Introducción:
¡Hola Bello mortal! Desde aquí te habla el Bello ByunApolo. Sí si, soy el prota de esta historia que mi autor ha creado. Debo avisar que se agradece tu visita y la oportunidad que le das a esta obra, esperamos que te guste mucho y nos des tus comentarios al final 7u7
La historia participa en el libro de la editorial EditStrawBay donde se llevó a cabo la temática de mitología griega, si bien ahí mi historia se llama "Por cada pluma tuya, una lágrima mía" pero era muy largo que optamos por un título más chidorris, el de arriba pueh. Y pues, nada, me despido para que lean si gustan 7u7 -ByunApoloniosaliendo-
Lo sé, me la fume 😂 pues nada bello mortal, este sera nuevo Fanfic que he pensando gracias a las temáticas de la editorial en la que estoy, si bien es algo nuevo para mi porque salgo de mi rutina, espero hacerlo bien, mas que nada porque es ChanBaek!! Oh sí, aquí no habrá más que ChanBaek 7u7 asi que sin decir más dejo que lean la primera parte:
—
Mood por minlxy
[...]
Saber que era la reencarnación de un dios fue un shock total. Siempre pensó que esas historias eran realmente solo cuentos de hadas, de los cuales el ser humano se colgaba para crear fantasiosas ideas. Pero, justo en ese momento que descubrió los dones que su ser tenía, no lo creía.
Si a BaekHyun le hubieran dicho días atrás que iba a ser buscado por varios hombres y mujeres que eran "dioses" se hubiese echado a reír como un loco, pero en ese momento, solo apenas y podía pestañear.
"El destino de todos está escrito. Cada tres mil años un nuevo ser con el alma de nuestro dios nace, y las profecías tienen que cumplirse" fueron las palabras de la hermosa mujer que se encontraba hincada frente a él."
Recién iba saliendo de su entrenamiento de fútbol con su mejor amigo, Do KyungSoo. Caminaban con parsimonia por las transitadas calles de la ciudad, riéndose de sus bromas juveniles, hasta que al llegar a uno de los parques que abundaban en esas cuadras, un grupo de hombres y varias señoritas que poseían una belleza que ellos nunca antes habían visto les rodearon.
Para él, todo pasó tan lento y a la vez tan rápido, su mejor amigo cayó al suelo, dormido. Se asustó demasiado, porque nadie lo había tocado, pero un chico de piel canela y mirada seria se acercó a él tomándolo en brazos como si fuera una damicela y dijo—: Él es mi señor, a partir de ahora me haré responsable de él —informó ese joven y ante sus ojos desapareció.
¡Desapareció! Debía estar soñando, pero la mirada seria de las personas que le rodearon, logró hacerlo temblar.
—¿Quiénes son ustedes y a dónde se llevaron a KyungSoo?
—Nosotros somos sus sirvientes, y su hermano ha sido llevado a su reino, no debe preocuparse por él —dijo un joven de piel blanca como los copos de nieve que caían en una fuerte nevada—. Nuestro señor, hemos venido por ustedes. Debe ir con nosotros a su castillo.
—No sé que clase de mala broma es esta, pero no es nada graciosa —dijo renuente a creer semejante tontería, ¿qué era todo ese teatro? ¿un castillo? Pero, ¿por qué clase de pendejo lo tomaban? Iba a decir algo más pero, en cuanto empuñó sus manos un arco de plata fina se formó en su derecha, y una cuerda de seda platinada en la otra, de la cual un kit de flechas colgaba. Su rostro fue todo un poema lleno de sorpresa y horror. ¿Qué brujería era esa?—. Mierda…
—Amo, sus armas más preciadas se muestran ante usted, por favor, venga con nosotros. Una gran pelea se avecina y usted tiene que recuperar su memoria. —Intentó razonar el mismo joven de piel blanca, él les miró y negó varias veces, soltó las cosas que sus manos sostenían, el joven se apresuró a tomarlas— ¡Amo!
—¡Basta! Este teatro es suficiente —exclamó molesto, tiró de su mano hacia un lado y una enorme luz entre amarillo y blanco aterrizó en el suelo, dio un brinco por el susto y abrazó su mano aterrado.
—Amo, tenemos que irnos, no es bueno que los demás sepan que apenas está despertando —insistió el chico dándole su arco y flechas según había dicho. Lo miró asustado, no entendía nada, pero, lo que acababa de pasar era más que un efecto especial de alguna película de cine que haya visto.
El joven de piel blanca miró a los demás, y sin decir nada más que un "Lo siento amo, pero tenemos que irnos" uno de ellos lo golpeó en la nuca.
Fue lo único que recordó al haber despertado en una gran cama, entre sábanas de seda blanca y almohadas llenas de plumas.
Hundió levemente el entrecejo. Debía encontrar al bastardo que lo había golpeado y cortarle las manos, ¿cómo se atrevió a pegarle a su amo? Ahora que recordaba todo, sabía quién era y qué tenía que hacer.
Ahora entendía todo, y seguía teniendo las ganas de reírse como loco por esa situación. Durante diecisiete años, había vivido como un adolescente normal, en una casa modesta con dos padres que lo amaban, un hermano menor y un perrito a quien llamaba Dante. Era un buen estudiante que se destacaba demasiado en las artes, en especial en la musica y el toque de la arpa, a pesar de que nadie era muy apegado a ese instrumento.
Ahora entendía mucho, el porqué adoraba ver los deportes, en especial arquería, él era un maestro de eso.
Salió de su gran habitación y caminó observador por todos los pasillos de ese gran "santuario" lo intuía así por un sin fin de cosas que había leído de la mitología, de su vida. En cuanto llegó al gran jardín lleno de flores y fuentes de agua cristalina sonrió, le encantaba ese lugar. Una mujer bella con vestido de seda que parecía ser solo sujeto por las cuerdas que se perdían detrás de su cuello, dejando al descubierto sus hombros y una de sus piernas, le alcanzó una enorme arpa de oro, sus ojos quedaron maravillados con semejante adquisición.
Tocó y todos se deleitaron con la suave musica que sus dedos creaban. Todo era tranquilidad hasta que ese chico de piel blanca apareció frente a él. El joven hizo una venia y se postró con una rodilla tocando el suelo y la otra alzada, su mirada directa a los pies de su amo.
—Señor Apolo —lo nombró, BaekHyun mordió sus labios, era tan extraño ser llamado así pero le era propio—. Hemos traído buenas noticias, sus hermanos han despertado. La guerra entre los Dioses enemigos está próxima.
—¿Cuál es tu nombre? —preguntó BaekHyun mirándolo desde su posición, sentado al pie de la fuente de agua, el joven le miró.
—kim JaeJeong en su mundo, mi Amo —respondió. Ahora lo recordaba, ese joven frente suyo siempre estuvo a un centímetro de él, participó en varios festivales dónde él fue partícipe, ahora muchas cosas cuadraban—. Mi Amo, debemos ir y visitar a su hermana melliza, ¿está usted listo?
—Aún no, JaeJeong, díme —BaekHyun habló sonriente tocando una vez más su grandiosa arpa, no le importaba mucho su vida humana en ese momento, todo ahí lo sentía tan suyo, se sentía bien, en su hogar—. ¿En dónde lo consigo?
JaeJeong lo miró confundido, le llevó poco tiempo entender sobre qué su amo estaba preguntando, durante siglos, su amo, Apolo, siempre tuvo una gran afición por ese ser tan temido y poco amigable, durante siglos, su amo siempre había fracasado en conseguir uno, pero podía darse cuenta que el alma de su Dios aún anhelaba tenerlo.
—A las afueras del paraíso, entre los dos picos que chocan entre sí y donde los truenos…
—JaeJeong déjate de mamadas, solo dime que en la montaña que tenemos enfrente —dijo BaekHyun tocándose la sien con sus dos dedos índice, cerró sus ojos y bufó.
Las mejillas de JaeJeong se sonrojaron, su amo era un chiquillo bastante pretencioso.
Cuando por fin tuvo la dirección exacta no perdió más tiempo. Le llevó poco tiempo el llegar, tener el poder suficiente como para viajar entre las nubes le gustó. Así como también disfrutó de los rayos del sol que le tocaron el cuerpo como una suave ventisca que amó. Se sentía tan genial en ese momento, sus ropas escolares habían cambiado por completo por una túnica blanca de seda, un cinturón de plata y partes de oro con un emblemático sol en su hebilla que ajustaba su faldilla bajo la cual llevaba un pantalón mullido a sus piernas de un azul tenue. La camisa se conformaba con la misma tela, un tanto suelta pero que permitía ver perfectamente su cuerpo esbelto y caía suave por sus hombros hasta sus codos, de los cuales en sus brazos una de sus mangas se sujetaba con ayuda de un brazalete de oro. Su cabello castaño en cuanto fueron tocados por los rayos del sol se vieron tomando su verdadero color, rubio dorado, al igual que sus iris que se volvieron un azul, como dos gemas preciosas.
En cuanto sus pies tocaron el suelo pudo apreciar que se encontraba descalzo, pero sus pies no se ensuciaban. Sonrió y siguió su camino, ni siquiera sentía lo caliente de la tierra a causa del sol, su sol.
Miró a todo alrededor en busca de su presa. Había leído tanto de ese ser, ¿qué tan estúpido debió ser en sus vidas pasadas como para no conseguirlo? Se quedó quieto. Guardó silencio por un momento y recargándose en una de las enormes piedras cerró sus ojos y entre sus manos apareció una pequeña arpa de plata, sus dedos se movieron entre las cuerdas.
La musica resonaba por todo el lugar, era tan sublime que cualquier ser humano normal hubiese caído rendido ante tan angelical sonido.
—¿Quién eres y por qué irrumpes mi hogar?
Sus dedos dejaron de tocar cuando esa voz gruesa y tosca rompió su burbuja. Sus ojos se abrieron y desapareció el arpa de pronto.
—Pregunté quién eres.
—Si eres lo que busco, soy tu amo y señor —respondió con ego en su voz. Aquella voz soltó una risa sacarrona que retumbó todo el lugar. BaekHyun hundió su entrecejo y mordió sus labios al arquear una ceja.
De entre las dos piedras algo saltó. BaekHyun se hizo hacia atrás cuando un hombre de casi dos metros apareció frente a él. El chico se veía bastante joven, poseía la figura de cualquier humano normal a no ser por sus ojos rojos como el fuego, sus orejas un poco grandes y puntiagudas. Pensó que tal vez se trataba de un ángel pero, esas alas que se desplegaban en su espalda tan hermosas de un color marrón brillante le decía que no lo era. Sus ojos viajaron de ese rostro tan perfecto y varonil hasta su vestimenta, era una túnica un poco más pequeña que la suya, su pecho estaba cubierto por una armadura de cuero, no poseía mangas y eso le permitía ver perfectamente sus brazos bien trabajados, en ellos solo había músculo sólido.
Debajo de ese pecho, al pie del cinturón negro con plateado había un sin fin de pluma como las de sus alas y un tirón de piel que BaekHyun pudo distinguir era de león, eso le hizo fruncir el ceño. Pero su expresión se relajó cuando su mirada bajó a esas piernas desnudas, debajo de la fadilla que ese hombre llevaba no había ningún pantalón como en él, sus piernas se mostraban fuertes y libres, cubriendo solo sus pies por unas botas de piel que se ceñían perfectas a ese cuerpo.
Ese individuo era un hombre mitad humano y mitad pájaro, según pensó BaekHyun.
—¿Este es tu hogar? —preguntó BaekHyun con obstinación cruzándose de brazos—. ¿Qué eres?
El hombre más alto le miró de los pies a la cabeza y sonrió. BaekHyun pudo jurar que esos ojos rojos como la sangre brillaron.
—Soy un grifo, y este es mi hogar. Cualquier individuo que entre aquí no sale vivo, y mucho menos si es un Diocesito charlatán como tú —respondió barriéndolo con la mirada, e hizo un sonido ronco con su garganta, mostrando cuanto le desagrada a BaekHyun su presencia.
—¿Un grifo? Me imaginaba una mejor cosa —se mofó BaekHyun, quien resultó ser más bajo que ese hombre alado, el sujeto gruñó, o eso pensó BaekHyun ante el sonido mullido que soltó, sonaba a una mezcla del grito de un águila y un león enojado—. No entiendo como mis estúpidos yo pasados no pudieron con esta cosa tan mediocre —dijo mirando de reojo al joven, quien hundió su entrecejo al escucharlo—. Por lo que dices, sabes quien soy, ¿cierto? —dijo con suavidad mientras sus manos liberaban su arco y una sola flecha, la misma que acomodó y apuntó hacia ese joven.
Los ojos rojos del más alto enfocaron cada movimiento de ese joven, sí, sabía quien era, todos sabían de quien se trataba y nadie quería verlo ahí. Sabía que sus hermanos saltarían sobre ese Dios y lo harían pedazo en cuanto supieran que una vez más estaba ahí, por eso salió en cuanto lo vio. Durante tres mil años esperó paciente ese día, para poder vengar la muerte de su madre y hermana, las misma que murieron en manos de ese Dios que hoy estaba frente a sus ojos, él era un bebé en ese entonces, ahora, sería él quien lucharía por la vida de su familia.
Pero no esperó nunca eso, ver a ese joven de rostro tan hermoso, esos ojos que brillaban como el mismo cielo en la mañana recién iniciaba el día, esos labios finos color rosa pastel que brillaban por el toque del sol, y esa figura tan pequeña que fuera de desprender miedo le causaban una ternura enorme y un deseo por protegerlo. No lo esperó, como tampoco haber amado las notas de musica que esos finos dedos que ahora sostenían delicadamente la flecha que apuntaba a su pecho habían hecho.
—Sí, te conozco —respondió con los labios tensos. BaekHyun sonrió—. Eres el miserable de Apolo.
—No, soy tu amo y señor, Byun BaekHyun —corrigió el Dios con una sonrisa ladina en sus labios, el grifo le miró fijamente, tragó saliva—. ¿Cuál es tu nombre?
—Soy ChanYeol. Y nunca seré tuyo, BaekHyun —declaró con una sonrisa en sus labios, BaekHyun bufó—. Sino al revés —susurró.
Sin pensarlo un segundo más se convirtió en su verdadero ser, su forma animal apareció ante los ojos de BaekHyun quien miró maravillado a ese grifo del que tanto leyó, un enorme águila mitad león le gruñía con sobrepotencia, ¿debía temerle? Quizás, porque era tan imponente, pero, lo deseaba para él y también debía admitir que ese joven que vio antes no estaba nada mal.
El animal comenzó a correr hacia él, la tierra en ese monte temblaba con brusquedad. BaekHyun sonrió, de esa flecha sacó tres más las cuales lanzó con decisión.
Lo que no esperó fue que con sus alas enormes ChanYeol se cubriera y las soplara, lo había subestimado. Entendía que eran reales todas las leyendas que decían sobre ese ser imponente que iba a embestirlo. Cerró sus ojos esperando el golpe pero lo único que sintió fue un aliento cálido golpear su rostro, encontrándose entre el cuerpo fornido de ChanYeol y la gran roca pegada a su espalda, esos ojos rojos se clavaron en sus gemas celestes, causando un cosquilleo en su vientre bajo.
—Te vencí, Byun BaekHyun —susurró ChanYeol con suavidad ladeando su rostro y acortando la distancia entre ellos.
La leyenda decía: Que el Dios volvería con un grifo bajo su poder, solo si lograba vencerlo, pero… ¿qué pasaba si el apuesto grifo venció al tan poderoso Dios?
Bueno, fue todo de mi parte, espero que les haya gustado, y si fue así, dejenme un bello comentario o voto, los querré mucho :3
A ver que pasa en la siguiente actu con estos dos, chao.
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