Por la mirilla, lo ve.
Ve como corre, trotando con su perro cuyo pelaje se asemeja a una cejas. Unas, muy pobladas, cejas.
Está usando los shorts deportivos de la preparatoria y algo similar a una cardigan roja con líneas blancas, tiene un Top rojo.
Se lame los labios mientras admira a Tord. Está usando sus audífonos de diadema y muerde el cable, seguramente cansado de que este rebotando. Para este punto, el noruego ya está sudando pero eso no le importa a su admirador secreto.
Se da cuenta de que el perro se detiene a olisquear unos arbustos, ladra, llamando la atención de Tord, haciendo que pare, se baje sus audífonos y deje ver los pierciengs y clips en su oído.
Lame sus labios cuando Tord se agacha, su trasero dando una hermosa y tentadora vista, este voltea, hacia la puerta de su casa, de inmediato se agacha para que no lo vea, pero es absurdo. Cuando se vuelve a asomar por la mirilla ve pone a su perro una correa, ya que este suele ser muy flojo, pero a veces se echa a correr por su cuenta. Tord no quiere volver a perder a su perro, aún si al día siguiente aparecía frente a su casa, temía que algo así ya no sucediera.
Su acosador jamás permitiría algo así, pero, bueno. Tord no sabe eso.
Aún.
En su parada, un adolescente que, con algo de dificultad, reconoce como Pau, se acerca a su amado y empiezan a platicar alegremente. Tord se limpia el sudor.
Le gustaría hacerlo sudar.
Vuelve a lamer sus labios secos, casi por reacción.
Cuando Pau le da unas palmaditas en el hombro a Tord antes de seguir por su camino, siente su sangre hervir.
🐛
Ama ir a la escuela. De verdad que sí.
Le gusta ir a la misma clase de Tord, le encanta. A veces, la maestra, les deja trabajar juntos en algún proyecto.
Pero está enojado. Muy enojado.
Deberían saber que no le gusta que toquen a Tord.
Así que se queda en casa, toma su "cubremontañas", se viste con la ropa más genérica que encuentra, y le pide un favor al maestro de ciencias.
🐛
Ese día, en cuanto salen, Tord, Katya y Pau van a la tienda cerca de la escuela, se sienten suertudos pues sólo a ellos el profesor les pidió encontrar cosas fáciles de llevar.
Entran a la tienda y una mujer castaña los saluda sin mirarlos, hay más gente en el local, unas niñas comprando golosinas, otros compañeros eligiendo cigarros, y una señora mayor que tiene huevos y pan en la canasta de la tienda.
Cuando el acosador entra a la tienda, lo primero que hace es disparar a la cámara desde un punto ciego, dispara al estómago de los chicos que compraban cigarros, y las niñas. Le dispara al hombro a la señora mayor, a la cabeza a Katya y saca un cuchillo.
En este punto, Pau y Tord están llorando, tdo es rápido. Demasiado. El de cuernos saca un cúter y se pone en posición de defensa. Lo que sea que piense hacer no le servirá mucho, no para de temblar. Pau tiene las manos en alto.
— Hey, cal-calmate, ¿Sí? — Le sonríe, viéndose patético. — De-dejanos irnos, te daremos todo el dinero, celulares y demás. So-solo dejanos llamar a una ambulancia.
Sonríe por debajo de pasamontañas, y le indica a Pau que se acerque, el holandés le hace caso y camina con cuidado hacia él. Se deja agarrar por el "ladrón" y le entrega todo lo que tiene. Escucha las sirenas a lo lejos y voltea cuando siente algo frío y duro pegarle, una caja de leche.
Alza la ceja y casi pregunta "¿En serio?" pero no se puso un sostén y relleno para parecer una mujer sin motivo. Y entonces ve que quien lanzó la caja fue Tord, un celular en una mano y seguramente la caja antes estaba en la otra.
Es listo. Es tan listo... sonríe.
Sale de su admiración más temprano que tarde, presiona el cuchillo contra la garganta de él holandés y se dispone a cortarla, el más viejo se tensa.
En cuánto va a mover el cuchillo hacia la derecha, siente como mueven su mano hacia arriba, pero, indispuesto a salir sin la vida de Pau en sus manos, aprieta el objeto afilado lo más que puede a la cara del contrario.
Cuando lo escucha gritar y siente un líquido cálido escurrir a sus guantes, ríe. Voltea a ver quien lo atacó y se encuentra otra niña, sosteniendo el cúter de Tord y sujetando su costado con la mano derecha. Esta respira pesadamente y y sostiene el objeto punzo cortante con firmeza.
A ella no la había visto. Con razón no tiene un disparo certero.
Suelta a Pau y este cae a sus rodillas, sujeta su cabeza entre sus manos y solloza, soltando un grito de vez en cuando. Tord corre a acudirlo y él se vuelve a enojar, ¿Por qué no se rinde y ya?...
Un sonido, similar a un supiro sin serlo, llama su atención. La niña es menos alta que él, le dirige la mirada de vez en cuando a el holandés para después mirarlo a los ojos. Como si entendiera que ocurre.
Casi sin poder evitarlo, el acosador, siente pena por ella. Era lista. Demasiado. Y sabía el color de sus ojos. La policía está cerca y no le queda mucho tiempo. Saca el arma de fuego y dispara justo en su corazón.
Ella maldice en un idioma que él desconoce y cae al suelo. Tord grita, se le echa encima, dejando a un, ahora inconsciente Pau, a su lado.
Con algo de esfuerzo, logra someterlo, lame sus labios y le apunta el arma a la sien del más joven. Este empieza a llorar. Ni si quiera lo está tocando,
— Faen! Jeg heter deg! — Gimotea en su idioma natal. Pero no se siente bonito que tu amado te maldiga.
— Tsk — Menea la cabeza de lado a lado. Podría matarlo.
Podría quitarse los guantes y deleitarse con sus sangre. Podría quedarse con su cadáver.
Podría... Pone su dedo en el gatillo. Es tentador.
— No les hagas daño... Pro favor, no le hagas daño a Pau... — Vuelve a llorar el menor. Es casi asqueroso. Su rostro rojo, su cuerpo tiembla, sus pupilas están dilatadas. Ni siquiera forcejea. Y el vecino se ve incapaz de apretar el arma. No quiere hacerlo. En realidad no quiere hacerlo.
Así que, para darle una merecida lección, decide que le romperá el brazo, toma el extintor, y golpea el brazo de su querido, con dos golpes basta para que truene. Para asegurarse de que ya no lo siga, y huye.
Tira los guantes, el suéter negro, y parece ser una adolescente normal.
La policía pasa a su lado. Y no se dan cuenta.
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