13| Mi gruñoncito.

Capítulo 13: Mi gruñoncito.


La cafetería es pura algarabía cuando entramos, Claire e Isamar se dirigen a nuestra mesa habitual para apartarnos asientos mientras que Natalie, Jazmín y yo nos encargamos de comprar la comida.

—Así que... ¿Qué tramas? —Me pregunta Jazmín por enésima vez.

Blanqueo los ojos.

—Jazz...

—Kiara... —imita mi voz.

—No planeo nada —digo, colocando un trozo de lasaña en mi bandeja.

—Entonces porque la pregunta de ayer.

—Era curiosidad ¡Joder! —exclamo irritada—. Solo quería saber si tenías más seguidores que yo. Eso es todo.

Jazmín me mira recelosa pero lo deja pasar. A lo que yo suspiro, pues se estaba volviendo demasiada irritante. Escogemos la comida de las gemelas, pagamos y nos dirigimos a la mesa donde se encuentran las dos rubias.

—Su comida, cabezas huecas —dice Natalie, dándole las bandejas a las Carter.

—Estas cabezas huecas superaron tu nota en francés. —responde Isamar.

Todas nos echamos a reír y Natalie frunce el ceño molesta, por lo que ha dicho Isamar.

—Vamos Natalie —Le animo—, ellas sacaron la mejor nota de toda la clase. Hay que aceptarlo —Me encojo de hombros y le doy un mordisco a mi lasaña.

Natalie resopla y luego suelta una sonrisita.

—Tienes razón.

Todas ríen y siguen comiendo. Termino mi comida antes que todas y me dispongo a revisar mis redes sociales. Como no hay nada interesante en Facebook, entro a Instagram y empiezo a ver las diversas fotos que encuentro en mi inicio. Aparto la vista de mi celular y miro a mí alrededor, divisando a una chica de cabellera rubia y mechas de distintos colores.

Ashley.

Tiene una manzana en sus manos y obliga a Terry a comerla, tratando de metérsela a la fuerza en la boca. Sin poder evitarlo, suelto una risa al ver esa escena; y como si él me hubiera escuchado desde la otra punta del comedor, sus ojos rápidamente se enfocan en mí.

Atrapada In franganti no me queda de otra que quitar la mirada de su mesa y enfocarla en mi celular con mi rostro ardiendo de vergüenza.

Desbloqueo mi móvil y pongo en el buscador de Instagram Ashley Sullivan.

Vamos a ver qué postea la pequeña Ashley.

Entro a su perfil y espero pacientemente a que carguen todas las fotos. Observo que tiene muchos seguidores y su descripción del perfil me desconcierta un poco:

El amor se escribe bonito y se hace s a l v a j e.
Amante de los gatos
No sigo a nadie, deberías saberlo. Sin embargo, gracias por tu follow me hace muy feliz.
Disfruta viendo mis sensuales fotos, lástima que yo no veré las tuyas.

Las fotos han cargado y deslizo mi dedo hacia abajo encontrando varias fotos de ella sonriendo, haciendo pucheros e incluso abrazando a un ¿Gato? Pero en todas las fotos, se pueden apreciar sus amenazadores ojos color ámbar.

››Al parecer nunca se quita las lentillas  —Ruedo los ojos.

Tomo de mi zumo de naranja, mientras veo que la gran mayoría de fotos parecen sacadas de Tumblr, sigo stalkeandola y miro una foto que llama mi atención. Es Terry, vestido con una camiseta negra y esta besando en la mejilla a una alegre Ashley, quien esta vestida con un traje color beige.

"Con mi gruñoncito, difícilmente puedo sacarle una foto tan adorable como esta. Nos vemos bien, hermano." —Se lee en la descripción.

Me atraganto con el refresco, provocando que la mirada de mis amigas inmediatamente se pose en mí.

— ¿Estás bien? —preguntan a coro.

Asiento aturdida.

—Sigan en lo que estaban —Hago un ademán con mi mano y ellas me miran como si tuviera cuernos en mi cabeza, pero lo dejan pasar.

Sigo mirando la foto y busco alguna etiqueta con el perfil de Terrence pero no encuentro ninguna. Como toda una acosadora profesional, despliego la pestaña de comentarios en busca de algún comentario por parte de él, pero no encuentro ninguno.

Frustrada me guardo el móvil y me levanto. Mis amigas me miran intrigada.

—Las espero en el aula de física.

No escucho lo que ellas me dicen y voy hacia el basurero para desechar algunas sobras de comida, sin poder evitarlo miro hacia la mesa de los Sullivan y veo que los tres me miran fijamente como si fuera una especie de comida.

Los vellos de mi piel se erizan y lo que más me aterra es que los ojos de Terrence ya no son verde azulado.

Ahora también son color ámbar.

🌹🌹🌹

— ¡Sabía que te encontraría aquí! —exclama Ian, provocando que el libro que sostengo  frente mi rostro me golpee fuertemente.

¿Encontrarme? ¿Acaso andaba buscándome?

—A menos que quieras conservar tus pelotas ¡Jamás vuelvas a hacer eso! Porque de lo contrario créeme que quedarás sin descendencia —Le gruño, sobándome el rostro.

—Lo siento, es que te busqué por todo el instituto y no te encontré —Se sienta en el suelo con sus piernas cruzadas.

— ¿Buscándome? —Él asiente— ¿Cómo me encontraste?

—Jazmín me lo dijo —responde encogiéndose de hombros.

Maldita traidora.

Finjo una sonrisa.

— ¿Ah sí? Bueno y que querías.

Todo su entusiasmo y emoción parece desvanecerse cuando escucha mi pregunta. Es más, pierde el color de su rostro y empieza a sudar.

¿Pero qué mosco le pico?

—Ehh... esto... bueno yo... —Rasca su nuca y su mirada esta fija en el suelo, cosa que se me hace un poco tierna— me preguntaba si... estarás libre... ya sabes...

No, no sé Ian y por favor apresúrate porque quiero seguir leyendo.

Lo miro divertida por su repentino tartamudeo. Ian sigue balbuceando cosas sin sentido y yo lo callo poniendo mi mano sobre su boca.

— ¡Ian serénate! —Río—, no puedo entender lo que quieres decirme.

Él se sonroja y me mira fijamente a los ojos.

Suspira y suelta de un sopetón la pregunta: — ¿Estás libre el viernes?

Mi mano se aparta de su boca y quedo atónita con lo que ha dicho.

¿Me está pidiendo una cita?

Deja de hacer preguntas tontas Kiara, ¡Es obvio que quiere una cita!

Pero es que ¿Salir? ¿Con Ian Lightdale?

El rostro de Terrence viene a mi mente como respuesta. Sacudo mi cabeza ¿Pero qué le pasa a mi cerebro hoy?

—Creo que... —Soy interrumpida por el sonido de un celular. Ambos sacamos nuestros celulares y es el mío el que tiene una llamada entrante. Rápidamente los murmullos de las personas para que calle el móvil se hacen presentes y yo les sonrío a modo de disculpa; la recepcionista de la biblioteca entrecierra los ojos y yo contesto el móvil sin mirar el identificador de llamadas.

— ¿Sí? —contesto en un susurro apenas audible.

—Si mi secreto quieres descubrir, a la puerta de tu casa debes acudir —dice una voz masculina y profundamente ronca.

¿Secreto? Pero qué rayos...

— ¿Disculpa? Te has equivocado.

—Yo nunca me equivoco, Alexandra Evans.

¡Evans! ¡Ese es el apellido de mi madre! ¿Cómo lo supo?

— ¿Cómo sabes eso? —susurro furiosa, pero solo se escucha un leve clic y es porque la llamada ha finalizado.

Si mi secreto quieres descubrir,

A la puerta de tu casa debes acudir...

¿Secreto? ¿Será?... Niego con la cabeza, no, no puede ser él.

— ¿Estás bien? —pregunta Ian con una preocupación evidente en su rostro.

Salgo de mi desconcierto, por un momento olvidé que Ian se encontraba conmigo.

Cojo mi bolso y los libros a la vez que me levanto del sofá.

—Lo siento Ian, hay un loco en la puerta de mi casa y no sé lo que querrá.

— ¡Loco! —exclama alarmado—, vamos te acompaño.

—No es necesario —sonrío— Sé defenderme sola. Hasta luego —Me despido y salgo al pasillo que ya se encuentra medio desierto. Solo pueden visualizarse los jugadores de Soccer y las porristas entrenando en las canchas. Corro hasta el aparcamiento y monto en mi bicicleta pedaleando a toda velocidad. Llego a mi casa y tiro la bicicleta a un lado, corro hasta llegar a la puerta y observo que se encuentra entreabierta.

¡Entreabierta!

La adrenalina corre por mis venas, estoy cien por ciento segura que dejé la puerta totalmente cerrada cuando fui al colegio, y además mi madre no regresa hasta las ocho de la noche.

Ella misma me lo dijo.

Me alejo silenciosamente del vestíbulo y rodeo la casa en busca de algo para defenderme. Entro a la linde del bosque y cojo una rama un poco gruesa.

Suspiro.

—Bien Kiara, tú puedes —murmuro dándome aliento mientras me acerco a la puerta de la casa.

Sin hacer mucho ruido, me interno en la casa mirando hacia todos lados, entro a la sala y todo es un caos: Los cojines de dos sofás están en el suelo, un montón de revistas están desparramadas y hay un florero roto.

—Mi madre me matará —digo rodeando ese desastre. Tratando de ser lo más sigilosa posible, subo las escaleras en dirección a mi cuarto; voy por el último peldaño cuando un ruido se escucha por toda la casa, causando un gran estruendo.

Un ruido que provino de la cocina.

Sin perder tiempo bajo corriendo las escaleras y me acerco a la puerta de la cocina. No se escucha nada. Como si de una película se tratara acerco lentamente mi rostro por el umbral de la puerta. El corazón me late a mil por hora y mi respiración es agitada. Miro por completo la cocina y no veo a nadie, me doy media vuelta dispuesta a mirar en el comedor pero es un estornudo lo que hace que voltee.

Agarro fuertemente la rama, suspiro y entro a la cocina. Vacía como siempre, pero presiento que alguien está detrás de mí, como si fuera el exorcista volteo a ver hacia atrás y sin poder evitarlo lanzo un grito.

Grito que es callado por un sartenazo en mi brazo, cortesía de mi madre.

— ¡ME HAS DADO UN SUSTO DE MUERTE, ALEXANDRA! —exclama mi madre con una mano en su pecho.

— ¡Y no puedo creer que tú me hayas pegado con un sartén en el brazo! —mascullo malhumorada, soltando el palo.

Ambas suspiramos y después comenzamos a reír.

—Creí que eras un ladrón.

›› Y yo creí que eras el loco psicópata que llamo a mi celular —pienso.

—Yo creí lo mismo —miento—.  Me preocupé al ver la puerta de la casa entreabierta, ya que yo la había dejado con llave y creí que aún no habías llegado.

Mi madre suspira.

Oh- oh. Algo sucede.

— ¿Estás bien, mamá?

Ella asiente y sale de la cocina.

La sigo y veo que empieza a recoger los sillones de la sala.

— ¿Por qué este desorden, mamá?

—Andaba buscando algo y no lo encontré.

—Y así querías que no pensara que un ladrón estaba en nuestra casa —río.

Ella esboza una sonrisa. O más bien el intento de una.

Terminamos de ordenar la sala y yo me dirijo hacia mi habitación. Me doy una ducha y cuando termino me tiro en la cama. Cojo mi celular y miro WhatsApp.

Tengo mensajes de dos números desconocidos.

— ¿Kiara, llegaste con bien? [15:45 pm]

—Kiara llámame. [18:00 pm]

—Kiara ¿Quién era el loco? [18:15 pm]

Y el más reciente:

—Kiara, dime por favor que estás bien. Me has tenido preocupado desde que te fuiste. [20:13 pm]

Por su último mensaje puedo deducir que es el número de Ian, mi pregunta es ¿Cómo carajo consiguió mi número?

El rostro de Jazmín viene a mi mente.

Miro el otro número desconocido, abro el chat y veo que es solo un mensaje que dice:

— ¿Te gustó mi regalo?






Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top