Un nuevo hogar




Carmina y Janosh habían corrido muchísimo durante los últimos días para dejar todo listo y volver a casa lo antes posible.  Confiaban en Ary  pero no tanto en su hermano, conocían su temperamento y el odio que sentía por ella por ser una Leppala.

Tristán estaba cambiando la compresa  justo en el momento que sus hermanos llegaron a la casa.

Al entrar al cuarto se detuvieron al ver a Tristán sentado al lado de Ary y sentir el olor a sangre de la niña.  Tristán se alejó de ella y ellos se acercaron.  Janosh se sentó a su lado y le quito el paño de la cara, Carmina sin mirar a su hermano le dijo que saliera antes de que le arrancara la cabeza por lo que había hecho.  Tristán no dijo nada, salió en silencio y fue a recorrer las tierras para  asegurarse  que todo estuviera bien. 

Sabía lo que pasaría.

La fiebre empeoro durante las siguientes horas  al igual que la hinchazón.  Ary se  quejaba, lloraba y llamaba a sus padres, paso  muy mala noche,  por suerte a la mañana siguiente la fiebre había bajado al igual que la hinchazón pero aún no recobraba el conocimiento.  El morado de su lado izquierdo tardaría varios días en  desaparecer.  Carmina y Janosh no se movieron de  su lado hasta que despertó, apenas los vio  trato de hablar pero el dolor no se lo permitió.  Cuando los hermanos vieron sus pensamientos  supieron todo lo que había pasado.  Carmina salió del cuarto tan enojada  en busca de Tristán, que  cuando llego  hasta donde estaba  su hermano, él  no se atrevió a decir una sola palabra.  Sabía que se había excedido.  Escucho a Carmina por interminables  minutos y luego de que ella  terminara y subiera  a ver a Ary, bajo Janosh y lo escucho a él también.  Después de la reprimenda de sus hermanos se marchó muy molesto y no volvió hasta pasado un mes.  Para entonces Ary ya estaba totalmente bien y trataba de no pensar en Tristán y lo que había pasado.

El día que el vampiro llegó  entro en la casa  en silencio y fue a saludar a sus  hermanos.  Ellos ya no estaban molestos,  fueron a su encuentro y lo saludaron felices de verlo de vuelta.  Ary  tampoco estaba molesta aunque le tenía más miedo que antes.

Él no se acercó a Ary ni estuvo en el mismo lugar que ella si alguno de sus hermanos no iba a estar presente.

Con el paso de las semanas las cosas parecían calmadas.  Ary ya no sentía ese horrendo miedo que la hacía temblar al sentir a Tristán cerca de ella, se puede decir que se estaba acostumbrando a su presencia.

Varias veces Ary los oyó hablar en el salón pero no entendía lo que decían, hablaban muy bajo, era menos que un cuchicheo.

Ya estaba llegando el verano. 

Ary pensaba constantemente en sus amigos, seguramente  muy  pronto saldrían de vacaciones y se divertirían jugando en el bosque o los alrededores.  Ella por otro lado, seguía encerrada en esa casa sin saber nada de nadie, pues ni de su madre había recibido noticias en las últimas semanas.  Había perdido el apetito y las pesadillas habían vuelto,  cada día estaba más deprimida, incluso había llegado a preguntarse si es que su madre aún se acordaba de ella o si es que la quería. No entendía porque no hacía nada para que ella  volviera a su lado.

La última carta que había recibido de su madre la había leído tantas veces que ya se la sabía de memoria, no tenía sentido leerla de nuevo.

Por esa carta sabía que  Remy estaba muy alto al igual que Val, eran los más altos de la clase.  Las niñas también estaban  cambiadas,  ya no andaban corriendo y trepando árboles con los niños.  Ahora se comportaban como todas unas señoritas y  según lo que su madre le había escrito estaban muy guapas.

Su madre le escribió que la extrañaba mucho y no perdía la esperanza de volver a estar juntas muy pronto para empezar una nueva vida.  Le dijo  que había pensado que jamás volvería a ser feliz por no tener a Markkus a su lado pero se había equivocado.  Le escribió que estaba ansiosa por hablar con ella, tenía muchas cosas que contarle.

Pasaron meses y no hubo más noticias de Seinaj, Ary se sintió  feliz porque su madre  estuviera  superando la muerte de su  esposo y deseó  algún día poder hacer lo mismo para seguir con su vida aunque ahora ya no estaba segura de poder tener una. 

No necesitaba hablar con su madre para saber que ella era feliz al lado de Einar,   se dijo que seguramente  eran una familia a esas alturas.  Esperaba que su madre fuera todo lo feliz que ella no era,  y que Einar  la cuidara  y no la hiciera sufrir.

Cuando Carmina o Janosh la veían  mirando la carta sin desdoblarla sabían que  había amanecido triste y  al ver sus pensamientos veían el profundo dolor que sentía,  trataban de alegrarla ya fuera con  historias o caminando por la viña, la arboleda o incluso a veces Carmina le hacía probarse vestidos suyos  para ver como luciría con ellos cuando fuera más grande.

Si había algo que siempre alegraba a Ary  era oír a Janosh  hablar de ellos cuando eran humanos.  Incluso Tristán se asomaba al salón  para escuchar a su hermano.  Ary acostumbraba a sentarse al lado de Janosh   y apoyar la cabeza en su hombro mientras lo escuchaba hablar.

Seguían pasando las semanas y su vida era una rutina.  Hacia todos los días lo mismo excepto que ahora estudiaba con Janosh y Carmina.  Evitaba a Tristán todo lo que podía y cuando no podía  trataba de no mirarlo a los ojos,  bajaba la vista  inmediatamente cuando se encontraban de frente.  Él no  le hablaba jamás por iniciativa propia.  Siempre era porque sus hermanos le pedían de favor que la llamara   cuando ellos no  estaban cerca de ella.

Un día vio maletas y bolsos a la entrada de la casa,  llamo a Janosh y a  Carmina pero ninguno le contesto.  Fue a buscarlos a sus cuartos pero sin entrar, solo golpeo a sus puertas pero tampoco estaban.  Cuando llego a la cocina  vio Tristán sentado a la mesa con un cuadernillo en el que estaba escribiendo.  Ary se detuvo a penas entro, se dio media vuelta para irse pero él le dijo que se quedara.  Ary se volvió algo nerviosa mirando como siempre hacia abajo.  Tristán termino de escribir y le dijo que fuera a arreglar una maleta con su ropa  pues se mudaría a otra casa por un tiempo.  Janosh y Carmina estaban arreglando unos asuntos  y en cuanto llegaran se irían. 

Ary quiso preguntarle si sería una casa cerca de allí  o en otra ciudad pero  no se atrevió.   Solo asintió con la cabeza y subió a su cuarto.

Guardo rápidamente  sus cosas y trató de  tirar de la maleta  teniendo cuidado de no caerse.  Cuando estaba a la mitad  Tristán llego repentinamente frente a ella  y tomo la pesada maleta y la llevo junto a las otras. 

Se marchó sin decir nada mientras Ary seguía parada en el mismo sitio sorprendida de que él hubiera tenido un gesto amable hacia ella. 

En ese momento llegaron Janosh y camina y vieron lo confundida que estaba con el gesto de Tristán.  Sonrieron al ver como algo tan simple y sin importancia para ellos, tenía tanto significado para ella.

Los recién llegados subieron las cosas al carruaje y esperaron el anochecer al lado de Ary mientras intentaba tocar una de las melodías que le gustaba.

Tristán fue por una alforja a su cuarto y luego todos se marcharon. 

Estaba tan oscuro que Ary por más que miraba no veía nada y no entendía porque Tristán estaba viajando a pie siguiendo la carreta mientras Janosh conducía y Carmina viajaba al lado de ella pero parecía ir pendiente al camino y a algo que había afuera.

Antes del amanecer pararon en una hacienda y estuvieron en el interior todo el día, era de unos amigos de ellos según le dijo Carmina cuando llegaron.  En el lugar no había más personas que ellos y a Ary solo se le permitió estar en la cocina y en un patio techado que había a la salida de esta.  Sabía que nuevamente iniciarían el viaje de noche y no entendía la razón.  Claramente el sol no les afectaba como había leído en aquel libro en Seinaj.  No entendía porque solo de noche se moverían de un lugar a otro.

Durante los siguientes seis días hicieron exactamente lo mismo, viajaban de noche y siempre Tristán a pie Janosh de conductor y Carmina sentada frente a Ary atenta a lo que fuera que sucedía afuera.

Al séptimo día no se detuvieron al amanecer como los otros días.  Siguieron a toda carrera hasta llegar ante un gran portón en el que Tristán los esperaba  con las llaves en la mano.  Al bajar del carruaje estaba muy helado el aire, había escarcha en los techos y en todos lados en el patio.

Janosh la cargo en brazos hasta la entrada de la casa.  Al anochecer continuaron el viaje y no se detuvieron al amanecer ni a ninguna hora.  Ary solo comió algunas naranjas y bebió de una cantimplora.  A eso de las once de la noche llegaron finalmente a su destino.  Ary bajo totalmente desorientada.

  Se estaba quedando dormida cuando Carmina le aviso que habían llegado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top