Primer encuentro

Ary despertó en una suave y cómoda cama, miro a su alrededor y no tenía idea de donde estaba, recordó lo sucedido la noche anterior y se enderezo enseguida. No reconoció absolutamente nada del lugar en el que estaba, salió de la cama y fue a mirar por la ventana. Había enormes árboles rodeando la propiedad, no había mucho patio o jardín, solo esos grandes y hermosos árboles. Fue a revisar el closet y se encontró con toda su ropa más otras prendas que eran de su talla y de los colores que ella usaba. Se puso sus botas y se envolvió en un chal, salió del cuarto para ir a buscar a Niza o Augusto,  quería saber que había pasado en la casa de sus cuidadores y quienes eran los que habían estado merodeando, o que le habían hecho al caballo de Augusto.

Al recorrer la casa se dio cuenta que no era tan elegante como la anterior ni tan grande, esta casa era oscura y había muy poco mobiliario, era muy sencilla.
Al llegar a la cocina se encontró con Niza sentada a la mesa muy concentrada en sus pensamientos, la saludó alegremente y la mujer dio un brinco en la silla, se apresuró a saludar a Ary y a ponerse de pie para prepararle el desayuno.
Antes de que Ary empezara a comer sus alimentos, Niza le dio de beber una gran taza con agua de hierbas, Ary ya estaba acostumbrada a tomar esas aguas a pesar de no saber bien para que eran, Niza solo le decía que eran para que se sintiera bien. Cuando pregunto por lo sucedido le dijeron que lo olvidara, no había sido nada.
Ary se quedó sin habla ante esas palabras, los dos se veían tan relajados y despreocupados que Ary se preguntó si realmente había ocurrido todo lo que recordaba o había sido un sueño. Quiso hacer más preguntas pero ellos cambiaron de tema rápidamente y luego se fueron s sus quehaceres. Ary se quedó sentada a la mesa tratando de entender que estaba pasando. Nada tenía sentido desde que había llegado a vivir con ellos. Se preguntó si se estaría volviendo loca.

Durante los días siguientes ninguna de las dos mujeres salió de la casa, Esto definitivamente le dio a entender a Ary que algo pasaba pero ellos se lo ocultaban.

Augusto salía al patio solo para cortar leña y a darle agua y comida a los caballos, pasaba el resto del día dentro de la casa con ellas.
La puerta de la entrada estaba con llave durante todo el día, lo mismo que la puerta de la cocina. Las ventanas tampoco se podían abrir, todas estaban con seguro. A veces Ary tenía la sensación de estar aprisionada en aquella casa,  pero desechaba la idea pues eso significaría que Augusto y Niza también eran prisioneros allí y aquello no tenía ningún sentido. Le habían dicho que la casa era de un amigo de Augusto y ellos la cuidarían durante un tiempo.
Ary pregunto si la podían llevar con su madre, pero ellos le dijeron que no era posible todavía, Ary siguió insistiendo pero la respuesta siguió siendo la misma, ninguno de los dos se molestó en dar más explicaciones. Las noches sin dormir volvieron al igual que los vinitos también. Ya ni siquiera las aguas que le daba Niza ayudaban. Lloraba hasta dormirse mientras pensaba en sus padres.
Al despertar una mañana y ver el jarro con el agua de hierbas sintió asco. Ya estaba harta de beber aquello. Se vistió y bajo para ir a la cocina por un vaso de agua.
Al entrar a la cocina, se encontró con la puerta  que daba afuera abierta. Se oía a Augusto cortando leña al otro lado del patio, mientras Niza hacia aseo al otro lado de la casa. Ary no lo pensó un segundo, salió corriendo fuera de la casa antes que alguno de ellos la viera. Le encantaba estar entre la vegetación, no soportaba el encierro o las paredes. Era feliz corriendo entre los árboles y sintiendo el viento en su rostro. Corrió por varios minutos siguiendo la hilera de álamos que delimitaba la propiedad con el camino. Vio una que otra casa en su carrera, pero no les dio importancia alguna, ella solo quería correr y sentirse libre, por alguna razón el correr la hacía sentir más viva que nunca y muy feliz.   Esta sensación era también un recordatorio de su querido padre y su anterior vida. Sus ojos se anegaron de lágrimas al recordar a su padre y a su madre mientras la observaban jugar en el jardín con Declan y Nono. Ellos  cuatro habían sido su única familia, y los extrañaba muchísimo. Corrió aún más rápido, para así hacer desaparecer ese dolor que sentía constantemente en el pecho, necesitaba correr  tanto como necesitaba respirar, solo esto calmaba un poco de su angustia.

Se detuvo al llegar al límite de la propiedad y se agachó para recobrar el aliento mientras miraba s su alrededor, vio una  puerta vieja  y mal cuidada que daba al callejón que había del otro lado, Tiro de la manilla y la puerta se abrió enseguida crujiendo horriblemente. Ary salió a recorrer el camino y mirar por los alrededores, ni siquiera se había cruzado por su mente el huir de allí e irse a su casa, ella solo quería caminar y estar afuera al aire libre. Camino por casi media hora siguiendo el camino hasta llegar a un alambrado. Se quedó allí un rato mirando el extenso campo luego se devolvió y fue en la otra dirección, pasó por el lado de la puerta y siguió el camino. Llevaba mucho rato afuera pero no estaba para nada cansada, a ratos miraba hacia atrás y veía lo mucho que había avanzado. Paso por fuera del portón de hierro de la propiedad en la que estaba viviendo ahora, y alcanzo a oír a Augusto y Niza llamándola, en el tono de sus voces se notaba la angustia que sentían. Ary se detuvo pues se sintió mal por ellos, pero ya no quería seguir encerrada, pensó en golear la puerta o gritarles que estaba ahí, pero lo pensó mejor y decidió devolverse y entrar por donde había salido.

Se fue corriendo por el camino y entro en la propiedad por la misma puerta, la cerró bien y se dio la vuelta para ir a la casa. Se sentía muy bien, su mente estaba despejada, incluso podía decir se sentía algo alegre.

Se fue caminando lentamente y mirando todo a su alrededor esta vez, realmente estaba disfrutando este paseo. Hace mucho tiempo que no se sentía relajada y tranquila, incluso llegó a olvidar por un momento aquello que tanto la atormentaba. El día estaba bastante frío pero a ella no le importaba.

Iba mirando distraídamente la copa de los árboles sin ver realmente  por donde caminaba, chocó fuertemente contra algo y cayó al suelo, se puso de pie rápidamente y sacudió sus ropas y piernas, había quedado toda sucia. Le dolían las palmas de las manos y un tobillo, había caído bastante mal.

De reojo vio a alguien caminando hacia ella, lo miró enseguida y tuvo miedo de su mirada. Quiso retroceder pero le dolió muchísimo el tobillo, pensó en gritar pero  fue incapaz de hacerlo, no podía ni siquiera moverse. Miraba a ese extraño acercarse a ella y solo veía odio  en su mirada, estaba a punto de llorar.

Cuando el hombre estaba a unos tres metros de ella, Ary se dio la vuelta para huir de ahí pero choco contra el sólido  pecho de alguien, más le pareció haber chocado contra una muralla que con una persona. Su primer impulso fue pedir disculpas, pero no sabía quién era ese hombre ni que intenciones tenía, estaba muy asustada y arrepentida de haber salido de la casa. En ese momento pensó que debía ser el amigo de Augusto y dueño de la casa en la que estaba, se dijo que sería grosero no disculparse con el.

_" lo siento" Dijo en un susurro. "No me di cuenta que venía alguien"

Se alejó del hombre y se atrevió a levantar la mirada hacia él.

_"No te preocupes" Le contesto el extraño mientras la miraba fijamente.

_" vete a casa o te arrepentirás" Le dijo en tono de reprimenda.

Ary dio un paso hacia atrás sorprendida y asustada por estas palabras.

_" ¡Da la vuelta y vete a casa! " Le ordenó levantando la voz y mirándola aún más molesto.

Ary estaba parada sin saber que pensar de lo que estaba pasando, miraba a este hombre y su rostro daba miedo. Sentía el corazón acelerado , estaba a punto de llorar.
No sabía qué hacer, pero irse no sería tan fácil, le dolía muchísimo el tobillo.

_" vete ahora niña, es por tu propio bien" Le dijo el hombre esta vez.

_" Quién es usted?" Le pregunto Ary.

_"No necesitas saber quién soy... ¡Vete!" Le dijo entre dientes mientras se acercaba a su rostro.

Ella lo miro asustada y con un hilo de voz le volvió a preguntar quién era y porque estaba allí y le hablaba de esa manera si ella no había hecho nada malo.

_"No quiero ir a esa casa..." Murmuro Ary mirando hacia el suelo.
_ "No tengo porque hacerle caso... no tengo porque obedecerle" Dijo segundos después en un tono más firme y mirándolo al rostro.

_" Quizás a él no, pero a nosotros sí... No somos tan amables como él".

Un hombre y una mujer se acercaron a ellos y la miraban seriamente.

_" ¿Quiénes son ustedes?" Pregunto Ary mientras se acercaban a ella.

_"¡Será mejor que te vayas a la casa y no vuelvas a salir de allí!" Dijo el más alto de los dos hombres en un tono que dejaba claro que estaba acostumbrado a que le obedecieran.

Al oír ese tono tan amenazante, Ary dejo de lado su miedo y un extraño arranque de valor vino a ella.

_" ¡No me iré!, no lo haré, no tengo porque obedecerles, no tienen ningún derecho sobre mí.

_" ¡Crees que es tan fácil niñita!"

_" ¡Claro que sí, solo debes darte la media vuelta y largarte por dónde has venido!"
El tono de Ary  ahora era severo y desafiante.

_" ¡Como no... Te dije que te fueras, no me oíste!

El hombre más alto la tomo de la muñeca y la tiro hacia él mientras le gritaba, luego la tomo de ambos brazos y le volvió a decir que se largara.
Ary se asustó muchísimo, empezó a gritarle que la soltara y empezó a llamar a Niza y a Augusto. Incluso le dio un buen par de punta pies, pero él no se movió de su lugar.

_" ¡Debiste haber hecho caso niña!" Le dijo en tono furioso uno de los hombres.

Carmina estaba parada más atrás y estaba muy asustada por la reacción de Tristan, pensó que Janosh sería un mediador en aquella situación, pero él se veía tal alterado como Tristan. Ambos eran muy fuertes, ella no podría hacer mucho si ellos decidían asesinar a la niña.

Ary ya no podía contener las lágrimas, el extraño le tenía sujetados ambos brazos con mucha fuerza, ella estaba parada de puntillas tratando de  que la soltara.

_" Cuando hablo me gusta que me obedezcan" Le dijo entre dientes y apretó aún más fuerte sus brazos.

Su hermano vio esto  y se  dio cuenta que estaba mal lo que hacían, era solo una niña. Se acercó a  su hermano para hacer que la soltara, la estaba lastimando y esa no había sido la intención al acercarse a ella. Solo habían querido darle un buen susto nada más.

_" Tristán la estas lastimando, suéltala, ella se irá a casa".

_" ¡No, no lo haré! Ustedes váyanse, quién diablos se creen que son..." Contesto Ary apenas oyó las palabras del otro hombre.

_" ¡Cuidado como nos hablas!".

_" ¡Suéltame! Grito ella.

_" ¡No! Le contesto el hombre llamado Tristán y luego miro a su hermano y le dijo que no se metiera. Lo mismo le dijo a Carmina. Les dijo que alguien tenía que enseñarle a la niña a respetar.

_" Porque me haces esto?" Preguntó Ary  entre sollozos.

Lloraba  no solo por el  dolor en sus brazos y en su pie, sino también por el miedo que sentía hacia ellos.

_" ¡Si insistes en no irte a casa, la pasaras muy mal niñita, no tengo paciencia y menos con alguien como tú, date la vuelta y vete a casa... ¡Ahora!". Le grito a todo pulmón.

_"Tristán  suéltala, no ves como está"

Janosh estaba bastante preocupado por el violento estado de su hermano, sabía cuánto odiaba a la niña por ser una Leppala  pero jamás pensó que se atrevería a causarle daño. Los Leppala habían asesinado a su esposa y a tres sus hijos, pero Ary no tenía nada que ver, ni siquiera Markkus había nacido cuando aquello sucedió. El odio de su hermano hacia ella no tenía justificación.

Tristán le soltó bruscamente los  brazo y le grito que se fuera a casa o la iba a pasar muy mal.

Ary salió corriendo y no paro hasta que llego a un par de metros de la casa, estaba muy asustada, temblaba de horror por lo sucedido, ni siquiera recordó  que tenía lastimado el tobillo. No podía creer lo que esas personas le habían hecho. Jamás los había visto, no entendía porque la habían tratado de esa manera. El hombre llamado Tristán le había apretado muy fuerte la muñeca y los brazos, sentía un dolor horrible.

Llegó a la casa y se fue directo a su cuarto. Niza le salió al paso y la abrazo fuertemente. La reprendió por haber salido, pero en su tono de voz se notaba que estaba muy preocupada por ella. Ary se disculpó y prometió no hacerlo de nuevo, quiso decirle lo que había pasado, pero pensó que solo causaría más problemas y tenía miedo de que Niza se enojara y terminara por encerrarla en su cuarto.
Decidió no decirle nada y no volver s salir de la casa por ningún motivo. Tenía grabado en su mente el rostro de esos extraños, no quería volver a toparse con ellos nunca más. Le dijo a Niza que se daría un baño y luego se acostaría un rato, estaba cansada y tenía sueño.

La mujer toco su frente y le pregunto si se sentía mal, o quería algo de comer. Ary negó con la cabeza y se fue a preparar su baño. Augusto llevo varios baldes de agua caliente y Ary se encargó  de regular la temperatura con el agua fría. Se miró en el espejo una vez que quedo sola y vio lo pálida que estaba, tenía los ojos rojos, era evidente que había llorado.
Cuando se quitó el vestido vio las marcas rojas en sus brazos, tenía marcada una mano en cada brazo y otra en la muñeca. Ese tal Tristán realmente la había lastimado. Dio un paso hacia el espejo y sintió un horrible dolor en su tobillo. Se quitó la bota con mucho cuidado  y vio la hinchazón en todo su pie. Se metió con cuidado a la tina y se quedó allí pensando en lo que había pasado, se trago  las ganas de llorar mientras pensaba en su padre, su madre, sus amigos, y todo lo que estaba pasando.

¿Quiénes son? Se preguntó  una y otra vez,  casi sin poder contener las lágrimas.

Los dos hombres y la mujer no se veían como otras personas que ella hubiera visto antes. Sus ropas eran muy elegantes y había algo que los hacía verse muy diferentes a las personas que ella conocía, había algo extraño en ellos,  en sus rostros y en sus miradas había algo que no era normal.
Aunque le pareció que de cierta manera  eran bellos, incluso el bruto que la lastimo tenía cierto atractivo a pesar de la cicatriz que tenía en el lado derecho del rostro, la mujer llamada Carmina también tenía cicatrices, pero no en el rostro sino en sus manos y otras pequeñas marcas en sucuello. El otro hombre, Janosh parecía no tener marcas, por lo menos ella no vio ninguna.
Bellos!! En que estoy pensando? Se dijo a sí misma. Ellos la habían lastimado y ella los encontraba lindos, no lo podía creer. Estoy loca pensó Ary. Le dio un golpe al agua de la tina
mientras recordaba lo sucedido, su  desconcierto, pena y miedo empezó a desparecer y empezó a sentir rabia, mucha rabia. Se sentía igual que el día que encontró a su tia Raquel golpeando a Declan y a Nono, sentía deseos de golpear a Tristán con todas sus fuerzas sin importar nada solo hacerlo, recordaba el rostro de ese hombre  y apretaba los dientes.
Lo odiaba.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top