Tragar.
Advertencia de gore a todo lo que doy más adelante.
Básicamente maté a un animal.
🌹
El acosador se encuentra en la residencia Well, con su amigo, uno de los dos se ahoga en el alcohol de casa.
— ¡Y entonces me escondí en un armardio- armadio- um, closet! Justo cuando se volteo, y estafa segu- segur- bueno, creí que me veriea ¿Vería? pero ¡No! — Exclama victorioso, botella en mano y sonrisa de idiota en su cara. El chico de "ojos" negros, se atraganta con sus palabras.
— ¿El tipo de Outlast? — Pregunta Edd, una ceja alzada mientras Thomas ríe sin parar.
—¿Ah? ¿Qué? — Thomas se ve claramente confundido, hace puchero con sus labios y su cabeza asiente sin saber por qué. - Si. Eso. Si.
— Claro... — Edd rueda sus ojos y finge escuchar las palabras sin sentido de Thomas, asintiendo o negando de manera aleatoria. En sus manos, una libreta azul claro. Piensa en ver los contenidos de esta, a fin de cuentas, Tom está borracho y tiene ganas de dibujar. Pero no. Mejor no.
🕷
— ¡Boom, Perra! — Grita Tord, tirando de manera brusca el control de la Nintendo 64.
— Recuerdame por qué soy tu amigo. — Gruñe Yanov. Tord lo había aplastado en el match de Donkey Kong.
— No sé, ¿Por que soy lindo? — Se burla el noruego, alzando y bajando sus cejas. El de cabellos negros le lanza unas palomitas a la cara y ambos empiezan a reír.
— Oye, ¿Cuándo llega Pat? —Pregunta Yanov antes de cambiar de arena en el video juego.
— Dijo que te quería demostrar algo antes de desaparecer. — Responde Tord, volviendo a elegir a Krusha y poniendole el color de piel amarillo. Yanov elige a Diddy Kong y Tord vira sus ojos. — Ese, es el personaje más chafa que podrías elegir.
— Tu usabas a la niña de coletas antes de desbloquear a Krusha. — Tord infla aus mejillas y mata con la mirada su amigo.
— Bueno, después de Krusha, ella es la mejor.
Tord se recarga en el sillón y trata de concentrarse en aplastar a Yanov una vez más, aprovechando que el contrario tiene a su personaje en el agua para lanzarle las naranjas que sirven como granadas en el juego.
— ¡Espera! — Chilla Yanov, dándose prisa en alejar a su personaje de Krusha.
En medio del ruido de las explosiones, la risa de Lassen y la música de fondo del juego, Yanov reconoce el sonido del timbre.
— Esperame un rato. — Murmura, pausando el juego y dirigiéndose a la puerta. Escucha a Tord quejarse un poco seguido del característico sonido del crujir de las rosetas.
Al abrir la puerta, Se encuentra con Patryck, el mayor tiene ojeras y parece ser que le dieron una paliza.
En sus brazos, ve mechones de pelaje blanco manchados con sangre. Huele a plástico quemado.
Alguna sustancia verde y desagradable está untada en la camisa del polaco. Hay algo bajo la sangre, cubierto por la sudadera amarilla de Patryck.
Está vivo. Su pecho se alza y baja suavemente. Gimotea.
— Yanov. Encontré a Ragnarok. — Lágrimas caen por los ojos de Patryck, manchando más su ropa. Algo que entraría en una película de horror frente a sus ojos. Ragnarok está muriendo. Los agudos aullidos del animal haciendose paso hasta lo más oscuro de su mente, sus oídos zumban.
— ¿Qué? — Cujar titubea. Se siente enfermo. Hay algo, demasiado duro para ser pelaje, que sobresale entre la horrorosa escena frente a él.
No puede ser.
— Yan. Este es Ragnarok. — Patryck respira agitadamnete.— Yan, Yan, necesito que tu mamá lo revise, ¡Reacciona! — Grita Brooklyn.
— No... Ella no está... — Intenta que sus palabras tengan coherencia.
— ¡Maldición! — Vuelve a gritar Patryck, su amigo incapaz de procesar la situación.
El de cabellos negros ve petrificado al animal, el pecho de este, deja de alzarse más pronto que tarde.
Siente que se atraganta con su propia saliva.
— Patryck... Patryck, no respira.
— ¡¿Qué demonios es eso?!
Tord.
Claro que Tord bajaría con tanta conmoción.
🕷
Se siente pésimo. Se siente demasiado mal como para decirle la verdad a Tord.
— ¿Es en serio lo de los tipos golpeandolo? — Pregunta Yanov, incrédulo.
Patryck niega, sacando una lata de coca-cola del refrigerador de el chico de cuernos.
— No. — Confiesa. — Ambos sabemos que no era nada manso. No entiendo como es que nunca atacó a Tord. — Se deja caer en el sofa al lado de su amigo, abre la lata y le da un sorbo.
— Bueno, con razón lo llamó Ragnarok...
— No hay nombre mejor para un perro. El fin del mundo o algo así. — Bromea Pat, se echa su cabello para atrás y cierra con fuerza sus ojos. Le tiende la lata a Yanov y este también toma de ella— Fue Varde.
Yanov escupe el agua. Tose violentamente y se aclara la garganta, el polaco no necesita voltear para saber que no le cree.
— Pat... Pat, no juegues.
— No sé por qué, pero, fue Pau— Se muerde la mejilla desde el interior. — Me pidió que fuera a su casa, pensé que sería por lo de la tienda, o Tord, o algo así. Pero... pero me dió a Rag en una caja. Yo pensé que así se lo encontró, pero... — Se revuelve en el asiento, mira hacia las escaleras y revisa que Tord no se diriga a la sala. — Pero me dijo que era un regalo... de él para, — Traga, decide citar al holandés.— de él para la perra que le quitó su ojo... Me dijo que le diera una carta, pero la tiré.
El ruso mira estupefacto a su amigo. Pau. El favorito de los profesores, el más pacífico de todos. Ese Pau, había atacado al perro que él mismo le regalo a Tord por una estúpida venganza.
— ¿Entonces él- — Una seña de Pat bsta para que el pelinegro no diga nada más.
— Pat. Yan. — Tord le arroja a cada uno un paquete.
— ¿Qué es esto?
— Son las cosas de Rag. No las quiero. Tienen cuatro minutos para irse — Explica antes de subir las escaleras de nuevo. Su voz era áspera y sus ojos demostraban su cansancio.
Patryck suspira y anima a Yanov a salir de la casa.
Mientras salen ven un recado pegado al refrigerador "Tomé el turno de noche, te veo luego, Jurn."
Las cosas iban de mal a peor.
🕷
Esta vez Tord no llora. Sólo mira como entierran a su perro. Lo que queda de su perro.
Se siente furioso, no sólo perdió a la única compañía que estaba en su casa cuando su madre tomaba turnos de más en el hospital. Sus amigos le mentían. Por que un camión no le hace eso a un perro.
Manda al demonio a la tarea. Se acuesta en su cama y cierra las ojos. No está dormido. Sólo cierra los ojos.
Su cabeza le duele, como si la apretaran. La imagen de la sangre de su perro en la camisa de Patryck grabada para siempre en lo más recóndito de su memoria.
Ni siquiera pudo estar ahí cuando...
Gruñe y gira, quedando en su costado. Intenta pensar en otra cosa. Le da asco. Se da asco.
¿Qué ha hecho que no sea llorar?
¿Dormir?
¿Actuar como una perra, llamando a quien sea por que no lidia con una absurda pesadilla?
Se para. Va al cuarto de sus padres y toma el primer libro que ve.
Su madre ni siquiera ha vsito su mensaje de lo que le sucedió al pobre perro de ambos...
Se talla los ojos con fuerza y tiene ganas de gritar. Cuando se asoma por su ventana, ve a su vecino golpear la pared, iracundo.
Que envidia le da. Si no tuviera su estúpido yeso, con gusto se volvería a romper la mano.
🕷
— ¡Maldición, maldición maldita sea! — El acosador grita, sus cuerdas vocales le arden, sus nudillos sangran por haber golpeado la pared blanca de su cuarto, dejándola manchada y ligeramente deformada.
Cometió un error.
Un grave error.
Jala sus cabellos marrones con fuerza y vuelve a gritar. Frente a él, yace Ragnarok, el perro de Tord. Recién desenterrado.
Saca su celular y busca en su lista de contactos "08", el ringtone suena tres veces antes de que le contesten.
— ¡¿Por qué hiciste eso?! — Grita de inmediato, apretando la lata en sus manos.
— Si Tord leyó la carta-
— Tord no leyó nada, ¿De verdad creíste que tu plan funcionaría? Solo te faltó decirle, ¡"Oye, X me sacó el ojo y te acosa"!
— Tú mataste a Ragnarok. — Gruñe el holandés del otro lado de la línea.
— Pero es tú culpa. — El acosador lame sus labios. — Tú llamaste a la policia cuando te visité ¿No? Por un momento te creí, que de verdad te alejarías de mi Tord. Querías decirle quien soy.
Del otro lado de la línea no se escucha nada. Lame sus labios.
— Admítelo, Varde. Es tú culpa. Por tu culpa, tu mejor amigo, va a perderlo todo... si sigues metiéndote.
— ¿No sería más fácil deshacerte de mí? ¿Dejar de hacerlo sufrir?
— Tal vez. Pero aún no te deshaces de Brooklyn. — El vecino sonríe. Tira su lata a el bote de basura cerca de su restirador y sonríe. Cuelga antes de permitir que el holandés hable, algo más interesante sucediendo en la casa de en frente.
Tord está recostado en su cama, leyendo "Matar un ruiseñor". No había leído ese libro. Ajusta la Kodak, revisa que el flash no sea muy fuerte, ya que, para mal, lo necesita.
🕷
Creo que no me salió bien el gore. Pero quería hacer claro que sucede con Pau y desarrollar el personaje de Tord .p
Recuerden, el lenguaje de las flores es importante.
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