Capitulo: 6


Narrador.

Bulma y Kale terminaron su conversación al observar la puerta de la cabina abrirse. Ambas alzaron la vista. La persona que ahora se encontraba con ellas dentro de la cabina, era Vegeta, o mejor conocido como el capitán Saiyan. La mirada del capitán que, casi siempre reflejaba maldad, era inexpresiva. Ninguna imagino que el capitán pudo haber escuchado su conversación, aunque, de haber sido así, ninguna tenia de que preocuparse, ya que no habían dicho más que la absoluta verdad.

-Déjame a solas con mi mujer, Kale-ordeno su capitán con voz serena.

Kale asintió. Se levantó del suelo tapizado de la espaciosa cabina de su capitán, y empezó a caminar a pasos lentos hacia la puerta. Pudo observar por el espejo grande del tocador, la mirada asustada de la princesa cautiva. No quería dejarla a solas con su capitán, pues sabia cuáles eran las intenciones de su superior, pero si no lo hacía, si no lo obedecía, recibiría un castigo peor que la muerte misma.

-Asegúrate que nadie nos interrumpa-le susurro su capitán cuando Kale camino de su lado izquierdo, ella se detuvo un momento para seguir escuchándolo-si alguien se atreve a interrumpirnos, no es necesario decirte lo que te sucederá.

Kale asintió por segunda vez, pero con la diferencia de que esta vez fue con temor.

Cuando los dos herederos de diferentes naciones observaron la puerta cerrarse, se dirigieron la mirada. Los dos mostraron emociones distintas, Bulma por dentro estaba asustada, la sola idea de ser forzada a cumplir su mayor obligación como esposa la hacía temblar. A nadie nunca se lo había dicho, pero ella esperaba que su primera vez fuera con el hombre que amara, por el cual estuviera dispuesta a abandonar su barco y su tripulación para empezar una familia, sin necesariamente estar casada, pues tuvo la desgracia de observar como los hombres, en especial, los piratas, abusaban de las mujeres en cada nuevo puerto que descendían. Se juró así misma nunca encontrarse en una situación similar a aquellas mujeres, pero el Saiyan era diferente a todos los hombres que conoció durante todos los años que navego en alta mar, pues él le producía cierto miedo en varias ocasiones que le era imposible describir con simples palabras. Vegeta mostraba una mirada deseosa, deseosa por querer probar y sentir el cuerpo de su mujer ante la ley. Sus ojos oscuros similares a la noche que hoy los acompaño durante su ceremonia, recorrían su cuerpo. A pesar de que la odiaba, la deseaba, tal vez porque era la única mujer que no le importaba su apariencia física o por la ausencia de una mujer en su cama.

Dioun nuevo paso hacia adelante, sin despegar la mirada de la mujer encargada delbarco enemigo. Bulma se levantó del suelo tapizado de la cabina que,posiblemente tendría que compartir con el capitán Saiyan. Bulma ahora seencontraba con mayor desventaja, pues el cuchillo que adquirió momento atrás,le había sido arrebato por el mismo hombre que ahora ocupaba un espacio en lacabina. Dio un segundo paso hacia adelante, pero esta vez mientras se retirabala banda roja que tenía en su cabeza,cuando la arrojo, esta cayo en la orilla de la cama. Bulma fue la única enobservar aquel movimiento, cuando volvió a dirigir su mirada al responsable deaquel acto, él ahora se desprendía de la parte arriba de su traje. Ahora sutorso estaba al descubierto. Vegeta esperaba que Bulma lo observara como otrasmujeres, antes de su desfiguración, lo hacían, pero ella no lo observo, desvió la mirada hacia la cama. Vegeta no mostró su enfado, pero dio un tercer paso hacia adelante. Ya faltaban menos pasos para estar frente a ella.

-Desvístete-ordeno el Saiyan caminando hacia ella, pero ella no le obedeció ni tampoco le dirigió la mirada.

Su primera vez no debía ser así. Simplemente no era justo. Debía de ser con el hombre que ella amara, con el que estuviera dispuesta a empezar una nueva vida, una nueva familia, a uno que no le importara el pasado, solo el futuro.

Claramente, el Saiyan no lo era. Ni lo sería nunca.

-Obedéceme, o arrojare a tu querido bastardo por la borda para que sea un excelente espectáculo para mi tripulación-al escuchar su amenaza, Bulma le dirigió nuevamente la mirada. Otra vez su corazón volvió a acelerarse por el miedo. ¿De verdad sería capaz de hacerlo?, ¿o solo lo decía para intimidarla?-mi tripulación ansia una diversión, y sí tu no aceptas ser mi mujer por las buenas, estoy dispuesto a arrojar a tu hijo para complacerlos.

-Lo diré una última vez. Desvístete.

Bulma lo obedeció. Odiaba verse débil frente a él en especial. Pero la vida de su hijo valía más que su virginidad. Ella juro que lo protegería y vería por su bien antes que el de ella. Eso hacia una verdadera madre.

Eso es lo que hubiera hecho su hermana si hubiera estado en su misma situación.

Su vestido parecido al tono blanco de su piel cayó directamente al suelo. Cuando quiso proseguir, quitándose la parte superior de su ropa interior, el Saiyan la detuvo. Bulma creyó por un momento que el Saiyan se había arrepentido de querer forzarla, pero no fue para eso que la detuvo, sino para ser el quien terminara de desvestirla. Bulma cerró sus ojos mientras que el dueño del barco que la mantenía cautiva retiraba sus prendas más íntimas. Lo hizo lento y sin necesidad de lastimarla. Ahora por fin estaba como la quería ver, como quería ver a cualquier mujer después de su desfiguración:

Lista para ser suya.

La tomo entre sus brazos y la llevo hacia la cama. La deposito en ella. Bulma seguía con los ojos cerrados. Sería suya, pero ella no observaría lo que el haría con su cuerpo, tampoco le demostraría lagrimas ni reproduciría sollozos. El no merecía nada de eso. No merecía nada que no fuera su odio.

-Corresponde a mis caricias-ordeno antes de empezar a tocarla-Solo así tu hijo no recibirá ningún daño.

Vegeta no espero a que Bulma le respondiera para empezar a besarla.

Empezó siendo un beso lento, pero cuando ella empezó a corresponderle se volvió apasionado. Vegeta sentía una verdadera dicha mientras la besaba y acariciaba de manera lenta y suave. Su deseo de poseer de nuevo a una mujer lo dominaba. En un principio tenía pensando en empezar su venganza aquella noche, como su fiel tripulante Nappa le había aconsejado, pero esa idea se desvaneció cuando ella correspondió de buena manera a sus besos y a sus caricias. Sus labios bajaron a su cuello. En el deposito pequeños besos que hicieron que Bulma se moviera un poco. Vegeta alzo la vista. Bulma seguía con los ojos cerrados, pero ahora sus mejillas habían tomado un ligero tono carmín. Vegeta sonrió. Se aseguraría de no ser el único que disfrutaría esa noche.

Llevo su boca al seno derecho de su mujer, y empezó de manera tierna y suave a degustar de él, mientras que acariciaba el seno izquierdo con su mano izquierda. Bulma volvió a moverse, pero esta vez fue más evidente, además de que un singular sonido escapo de sus labios. Era un gemido. Un gemido que demostraba que disfrutaba de sus caricias, pero ella nunca lo admitiría ni tampoco Vegeta la obligaría a admitirlo. El solo tenía presente saciar su deseo y seguiría como hasta ahora para conseguirlo. Después de un tiempo acariciando esa parte tan deliciosa de su mujer, bajo a su abdomen, en el siguió depositando más besos hasta que llego a la zona más íntima de una mujer. Su intimidad. Acaricio los vellos azules que se hacían presentes en la zona ya mencionada. Era la primera vez que acariciaba unos que no fueran castaños, rubios o rojizos. Todo en ella parecía ser único. Desgraciadamente, no era el único quien lo había percibido. Separo sus piernas para tener mejor acceso a la hora de entrar en ella. Se quitó sus pantalones negros y los deposito en el suelo tapizado de la cabina. Entro en ella rápidamente, tan rápido como se había quitado sus pantalones, y, a consecuencia de ello, Bulma grito de dolor y abrió sus ojos que poco a poco soltaban lágrimas.

Vegeta no entendió porque había reaccionado de aquella forma. Se suponía que lo estaba disfrutando, sus gestos, sus adorables sonidos, incluso sus mejillas encendidas se lo demostraban. Si alguien entrara repentinamente y los observara, no le pasaría por la cabeza que la estuviera forzando, todo lo contrario...Salió de ella desconcertado, y solo así se dio cuenta de una cosa. Su miembro estaba manchado de sangre...

Ella no podía ser una mujer virgen. Simplemente eso era imposible. Su esposa tenía un hijo que ante la sociedad se le consideraba un bastardo. Recordó por unos breves momentos al hijo ilegítimo de su mujer, el niño no se parecía a ella en lo más mínimo. Bulma tenía el cabello verde azulado y sus ojos eran azules mientras que su bastardo tenía el cabello y los ojos de color oscuro. Aunque, cabía la posibilidad, de que su hijo se pareciera a su padre. Vegeta también se parecía mucho a su progenitor. Prácticamente eran idénticos. Tal vez eso también sucedía con el hijo ilegitimo de su mujer.

Sí, eso debía de ser...

-Termina con esto de una buena vez, Vegeta-la voz de Bulma se escuchaba molesta. El miedo que sentía al ser observada y tocada por el Saiyan se desvaneció. Tal vez porque no fue tomada con brusquedad como ella imagino en un principio que haría. ¿Por qué?, no lo sabía, ni tampoco se lo preguntaría, pues a pesar de haber sido ''delicado'' con ella, estaba molesta. Cuando llegara su turno de venganzarse, le desfiguraría la otra mitad del rostro, o sí, claro que lo haría. Así ninguna mujer se acercaría a él ni por equivocación.

-Supongo que no estarás en esos días del mes, ¿verdad?-la segunda posibilidad respecto a la sangre que había envuelto su miembro fue esa, esa posibilidad parecía ser más razonable que pensar que la había desvirgado. Aunque tenía que admitir que sintió mucha vergüenza al preguntárselo.

Bulma lo observo rápidamente ya con el entrecejo fruncido, no podía verse en un espejo, pero sabía que sus mejillas estaban encendidas por la ira que sentía hacia él. Bajo su enfurecida mirada hacia su miembro, y entendió a donde quería llegar con su repentina pregunta. Podría decirle la verdad, decirle que él le arrebato su virginidad. Él se sentiría orgulloso de eso, era hombre después de todo, y la seguiría penetrando hasta saciar su deseo...Pero si decía si a su pregunta, ¿se desistirá de tocarla?, esa posibilidad existía, pues se había detenido para preguntárselo.

-¿De qué hubiera servido decírtelo?-contesto con total seguridad. Su voz todavía sonaba molesta-de todos modos me hubieras forzado a estar contigo, ¿o me equivoco?

El creyó en su respuesta, ya que esta tenía sentido.

¿Debía desistir de seguir?

Debía ser sincero consigo mismo.

No deseaba alejarse de ella.

Era el exquisito placer de tenerla a su merced, que lo retenía a esa maldita mujer.

Comentarios :3

Perdón por la tardanza, jejeje, me tome unos días de mis vacaciones para descansar y despejar mis ideas, se que prometí actualizar pero realmente necesitaba un descanso :3, bueno, espero que les haya gustado el capitulo, ahora si vendrá lo bueno XD, antes de que se me olvide, si notan algún error de unión de palabras o los párrafos muy separados es porque hoy escribí directamente desde wattpad, no lo hago muy a menudo, pero no tenia donde mas hacerlo XD. Hasta otro día :3

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