Capítulo 4: A la huida
El orgullo es una pieza fundamental en la resolución de nuestras acciones, y a veces la razón por la cual nuestros planes son frustrados por rehusarnos a sacrificar algo con tal de ser eficientes. Fue en ese punto del día donde supe exactamente cuándo sacrificar mi orgullo, donde vender mi cabeza, donde regalar la llave de mi futuro, y todo apostarlo a una posibilidad reducirla de éxito.
El cristal ignatus resultó ser algo útil, ahora el narcótico ya no era un problema muy grande, solo debíamos preocuparnos por un par de gotas de narcótico en nuestros grilletes. El chico se engulló en un sueño profundo, su suave respiración indicaba que debido a la libertad del narcótico le permitía descansar de mejor manera. Sin embargo, eso fue un sacrificio, ya que, su carga de neix ya estaba casi vacía. Su color rojo ya estaba a nada de extinguirse para pronto volverse un vestigio traslucido que tendría que desechar enterrándolo en el suelo.
Realmente no había hecho nada más que formular varios escenarios una y otra vez, realmente podía ver como cada abertura al futuro me carcomía mientras las heridas o formas en las que moría me hacían estremecer internamente. Con el pasar del tiempo me vi frustrado, nada era muy viable sin el chico a mi lado, todo esto se debía a sus estrellas.
El tiempo paso con el cantar de las aves y el crujir de las hojas oscilando entre ellas, mi sed la saciaba gracias al pequeño yacimiento de agua en el centro de aquel foso, mientras que mi estomago me comenzaba a doler de manera gradual, el hambre me estaba carcomiendo de poco en poco sin que lo haya notado por la forma en la que me había centrado en la formulación del plan, un plan al cual no le veía tanto futuro por el hecho que el chuico aún no se levantaba de su letargo; sin embargo, un quejido proviniendo de su boca somnolienta me hizo cambiar esa suposición, había llegado la hora.
Me levanté de mi lugar y me dirigí hacía la parte de la pared donde mi cadena ascendía hacía el vasallo de aquel que nos tenía cautivos. Así fue como tomé la cadena y la zarandé de lado a lado con tal de hacer cierto ruido, tenía que captar la atención de mis captores. Y así fue como empecé a incrementar la fuerza con la cual zarandeaba la cadena, hasta el punto de que el sonido metálico opacara por completo el sonido silvestre de la selva. Fue gracias a esa insistencia con la cual noté como una sombra se acercaba por el eje del agujero donde estábamos, y tras contemplar bien su silueta pude ver que se trataba del joven de las manchas en su cuello.
Dicho chico me contempló mientras sujetaba entre sus manos una de las cadenas (la mía para ser exactos), y con eso mismo me miró con una gran severidad mientras miraba como sus ojos brillaban de un gris intenso. Con esa característica en mente supuse que me reprendía, y eso sería un problema (y más si notaban que había destruido su narcótico), por lo que alcé mis manos en señal de rendición y aclaré mi garganta con tal de atraer su atención.
—Solicito hablar con Nuxa— mi voz le hizo ajustar aún más su rostro desconfiado de mi petición, por lo cual tuve que adelantarme —He cambiado de parecer... Así que necesito saber todo sobre su plan, mis escudos serán suyos— con mi voz al alza no alteré mi mirada mientras llevaba mi mano a mi hombro, justamente donde llevaba mi tatuaje (un gesto popular con el cual jurabas sobre tu tatuaje, algo a lo cual no le veía más sentido más que un gesto)
El silencio nos envolvió hasta que finalmente a regañadientes tiró de la cadena con fuerza haciéndome pegarme con fuerza a la pared, con ello, pude notar lo que quería, debía subir. Tras ello, reuniendo mis fuerzas conseguí anclar mis pies en las enredaderas del hoyo paso por paso, un hecho que me costó a cierto modo por mi falta de físico.
No tardé mucho en subir, y cuando lo hice, el chico frente a mi ajustó más su cadena mientras empezaba a caminar hacía un árbol a su espalda donde tenían todo su equipamiento recabado durante las últimas confrontaciones (sus asesinatos), con lo que pude notar de forma clara el arco y algunas flecas, dos espadas típicas del continente vecino (de mango y hoja corta circular sin terminar en una extrema punta, que se usaban habitualmente para las exploraciones en la selva), y el origen de nuestras cadenas. Dicho origen era un cumulo de cuchillos y metales de otras armas que se habían fundido entre si en el tronco y se extendían y formaban la forma de dichas cadenas, al parecer se trataba de un "vasallo inferior", un hecho que no me sorprendió por tratarse de bandanas azules.
Cuando nos acercamos al árbol, escuché un crujir proveniente de la parte trasera de este. Fue así que de manera inmediata el chico que estaba frente a mí me golpeo ligeramente el pecho con su antebrazo impidiéndome el seguir adelante, con ese gesto Nuxa apareció por detrás del árbol y me contempló con su misma sonrisa burlona mientras bebía de un contenedor de metal.
Exhaló con saciedad una vez que se separó del contenedor y se cruzaba de brazos. Portando con ella una sonrisa satisfecha por lo que veía, una pieza más para su retorcido juegos de ajedrez.
—Sabía que tu cerebro funcionaba de maravilla... ¿Listo para completar el ritual? — su voz sonaba completamente segura mientras caminaba hacia mí —Te necesito, Xarc— posó su dedo índice en mi mentón mientras se acercaba sutilmente a mi rostro en un tono persuasivo
—¿Al igual que necesitas al chico de allá abajo? — incliné mi cabeza hacía la dirección del agujero sin separar la mirada de los ojos de Nuxa —Es peligroso... Tiene ya la mitad de estrellas en su brazalete
Tan pronto como mis palabras la alcanzaron, esta misma sonrió con mucha fuerza... Dejando ver la verdadera faceta de quien era, un verdadero lobo saboreando su próximo bocado.
—Veo que ya conociste a nuestra carta del triunfo— con un chasqueó de sus dedos, el otro chico salió desde donde ella estaba antes de verla —Ese pequeño... Todo lo que necesitamos es atraer a los demás a él y... Bueno... Ya viste sus estrellas
—¿Por qué es tan especial? — cuestioné mientras notaba como el sujeto que tenía mis cadenas aflojaba su agarre y tomaba la otra cadena que daba al agujero —¿Es por su vasallo?
Nuxa asintió positivamente mientras con un ademán hacía que el joven a su lado afuera con su compañero, los cuales se perdieron de mi vista en cuanto se encaminaban al agujero.
—Hay tanto que quiero contar... Pero...
—No confías en mi
—Eres un caso raro, Kuikuiltic— la chica se cruzó de brazos mientras arrugaba su ceño en uno completamente confuso —Estar tanto tiempo bajo el radar... Ser un fantasma... Ser menos que nada... Y aún con eso, no haces nada por cumplir con este ritual, un ritual capaz de detener "la gran polución"... ¿Qué es lo que quieres?, eso es lo que me deberías de contestar
Su cuestionamiento se encajó en mi cabeza. Realmente no estaba completamente seguro acerca de un fin en concreto, solo quería vivir realmente, un hecho tan banal cuyo simplismo dejaría que desear. Pero era mi realidad, yo solo quería seguir viviendo, quizá con tal de vagar como un espíritu rechazado del reino de los muertos, sin propósito... Si... eso era yo. Sin embargo, había que algo no me cuadraba dentro de mi cabeza... Pues yo no estaba completamente satisfecho con mi propia respuesta, algo en mi razonamiento no me dejaba soltar esa inconformidad.
Pero no tuve mucho tiempo como para responderle, pues a mi espalda, un tenue sonido del pasto aplastado y un curioso sonido metálico me hicieron voltear sutilmente hasta notar su razón. Los otros dos chicos habían traído al otro prisionero a mi espalda. Dejándolo sobre su rostro en el pasto.
—Xarc, si desde un inicio me hubieras brindado tu ayuda, esto no tendría por qué terminar así... Pero viendo que eres un "héroe", debo tomar ciertas medidas— la voz de Nuxa utilizó ese mismo tono lleno de superioridad mientras su sonrisa se tornaba completamente fría y con aires de superioridad, sus ojos se iluminaron en un fuerte violeta mientras sacaba algo desde el interior de su saco —Y para contestar tu pregunta, Xarc... Siéntete orgulloso de ver a quien volteara este juego a favor de los que merecemos cobrar venganza de los "verdes"— finalmente vi lo que era, ella había sacado un amuleto de vasallo, y se lo había lanzado al chico mientras la cadena que me apresaba actuaba de forma errática hasta tumbarme contra el suelo —Mátalo por mí, pequeño
Fue así como una tenue luz violeta se formó en los pinchos del collarín que apresaba al chico, haciendo que este se retorciera levemente mientras sus jadeos se tornaban en quejidos agudos por el dolor. Nuxa iba a usar su carta del triunfo para cortar mi cabeza de una vez por todas, y todo se rectificó en mi cabeza mientras notaba como el chico alcanzaba el amuleto que le habían arrojado, su control era impecable.
Observe cada movimiento, notando que la luz en su cuello no era tan brillante como la vez anterior; pero al parecer no había desecho la suficiente toxina con tal de borrar el control de Nuxa sobre él, era muy fácil de suprimir por el narcótico.
El chico se levantó mientras que entre jadeos presionaba con fuerza el amuleto en su mano derecha. Sus piernas se tambaleaban con peligrosidad a la par que mantenía la cabeza agachada, en una funesta caminata en la cual mis nervios tornaron mi piel de gallina por la zona de mi espalda.
Con su paso lento, me dejó notar por completo una sombra negra y roja que buscaba extenderse con ferocidad hacía todas partes, expresando un cumulo de colores que solo me hacían mirar con detenimiento el rostro del chico. Todo esto se volvía a repetir, ahora estaba completamente acorralado, mis cálculos habían llegado al resultado más próximo. Moriría.
Al llegar a mí, su caminata cesó mientras notaba como una sonrisa se colaba por sus labios de una manera completamente forzada. Y al elevar mi mirada, me topé con un par de ojos rojos que me miraban con cierta sorna, esperando por un grito o una expresión que le complaciera... Ya sabe, como los asesinos en serie de las series malas... Mejor sigo. Pero mi rostro no le expresó más una neutralidad al peligro que la imagen a su espalda me brindaba, realmente no esperaba vivir, no tenía "fe". Solo era lo inevitable, el chico desarmado contra un asesino que ya se había encargado de personas más fuertes que yo y con más preparación. Pero todo se tornó ligeramente confuso cuando la sombra a su espalda se atenuaba y se dispersaba en partículas escarlata que se hacían uno con el viento, al parecer algo se había apagado en sí mismo.
Sentí dos gotas de agua en mi cabello, y sin poder reaccionar, él mismo chico había dejado caer su peso en mí, colando su cabeza en mi hombro, dejándome sentir una suave reparación en mi nuca. El violento ondeo de su cabello en mi rostro me hizo cierta molestia que ignore justamente cuando escuche su suave voz...
—Yo...— su voz jadeante era tan tenue, cuyo tono era un suave susurro que imploraba por salir de su cuerpo —Quiero...— sentí su mano que empuñaba el amuleto deslizarse hasta mi mano y dejar aquel artefacto en la palma abierta de la mía —Vivir
—Entonces solo hazlo— le respondí mientras apretaba el amuleto en mi mano
Fue así que una luz celeste nació desde arriba de donde nosotros estábamos, una luz fulminante que brindaba una sensación calurosa. Una luz cuyo núcleo empezó a opacarse mientras dejaba ver la silueta de un animal cuya especie era desconocida por no dar con sus facciones.
Unas alas se batieron de un pequeño cuerpo circular mientras sentía como el amuleto en mi mano pulsaba con leves descargas eléctricas, esa luz era la manifestación de mi neix, ese era mi vasallo. Y eso no pasó por alto de mis captores, pues pude notar como la cadena que me apresaba se empezaba a retorcer con fuerza, algo les había impresionado de mi vasallo, y era lógico, yo era un simple rojo sin destacar. Muchos solo creerían que tenía un vasallo inferior capaz de generar luz o algo así. De hecho, eso sería mi culpa... Nadie volteaba a ver mientras no les dieras motivos para mirarte.
—I~imposible— la voz de Nuxa flaqueó mientras escuchaba algo caer a mi espalda, quizá se había caído por el asombro —¡¿Cómo tienes un vasallo superior?!
—¿Por qué te lo diría? — respondí al devolver la mirada a ella al momento que desprendía el vago cristal ignatus que guardaba en mi corbata —No confió en ti
Tan rápido como pude, lancé el cristal hacía la esfera de luz que se formaba arriba de nosotros. Fue un tiro al cual le brinde mucha atención a mi tino, pues mi falla sería nuestra muerte segura. En eso, la esfera engulló en su luz al cristal rojo, y entre poco a poco la tenue luz que nos cubría empezaba a fluctuar con mucha agresividad, brotando como una viva llamarada proveniente del fuego humo explosivo de los festivales que suelo ver por la ventana de mi dormitorio.
Fue así que la esfera empezó a brotar llamas desde su interior mientras aquellas alas se tornaban más alargadas y cuyas partículas se desprendían como plumas majestuosas del quetzal más atractivo de la selva. Todo mientras dichas flamas empezaban a emanar un fulgor aún más fuerte que sentía como si mi piel se derritiera.
Nuxa y sus compañeros se cubrieron el rostro a la par que buscaban forma de acercarse sin que las llamas les dieran de lleno, provocando así que nuestras cadenas se ajustaran con peligrosidad a nuestros cuerpos, cosa que para el chico no serían buenas noticias por su agónica respiración. Con ello en mente tomé con fuerza al chico mientras me hincaba con dificultad por el arrastra que era sometido hacía mí.
—Arc... Nos vamos— fue lo único que dije para luego sentir como una nueva descarga de neix envolvía el amuleto, era una nueva orden
El fuego se tornó más denso mientras que el brillo se intensificó, una ventana que utilicé para tomar el pequeño cuerpo del chico y tomarlo a duras penas al colocar su peso encima de uno de mis hombros, y posteriormente colocar una de mis manos en sus piernas. Tomé impulso y me levanté con fuerza tras notar como el agarre de las cadenas ya no nos privaba de nuestra movilidad, Arc había cumplido parte del plan.
De manera fugaz, llevé mi mirada por detrás de mi hombro y noté el resultado de la orden que le había dado a mi vasallo. Nuxa estaba derribada en el suelo mientras estaba siendo protegido por el chico de pelo castaño profundo como en una especie de abrazo; simultáneamente su otro compañero que poseía las manchas blancas en su cuello, estaba tendido de cara al suelo mientras se veía como sus brazos descubiertos sangraban por parte de dos cortadas algo profundas. Y cuando contemplé el estado del árbol donde el vasallo inferior generaba las cadenas, y este mismo ahora estaba partido por la mitad, dejando ver un corte lateral profundo y llameante en la corteza del árbol, al parecer Arc había dado en el blanco, dejándome notar el daño a su dueño, el chico de ojos grises y manchas blancas era el usuario de las cadenas.
No me quedé por mucho como para saber si estaban en buenas condiciones o si podía tomar algo de sus provisiones, pues con ese ligero despliegue de fuerzas, mi brazo entero entró en un estado de parálisis mientras un frio intenso me lo entumía, dejándome con el dolor y pesadez de tomar al cuerpo del chico con solo ese brazo. Al parecer había gastado mucho neix de un solo golpe.
Tomé impulso y emprendí una carga completa hacía el camino que tenía enfrente, correr con ese chico fue menos pesado que con Zotl a quién habían apuñalado enfrente mía, todo se debía a que era evidentemente más bajo que lo usual. Tras ello, el lodo, la temperatura, los sonidos, nada podía distraerme de mis constantes pulsaciones en mi brazo.
Podría dejar al chico, pues al final solo lo reincorporarían a sus filas y volverían a repetir el ciclo; realmente no había una razón benéfica por la cual salvarlo me ayudaría a mi supervivencia, de hecho, solo era una carga muy pesada. Pero con solo ver antes su estado, su forma de ver el mundo, su petición... Todo me recordaba a dicho sueño... Mi pesadilla en aquel confinamiento el cubo blanco, por lo cual solo podía brindarle un leve consejo que de forma espontánea se coló por mi cabeza como si alguien más me lo hubiera susurrado. "Entonces vive lo suficiente, como para recuperar lo perdido".
Contar los segundos y correr con una carga pesada era un trabajo muy riguroso, por lo que tendrás que dejarlo como que corría aproximadamente por unos minutos, solo para generar un buen informe. En fin, el camino que tomé se tornaba más pesado con el pasar de mis zancadas, pues mis pulmones estaban a nada de colapsar y provocarme un desmayo por hipoxia. No llevé mi mirada hacia atrás de mí, pues con el pasar del tiempo noté como las hojas crujían a mi espalda, lo cual era lógico de creer, yo no tenía más armas o suministros, por lo que una cacería por un "trofeo" robado era lo que se le había ocurrido al grupo de Nuxa.
No volteé a mirar atrás ni una sola vez, serpenteé en cualquier árbol mientras mi equilibrio me o permitiese, dejé que las ramas y plantas rasgaran mi rostro y mi uniforme, toleré el dolor de cargar algo con la mano entumida; pero nada funcionó, pues estaban cada vez más cerca de alcanzarnos. Fue así que el pensamiento de dejar al joven pasó por mi cabeza; sin embargo, lo descarté con el pasar de la carrera... No lo sé tampoco, quizá no era lo más lógico; pero sin duda alguna, era un pago que debía devolverle, además que, si todo salía en el mejor escenario, me podría beneficiar en un futuro, aunque la probabilidad de victoria fuera escasa.
Pero con lo que no conté fue en una raíz muy gruesa de un árbol, por lo cual terminé tropezando y soltando al chico por error, notando que también había soltado el amuleto de vasallo. Perdí mi mirada en un panorama borroso por mi falta de lentes, cosa que terminé resolviendo al notar estos artilugios enfrente mía, y al aclarar la mirada me topé con aquel chico, el cual se estaba poniendo de pie, así que intenté hacer lo mismo con tal de proseguir con nuestra huida.
Al ponerme completamente de pie pose una de mis manos en su hombro, notando como en la lejanía las hojas de las plantas se abrían hacía nosotros, ya estaban por alcanzarnos, con lo que di un leve giro con tal de continuar con el escape; pero no fue sino el chico el que me detuvo antes de ello. Sujetó con fuerza mi muñeca y con un leve tirón de su parte me arrebató el amuleto de vasallos que apretaba con esmero con tal de no perderle.
—En serio que eres un inútil... Usaste el amuleto de golpe sin darle tiempo a que este se acoplara a tu cuerpo, defensa básica idiota— su suave voz fue remplazada por una más grave que denotaba cierto cansancio en cada una de sus palabras —Me imagino que ya lo habías considerado... Eres alguien tan molesto que enserio pensó en cada aspecto de este chiste— se tronó el cuello mientras empezaba a mover su brazo derecho como un ejercicio de calentamiento —Podría deshacerme de ti ahora mismo y completar mi brazalete con sus estrellas; pero... Eso no sería divertido— finalmente me devolvió la mirada, dejando ver unos ojos escarlatas que remarcaban una leve sonrisa que dejaba ver unos dientes a forma de una sed de sangre que solo creí ver en ciertos comics de la red, era claro que ese niño nervioso había desaparecido
—Eso significa que tu...
—Gracias— me interrumpió de golpe mientras giraba su cabeza hacía el lugar de donde nos seguían —Supongo que te diriges a la catarata que esta al frente... Y si es así, hazlo, sabiondo... Luego te encontraré, tu sangre huele peculiarmente bien— el chico empezó a caminar hacía enfrente
—¿Quién te dijo que haríamos un grupo? — cuestioné mientras me ajustaba mis lentes provocando una leve risa de aquel joven
—¿Acaso crees que tienes de otra?
Sus palabras directas me hicieron arrugar el ceño, pues en lo que a mi quedaba con esta pequeña experiencia sobre el secuestro, comprobé que no podría depender de la fuerza (porque carezco de ella), necesitaba un soporte y en contra de lo que buscaba, resultó que un asesino sería quien me apoyaría a vivir. Quizá solo hasta esperar que decidiera ponerle fin a mi vida con tal de salvarse. Pero esto solo me generaba más dudas que evidentemente tendría que contestarme sobre la marcha.
—Nunca le daré la satisfacción a Marina de matar por ella... Ellos serán los que llorarán por salvación cuando les ponga las manos encima
Tras esas palabras, empezó a correr hacía esa dirección que nosotros estábamos evitando, desprendiendo por momentos un particular brillo oscuro desde la parte posterior de su espalda, iba a usar su vasallo. Y yo no quería estar ahí para averiguar cómo terminaría su confrontación.
Empecé a seguir mi camino hacía donde me dirigía antes de caer sobre la selva, directamente hacía aquella catarata en la cual buscaba ocultar mi presencia antes de ser capturado. La brisa en el aire se tornaba cada vez más densa mientras mis pies chapoteaban en tierra húmeda, con la conciencia siendo relajada por el sonido fluido del correr del agua, me acercaba cada vez más a mi objetivo.
Con el pasar de los pasos, llegué al borde de una gran catarata con aproximadamente 20 metros de altura, una vista algo impresionante al ver como al fondo de esta misma no había rocas, sino una caldera con las características de un lago completamente celeste que se ocultaba tras una leve capa de neblina creada por el golpeteo del agua. Parecía ser una caída algo segura, y debido a la profundidad que se notaba, podría sobrevivir con solo caer de una buena manera. ¿Pero cual era esa manera?, fue la duda con la cual me detuve en la orilla de la catarata mientras el correr agresivo del agua me salpicaba de poco a poco.
Sumido en mis pensamientos empecé a notar todo lo que había hecho el día de hoy, había sobrevivido a dos intentos de asesinato, había descendido de un enorme árbol; sin embargo, había perdido todos mis suministros y ahora estaba en deuda con un asesino que en ese momento podría estar engañándome para matarme... Si... me desvié mucho del tema mientras extendía por completo mi intento de salto hacía el vació del agua. No se si era cobardía, solo me perdí en mi cabeza como acostumbraba. No obstante, mis pensamientos fueron cortados de manera abrupta por un crujir agresivo a mi espalda, con lo cual giré con velocidad mi cuerpo.
Y ahí lo vi... Un cuerpo blanco con detalles dorados a modo de líneas que recorrían lo que parecía ser un peto de guerrero y un casco de la misma índole en forma de una corona solar. No pude dar con más detalles en ese momento, pues en ese mismo instante mi saco fue atravesado por una alargada lanza que perforó por completo mi silueta y me empujó con velocidad hacía atrás.
Mi cabeza dejó de pensar y se quedó completamente pasmada con aquella ultima imagen. Alguien había perforado mi cuerpo como una simple hoja. Tras ello, solo pude contemplar el cielo haciéndose más grande cada vez mientras las gotas de la brisa empapaban mi vista mientras varias partículas escarlatas caían a la par de mi cuerpo. La impresión me ayudo por completo, pues incluso cuando mi cuerpo entró con gran fuerza en el lago, solo pude cerrar los ojos sentir todo mi cuerpo sumido en la fría agua del lago. Lo único que pude sentir fue un frio inmenso mientras cada parte de mi cuerpo generaba una piel tan erizada que incluso empezaba a dolerme.
Inconsciente... Es lo que creí estar, pero con gran velocidad abrí los ojos y miré el cielo a través de una capa fluida de agua. Viendo a lo lejos también la cima de la catarata... De donde... Una silueta también estaba cayendo hacia el mismo abismo al que yo caí.
En esta batalla por las estrellas, cualquier método es justo... Siempre y cuando, vivas para contarlo.
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