Capítulo 47
Este es uno de esos momentos donde te toca reflexionar y ver con ojo crítico hacía dónde te trajo la vida. ¿Es esto lo que quiero? ¿Es esto lo que necesito? ¿Es esto lo que merezco? Estoy dudando. Pero la verdad es que ¿quién realmente sabe qué quiere, qué necesita o merece? Nadie. Por eso confiamos en que una fuerza superior si lo sepa, y que nosotros los mortales, mientras, hagamos buen camino para merecer cosas buenas.
Estoy por leer lo que Marco llama "La versión de Carlo" y tengo miedo. Durante mucho tiempo lo amé de lejos... y es que es más seguro amar de lejos. Tú anhelas saber qué pasará si te acercas, lo imaginas, sueñas... Pero cuando está pasando, como es mi caso, aterra. Ahora dos personas están escribiendo esta novela. Antes, yo decidía sobre el actuar de mis personajes. Elegía qué cosas le diría Carlo a Valentina, cómo finalizarían cada capítulo... Dónde terminarían. Pero ahora existe una versión de Carlo.
Ahora el rumbo de esta historia lo deciden dos. Porque si algo tengo claro es que en el mundo real las historias de amor las escriben dos.
Entro a mi cuenta de Wattpad y busco lo que escribió Marco. Me prometí leer manteniendo mi mente abierta, con el cerebro y el corazón como críticos al mismo tiempo.
Capítulo 21
La versión de Carlo.
Carlo está de pie frente al mar, recordando con nostalgia la última vez que vio a Valentina. Han pasado cinco años. Parece poco para quien no extraña, sueña o ama, pero para Carlo ha sido un siglo de tormento, castigándose día y noche por dejar ir a su verdadero amor.
No ha vuelto a ver a la insulsa modelo que le sirvió de pantalla para alejar de su mente a Valentina, la mujer que aún ama.
—Fue una mala jugada —admite—. Un amor que se alimentó durante muchas noches de insomnio no se olvida al llegar la mañana.
Aún es temprano. En el horizonte el sol apenas se está asomando. Hay que empezar a despertar. Pero Carlo todavía es uno de esos hombres que no pueden empezar su día sin beber un café o leer las noticias.
—Valentina —dice en voz baja, caminando lentamente sobre la arena de la playa. La extraña.
Extraña a esa ocurrente pero dulce mujer. Le hace falta su alegría, sus pequeños errores que rompían la rutina. No era el café de las mañanas que tan puntualmente le traía Valentina, se dice Carlo, sino quién lo traía. Valentina era más que una simple asistente, era alguien con quien contar. Era una mano amiga. Era una aliada. Era su café de las mañanas.
Por eso ahora no sabe cómo empezar. Él tuvo mucho tiempo para reflexionar esto. ¿Por qué Valentina es tan especial? ¿Qué tiene ella que él no pueda encontrar en otra? ¿Por qué elegir amarla? Carlo no sabía cómo responderse esto hasta que una tarde leyó la historia que Valentina escribió.
Era un secreto. Nadie más que ella podía leerla. Sin embargo, cuando esta casualmente llegó a las manos de Carlo, al leerla, él se cuestionó si realmente era ese hombre que Valentina veía como protagonista de una novela. ¿Era Carlo un príncipe azul o una mala imitación? Leer a Valentina describirlo como un hombre perfecto le hizo ver lo imperfecto que realmente es. Carlo era un cobarde que no podía enfrentar a su hermano y a su padre. Era un empresario incapaz de brillar con luz propia. Además, prácticamente se estaba volviendo un ebrio. Pero Valentina vio más allá. Para ella, él era un héroe lo suficientemente capaz para salir adelante él solo y de paso ayudar a otros. Saber eso cambió la forma en la que Carlo lo veía todo. Cambió, incluso, la forma en la que él se veía a si mismo... y quiso ser mejor. Se prometió ser ese hombre que Valentina describió en su novela. Se prometió ser ese hombre con el que ella soñó porque tal amor no merece menos.
Aquella trágica mañana cuando ella lo visitó en su oficina, él estaba demasiado tenso por las noticias que su padre tenía para la empresa; por lo que al escuchar sobre un bebé, Carlo sintió miedo. ¿Cómo sería capaz de cuidar de un bebé si no podía cuidarse él mismo o a su empresa? Se sentó y meditó eso un largo rato. ¿Cómo? Después recordó que la tenía a ella. Valentina, la compañera perfecta. Salió de Grupo A y caminó por las avenidas principales de la ciudad hasta que finalmente se detuvo frente a una almacén con cosas para bebés. Entró y caminó hacía lo primero que captó su atención. No veía las horas de mostrárselo a Valentina. Y al mismo decirle que lamentaba haber sido un desconsiderado con ella y el bebé. No obstante, cuando fue a buscarla para aclarar todo, Carlo tristemente descubrió que la había perdido...
Peor aún, había llegado a la vida de la mujer que ama un hombre en el que ella sí confiaba para hacerla feliz a ella y a su hijo.
¿Cómo competir contra eso? Carlo conocía al doctor Román y no tenía nada que decir contra él. Es un buen hombre. El tipo de hombre que Valentina merece y necesita.
A Carlo sólo le quedaba esperar que ella amara a Román. Porque tampoco sería justo no darle una oportunidad a Carlo si Román únicamente era para ella un ave de paso.
—Merezco mi oportunidad —se dijo Carlo—. Tardé en darme cuenta que siempre tuve una mujer muy valiosa a mi lado, pero ahora soy mejor persona para ella, para mi hijo y para mi mismo.
La extraña tanto que envió a un investigador privado a espiarla, y con asombro vio las fotografías que este le mostró, donde pudo ver lo grande que está su hijo, a quien Valentina llamó Marquito.
—Ojalá recapacite y me de la oportunidad de demostrarle que he cambiado —suspiró, pidiéndole al cielo que Valentina vuelva—. Ya no soy aquel hombre que olvidó darle un escritorio propio. Ahora soy ese que busca cualquier espacio, aunque sea pequeño, para formar parte de su vida aunque ella ya no lo vea como el protagonista.
Carlo se despidió del mar y caminó de regreso a su casa, a la que sólo llamaría hogar cuando su amor y su hijo volvieran; y buscando entre sus recuerdos recordó una canción que sintió la necesidad de dedicarle a ella. Ella, la que siempre estuvo allí, quizá sintiéndose invisible... pero es absolutamente necesaria como el café de las mañanas.
https://youtu.be/1N3gvmBM5PI
Repito cien veces el vídeo que Marco dejó al final del capítulo y permito que cada nota de la canción se mezcle con mi llanto. ¿Qué más me queda cuándo lo único que quiero hacer es ir a buscarlo?
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Sí, ya sé que soy reeeeeeeeeee cursi :'v
Para quienes no les salga el vídeo, la canción es: Thank You For Loving Me, de Bon Jovi :)
:O Esto está color de hormiga, señores. ¿Qué creen que sigue? ¡MIL GRACIAS POR VOTAR Y COMENTAR! ♥
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