Capítulo XXXIX
En cuanto llegamos desapareció, así que me pasé la tarde entrenando con Collin. Cuando por fin me dejó ir fui a buscarle a su habitación donde, según Jacob, estaba.
Entré sin llamar y lo encontré tirado en la cama leyendo tranquilamente un libro, me dirigí a la estantería a cotillear.
-¿Qué no sabes tocar, maleducada?
-¿De verdad quieres ir por ahí? -como no me responde vuelvo a hablar. -¿Qué has estado haciendo?
-Nada que te interese.
-Sí me interesa porque por tu culpa he sido obligada a esquivar los golpes de Collin hacia mi cara por dos horas. -escojo el libro del medallón perdido y me tiro a su lado.
-Me alegro que te lo hayas pasado tan bien.
-¿Te ha dado un ataque de bipolaridad o qué?
No contesta así que me pongo a leer. Un rato después empiezo a reír como loca.
-¿Qué es tan gracioso?
-¡Mira! -le señalo una parte del texto y vuelvo a reír.
-No es para tanto, ríe en tu mente, intento concentrarme.
Vuelvo al libro tratando de contener la risa pero fallo, él se queda mirándome un momento.
-McKenzie.
-¡Lo siento, lo siento! -digo agarrando mi estómago.
-¡McKenzie!
-¿Qué? -le observo tratando de no reír de nuevo.
-Sal conmigo.
Abro los ojos como platos e intento sentarme para verle mejor pero me caigo por la rapidez con la que lo hago.
-¿Estás bien? -pregunta asomándose al suelo sonriendo.
-¡No! ¿¡Cómo se te ocurre preguntar eso así de la nada!? -contesto sonrojada.
-¿Y qué querías? ¿Un carruaje de caballos blancos? ¿Globos y chocolate?
-Con una pizza en forma de corazón me habría conformado.
-Tomo nota. ¿Entonces?
-¿Entonces qué?
-Que si quieres salir conmigo maldita sea.
-Que sí, idiota.
-Genial, entonces... -se levanta a prisa y me arrastra hasta el salón. -¡Chicos venid aquí ahora!
No me digas que...
Todos aparecen rápidamente, incluso Dustin e Isaac están aquí. Supongo que estarían hablando de mi padre.
-¿Qué pasa? Me estaba divirtiendo con una ardilla. -responde Connor.
-McKenzie y yo estamos saliendo, así que como intentéis algún movimiento extraño con ella ahora sí tengo motivo justificable para arrancaros las pelotas. Ya podéis iros.
-¡Derek! -grito.
Mira que puede llegar a ser idiota máximo a veces.
{…}
-Oye. -digo una vez que me deja en casa.
-¿Qué?
-¿Qué se supone que le diga a mi hermano?
-La verdad.
-Oh claro, yo llego y le digo: hey hermanito estoy saliendo con un vampiro, sí ese que me roba sangre a su antojo y es tan bipolar. Claro que sí, seguro que acepta.
-¿Y por qué no vas mejor y le dices: estoy saliendo con el sexy vampiro que me salvó el día que trataste de comerme y te ayudó a encontrarme en el orfanato?
-A ver vida mía, ¿Si tú fueses él, y él fuese tú me dejarías salir con él?
-¿Cómo acabas de llamarme? -pregunta sonriendo.
-¡Es solo una expresión, no te emociones!
-¿Acaso me engañan mis ojos? -se inclina para verme la cara. -¿Te estás poniendo roja?
-¡Ya déjame! ¡Me voy!
Camino rápidamente a la puerta.
-¡Hasta mañana niña!
Cuando llego al salón veo a mi amiga dormida en el sofá y repleta de hojas.
-Ash. -le muevo para que despierte.
-¿¡Qué!? ¿¡Fuego!? -se levanta mirando a todos lados. -Ah hola.
-¿Que hacías?
-Estudiar para el examen de mañana.
-Ah vale... Espera ¿¡Qué exámen!?
-Biología.
-¿¡Cómo es que no me dijiste nada!? -corro como loca a por mis apuntes.
-Porque lo había olvidado.
-Por cierto. -le miro divertida. -¿De verdad le tiraste ajos a Derek?
-Pues sí, obvio. Bueno, yo me voy a dormir suerte estudiando para... ¿Has comido algo? -pregunta al oír mi estómago.
-Pues ahora que caigo desde el desayuno...
-¿¡Eres masoquista o qué!?
-¡En mi defensa diré que Derek me empachó a tortitas en la mañana y no he tenido hambre!
-¿Derek te ha hecho el desayuno? ¿Hablamos del mismo vampiro?
-Por muy extraño que parezca sí... Bueno ahora que lo recuerdo comí tarta con Connor y Jacob para merendar después de...
-¿Ha pasado algo entre vosotros? -me mira moviendo las cejas.
-Pues... ¡Hey qué tengo que estudiar no me entretengas! -le empujo a su habitación. -Bueno noches.
Si le cuento ahora no podré estudiar.
-No estés hasta tarde eh.
-Pero si son las 2 de la mañana.
Acabé despierta el resto de la noche tratando de memorizar todo lo posible. En cuanto Ashley estuvo lista nos fuimos rápidamente.
El examen era a primera hora y yo caminaba como zombie por los pasillos con miles de hojas en las manos junto a Ashley.
-Un examen a primera hora de la mañana es lo mejor del mundo. -digo con sarcasmo entrando a la clase.
-Pues si esto te parece genial te mueres de la felicidad cuando sepas que en la siguiente hora hay gimnasia y toca correr. -contesta Mandy sentándose detrás.
-Oh por Dios que alguien me mate.
-¿Qué hacéis todas con hojas en las manos? -pregunta Melody acercándose.
-Hay examen.
-¿¡Qué!? ¿No era el lunes?
-Hoy es lunes.
-Ay mierda. -apoya la cabeza en la mesa.
-¡Silencio todo el mundo, voy a entregar los exámenes! -habla el profesor. -Tenéis una hora, buena suerte.
Tras tratar de sobrevivir al examen fuimos a la pista de gimnasia mentalizándonos para correr.
-¿Creéis que será mucho tiempo? -pregunta Mandy.
-Depende.
-¿De?
-El humor que tenga hoy, este hombre es más bipolar que Derek. -responde Ash.
-Nadie es más bipolar que Derek. -contesto riendo.
-¡Chicas, chicas! -Melody corre hasta nosotras. -¿¡A que no sabéis de lo que me acabo de enterar!?
-¿Hay rebajas de ropa interior sexy?
-¿Gucci regala cinturones?
-¿Eres mamá? Por favor dime que no vas a ser mamá.
-¡No, estúpidas! ¡El profe tuvo un accidente y mientras se recupera de su pierna rota le van a sustituir!
-Pues vaya... Igual vamos a hacer gimnasia.
-Cuando veáis al sustituto vais a querer ser la mejor de la clase.
-¿Por qué? ¿Cómo es?
-¡Mirad ahí viene!
Oh, por, Dios.
Todas las chicas de la clase corren hasta él y los chicos las miran con desaprobación.
Este hombre es demasiado sexy por el amor de Jesús.
Después de sacarle toda la información posible cómo que se llama Víctor Manuel Pérez, tiene 22 años y está súper soltero, comienza la clase.
Nos pone a correr hasta que no podamos más para conocer nuestra resistencia y por supuesto todas las chicas están tratando de impresionarle.
-¿Estás bien McKenzie? -pregunta cuando paso por su lado una vez terminamos.
-Sí, sí.
-Has hecho un buen tiempo, espero que sigas así el resto de mis clases.
-Claro, claro... -digo tratando de enfocar mi vista. -Profesor... Me estoy mareando.
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