XVI
«¿Qué ha pasado con la chica de las notas?»
Esas sencillas palabras se encontraban retumbando en mi mente una y otra vez, no importaba que hiciera, estas aparecían molestándome y aún más porque Johan no había dado respuesta, tenía miedo de saber si a él ya no le importaban (aunque se seguía emocionando cada vez que leía una), si se olvidó de esa chica y ya solo le importaba la nueva, no tenía la menor idea de quién era.
Por no ver podido dormir a causa de eso desperté con unas ojeras, parecía como si ellas ya fueran parte de mi maquillaje.
Releí el problema que tenía apuntado en el libro, odiaba la química, no entendía nada de lo que decía, saqué mi celular del pantalón para ver la hora, solo faltaban unos pocos minutos para poder salir a la libertad.
Me giré a la izquierda para observar a mi amiga como escribía todos los resultados utilizando la calculadora y la tabla periódica, ella era experta en esa materia, estaba toda concentrada haciéndolos, pero yo estaba aburrida así que arranqué un pedazo de la última hoja del cuaderno y se lo lancé suplicando que la golpeara, por suerte lo logré y me miró rodando los ojos, solo le respondí dándole una sonrisa angelical.
—Estoy aburrida. —susurré para que no me escuchara nadie.
—Si te pusieras a hacer el trabajo no lo estarías. —respondió desesperada por seguir trabajando, cuando estaba a punto de responderle algo sonó la campana, ansiosa por salir de ahí guardé todo con rapidez apresurando a Kat.
Íbamos caminando a la siguiente clase-que era matemáticas, mi materia favorita y la enemiga de Katherine-mientras platicábamos acerca de los exámenes que estaban por venir, eran bastantes, así que teníamos que empezar a estudiar desde ya, pero a mí me encantaba hacer todo al último, muriéndome de estrés.
Observé a Dante platicando con sus amigos a unos metros de mí, quería ir a hablar con él para disculparme por la actitud de Elliot, así que le dije a mi amiga que la alcanzaba en el salón y caminé hacia él chico, en cuanto me vio sonrió alejándose de sus amigos para alcanzarme.
Le di un beso en la mejilla en forma de saludo, no sabía lo que ocurría, pero en ese momento sentí la mirada de las personas que caminaban por el pasillo, tal vez porque se enteraron de todo el escándalo que hice con mi hermano cuando me prohibió salir con Dante.
—Quería hablar contigo para disculparme por lo que pasó ayer, en verdad, me dio mucha pena. —hablé lo más sincera posible.
El negó con la cabeza sonriendo, para tomarme una mano y soltarla segundos después.
—No te preocupes, es tu hermano mayor y lo único que quiere hacer es protegerte —dijo esquivando mi mirada— . Y lo que gritaste ayer a tu hermano, antes de alejarte de con nosotros ¿era verdad? ¿Me mirarías como novio?
Sentí un nudo en la garganta y empecé a sudar de lo nerviosa que estaba, claro que me había puesto a pensar en eso, me había imaginado como novia de Dante, pero nunca llegué a una conclusión de si me agradaba la idea o no, estaba muda frente a él, suplicando que algo llegara a salvarme, lo volví a mirar directo a los ojos, dándome cuenta que Dante estaba nervioso por mi respuesta.
Suspiré tomando aire por lo que estaba por decir, tal vez días después me arrepentiría porque en esos momentos no estaba segura de mi respuesta, pero necesitaba decir algo ya que nadie me salvaría de eso.
—Podría ser. —dije y observé como se le formó una enorme sonrisa en el rostro que de inmediato trató de esconder.
Cambié de inmediato de tema porque me puse demasiado nerviosa e incómoda, hasta que observé la hora en mi celular para irme a mi clase favorita.
En cuanto entré casi salí corriendo para sentarme al lado de mi amiga, necesitaba contarle lo que sucedió, pero en ese momento no, seria en la hora de receso para hacerlo con calma.
Lo maravilloso de ser tan buena en esa materia era que terminé demasiado rápido la actividad y solo me dediqué a pensar lo que sucedió con el chico. Dante era muy guapo y me llevaba bien con él, pero simplemente cada vez que me imaginaba una historia de amor donde yo era la protagonista, mi acompañante era Johan y parecía que jamás lo dejaría de ser.
Odiaba eso, era demasiado horrendo estar enamorada de alguien que no sentía nada por mí y estaba aún más cansada porque quería expresarlo, decírselo a todo el mundo y no solo reservarlo para mí, pero era algo demasiado complicado hacerlo.
Mis codos estaban recargados en la banca mientras sostenían mi rostro, mi vista estaba observando el suelo puesta en una mancha que tenía, y mis pensamientos tenían un revuelo de pensamientos que ninguno tenía sentido, aún que intentara encontrárselo no existía, hasta que una pregunta apareció criticando todo lo que sabía y conocía hasta ese momento acerca de mi relación con Johan.
Recordaba la primera vez que lo vi, nuestros ojos chocaron y desde ese momento me di cuenta que caería enamorada, gracias a Johan fue que no me separé de él en todo el día porque le dijo a mi hermano que los dejara acompañarlos y así siguió toda mi vida, me volví inseparable y cuando Elliot consiguió novia, logré convivir a solas con el chico haciendo que él se comportara demasiado bien conmigo y como si le gustara.
Moví mi cabeza quitando esos pensamientos ridiculos de mí, era lo más absurdo que se me ocurrió y vaya que tenía demasiados.
Deje caer despacio mi cabeza en la mesa, ver llegado a pensar eso logró hacer que me estresara aún más de lo que ya estaba, decidí que si en verdad era la mejor amiga de Johan, tenía que decirme quien era esa chica la cual le gustaba, tendría que sacarle la verdad y no importaba que tan dolorosa fuera, nunca me había encontrado más decidida en algo.
Con la actividad revisada de ese día, la profesora me permitió salir del aula cinco minutos antes. Antes de irme observé a mi amiga que se encontraba sufriendo porque no entendía nada, le sonreí burlándome ya que de esa manera me sentía en química.
Con solo perderme de vista del salón, saqué de inmediato el cuaderno de matemáticas, le tomé foto al trabajado que acababa de hacer y se lo envié a Kat, para que lo copiara y le permitieran salir.
Decidí irme al comedor, donde se suponía que debía estar vacío, pero en cuanto entré vi a Johan sentado en la mesa de siempre con su celular de la mano y con unas papitas abiertas en la mesa. Fui directo hacia él y me senté al frente, en cuando se dio cuenta que me encontraba ahí guardó su celular para prestarme atención.
—¿Qué haces afuera? —interrogó para averiguar si me sacaron de la clase.
—Lo mismo me pregunto. —dije sonriéndole mientras le agarraba una papita.
—Terminé el trabajo con el profesor y me dejo salir. —respondió presumiendo y arrebatándome la bolsa de sabritas.
—Lo mismo digo, Mayra me ama. —hablé de la misma forma que él para luego buscar en mi mochila un paquete de galletas.
—Eres demasiado buena en matemáticas, claro que te ama. —rodó los ojos riendo e hice lo mismo.
—Es que soy perfecta —dije y moví mi cabello para presumir, unos segundos después me quedé en silencio porque tenía algo importante que preguntarle — . Johan dices que soy tu mejor amiga ¿no? —afirmó con la cabeza confundido por el cambio de tema- Ayer en el cine me dijiste que te gustaba alguien ¿quién es?
La actitud de él cambió por completo cuando guardé silencio, se puso nervioso y empezó a mover su pie derecho hacia arriba y abajo, indicando que estaba pensando una mentira para decirme.
No estaba decidida a hablar de otra cosa, quería saber el nombre de ella, saber quién era la afortunada y a la quién le tendría una enorme envidia.
—Jema eres mi mejor amiga y siempre lo serás, pero por ahora no puedo decirte su nombre... —guardó silencio al ver como me ponía triste por esa respuesta— Te lo diré, tenlo por seguro.
No sabía que era lo que me dolía más en ese momento, si el hecho de que se negó por completo a decirme el nombre o que dijo que sería su mejor amiga por siempre, la pregunta que me había hecho en la clase se esfumó de inmediato, me sentía una tonta por ver pensado eso.
Él decidió cambiar de tema porque no tenía ganas de seguir platicando, pero tenía que hacerlo como si no hubiera sucedido nada.
• • • •
Con solo llegar a mi casa lancé la mochila al suelo de mi habitación y yo me aventé a la cama, sin ningunas ganas de quitarme el uniforme, solo quería dormir, pero en cuanto cerraba los ojos me aparecía el rostro de Johan emocionada por leer la nota de este día, se le iluminaban los ojos y no podía esconder su enorme sonrisa, logrando que a mí me apareciera una igual.
—Johan se quedará a dormir. —La voz de mi hermano hizo que me sentara de un salto en la cama demasiado asustada.
—¿Qué?
—Johan se va a a quedar a dormir esta noche —volvió a decir sonriendo— . ¿Ya te vas a dormir?
—Si...
—Hasta mañana, te quiero. —dijo por cerrar la puerta.
—Te quiero, despídeme de Johan. —hablé antes de que se fuera, me dio una última sonrisa antes de que se retirara.
Bajé de la cama y fui directo a mi escritorio para encender la computadora.
Se abrió Word y empecé a escribir.
Johan:
He escuchado cosas que me dan ganas de dejar de escribirte, pero ver la gran sonrisa que tienes cuando lees esto es lo que provoca que lo siga haciendo, esa sonrisa es perfecta y provoca un vuelco en mi corazón.
Razón No. 16
El cariño es algo fundamental en la vida y tú siempre lo das a todos, es un cariño que te alienta a seguir adelante, es como los abrazos que dan las madres, así es el tuyo, un poco distintos porque las de las mamás son únicas, pero ese cariño lo demuestras de cualquier manera, una frase, un abrazo, beso en la frente, existen muchas maneras de expresarlo y lo haces de todas.
Guardé el archivo en la USB donde tenía los trabajos escolares para en la escuela poder imprimir la carta, apagué todo y me fui directo a intentar a dormir porque aún las dudas estaban presentes en mi cabeza exigiendo respuestas.
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