Capítulo VIII

Abro los ojos pesadamente y apenas me doy cuenta de donde estoy doy un ligero salto.

«Es real.» me digo a mi misma.

Me froto los ojos hasta que noto una figura femenina a los pies de la cama, sus ojos color ámbar me observan con curiosidad.

Es una mujer con una belleza peculiar, es hermosa dependiendo el punto de vista.

Sus facciones felinas se mueven para mostrarme una sonrisa torcida.

—Percibí algo en ti —Su voz tiene un acento extraño—. Algo que la arrogancia de Elizabeth no la deja ver —Se pone de pie y puedo ver su vestidura, es algo... extraña, pero encaja con el contexto en el que estoy. Su túnica gris se adapta a las curvas de su cuerpo de manera gracil—, pero no comprendo como tú misma no lo sabes.

—¿Qué debo saber? —Mi voz es áspera y ronca.

Camina hacia la mesa de noche que hay junto a la cama y sirve un vaso con agua.

—Que pena, pero si no lo sabes lo tienes que descubrir por ti misma —Finge aflicción pero en seguida vuelve a su semblante macabro y burlón—. Y eso no te servirá de nada, querida —No comprendo a lo que se refiere hasta que veo el teléfono junto a mi —, sólo conseguirás hacerla enfurecer, y créeme, no te gustará verla enojada —Bebe el agua.

—¿Le temes? —cuestiono.

—La respeto —Hace un movimiento con sus manos y una bandeja de comida se materializa—, la transporté aquí no la creé. —Se precipita a aclarar.

—Igual no la comeré.

Se encoge de hombros con aire desinteresado.

—Ni siendo quien creo que eres sobrevivirás sin comer. Lo cual sería un desperdicio pero no mi problema, es más, me pregunto si... —Mueve sus dedos e hilos de luz se desprenden de si, los destellos van rodeando mi cuerpo y el de ella. Siento un ligero mareo y cierro mis ojos por instinto, cuando los abro es de forma desconmensurada debido a la sorpresa.

Suelto el aire como si me hubiesen golpeado en elestómago.

«¿Dónde estoy?»

Estoy sobre una superficie de lisa. El ambiente del lugar es denso. Examino mi alrededor, hay poca iluminación pero siento que fui transportada a una película de ciencia ficción.

«¿Pero que demonios...?»

Sígueme. —Siento un tirón de mi mano y al observala noto como las luces de hace unos minutos se encajan en mi muñeca como si de esposas se tratase.

—Como si tuviese otra opción... —murmuro y me pongo de pie.

Este lugar huele raro, la sigo por pasillos que ella abre y cierra con ligeros movimientos de mano.

No sé en que momento salimos del estado futurístico para entrar al medieval, pero por extraño que parezca en este me siento cómoda. Las personas que encontramos parecen normales a simple vista, a excepción de unos pocos una pregunta por parte de ella me desconcierta «¿familiarizada?» no respondo aunque así me siento.

«¿Cómo poder sentir familiar algo tan ajeno, extraño, macabro, aquello que nunca creíste que pudiese existir? ¿Cómo?»

A pesar de la singular belleza de la magia presente, el lugar está en decadencia, el cielo —o lo que se supone que es, puesto que nada es lo mismo aquí— tiene un color gris mezclado con tonos rojizos, parece... herido.

«¿Herido el cielo? Vaya que estas mal, Vega. Deja las historias de fantasía, aunque... de hecho esto parece una.»

Sacudo mis pensamientos al visualizar a un hombre rubio de ojos muy azules, «¡Vaya!» es el comentario comentario que cruza mi mente al verlo. Es... Hermoso, se acerca de manera segura hacia mi y luego a mis labios... ¡Un momento! Lo empujo con fuerza. Pero para mi sorpresa es con demasiada, ya que queda a mucha distancia de mi. Observo mis manos atónita por la fuerza que sentí salir.

Una risa escandalosa brota detrás de mi.

Me giro despacio y me encuentro con la dueña de dicha risa.

—Deja esa cara de susto, tonta. No fuiste tú. —Eso es tiene más sentido—. No por ti sola —dice en un tono casi inaudible—, es un recolector, absorbe energía al igual que Elizabeth pero no puede convertirla en poder. Sólo la roba y la transfiere al mejor postor. Pero vaya sorpresa se ha llevado contigo... Es sorprendente que crees inmunidad ante ellos, o quizá es sólo demasiada energía... —Analiza para si misma.

No comprendo la mayor parte de lo que dijo así que decido mantenerme en silencio.

En el resto del recorrido parece notar mi curiosidad por la densidad del lugar porque me explica que la ambición de los seres poseedores de magia les hizo acabar con su mundo y por eso residen en el nuestro. Y que aunque unos prefieren mantener un perfil bajo, que pueden ser la persona, cosa o ser más común que haya visto, ya sea: un gato, perro, y hasta el vecino de la casa de al lado. Otros, como la mujer de tinta, poseen otros rangos, desde altos cargos en la política como multimillonarios con gustos extravagantes.

Presto suma atención a todo, no entiendo porque me brinda toda esta información pero la noto sonreír de forma rara cuando algo me parece familiar.

Me mantengo en silencio hasta que mi estómago ruge y ella decide que debemos regresar. De regreso la sensación de vértigo vuelve y casi vomito, pero dado a que no he comido nada no es mucho no le devolvería. Con gran recelo como un poco de lo que hay en la bandeja. La comida sabe a gloria en estos momentos.

Ella me deja sola de nuevo y cuando me giro a la cama ya no encuentro el teléfono.

Mi única posible salida ha desaparecido.







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No pude crear dedicatoria así que...

Dedicado a: JerssyCM

De: quien dices que es tu escritora juvenil favorita;)

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