18| Amenazas.
Capítulo 18: Amenazas.
— ¿Y?, ¿Y?, ¿Y?, ¿Cómo te fue?, ¿Cómo te fue? —pregunta Jazmín dando saltitos enfrente de mí.
—Apártate Jazz —respondo fastidiada.
—Vamos —insiste—, dime como te fue.
›› Un vampiro me secuestro y casi me mata.
—No tuve ninguna cita —exclamo dejándome caer en el césped.
La confusión es evidente en el rostro de Jazmín.
— ¡¿Cómo?! —grita escandalizada.
—Antes de que empieces a gritarme, déjame explicarte —suspiro con cansancio, ella cierra la boca y me mira fijamente.
Bien Kiara, hora de mentir.
—Me asaltaron.
Aplausos por no hacer de mi mentira un poco más dramática.
Me esfuerzo un poco más.
›› —Salí de casa en dirección al parque para despejar mi mente un poco y aparecieron unos tipos y me asaltaron. El temor me invadió y regrese a casa llorando y cuando Ian me llamó, le mande un texto diciéndole que no podía ir. Tenía miedo de que los tipos aún rondaran por ahí y me reconocieran. Robaron mi cartera, mi celular lo pude rescatar ya que lo llevaba entre mis pechos —Suelto un suspiro—. Es por eso que no tuve ninguna cita.
— ¡Oh Kiara! —Musita Jazz tirándose encima de mí y envolviéndome en un caluroso abrazo—. Lo siento tanto nena, al menos estás bien y eso es lo que importa.
—Fue horrible —susurro inconscientemente al recordar como Terry se abalanzó contra mí con sus colmillos de fuera.
—Lo sé nena, lo sé. Tranquila —Acaricia mi espalda—, todo estará bien.
››Ojalá tus palabras fueran ciertas, Jazmín —digo interiormente, mientras me dejo llevar en el abrazo de mi mejor amiga.
🌹🌹🌹
Hoy es viernes y el ambiente es pura algarabía pues ya se siente el ansiado fin de semana.
Pago mi almuerzo y me dirijo hacia donde se encuentran mis amigas charlando animadamente entre ellas. Allá en el fondo se encuentra Ian, en la mesa de los populares. Éste me mira y me da una cálida sonrisa a la que correspondo con otra.
Desde lo ocurrido el fin de semana anterior no me atrevía a hablarle, fue hasta que él se interpuso en mi camino el día miércoles, que tuve que contarle el porqué no pude ir a la cita. Por supuesto lo mismo que le narré a Jazz le conté a Ian, éste se admiró un poco aunque también me cuestionó y es que no recordaba que el imbécil de Sullivan le había contestado cuando él me había llamado. Por lo que tuve que inventar una serie de cosas que después de haber aclarado todo y marcharme me hizo pensar que si yo fuera pinocho, mi nariz sería demasiado grande.
Me siento y empiezo a comer, por instinto mi mirada se dirige a la mesa de esos tres seres repudiables fingiendo ser humanos. Miro a Ashley quién está bebiendo algo de un termo, supongo que es sangre, ya que ¿Qué otra cosa bebería una vampiresa? Christopher está sumergido en un libro y Terry, bueno él esta picoteando la comida y llevándosela a la boca. Se mira distraído como si su mente estuviera en otro lado, Su hermana lo mira con reproche pero él no le presta atención.
La mirada de Ashley recae en mí y los vellos de mi piel se erizan al sentir esos ojos color ámbar recorriendo mi piel. Aparto rápidamente la mirada de ellos y me concentro en mi comida, aunque en mi mente los ojos de la vampiresa se mantienen presente. Ese color de ojos que durante meses creí que eran así por lentillas más no sabía que en realidad ese era su color natural.
Termino mi comida y espero a las demás para dirigirnos al aula de francés, el timbre suena justamente cuando nosotras nos ponemos en pie. Claire se dirige a un bote de basura mientras que nosotras empezamos a caminar, las chicas ríen pero yo voy sumida en mis pensamientos ignorando el tema de su conversación.
Una cabellera rubia con mechones de color se interpone en mi visión.
Ashley.
Las chicas dejan de reír y la miran escépticas, Ashley me mira con seriedad y toma mi mano.
—Prestádmela un momento chicas —habla con un tono de voz suave y arrullador, ellas asienten y empiezan a caminar cuchicheando entre ellas.
Me remuevo un poco queriendo soltarme de su agarre pero ella presiona más fuerte.
— ¡Que te pasa! —grito—, ¡Suéltame!
—Calla.
Salimos del instituto y llegamos a la zona verde desde donde se puede ver hacia las canchas. Sigo removiendo mi mano hasta que ella se detiene y se da la vuelta empujándome bruscamente.
Tropiezo pero consigo mantener el equilibrio para no caer de culo.
— ¿Qué te sucede? —siseo enojada, importándome un comino que ella sea un monstruo.
—Escúchame humana —susurra empujándome contra el tronco de un árbol—. Sé muy bien que has descubierto nuestro secreto por el imbécil de mi hermano —Sus colmillos salen a luz y yo hago un increíble esfuerzo por no gritar. Ella sonríe sínicamente y clava una de sus garras en mi cuello presionando fuertemente—, así que deberías de cuidar tus palabras.
—Me importa una hectárea que seas vampiresa—siseo—, yo no te he hecho nada así que suéltame.
Sus ojos delatan sorpresa pero aún así presiona más fuerte su uña sobre mi cuello causando que se me escape un gemido de dolor.
—Tienes agallas —cierra sus ojos—, pero eso no te funcionará —sonríe.
›› Verás pequeña humana, por lo visto ya sabes nuestro pequeño secreto —Agudiza la voz—. Así que, si le llegas a contar a alguien sobre esto —Pasa un dedo por su garganta—, estás muerta.
—No me impor... —Me calla con su mano.
—Déjame terminar que aún falta —dice sonriendo mientras que yo la quiero matar con la mirada—. Estarás muerta si revelas nuestra identidad —Con su garra traza diversas líneas sobre mi cuello— ¡Y también lo estarás si no arreglas lo que sea que le hayas hecho a mi hermano! —sisea con su rostro ardiendo en furia.
¡Que yo le he hecho! ¡Pero si el que casi me mata fue él!
—Espera ¿Qué? —digo sin poder salir de mi asombro— ¡Yo no le he hecho nada!
Ashley alza una ceja incrédula.
— ¡¿Qué no le has hecho nada?! —grita—. Desde el sábado que salió contigo se fue tan feliz y regreso literal ¡hecho una basura! No nos ha querido contar lo que pasó pero desde ese día ha estado actuando como un zombie. No ha querido salir a cazar y solo ha estado actuando como que si fuera un humano, cuando maldita sea ¡no lo es!
¿Humano? ¿Ese ser repudiable fingiendo ser humano? ¡Pero qué mosco le habrá picado!
— Yo no le he hecho nada —mascullo enfadada—. Para empezar, prácticamente me secuestró y ¡Casi me mata en el parque! Yo no le hice nada, y no tengo intenciones de hacerlo. No quiero relacionarme con ninguno de ustedes, bestias repudiables
Ashley queda atónita por las palabras que he dicho, tanto así, que afloja su agarre de mi garganta, momento que aprovecho para apartarla de un manotazo. Esta me mira sorprendida y soy testigo de cómo sus colmillos se retraen y sus uñas vuelven a ser las de un humano normal; sin embargo, el color rojo intenso de sus ojos no disminuye.
— ¿C-casi te mata? —El nerviosismo es parte de su voz.
Asiento.
—No solo esa vez, —Me encojo de hombros— casi pierdo mi vida muchas veces por ¡su culpa! Aunque... también me ha salvado muchas veces —susurro lo más bajo que puedo pero creo que ella lo escucha.
Cierra los ojos.
—Es tan ingenuo —Empieza a reír—. No puedo creer que sea tan... ¡Estúpido!
La miro alarmada.
—No puedo creer que piense que actuando como un humano... —Ríe más fuerte— Le haré saber a ese maldito que si de verdad le quiere no tiene porque actuar así y le querrá sea o no sea —susurra tan bajo la última frase que no puedo escucharla.
Fija su mirada en mí.
—Escúchame Alexandra —Me toma de los hombros— Amo a mi hermano aunque sea un estúpido, así que por favor... lo que sea que le hayas hecho arréglalo.
Abro mi boca para replicar pero una voz ronca me detiene.
—Déjala en paz, Ashley.
Ashley se sobresalta y sus uñas crecen un poco clavándose en mi piel.
— ¡ASHLEY! —grita Terry, abalanzándose sobre ella.
Esta ríe mientras ambos caen rodando sobre el césped.
—Vaya, vaya. Miren quien se ha vuelto demasiado protector —Ríe—. ¿Es que te has enamorado, hermanito?*
Este se crispa y voltea a mirarme. Lo miro con fingida repulsión y a la vez confusión ya que no entiendo lo que ha dicho Ashley, pues lo ha dicho en otro idioma.
—Oh calla —Blanquea los ojos. Se levanta del césped y empieza a caminar en mi dirección. Inmediatamente me pongo en alerta y este parece notarlo.
A medida va avanzando hacia mí yo voy retrocediendo.
—Kiara —susurra extendiendo su mano hacia mí.
Retrocedo.
— ¿Kiara, estás bien?
—Aléjate de mí —Es lo único que puedo decir.
El deja caer su mano y me mira herido. Lo veo de reojo y doy media vuelta caminando hacia los pasillos del instituto. Los pasillos están desiertos pues ya todos los estudiantes están en sus respectivas clases. Voy hacia la cafetería y me encuentro a mis amigas esperándome sentadas.
— ¿Qué hacen aquí? ¿No deberían de estar en clases? —pregunto desconcertada.
—Decidimos no entrar —responde Claire.
—Sí, decidimos esperarte por si algo llegaba a sucederte con Ashley Sullivan —replica Natalie.
Las miro incrédula.
— ¿Qué? —pregunta Jazmín al verme seria.
— ¿Qué pensaron cuando Ashley me llevo con ella? —cuestiono tomando asiento.
—Pensamos que probablemente te iba a ofrecer como sacrificio en algún ritual — contesta Isamar.
No puedo evitar reírme.
—Están locas.
—No, el que está loco es Terry —murmulla Claire.
Mi mirada se posa en ella.
— ¿Porqué lo dices?
Blanquea los ojos.
—Hubieras visto como se puso cuando no te vio con nosotras.
—Explícate —exijo.
—Tal parece que andaba buscando a su hermana y luego vio que nosotras estábamos como mensas paradas a medio pasillo —Ríe—. Bueno, pues se acerco a nosotras y nos pregunto dónde estabas, así que le respondimos que Ashley te había llevado con ella y salió espantado corriendo, casi parecía flash, te lo juro.
—Oh.
››Esto no lo veía venir.
— ¿Kiara?
— ¿Sí? —parpadeo enfocando mi vista en Jazz.
— ¿Por qué te sale sangre del hombro?
Lentamente miro mi hombro y en efecto hay una pequeña heridita sangrando.
—Gracias Ashley —pienso.
—No lo sé, a lo mejor me rasguñé con una rama cuando Ashley me llevaba — miento.
Toco la herida y por ende me arde y duele.
—Iré al baño a curarme —Me levanto—. ¿Claire aún tienes banditas en tu casillero?
Ella asiente. —Sácalas de todos modos ya sabes mi clave.
Asiento y empiezo a caminar hacia los casilleros. Abro el de Claire y saco una tira de banditas y me voy directo al baño. Ya puesta ahí, me bajo un poco la manga de la camisa y empiezo a lavar la herida. Cojo una toallita húmeda y la presiono causándome una mueca de dolor. Me limpio bien y coloco la bandita.
Me miro al espejo y resoplo.
—Dios, ¿Qué haré con mi vida?
Salgo del baño en dirección a la cafetería, camino por los pasillos y un fuerte dolor de cabeza me invade.
Estúpido estrés.
Continúo caminando aunque mi visión se torna un poco borrosa, me apoyo en la pared y me sigo arrastrando. Un fuerte mareo me precede e inmediatamente me pongo en cuclillas esperando que me pase.
Levanto un poco la cabeza y observo a tres personas viniendo en mi dirección. Cierro y vuelvo a abrir los ojos y no son tres personas es solamente una y es Ian.
—Kiara, ¿Estás bien? —pregunta poniéndose en cuclillas para estar a mi altura.
—No —contesto metiendo mi cabeza entre mis rodillas.
— ¿Qué tienes?, dime para así poder llevarte a la enfermería.
Me mantengo callada.
—Kiara —Ian me obliga a levantar la cabeza.
— ¿Qué? —Abro los ojos y trato de mirarle el rostro pero todo es borroso y el hombro me arde.
Ian suelta un grito ahogado y suelta mi cara.
— ¿Te has puesto lentillas?
— ¿Por qué preguntas eso?
—Tus ojos son color naranja.
— ¡Pero qué patrañas dices! —Le reprocho enojándome de repente.
—Sí, tus ojos son del color de la hermana de Sullivan —responde tomando distancia y adoptando una rara postura.
—Estás de guasa —musito recordando el rojizo intenso que eran sus ojos hace unos minutos atrás—. Mejor apártate, no ayudas en nada.
No sé como saco fuerzas y me levanto sintiéndome un poco mejor, Ian se interpone en mi camino y frustrada le lanzo un manotazo.
—Quítate —digo realmente irritada.
Este me mira alarmado y se queda parado mirando cómo me alejo cada vez más de él. En los pasillos hay muchos alumnos pero no puedo verles el rostro ya que se los miro distorsionado. Agacho la mirada y siento que camino sobre algodón, aunque el algodón está un poco helado. Veo un animal caminando en mi dirección y lo único que hago es tirarle lo primero que tengo a la mano. El animal es impactado pero no cae, solo se queda parado y no emite ningún sonido.
Qué curioso.
Una risita tonta sale de mí mientras todo a mí alrededor da vueltas; río como niña pequeña mientras voy caminando de lado a lado.
Unas manos son colocadas sobre mis hombros, lastimándome el derecho y por consiguiente sacándome de mi estupor.
— ¿Kiara? ¡Pero qué rayos haces caminando descalza!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top