Rondando
Espero que les guste~
Nota: Estuve de inspiración :3
Nota-2: En términos de edad, Red Son es el mayor entre el pequeño grupo (sin contar a Macaque y Jia, por supuesto), luego esta Midori, MK y por último, Mei
-Oh, cielos...- Jia se sobresalto cuando MK, un par de horas antes de que sea medio día, bosteza y simplemente se trasforma, acurrucándose sobre el cojín del sillón, durmiéndose al instante como era la costumbre. -Aun...tengo que acostumbrarme a lo del vampiro- aunque ya sabía lo que era el chico, había hablado con él muchas veces y había logrado verlo a la cara cuando las video llamadas existieron. Aunque debía reconocer que era un poco adorable, en especial por el pelaje castaño algo inflado que le daba el aspecto de ser esponjoso.
-Si...- Midori se levanto, divertida, acercándose para poder acunar el pequeño cuerpo del murcielago entre sus manos. MK solo se quejo entre dientes, acomodándose sin problema, sin siquiera hacer amague de despertarse. -...pero debería dormir en su hamaca- lo acaricio con una suave sonrisa. -Mei casi se sentó encima suyo más de una vez por dormir ahí- Jia parece estar entre lucir espantada y divertida pero solo puede observar como su hija lleva al pequeño a su habitación compartida, acomodándolo en su hamaca, dejándolo acurrucado contra su peluche favorito, Momo. Cuando salió, miro a su mamá, quien se estaba acomodando en el sillón con un ligero suspira y se pasa una mano por el cabello. Los demás se habían mantenido alejados por unos días, dándole la oportunidad de disfrutar a su mamá pero sabía que solo era cuestión de tiempo antes de que ellos volvieran y sus días fueran un poco más ruidosos a partir de allí. -¿Recuerdas a los intrusos de los que te hable?- se acerco para sentarse a su lado.
-Los recuerdo, si- Jia sonrío con cierta diversión. Había logrado más que nada escucharlo, como un sonido de fondo cuando ambas hablaban, y le parecía algo entretenido, lleno de gritos y risas, mientras su hija lucia resignada pero totalmente encariñada. Era bueno ver que ella no estaba tan sola como siempre temió.
-Bueno, te daré una advertencia- estaba segura que su mamá amaría a los demás sin mucho problema, era difícil no querer tanto a Red Son y Mei, además de que cree que tener una madre dulce y amorosa cerca les haría muy bien. Aunque no tenía muy en claro como podrían ser las cosas con Macaque. -Macaque tiene un nulo respeto por el espacio ajeno y puede llegar a cualquier lugar con ayuda de sus sombras, así que no te sorprendas mucho si aparece de la nada- la mayor enarco una ceja pero no comento, ya habiendo imaginado eso. -Red Son tiene una copia de la llave y viene muy seguido, en especial cuando...- hace una mueca, arreglándose los anteojos. -...Iron Fan se vuelve demasiado pesada- lo cual había estado sucediendo mucho últimamente. -Mei también tiene una copia y prácticamente vive aquí, aunque sus padres no están muy de acuerdo con eso- y divaga un poco sobre todos los que conoció hasta el momento, del extraño y alocado grupo que de alguna manera se siente casi como una loca familia que adoras a pesar de ser demasiado ruidosos por momentos. Mientras tanto, Jia esta contenta de escuchar, emocionada por conocer a todos.
No mucho después, los intrusos se presentan una vez más y todo vuelve casi a la normalidad.
Tener a Jia en casa hace un cambio ligero pero notable. MK esta melancólico los primeros días, con la mente atrapado en recuerdos del pasado que solo él tiene y ellas pueden imaginar, aunque se aferra a ella en la primera oportunidad que tiene, abrazándola con fuerza y sin poder llorar realmente pero la mayor aun así le ofrece todo el consuelo que puede. Red Son es aprensivo al comienzo, un poco ansioso ante una figura maternal, pero en cuando ella le muestra una suave sonrisa y le ofrece un abrazo en un mal día, tarareando con dulzura una suave melodía, él se derrite. Mei no luce muy segura al principio, aunque siempre amigable, pero en cuanto la demonio la reconforta con una ligera sonrisa y algo de cálida comida, la menor se desarma, encantada. Macaque es quien se mantiene alejado durante un tiempo, como si no estuviera del todo seguro ser bienvenido, pero Jia insiste con suave amabilidad y en algún punto, él se ablanda, hasta el punto en el que es tratado como un niño más sin darse cuenta y eso no parece molestarlo en lo más mínimo.
Midori se siente rara de tener que compartir a su mamá, es hija única, pero aun así, esta simplemente encantada de poder ver a sus amigos y a su madre llevarse bien, luciendo como una extraña familia armada con corazones rotos que la mayor no tiene problemas en arrullar con cariño.
Como bonus, ahora tiene comida casera casi todos los días, aunque ahora ella tiene una lista precisa sobre lo que debe comprar.
Así que no tiene otra más que vestirse decente y salir en la tarde de un día cualquiera, con lista en mano, arrastrando al recién despierto vampiro que bosteza de manera amplia los primeros segundos pero se va despertando con el paso del tiempo y luciendo entusiasmado por algo tan simple como las compras, hasta que algo llamo su atención.
-¿Eh?- MK se detuvo en seco, el viento empujando un aroma muy particular directamente contra su rostro, haciendo que arrugara la nariz. Reconoció el dulce olor a durazno, aunque empalagoso en su opinión y de alguna manera, le pareció muy familiar. Le recordó un poco al extraño encapuchado que había visto más de una vez en el teatro de Macaque, oculto entre el publico, encogido en un intento de pasar desapercibido.
-¿MK?- Midori enarco una ceja, bufando al verlo olfatear a su alrededor, apenas aguantando las ganas de reír ante la extraña escena que era ignorada por todos los que pasaban para su suerte. -Pareces un perro- no pudo evitar comentario con cierta burla, metiendo las manos en los bolsillos de su buzo, siguiendo a paso lento al vampiro que avanzaba sin pensar mucho. Él hizo un puchero, mirándola de reojo, no demasiado ofendido porque sabía que tenía razón y volviendo a mirar a su alrededor, curioso, esperando quizás ver al encapuchado o llegar hasta un puesto de frutas frescas pero en vez de eso, tuvo que levantar la vista, frunciendo el ceño con cierta confusión cuando se fijo en un pájaro acomodado en el borde de un techo cualquiera. Era llamativo, de plumas castañas claras y cuyas puntas parecían ser mucho más coloridas, luciendo casi brillante, con ojos dorados que te devolvían al mirada fija y te hacia sentir analizado.
-¿Hola?- saludo, confundido ante el intenso olor a durazno que de alguna manera viene del pequeño animal y no puede evitar ladear un poco la cabeza, curioso, sintiendo que había algo extraño en ser de ojos dorados que copia su acción.
-Pájaro raro- Midori alcanza a sacar su teléfono antes de que el ave despliegue sus alas y se aleje rapidamente, frunciendo el ceño con expresión pensativa ante la imagen, teniendo un ligero presentimiento y anotando en el fondo de su mente hablar con el domador de sombras.
Es lo primero que esta dispuesta hacer en cuanto vuelve a su departamento, sonriendo enormemente al ver al mono acomodado en su sillón, pareciendo que estaba en su propia casa a estas alturas.
-¡Oye, Macaque!- se le acerco, este levantando la vista mira mirarla con curiosidad ligera, luciendo demasiado acomodado en su lugar como para moverse. -¿Este pájaro te resulta sospechoso?- le mostro la foto que logro sacar, sabiendo que su presentimiento es correcto cuando lo nota tensarse.
-Ah, maldita sea- se enderezo, agarrando el aparto, frunciendo el ceño ante la imagen. -El pesado de Wukong esta merodeando la ciudad- parece molesto, un poco fastidiado, pero al mismo tiempo, resignado y muy cansado.
-¿Sun Wukong?- eso llamo la atención del vampiro, quien se acerco para verlos, analizando la foto unos segundos antes de mirarlos una vez más en busca de respuestas. Supuso que el olor a duraznos ahora tenía un poco más de sentido. -¿Se refieren al mismo Monkey King, gran sabio de la montaña?- el domador de sombras solo tarareo, hundiéndose en su lugar, molesto. -¿Por qué alguien como Sun Wukong estaría merodeando la ciudad? Eso no tiene ningún sentido- MK esta confundido, sin entender, pero cuando mira a su hermana y a su amigo, notando sus muecas que no sabe como interpretar, de alguna manera sabe que se esta perdiendo de algo. -¿Qué?- se cruza de brazos con un puchero infantil y ellos suspiran con cierto cansancio.
MK esta entre extasiado y asombrado cuando se entera que el bastón sagrado, el mismo que se uso como una especie de sello de encierro para mantener al gran Demon Bull King enterrado bajo una pequeña montaña, esta en alguna parte de la ciudad.
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