Capitulo:10

Narrador:

Los intensos y poderosos rayos del sol, por fin hicieron efecto en la antigua heredera.  Poco a poco empezó abrir sus ojos. Había tenido un sueño hermoso que nunca admitiría. En él se había entregado por completo al Saiyan. Gracias a él había conocido el verdadero placer. Disfruto de sus besos ardientes y sus caricias, pero también había tenido una terrible pesadilla, en ella su hijo había desaparecido…. gracias a dios solo había sido un sueño.

Ahora que veía con total claridad, se dio cuenta que no había sido un sueño. Todo había sido real, y eso la aterraba. Bulma yacía desnuda en el suelo aunque había sido cubierta con el ostentoso vestido que fue forzada a usar el día anterior. Obviamente no estaba en buenas condiciones, pero no tenía otro vestido que ponerse. A su lado derecho, aguardaban además de tres manzanas de un intenso color rojizo, casi llegando al color escarlata, estaban un par de botas negras, ¿le pertenecían al Saiyan?, Bulma no estaba segura, ya que no recordaba sus prendas del día anterior. Decidió ponérselas. Total, si le pertenecían a él, se las devolvería cuando estuvieron los dos en el barco.

Si todo lo que había pasado entre ellos no había sido un sueño, ¿en dónde estaba el ahora?, solo había dos posibles respuestas a su pregunta. Él pudo haber regresado con su tripulación para asesinar al resto de los Namekusein, a pesar de haberle prometido que no lo haría, o, estaría en este momento buscando a su hijo como también le había prometido. Esperaba que la respuesta correcta fuera la segunda.  Cuando termino de ponerse nuevamente el vestido y de haberse colocado las elegantes botas, empezó a caminar de regreso al puerto, ya que más delante de donde se encontraba, ya no había camino.

No lo admitía, pero estaba segura que el Saiyan lo encontraría. 



El Saiyan caminaba sin mucha velocidad. No se encontraba cansado ni tampoco despreocupado, al contrario, estaba muy interesado por encontrar al mocoso, ya que mientras más rápido lo encontrara, más rápido partirían de la isla.

Si caminaba de esa manera tan despreocupada, era para observar con detenimiento cada parte visible de la isla. No gritaría su nombre. Si lo hacía, el mocoso no saldría jamás de su escondite.

Él se preguntaba porque Bulma había decidido hacerse cargo del mocoso, sabiendo que estaría en mejores condiciones si se quedaba en el reino en compañía de su abuelo. Si Gohan era el único hijo de su hermana, el gobernaría el reino cuando cumpliera la edad determinada. Sonrió ampliamente. Le hubiera gustado ver la cara de su padre al enterarse que ya había un heredero. 

Se detuvo al percatarse de algo extraño. Una manzana rojiza, parecida a las que le había dejado a Bulma esta mañana para que desayunara, había caído repentinamente de un árbol no tal alto. Luego cayó otra.

¿Podría ser el?, tendría que averiguarlo.

Se acercó con cautela al árbol ya mencionado. Se ocultó detrás de unos arbustos de un verde intenso. Sus sospechas fueron ciertas. Debajo del extenso árbol estaba el hijo adoptivo de su mujer. Gohan lo movía con su poca fuerza para que las manzanas que aún faltaban, cayeran.

Gohan lo observo salir de los arbustos. Se asustó y empezó a correr del lado contrario. Vegeta lo alcanzo y lo tomo del cuello de su ridículo traje de colores extravagantes.

-Creo que ya te has divertido demasiado, pequeño mocoso.

-¡Suélteme!-exigió el pequeño sin miedo mientras forcejeaba.  

-Lo hare, no te preocupes, pero lo hare cuando te aviente a los brazos de tu madre-lo elevo lo suficiente para que ambos se vieran mutuamente. Sonreía por lo divertido que le parecía la situación-sabes, debería de agradecerte por escaparte, ya que si no hubieras escapado, mamá y papa no hubieran pasado la noche juntos.
  
-¡Tú no eres mi papa!-exclamo el pequeño furioso.

-¿Y porque no puedo serlo, pequeño insolente?-le pregunto con un leve tono burlesco.

Tal vez no era hijo de la gritona de su esposa, pero sí que había heredado su fuerte carácter. 

Ambos se vieron mutuamente.

Ninguno se soportaba, aunque Vegeta tenía que admitir que el pequeño tenía coraje.

Cuando creciera, podría convertirse en un auténtico pirata.     

De un pirata del que pudiera enorgullecerse.

-¡Gohan!-la voz de Bulma se escuchó repentinamente.

La localizo fácilmente. Se encontraba de pie a unos metros de ellos. Al Saiyan se le escapo una risita al observarla. Se veía ridículamente hermosa. En su cabello todavía podía observarse varias hojas de distintos tonos de verde y pequeñas ramas. El vestido, que le había pertenecido a una antigua amante, estaba sucio y mojado. Posiblemente se había caído al rio que había más delante de donde se encontraban anoche. Se había puesto sus botas, pudo notar que le quedaban grandes y que apenas podía moverse con ellas.

Bulma camino velozmente y abrazo a su pequeño con fuerza y dulzura. Rápidamente, lleno las pequeñas y redondas mejillas de su pequeño de besos, y al terminar lo tomo entre sus brazos. Vegeta frunció el entrecejo. Estaba molesto por  ser el mocoso quien recibiera los besos y las caricias de su mujer.

Decidió interrumpir  su reencuentro diciendo:

-Hay que regresar-se dio la vuelta. Ahora se encontraba a espaldas de Bulma-Nappa y los demás deben de estar ansiosos por regresar a nuestra isla.

-¿Nuestra isla?

-Sí. No solo soy dueño de un reino prospero, Bulma. También poseo una isla en donde mi tripulación puede descansar tranquila  cuando no hay ninguna isla que podamos tomar, además de que puede ser peligroso tenerte a ti y a tu mocoso en el mar en estos momentos, ya que posiblemente tu padre debe de estar buscándote.

Bulma sonrió ante aquella posibilidad. Su padre debería de estar desesperado por encontrarla. No porque tuviera miedo de que ella  pudiera encontrarse en peligro, sino porque podría tener problemas graves si no se presentaba a la boda. Sonrió todavía más. Como le gustaría ver la cara de su padre cuando se entere que quien la rapto, era el propio príncipe Vegeta.

Observo como él ya se había empezado a caminar.  A diferencia de ella, el Saiyan se veía todavía presentable. Lo miro con detenimiento. No usaba sus botas. Bulma sonrió. No las pudo haber olvidado, era imposible olvidarlas con el intenso sol que ahora se presentaba en la isla de Namekusein. Si las había dejado, era para que ella las portara.

Ahora no solo tendría una cosa que agradecerle.

No pensó que iba a decirle, solo lo alcanzo. Coloco su brazo izquierdo en el hombro derecho del Saiyan para que este se detuviera. Lo consiguió.

El la observaba intrigado.

No solo quería agradecerle, sino también preguntarle porque lo hacía. ¿Por qué la vestía con vestidos elegantes y joyas preciosas?, ¿porque no la había encerrado en una mazmorra si era su prisionera?, ¿Por qué no la trataba con fuerza cuando estaban en la intimidad?, todo eso y más quería preguntarle, pero sabía perfectamente que si lo hacía, él no le respondería.

Así que dijo:  

-Gracias…Vegeta.

-No tienes que agradecerme nada, Bulma, solo cumplí con mi parte del trato. Ahora apúrate, que mi tripulación debe de estar ansiosa por regresar.

El siguió caminando, y Bulma no tuvo otra opción más que seguirlo.

Durante el camino de regreso ninguno de los dos dijo nada.

Ahora que los dos habían regresado. Bulma anhelaba encerrarse en su cabina para ya no verlo.   

-¡Nappa!-el Saiyan nombro a su ayudante de cámara para que se acercara, para su sorpresa, todo estaba en calma.

-Dime Vegeta.

-Llévate al mocoso a tu cabina, y después lleva a mi mujer a la mía. Ordénale a Kale que la ayude a bañarse y a vestirse para el almuerzo. Y también dile a Turles que estamos listos para partir.

-Sí, Vegeta.

Cuando Nappa camino del lado derecho de su capitán, el mencionado le susurro:

-Elige a dos de la tripulación para que queden aquí-le susurro- quiero que ellos se encarguen de matar a los Namekusein y me lleven sus cabezas a la isla-sonrió perversamente- quiero que sean un regalo de bienvenida para mi esposa.

Antes de que Nappa pudiera acercarse a Gohan, Bulma dijo:

-Ahora seré yo quien se encargue de mi hijo-dijo mostrando nuevamente su carácter-si debo de tomarme un baño, lo hare en la cabina que habite la primera noche que pase aquí. Y ahí me quedare hasta que lleguemos a la isla. No volveré a alejarme de mi hijo.

-Eso no pienso permitirlo-dijo con firmeza el capitán Saiyan-eres mi mujer, y tu deber es permanecer a mi lado hasta que decida lo contrario.

-No. Anoche me aseguraste que si volvía a entregarme a ti podría cuidar de mi hijo y elegir quien estuviera cerca de él-sus mejillas volvieron a enrojecerse, pero ya no le importaba-y yo no quiero que estés cerca de él, ni tampoco cerca de mí.

-Espero que uses ese carácter cuando se trate de proteger a nuestro hijo.
Bulma, desconcertada, se dio la vuelta después de haberlo escuchado.

-¿Nuestro hijo?

-Sí, ahora que te tengo aquí, no solo planeo vengarme de ti, sino también utilizarte para tener un hijo. Quiero un heredero, y solo tú puedes dármelo.

Bulma sonrío llena de gracia.

Este hombre debía de estar bromeando.

-Si yo llegara a embarazarme de ti, lo primero que haría sería arrojarme al agua para protegerlo de ti.

Comentarios.
No pensaba actualizar pero no podría hacerlo este fin de semana, ademas de que ya vamos a la mitad de la historia, si señores, esto ya está llegando a su fin, y cuando está termine vendrá otra que ya lleva algo de avance, no la he publicado porque quiero al menos terminar una de las historias.
Aquí la portada.

Tal vez no sea muy llamativa, pero lo que importa es la intención ¿no?
Hasta aquí me reporte Joaquín!

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