Dormí mal.

Toda la noche me atormento la duda que Lana había planteado en mi cerebro y luego, una vez conseguí conciliar el sueño, una especie de rugido proveniente del bosque me despertó provocandome unas cosquillas en el estomago, como si se tratará de un presentimiento... Además lo escuche tan claro.

—¿Me dirás por qué pareces una zombie?—Pregunta mi padre haciéndome sonreír.

—No dormí bien, el rugido no ayudo.—Le respondo yo tomando la taza de café que él me extendió.

—¿Un rugido?—Pregunto frunciendo el ceño y yo asentí.

—¿No lo escuchaste? No puedo creerlo, fue tan... Nítido, parecía que había sido en mi cuarto.—Le cuento yo y luego bebo del café para hundirme en hombros—Habrá sido una pesadilla.—Le resto importancia—¿Hoy al fin tendremos ese día padre e hija que tanto presumes desde que llegue?

Mi pregunta le devuelve la sonrisa a mi padre quien asiente.

—Espero que hayas leído mis cartas y tomado mi consejo...

—¿Arquearía?—Pregunto yo levantando una ceja—Una esperaría que su padre la alejara de la violencia, pero sí, tomé clases desde pequeña... Agradécele a mamá.

Su sonrisa ahora parecía traviesa, como si una idea cruzará por su mente.

—¿Te crees buena?—Pregunta encendiendo mi chispa interior.

—¿Es un desafío?—Finjo tensar un arco y apuntarle—Soy experta.

—Bien, iremos a practicar tiro al bosque.—No puedo evitar ponerme nerviosa al recordar lo sucedido hace unos días—Pronto iremos nuevamente de cacería y quieres que nos acompañes.

Yo asiento mientras sigo tomando el café, que por cierto no está bueno, pero tampoco voy a decirlo y decepcionar a mi sonriente padre.

Pronto iré de cacería.

No es exactamente lo que me esperaba con "día padre e hija".

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Far en noruego significa padre.