Sobre el asfalto


El rugido de los motores y el olor a combustible impregnaban el aire mientras Valentine recorría el garaje de Arrow McLaren al amanecer, sus pasos resonando ligeramente sobre el piso de cemento. La pista estaba bañada por una suave luz dorada, y todo el equipo parecía moverse con una coordinación perfecta, como una orquesta bien ensayada. Era el día de pruebas previas a la gran carrera y, aunque Valentine había visto muchas competiciones de cerca, estar en medio de todo como parte del equipo le daba una nueva perspectiva.


Pato estaba en su zona, repasando datos con los ingenieros y discutiendo detalles técnicos con una expresión concentrada. Cada tanto, lanzaba una mirada hacia Valentine, como si quisiera asegurarse de que ella estaba bien, de que se sentía cómoda en ese entorno tan caótico. Valentine le devolvía la mirada, algo divertida. Había algo en su seriedad que le hacía querer quedarse, aprender cada detalle de esa vida sobre ruedas.


Decidida a no quedarse solo como observadora, Valentine se acercó a uno de los mecánicos, quien ajustaba las llantas con precisión.


—¿Cómo puedo ayudar? —preguntó, con una mezcla de curiosidad y determinación.El mecánico levantó la vista y le sonrió, algo sorprendido pero complacido por su interés.


—Bueno, hay mucho que hacer, pero si quieres algo sencillo para empezar... ¿ves esa herramienta de torque? —dijo señalando un aparato en la mesa de herramientas. Valentine asintió rápidamente—. Pásamela, ¿quieres? Hoy el auto de Pato tiene que estar perfecto.


Valentine asintió y comenzó a buscar la herramienta, sintiendo una emoción inesperada al ser parte de los preparativos. Al entregársela, el mecánico le explicó algunos detalles técnicos básicos. Podía ver que su interés genuino hacía que el equipo la recibiera más fácilmente, como alguien que no solo estaba allí por su apellido, sino porque realmente deseaba entender.Mientras continuaba con las tareas, Valentine se sintió observada y, al girarse, encontró a Pato mirándola con una mezcla de sorpresa y algo que parecía admiración.


—¿Te estás involucrando, eh? —dijo Pato con una sonrisa traviesa, acercándose y cruzando los brazos—. ¿Te apetece ensuciarte las manos?


—¿Y por qué no? —respondió ella, intentando sonar casual, aunque el corazón le latía rápidamente. Había algo en esa sonrisa que hacía que su decisión de participar se sintiera aún más correcta—. ¿Qué sentido tiene estar aquí si no aprendo lo que tú haces?


Pato asintió, su mirada algo más seria.


—Entonces, acompáñame. Quiero mostrarte algo en el auto. —Su tono era invitador, y Valentine no dudó en seguirlo hasta el monoplaza, donde Pato comenzó a explicarle detalles sobre el balance del vehículo, los ajustes en la suspensión y cómo cada modificación afectaba la velocidad y el control en la pista.


Valentine absorbía cada palabra, sorprendida por lo compleja que era cada elección y ajuste. Había aprendido mucho sobre estrategia y toma de decisiones en la empresa, pero la velocidad y precisión de cada decisión en este mundo eran de otro nivel.


Mientras él hablaba, ella no pudo evitar pensar en cómo esa pasión por el automovilismo le daba un aire magnético, algo que la hacía sentirse cada vez más conectada con él y con ese mundo. La pista dejaba de ser solo un escenario para una carrera: se transformaba en el lugar donde la velocidad, la competencia y la emoción se encontraban.
Pato se inclinó sobre el monoplaza, sus dedos recorriendo los bordes de la carrocería mientras explicaba cómo cada línea y curva servía a un propósito. Valentine lo escuchaba atentamente, asintiendo y haciendo preguntas que revelaban su genuino interés.


—Entonces, si el balance se desvía solo un poco... —dijo Valentine, su mente procesando rápidamente la información—, ¿podría afectar el rendimiento en toda la carrera?


Pato asintió con una sonrisa aprobatoria, impresionado por su capacidad para captar detalles tan rápidamente.


—Exacto. Una pequeña desviación puede hacer que pierda velocidad en las curvas o que el auto se vuelva más inestable. Aquí, todo cuenta, incluso lo que parece insignificante.


Valentine se acercó más, inclinándose para observar las piezas internas mientras Pato señalaba algunos puntos críticos. Sus hombros se rozaron, y un breve silencio se instaló entre ellos. Valentine sintió cómo su corazón se aceleraba, pero se obligó a mantener la compostura, enfocándose en lo que Pato explicaba.


—¿Cómo logras mantener la calma cuando sabes que todo puede cambiar por un mínimo detalle? —preguntó ella, desviando la vista hacia él. Sus ojos reflejaban una mezcla de admiración y curiosidad.


Pato soltó una pequeña risa, una que parecía un susurro compartido solo entre ellos.


—No siempre es fácil, pero aprendes a confiar en tu equipo, en tu entrenamiento, y en ti mismo. Cuando estás en la pista, todo se reduce a instinto y experiencia. No hay espacio para dudar.


Valentine dejó escapar una leve sonrisa, comprendiendo que las palabras de Pato no solo aplicaban a las carreras, sino también a su propio desafío con Stark Industries. Se sintió comprendida de una forma que no esperaba, como si la pista y la empresa tuvieran algo en común: ambos eran campos de batalla donde la precisión y la pasión eran esenciales.


—Gracias por enseñarme esto, Pato. No sabía que detrás de todo había tanto... —buscó las palabras adecuadas— tanto arte y técnica al mismo tiempo.


Pato la miró fijamente, su sonrisa volviéndose más suave, más personal.


—Cuando quieras aprender más, aquí estaré. Después de todo, no todos los días se tiene a Valentine Stark en el garaje.


El comentario la hizo reír, rompiendo la tensión y haciendo que el aire entre ellos se volviera más ligero. Valentine se pasó una mano por el cabello, apartando un mechón que el viento había desordenado.


—Entonces, espero no convertirme en una distracción —dijo ella, con una chispa en la mirada.


—Tú ya lo eres —respondió Pato sin pensarlo, con una sinceridad que hizo que ambos quedaran en silencio, procesando lo dicho.


Los ruidos del equipo y la actividad alrededor parecían disiparse, dejando a Valentine y Pato en un momento suspendido entre la camaradería y algo más profundo, algo que empezaba a acelerarse, igual que los autos listos para una carrera.


En medio del bullicio del evento, los reporteros y camarógrafos parecían multiplicarse con cada segundo. Apenas Valentine y Pato intercambiaron una sonrisa al otro lado del pit, el murmullo se convirtió en un clamor ensordecedor. Un reportero, corriendo con una libreta que parecía a punto de desintegrarse, gritó:


—¡Valentine! ¿Es cierto que has estado asesorando a Pato en temas de tecnología Stark para mejorar su rendimiento en las carreras?


Otro, con un micrófono desproporcionadamente grande, interrumpió con entusiasmo desmedido:


—¡Pato! ¿Podrías confirmar que Valentine es tu 'buena suerte' en la pista?


Valentine, con una mezcla de asombro y diversión, susurró a Pato:


—¿Es en serio? ¿Buena suerte? ¿Desde cuándo soy un amuleto?


Pato se encogió de hombros, conteniendo una risa.


—Bueno, no lo sé, pero deberíamos aprovechar el momento y sacar una foto.


Los dos se giraron para posar de forma teatral mientras los flashes de las cámaras parpadeaban como una tormenta eléctrica. Un camarógrafo tropezó con un cable y provocó una reacción en cadena que derribó a dos reporteros más, creando una pequeña pero divertida confusión.Valentine rió abiertamente, sintiendo cómo la tensión del día se desvanecía en medio del caos cómico.


—Definitivamente, esto es mejor que cualquier reality show —dijo entre risas.


Pato le guiñó un ojo.


—Y pensar que todo comenzó con una sonrisa.


La conmoción no hacía más que aumentar. Las cámaras zumbaban y los micrófonos se empujaban unos a otros en una batalla campal por acercarse. Un periodista de una cadena famosa alzó la voz:


—¡Valentine! ¿Es verdad que has diseñado un sistema de análisis en tiempo real para el equipo de Pato?


Antes de que pudiera responder, otro periodista lanzó una pregunta:


—¡Pato! ¿Es cierto que este es el comienzo de una colaboración a largo plazo entre los Stark y Arrow McLaren?


El caos seguía cuando una reportera joven con el cabello en un moño desordenado gritó desde atrás:


—¿Hay alguna verdad en los rumores de que esta es una relación más que profesional? ¿Un romance en ciernes, tal vez?


Valentine levantó una ceja, claramente entretenida, y respondió con sarcasmo:


—¡Oh, sí, claro! Y también estamos planeando conquistar el mundo juntos, ¿quién más se apunta?


Las risas se esparcieron entre algunos de los presentes, mientras otros reporteros tomaban notas frenéticamente como si hubieran captado una exclusiva.


Un camarógrafo con una camiseta de un equipo rival preguntó, sudando por el esfuerzo:


—Pato, ¿sientes que la presencia de Valentine te da una ventaja emocional en la pista?


Pato se rió y miró a Valentine, que intentaba contener otra carcajada.


—Bueno, siempre es bueno tener apoyo, pero si eso incluye consejos de última hora y risas, entonces sí, es una ventaja.


El alboroto seguía mientras más preguntas surgían y los reporteros trataban de superar la barrera de seguridad para obtener la última palabra. La escena se había convertido en un espectáculo en sí mismo, y Valentine no pudo evitar pensar que aquello era solo el comienzo de un capítulo que nadie había anticipado. 


Despes de un buen rato, Valentine y Pato se miraron con una mezcla de sorpresa y diversión mientras el torbellino de preguntas no cesaba. Pato se inclinó ligeramente hacia Valentine y le susurró, lo suficientemente bajo como para que los micrófonos no lo captaran.

—Esto es un poco más de lo que esperaba. ¿Estás bien?


Valentine asintió con una sonrisa desafiante, sus ojos brillaban con un destello de emoción y rebeldía. Había crecido rodeada de los focos y la atención mediática, pero esto era diferente. Ahora, el escrutinio no solo recaía en su apellido sino en el inesperado interés público por su relación con Pato.


—Estoy acostumbrada, pero creo que tú eres el que va a necesitar un manual de supervivencia para lidiar con esto —bromeó ella, provocando una sonrisa de Pato.


Él se encogió de hombros, divertido, y decidió aprovechar la situación. Dio un paso adelante, atrayendo la atención de los reporteros.


—¿En serio quieren saber qué está pasando? —preguntó con una sonrisa traviesa que desató una oleada de flashes y un mar de voces alzándose al unísono.


Valentine reprimió una carcajada y sacudió la cabeza, mientras la mirada de Pato se cruzaba con la suya por un instante, como si compartieran un secreto. Ambos sabían que los detalles de su conexión eran demasiado nuevos y frágiles para exponerlos ante el mundo, pero no podían evitar disfrutar de la intriga que causaban.


Un reportero más atrevido alzó la voz por encima del resto.


—¡Pato! ¿Esto es oficial? ¿Qué dice Arrow McLaren de todo esto? ¿Hay un romance en el aire?Valentine, antes de que Pato pudiera responder, alzó las manos como quien se rinde en un juego.


—Vamos, chicos, ¿por qué no hablamos de autos y carreras? Que al final, para eso estamos aquí —dijo, con una sonrisa que desvió la conversación lo suficiente para que Pato pudiera tomar un respiro.


Los periodistas, aunque no del todo satisfechos, aceptaron el cambio de tema, aunque no sin lanzar miradas curiosas y preguntas indirectas que mantenían la tensión en el aire. Pato soltó una risita baja mientras se inclinaba nuevamente hacia Valentine.


—Creo que me has salvado la vida —susurró, con una chispa de gratitud y humor.


—Hoy, tú me debes una —replicó Valentine con un guiño, mientras los dos se preparaban para la siguiente ola de preguntas, sintiendo que, a pesar del caos, compartían un instante que era solo suyo.


Cuando las preguntas finalmente comenzaron a desviarse hacia temas más profesionales, Valentine y Pato sintieron cómo la tensión se aligeraba. La atención de los reporteros se movió hacia la próxima carrera y las expectativas del equipo Arrow McLaren para la temporada. Los flashes se intercalaban con preguntas rápidas sobre estrategias y preparación.


Pato aprovechó la oportunidad para responder con respuestas estudiadas, recuperando el control de la situación.


—Estamos enfocados en hacer una gran carrera en Indianápolis —dijo Pato con seguridad, entrelazando sus dedos frente a él y lanzando una mirada profesional a los periodistas—. Es un circuito especial, y queremos dar lo mejor de nosotros como equipo.


Valentine, todavía a su lado, mantenía una expresión serena. Sentía la mirada de algunos reporteros de reojo, aún intentando captar algún gesto entre ellos que delatara algo más personal. Sin embargo, ella sabía jugar bien su papel.


—Y Valentine, ¿planeas estar en los pits animando a Arrow McLaren durante la carrera? —preguntó una reportera con una sonrisa insinuante, lo que provocó murmullos y pequeños codazos entre los presentes.


Valentine levantó una ceja y, con una sonrisa enigmática, contestó:


—Bueno, no soy conocida por quedarme en casa cuando la acción está en la pista. Veremos qué pasa.


La respuesta, aunque evasiva, alimentó más el interés de los reporteros y aseguró que al día siguiente las columnas estarían llenas de teorías y conjeturas.


Pato lanzó una carcajada que logró relajar el ambiente por completo. Se pasó una mano por el cabello, su gesto característico, y se giró hacia Valentine.


—Parece que tienes más talento para esto de lo que admites —le susurró, y ella respondió con un leve empujón en el hombro, divertida.


La rueda de prensa continuó por unos minutos más antes de que uno de los miembros del equipo de prensa de Arrow McLaren interviniera para darla por finalizada. A medida que los reporteros comenzaban a dispersarse, Pato y Valentine se miraron, compartiendo una última sonrisa cómplice antes de que la multitud los separara nuevamente.


Mientras los reporteros comenzaban a desvanecerse entre risas y susurros, Pato y Valentine se encontraron de nuevo en medio del bullicio, el aire lleno de preguntas y la sensación de emoción aún vibrando entre ellos.


Pato, sintiéndose un poco más ligero después del caos, se volvió hacia Valentine y le dijo:


—No puedo creer que acabamos de sobrevivir a eso. ¡No sabía que tenías un lado tan carismático!


Valentine sonrió, un destello travieso en sus ojos.


—Sólo traté de mantener las cosas interesantes. Pero, hablando en serio, no esperaba que se volviera así de intenso.


Pato se inclinó hacia ella, su expresión seria pero juguetona.


—¿Crees que todos ellos estarán atentos a lo que hagamos en la carrera?


—Definitivamente. Tendremos que darles un buen espectáculo —respondió Valentine, sintiendo cómo la adrenalina del evento aún corría por sus venas.


A medida que se alejaban del área de prensa, un pequeño grupo de miembros del equipo se acercó para unirse a ellos, llenando el aire con conversaciones sobre la estrategia de la carrera y los planes para el resto del día. Valentine se sintió un poco abrumada, pero al mismo tiempo, emocionada por ser parte de algo tan vibrante.


Mientras caminaban, el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo con tonos cálidos de naranja y púrpura. Pato miró a Valentine y, de repente, tuvo una idea.


—¿Qué te parece si celebramos después de todo esto? Un lugar tranquilo para relajarnos, lejos de todo el ruido.


Valentine lo miró con curiosidad, sintiendo un cosquilleo de emoción.


—¿Tienes algo en mente?


—Sí, hay un pequeño café cerca de aquí que tiene una vista increíble de la pista. Podríamos ir, solo nosotros dos, y hablar de cosas que no sean carreras —sugirió, su tono ahora más suave y personal.


Valentine sintió que su corazón latía un poco más rápido. Esa idea resonaba en su mente, la posibilidad de disfrutar de un momento a solas con Pato, lejos de las cámaras y el ruido.


—Me parece perfecto —respondió finalmente, con una sonrisa que no pudo evitar dibujarse en su rostro.


Mientras se dirigían hacia el café, el mundo que los rodeaba parecía desvanecerse. El bullicio de la multitud se convirtió en un suave murmullo y la tensión del día se desvaneció con cada paso que daban juntos. Era un nuevo comienzo, una carrera de emociones que apenas comenzaba, y ambos lo sabían.


Y en ese instante, con la promesa de lo que vendría, su conexión se sentía más fuerte que nunca. Sin importar lo que la vida les deparara en las pistas y fuera de ellas, sabían que estarían listos para enfrentar cada curva juntos. El capítulo de sus vidas apenas comenzaba a escribirse, y ambos estaban ansiosos por descubrir lo que estaba por venir.


⏳ | ℙ𝕦𝕓𝕝𝕚𝕔𝕒𝕟𝕕𝕠 𝕔𝕒𝕕𝕒 𝕧𝕖𝕫 𝕢𝕦𝕖 𝕖𝕝 𝕔𝕚𝕣𝕔𝕦𝕚𝕥 𝕠 𝕝𝕠 𝕡𝕖𝕣𝕞𝕚𝕥𝕖

❤️‍🔥|𝘌𝘴𝘤𝘳𝘪𝘣𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻𝘰́𝘯 𝘥𝘦 𝘶 𝘯 𝘮𝘰𝘵𝘰𝘳 𝘚𝘵𝘢𝘳𝘬 𝘺 𝘭𝘢 𝘱𝘳𝘦𝘤𝘪𝘴𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘪𝘭𝘰𝘵𝘰 𝘥𝘦 fórmula uno

━ 𝚂𝚝𝚊𝚛 𝚝𝚘𝚍𝚘 𝚝𝚑𝚎 𝚎𝚗𝚐𝚒𝚗𝚎 𝚘𝚏 𝚢𝚘𝚞𝚛 𝚍𝚛𝚎𝚊𝚖𝚜 ━🌟━━━

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