir directamente a besar su cuello, repitiendo los movimientos de aquella vez, usando su lengua y boca para probarlo.
Para después ir a darle besos cortos, estaba besándolo cuando le pareció sentir una sonrisa en medio del beso.
Se detuvo, se quedó un momento uniendo su nariz con la de su prometido, estando cerca de los labios ajenos, abrió su boca un poco, de ahí entrelazó su lengua con la del abogado, volvió a separarse y respiro con pesadez.
No podía con la sensación que sentía dentro de su cuerpo, era sentir una gran electricidad fluyendo por su sistema.

Jonathan tomó a su novio del mentón, unió su frente con la de él, resopló y volvió a besar a Michael.
Después sintió como su prometido tomaba una de sus manos y la metía entre las sábanas, el saxofonista miró hacía abajo y negó, no, no podía.
El abogado lo tomó de ambas manos y lo atrajo nuevamente, buscando sentir ése contacto de sus labios con el que estuvo soñando las últimas noches.

El hombre de ojos avellana solamente quería besos cortos, pero Michael se esforzaba por sostenerlo de la nuca para que no dejará de hacerlo.
El abogado comenzó a morder suavemente los labios de su prometido, buscando que siguiera con la sesión de besos, haciéndole saber que quería continuar con aquella danza dentro de sus bocas, uniendo sus lenguas en un largo y continúo beso.

Y Jon al oír un gemido ahogado de su pareja se detuvo.

—Jonathan —le llamó agitado—, ven acá.

—No me muerdas, mi vida. Espera.

—Si no quieres que lo haga, no te separes de mí, sólo ven, ámame.

Michael volvió a atraerlo, luego lo tomó de la cabeza, y fue bajando una de sus manos por su espalda.

—Quiero hablar, Michael.

—¿De qué? ¿De qué amas? ¿De qué me extrañaste? ¿De qué nos vamos a casar? Sí, yo también te amo, también te extrañe, sí me quiero casar contigo, ahora cállate y bésame.

El saxofonista no replicó, solamente volvió a corresponderle los besos a su prometido, lo único que le preocupaba era el sonido del corazón de su novio elevarse.

Michael por su parte, lo tomó del rostro y le dió un pequeño pico, a la vez que lamía sus labios con su lengua, luego lo soltó e hizo que hundiera la cabeza en su cuello, quería que lo besará ahí también.
Ahora Michael lo había tomado del cuello con una de sus manos, luego también hizo lo mismo; se hundió dentro del cuello de Jonathan para besarlo y aspirar su aroma, necesitaba recuperar el tiempo perdido.
Y a como pudo le abrió los botones de su camisa, también se dió la suficiente habilidad para desabrocharle el pantalón.

Ya lo tenía como lo había soñado.

—Amor mío, tienes que descansar y a mí no me queda mucho tiempo, sólo puedo verte por períodos cortos en el día.

—Jon...

Su voz tenía unos decibeles más abajo, se escuchaba un poco distinto, Jonathan se preocupó al oírlo así.

Mientras que Michael no quería oír palabras de Jonathan, solamente quería continuar besandolo, por lo que lo atrajo nuevamente hacía él.
Al tenerlo de regreso, lo sujetó con ambas manos de las mejillas y lo besó, luego lamió su lengua y le mordió los labios.
Estaba apretándole la barbilla para que no se apartará más.
Pasó de besarlo, a aprisionar sus labios de vez en cuando, para pasar su lengua alrededor, de abajo hasta llegar a su nariz, ahí se detenía y volvía a continuar.

Jonathan ahora tenía un bonito collar, las manos de Michael alrededor de su cuello.
No solamente ello, sentía el contorno de sus labios húmedo, estaba seguro que de usar labial, no quedaría rastro alguno por la forma en que su pareja lo estaba besando.
Volvió a tratar de separarse y su novio esta vez no soltó su labio superior, no tenía planeado soltarlo, así que el saxofonista siguió correspondiendole.
En medio del beso le llamó; «Michael, amor», y solamente recibió un gruñido a cambio.
Luego sintió como el abogado volvía a levantarse la bata que traía encima.
Esta vez le habló de nuevo en medio del beso sólo para decirle; «suéltame, que voy a darte amor», así que lo soltó.
Su prometido le dió un pico en los labios, le sonrió y lo miró ansioso.

Ahora quedaba cerrar la puerta.

El contador bajó hasta abajo de la anatomía de su pareja y empezó a probar la base, para terminar por meterse el gran falo a la boca. Posteriormente deslizó sus manos sobre los costados de su cuerpo, dándole un masaje con las yemas de sus dedos.
Lo liberó de la prisión húmeda de su boca, ahora le estaba tocando el falo con sus manos, envolviendolo por completo y frotando de arriba hacía abajo.
También lo tocó en esa zona de más arriba, la cuál era bastante sensible, haría lo que fuera por hacerlo sentir cómodo.

—Amor, cariño —le llamó de forma dulce—. Te amo y te extraño demasiado.

—Y yo a ti, mi amor.

Continúo con sus movimientos, acelerando el ritmo al ver el rostro de su novio llenó de éxtasis, sabía que estaba por llegar a ése momento deseado.

—Te quiero, querido. No sabes como te adoro, Michael.

—Ven aquí, sube conmigo, házlo, quiero sentirte dentro de mí.
Tú necesitas tener esto más que yo —dijo con un suspiro—.
Lamento haberte causado tanto estrés, Jon, amor, te prometo que al salir de aquí te recompensaré, pasaremos unas vacaciones juntos.

—Descuida, yo siempre me quedaré a tu lado para cuidarte.
Te amo tanto que no me importa hacerlo.

Michael se puso de lado, luego escuchó a Jonathan ponerse un condón.
Él realmente no quería penetrarlo, pero su prometido quería sentirlo dentro, aún así trato de ser lo más delicado posible, solamente se dedicó a frotarse con él.
Con sólo sentirlo por detrás su pareja se estremeció, había pasado tanto tiempo de la última vez... que se correría rápido.
El saxofonista sintió en su mano el líquido preseminal, por lo que lo embistió suavemente, dándole un par de estocadas sólo con la punta, restregandose y moviendo su mano sobre el falo de su pareja.

—Sólo házlo, no me romperé.

—Ya voy, corazón —respondió en un gemido ahogado, mi vida te extraño demasiado, te necesito en casa para hacerte mío.
Ven a casa para que te haga el amor como se debe, odio que esto sea así de furtivo. Extraño oírte, amor mío, háblame.

—Te hablaré todo lo que quieras, pero muévete, cariño.

Él lo obedeció, y no pudo evitar suspirar al tenerlo dentro de él, se sentía bien tenerlo de regreso en su interior.
Gimió con voz ahogada con cada embestida, al igual que Jonathan que callaba sus gemidos a base de morder su hombro, luego lo besó por el cuello y continúo dándole embestidas más certeras, llegando a aquél punto que volvía loco a su prometido.

—Mancharé la cama.

—No te preocupes.

Jon salió de su interior para bajarse de nuevo de la cama.

Michael le hizo una seña de que se acercará, quería darle un beso en el pecho y pasar sus manos por su torso, cuando lo hizo, lo dejó libre.
Sintió tanta adrenalina al ver a su novio escondido dentro de sus piernas, que no tardó mucho en vaciarse, e incluso sintió un gran alivio al terminar dentro de la boca de su pareja, había sido reconfortante para su salud.
Agradecía haber apagado la máquina que regulaba su ritmo cardíaco, no se arrepentía de ello, porque de lo contrario Jonathan se habría detenido.

Ahora tenía a su novio sacudiendo su falo con una de sus manos, la vista era perfecta.
Estaba con los ojos cerrados haciéndolo, y se preguntó si alguna vez su novio logró hacer éso pensando en él.
Se puso de lado de nuevo para dejar a su novio terminar, por lo que este no tardó mucho en entrar de nuevo, después sintió como lo besaba de forma desesperada a la vez que seguía embistiendolo de manera suave y pausada.

Luego recordó su corbata azul.

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