Capitulo: 5
Narrador.
-¡Demonios!-exclamo un tripulante molesto. Dueño de una cabellera negra y bien cuidada, sus ojos, del mismo tono que su cabello, parecían echar chispas de lo molesto que estaba, su piel bronceada, hacia un excelente contraste con su traje anaranjado que, casi siempre, utilizaba, pero lo que realmente lo caracterizaba, era su cicatriz en forma de x en su mejilla izquierda-¡cuanto tiempo mas tendremos que esperarla!
-¡Si te molesta mucho esperar a tu capitán, entonces lárgate, Yamcha!-le sugirió un segundo tripulante que, a diferencia del primero, era mas alto-que aquí nadie a solicitado tu presencia-después de asimilar un momento al tripulante, agrego-¿no se suponía que estabas herido de una pierna?, al menos, esa fue la excusa que diste para evitar subir los baúles esta mañana. Sabes, no me impresiona que esa herida tuya resultara ser falsa, para no cumplir con tus obligaciones-se encoje de hombros-siempre has sido un flojo abordo, y un cobarde en batalla.
Ese ultimo comentario, logro enfurecer mas al tripulante inicial, se acerco a el y, sin pensar en las consecuencias, y la diferencia obvia de estatura, lo tomo del cuello de la camisa blanca que portaba.
-Te enseñare lo que soy capaz de hacer en batalla.
-Hazlo. Enséñame-lo desafió-pero utiliza tu fuerza, no tus sucias artimañas-Yamcha lo observo, haciéndose el desentendido, algo que, rápidamente, capto su compañero-que, ¿crees que no se lo que haces durante el combate?-Yamcha lo soltó...lo habían descubierto, el contrario sonrió, y agrego-¿enserio creíste que nunca nadie se daría cuenta de lo que haces para obtener la victoria?-Yamcha desvió la mirada, ahora las olas moviéndose de un lado a otro con rapidez, tenían su atención-no eres mas que un cobarde, Yamcha-se cruzo de brazos-ahora entiendo porque nuestro capitán rechazo tu oferta de compromiso-Yamcha volvió a dirigirle la mirada molesto-no hay mujer en su sano juicio que quiera un cobarde como esposo...
Yamcha volvió a sujetarlo. Sus ojos volvían a echar chispas.
-Hare que te arrepientas, Piccoro.
El contrario sonrió.
Esto se pondría interesante.
-¡Piccoro!
Un tercer tripulante que, ambos conocían perfectamente, apareció para interrumpir su combate, el tripulante que, tenia la estatura de un niño de doce años, y ni un solo cabello, aguardando en su cabeza, corría a toda velocidad hacia ellos, su mirada reflejaba preocupación. Cuando se detuvo frente a ellos, agitado, Piccoro pregunto, aun siendo sostenido por Yamcha.
-¿Que sucede Krilin?
-Bulma...¡Bulma ha sido secuestrada!
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-Hazlo...-contesto la ex pirata sin una pizca de temor en su voz. Prefería mil veces quedar marcada por el, que ser su mujer.
Al escuchar su respuesta, Vegeta frunció el entrecejo y, apretó con mayor fuerza, el cuchillo sobre la mejilla de la que ahora, era su esposa. Odiaba su rechazo. No porque sintiera amor por ella, al contrario, la odiaba, la odiaba como nunca había odiado a nadie. Por su culpa, su vida se había ido al carajo. Su barco se había estropeado, y por meses había sido la burla de los demás piratas por haber sido derrotado por una mujer, o mejor dicho, por una niña que empezaba a convertirse en una. Aunque les hizo pagar con su vida por haberse burlado de el, no quedo satisfecho, necesitaba vengarse de ella, necesitaba verla derrotada, humillada, pero primero la disfrutaría. Hace mucho tiempo que no tenia una mujer en su cama por culpa de ella, pues por la desfiguración que hizo ella en su rostro, las mujeres de la alta aristocracia y la extrema pobreza, empezaron a huir de el como si el fuera un monstruo que estaba dispuesto a destruir una aldea. Su nueva apariencia les causaba repugnancia, y ahora sabia que también a ella, pero a eso a el no le importaba. Lo único que le importaba, era saciar su deseo...
-¿¡Qué estas esperando, Vegeta!?-Bulma seguía sin demostrar miedo a través de su voz-¿qué me retracte?-una sonrisa apareció en su rostro, logrando desconcertar al que ahora era su esposo-pues no, no voy a desistir de mi decisión, prefiero mil veces quedar como tu, que ser tu mujer , incluso la muerte seria mejor que soportar tus besos, tus caricias y...-Bulma supo que era el momento, con todas las fuerzas que sus brazos le permitieron, arrojo a Vegeta al piso tapizado de la cabina. Bulma tomo el cuchillo que había quedado en la orilla de la cama, y bajo de ella por el lado izquierdo de la misma. Vegeta se levanto del suelo, sus ojos echaban chispas.
Bulma coloco el cuchillo en su mejilla izquierda, justo donde estaba la cicatriz del saiyan.
El se detuvo.
-Si tu maldita venganza, es por la cicatriz que te hice por querer adueñarte de tierras que claramente no te pertenecían, por haber acabo con esos ladrones, vividores y violadores a los que tu hacías llamar tripulación, y por haber destruido ese inmundo barco en donde tenias rehenes que tenias pensando vender como esclavos a esos malditos aristócratas, déjame decirte, saiyan, que estoy dispuesta a contribuir a una parte de tu venganza hacia mi-el la observo claramente confuso-tal vez así, tu alma deje de atormentarse con los recuerdos del pasado.
Bulma cerro sus ojos. De algo si podía estar segura en aquel momento. No se arrepentía de lo que estaba a punto de hacer. Movió el cuchillo con fuerza para marcar su mejilla. No sintió el dolor que debía de haber sentido. No sintió la sangre resbalarse desde su mejilla hacia su cuello ni en ninguna otra parte visible de su cuerpo. Bulma abrió sus ojos, quería saber porque no sentía dolor. Sus ojos se abrieron mucho mas por el asombro, pues Vegeta había detenido el cuchillo, ahora ya no había distancia entre ellos. Pudo arrebatarle el cuchillo y hacerla suya ahí mismo. Pero no lo hizo. Tan rápido como la detuvo, salio de la cabina.
Bulma, aun impactada por lo que había pasado, se dejo caer al suelo tapizado de la cabina, mientras que una lagrima tenia intenciones de caer a su mejilla.
Vegeta salio de su cabina para dirigirse a la de Nappa, esta se encontraba del lado izquierdo de la suya, pues siendo su ayudante de cámara, necesitaba tenerlo lo mas cerca posible, ya que los ayudante de cámara eran los encargados de llevar el desayuno, comida y cena a su capitán. Encargarse de la ropa que usaría su capitán cada día, y obviamente ayudarlo a vestirse, entre otras cosas.
Vegeta entro a la cabina de Nappa, lo observo sentado en la orilla de su cama, observando con especial atención, al hijo ilegitimo de la ex pirata. El mocoso seguía dormido a consecuencia del somnífero que Turles le dio cuando lo capturo.
Con el se desquitaría.
-Quiero que avientes al bastardo de mi mujer por la borda.
Nappa se levanto exaltado de su cama.
El no era capaz de hacerle eso a un niño, mucho menos a uno tan pequeño.
No. No lo haría.
-¿Que demonios pasa contigo, Vegeta?
-Es una orden, Nappa.
-¿Realmente estas escuchando lo que estas diciendo?, ¡Me estas ordenando que mate a un niño, Vegeta!
-No te tengo aquí para que me des sermones, Nappa, sino para que cumplas mis ordenes.
Nappa no se movió.
-Muy bien, ¡lo haré yo!-se movió del lado derecho, para poder acercarse a la cama de Nappa para tomar al niño, pero Nappa lo tomo del brazo.
Nappa sabia que se estaba arriesgando demasiado, pero no iba a permitir que le hiciera daño al niño.
-¿Que te hizo esa maldita mujer para que estas actuando de esta manera, Vegeta?
Esta vez, su capitán no le respondió.
-Acaso...acaso ella se negó a estar contigo.
-¡Cállate, Nappa!-exclamo molesto.
Desviando su mirada.
Claramente estaba en lo cierto. Y obviamente tenia razón de estar enojado. Ella era su mujer, el tenia derechos sobre ella, y en ese momento, se lo haría ver.
Tal vez así desistiera de arrojar al pequeño al agua.
-Tómala a la fuerza-le recomendó Nappa.
Vegeta le dirigió la mirada.
-Esa mujer ahora es tu esposa, Vegeta. Ahora tu eres el único que tiene derechos sobre ella, y uno de ellos es hacerla tuya cuantas veces quieras, aunque ella este o no de acuerdo. Ademas-una sonrisa aterradora apareció en su rostro-abusar de ella seria un inicio perfecto para tu venganza.
Nappa le abrió la puerta.
-¿Cuando fue la ultima vez que estuviste con una mujer, Vegeta?
Vegeta lo observo por un momento. Nappa tenia razón. Había sido muy estúpido de su parte salir así de su propia cabina. Ella ahora era su esposa. Su responsabilidad era complacerlo. Y lo haría. La obligaría, sino, su hijo pagaría las consecuencias. Vegeta no se tentaría el corazón para lastimarlo, si ella no se entregaba a el de forma voluntaria.
El no la tomaría por la fuerza, ese no era su estilo.
Vegeta salio de la cabina de su ayudante de cámara. Sus hombres que, eran muy diferentes a su tripulación pasada, seguían festejando como si en verdad hubiera algo que festejar. Ahora se encontraba en frente de su cabina, pero antes de mover la perilla para ingresar nuevamente en ella, escucho que alguien acompañaba a Bulma, se trataba de Kale, la mujer que contrato hace unos meses para encargarse de la limpieza del barco, y ahora también la encargada de vigilar a su esposa. Vegeta decidió que lo mejor era esperar, tal vez podría escuchar algo que pudiera ayudarlo en el futuro.
-¿El capitán...le hizo mucho daño?-escucho que preguntaba Kale a Bulma.
-No...no me hizo daño, pero estuvo a punto de hacerlo, sabes, nunca creí que después de la muerte de mi hermana, volvería a sentir miedo....cuando el estuvo arriba de mi, sentí...sentí que me moriría...
Vegeta apretó sus puños .
Entiendo. No debe de ser fácil para usted, siendo una mujer muy bonita, tener que entregarse a un hombre como el capitán, su desfiguración...
-Eso es lo de menos, Kale-escucho que Bulma la interrumpía-su cicatriz no es el problema...
Vegeta deshizo sus puños...¿era verdad lo que decía?, ¿de verdad su cicatriz no le daba repugnancia?, entonces...¿porque se negaba a el estar con el?
-El problema con el es...su temperamento.
Comentarios :3
¿Como les va en su domingo?
Espero que bien.
¿Les gusto el capitulo?, se que fue un poco corto pero ya vendrán capitulos mas largos :3
Este viernes salgo de vacaciones, asi que desde la próxima semana habrá actualizaciones constantes.
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