💋Capítulo 21. No lo metas en líos

Viktor disfrutaba de la lluvia, en especial cuando ahuyentaba a los humanos y estos corrían despavoridos para refugiarse, dejando los espacios abiertos desiertos. Muchas veces se preguntó si su aversión al agua se debía a que tenían miedo de resfriarse o solo les resultaba incómodo mojarse un poco. Como vampiro, ninguna de las dos opciones le afectaba, pero dado que no tenía tiempo para empaparse, se quedó parado junto a un semáforo peatonal con su sombrilla negra, observando cómo los chorros de agua se deslizaban sobre ella.

Una persona de baja estatura sosteniendo un paraguas violeta se detuvo a su lado. Dicho paraguas apenas llegaba al hombro del vampiro.

—Para las brujas, la lluvia en invierno es señal de prosperidad —comenzó Nicte.

Viktor la miró de reojo.

—Te traje lo que me pediste. —Sacó una servilleta doblada del bolsillo de su pantalón y se la entregó.

Nicte la tomó y con una mano la abrió, revelando un solo cabello rubio cenizo. Arqueó las cejas y bufó.

—Literalmente es un solo cabello. —Silbó y volvió a doblar la tela para protegerlo—. No pensé que fueras tan mediocre.

—Es lo único que pude conseguir —se justificó—. No era una opción tocar su puerta y pedirle un mechón de cabello o una gota de sangre.

—Podrías haber intentado cortarle una pierna —musitó ella, recibiendo una mirada de incredulidad por parte de Viktor. La bruja se carcajeó—. Solo bromeaba, Viktor Zalatoris.

—¿Servirá?

—Será difícil, de eso no me cabe duda —respondió, guardando la servilleta en un bolso que llevaba colgado al hombro—. Necesitaré unos días.

—Lo más pronto posible —pidió—. Sabes que no tengo tiempo para derrochar.

Nicte colocó una mano en su cintura.

—Claro, jefe, como usted mande —replicó con sarcasmo y lo señaló con un dedo—. No me apures, Zalatoris. Recuerda quién tiene la magia y quién necesita ayuda.

Viktor esbozó una sonrisa traviesa y tomó la mano con la que Nicte lo señalaba, inclinándose hacia ella para darle un suave beso en el dorso.

—Tienes razón, talentosa bruja —halagó—. Tómate todo el tiempo que precises.

—Adulador. —Sonrió con malicia y arrebató su mano—. Me gusta tanto como lo odio.

—Todo sea por ti.

—Suficiente, vampiro —zanjó sus exagerados halagos y frunció el ceño mientras negaba con la cabeza—. Mejor dime cómo esto te ayudará con tu presa humana.

Viktor apretó con más fuerza el puño de su sombrilla.

—Esto ayudará a Dorian a superar de una vez por todas a ese imbécil.

Nicte soltó una risita, cubriéndose los labios con las yemas de los dedos y mirando al vampiro de manera juguetona.

—¿Y qué tal si le das algo de información sobre su madre mientras tanto? —sugirió.

Viktor la observó con intriga. Aunque el semáforo peatonal ya había cambiado a verde, permanecieron inmóviles, con la sensación de que estarían allí por un buen rato más. Era el lugar perfecto para hablar sin ser escuchados por los humanos.

—Dime lo que sabes —pidió—. A menos que primero quieras algo a cambio.

La bruja negó con la cabeza, sacudiendo su larga cabellera azabache.

—Esta vez será gratis. Te lo debo después de haber sido tan escueta la primera vez, aunque te advierto que la mitad de lo que te voy a decir son solo teorías mías. Tal vez puedas complementarlas.

—Soy todo oídos.

—Me temo que la mujer en la fotografía, la madre de Dorian, podría ser una Banshee —empezó, provocando la extrañeza de Viktor.

—¿Una Banshee? —repitió—. No puede ser, esas criaturas son horrendas.

Las Banshees eran reconocidas como las almas atormentadas de la Sociedad Ulterior. Eran espíritus aterradores de mujeres que habían muerto de maneras injustas o crueles, vagando en el eterno lamento y buscando venganza contra los humanos, anhelando causarles la misma agonía que ellas habían sufrido. Sería impensable que una Banshee fuera la madre de Dorian, además, eso implicaría que ella siempre estuvo muerta.

—No todas son demoníacas —aseguró Nicte—. Como la mayoría de las criaturas de la Sociedad Ulterior, están regidas por un equilibrio entre lo bueno y lo malo. Es como los vampiros y los Nosferatus, las brujas de la claridad y las brujas de las tinieblas, e incluso los Poltergeist y los Errabundos. Con las Banshees sucede lo mismo; hay Banshees de la condena y Banshees de la guía.

—Aun así son espíritus, están muertas. No hay forma de que puedan tener descendencia con un humano —contradijo Viktor.

Nicte suspiró.

—Como se nota que no te has tomado el tiempo para leer los veinte tomos de «Grimorios de criaturas sobrenaturales y sus descendencias».

—Lo has dicho tú misma, son veinte tomos. Ni en un millón de años los leería por placer.

—De cualquier forma, Viktor Zalatoris —continuó Nicte con seriedad—, las Banshees que conoces son las de la condena; mujeres aterradoras, siempre gritando y frías asesinas. Pero las que menciono son las Banshees de la guía; ellas eligen convertir su trágica muerte en algo redentor y se les concede una segunda oportunidad, volviéndose mitad fantasmas y mitad humanas vivientes; son hermosas y sus voces melodiosas como las de una sirena, guiando a los mortales hacia el otro lado. —Sonrió con suficiencia—. Por lo tanto, estoy casi segura de que esa mujer, la madre de tu presa, es una Banshee.

Viktor se quedó atónito, evocando el rostro de la madre de Dorian. Tenía el cabello casi blanco, semejante al de las Banshees; su piel era en extremo pálida y sus ojos de un verde muy claro. No parecía humana.

—Pero ¿cómo es posible? —interrogó—. ¿Cómo pudo, siendo mitad mortal, tener hijos?

—Eso lo hace aún más intrigante. Mi teoría es que, al ser mitad humana, las probabilidades de quedar embarazada solo se reducen al cincuenta por ciento, así que no es del todo imposible.

—Tiene dos hijos —añadió Viktor, recordando a Emma.

Nicte abrió los ojos con sorpresa y esbozó una amplia sonrisa.

—¡Impresionante! —exclamó—. ¡Pero vaya que esta mujer era temeraria! Las Banshees no tienen permiso alguno para formar familias o crear lazos sentimentales con humanos, de ninguna manera, pero ella lo hizo. Es muy seguro que eso tenga algo que ver con su inexplicable desaparición.

—Y eso explicaría por qué sentiste que ella estaba muerta, pero a la vez no —añadió Viktor.

—¡Tenemos un ganador! —Le dio un suave codazo en el costado—. ¿Lo ves? Hacemos un gran equipo, Viktor Zalatoris.

Viktor frunció el ceño de nuevo, dándose cuenta de algo que había pasado por alto.

—Entonces, si ella es mitad Banshee, ¿eso no convertiría a sus hijos en Banshees? Al menos en parte.

—Técnicamente serían un cuarto de Banshee, pero la genética es complicada. —Encogió los hombros—. Quién sabe, tal vez alguno tenga habilidades de Banshee sin siquiera ser consciente de ello.

Viktor unió las piezas al recordar la primera vez que vio a Dorian en el escenario. Cuando cantaba, su voz se volvía hipnótica, como el canto de una sirena, y sus ojos se tornaban dorados. Lo que él había pensado que era un simple efecto de la luz, tal vez no lo fuera. Las Banshees también tenían iris del mismo tono cuando usaban sus habilidades, entonces...

—El hijo, Dorian —vaciló—. Cuando él canta es... es hipnótico, su voz lo es, y sus ojos...

—¿Se vuelven dorados? —completó Nicte, recibiendo un rápido asentimiento por parte de Viktor—. Acabas de confirmar mi teoría. Esa mujer es una Banshee guía y su hijo ha desarrollado una pequeña fracción de sus habilidades. Rompen aún más las probabilidades tomando en cuenta que él es un hombre y todas las Banshees tienden a ser mujeres. Una Anomalía digna de estudio.

Viktor solo pudo negar con la cabeza y cubrir su rostro con una mano mientras maldecía para sus adentros.

—No, no puede ser. Dorian es mi presa y si él no es humano al cien por ciento, ¿cómo voy a alimentarme de su amor? —preguntó, desesperado.

—No seas ridículo, Zalatoris —reprendió Nicte—. Dorian no es más Banshee que humano, claro que puedes alimentarte de su amor. Tal vez su humanidad sea más débil, pero no es nula. —Se señaló a sí misma—. Yo soy mitad humana y mitad bruja, y si un vampiro quisiera alimentarse de mi humanidad, podría hacerlo sin problema.

Viktor exhaló, aliviado. Se relajó y entonces recordó el momento en que Dorian le entregó el broche que solía pertenecer a su madre. Le había parecido familiar y Viktor prometió investigarlo, pero cuando surgieron problemas con Morgan, lo dejó de lado. Por fortuna, siempre llevaba el objeto consigo en caso de que Dorian algún día lo quisiera de vuelta.

—¿Cuál es el símbolo de las Banshees guía? —preguntó, mientras rebuscaba en su bolsillo.

—Es una especie de remolino.

Viktor sacó el broche y se lo mostró a Nicte. Era un remolino dorado, fácil de reconocer con un solo vistazo.

—¿Este? —preguntó.

—Ese —confirmó Nicte, tomando el pequeño objeto entre sus dedos—. Es una insignia que usan las Banshees guías de alto rango. Parece que era hábil en su labor.

—Entonces no cabe duda, la madre de Dorian es una Banshee guía —concluyó Viktor. Esto le daba un nuevo significado a las cosas, a todo. Incluso a su relación con Dorian.

Nicte asintió y le devolvió el broche.

—Tienes algo muy especial entre manos, Viktor Zalatoris.

Dorian era único, pero Viktor ya lo había percibido desde el principio.

(...)

Dorian, en ocasiones, anhelaba ser el único ser humano que caminara sobre la faz de la Tierra, un deseo imposible que surgió hace unos momentos cuando vio el Mustang de Morgan estacionarse frente a la tienda de antigüedades Memoirs, donde trabajaba por las mañanas.

Morgan se apeó del coche junto con Tara y ambos corrieron hacia el interior del local para refugiarse de la intensa lluvia. Dorian sintió el impulso de marcharse, pero no tuvo oportunidad cuando su exnovio y él se encontraron con la mirada.

—Mierda —masculló, guardando el cuaderno donde estaba escrita la letra de la canción original que tocarían en Plague. No quería que Tara lo viera y se percatara de que habían allanado su departamento.

Morgan llegó al mostrador y Tara se quedó parada unos pasos detrás, con los brazos cruzados y su habitual expresión de pocos amigos.

—¿Qué hacen aquí? —interrogó Dorian con animosidad.

—Veo que hoy no trajiste a tu violento perro guardián —espetó Morgan.

Dorian frunció el ceño mientras escuchaba la acusación de Morgan.

—¿De qué estás hablando?

—Tu novio, amigo o lo que sea, apareció en mi casa esta madrugada y rompió el vidrio de mi coche.

Dorian amplió los ojos y negó con la cabeza.

—No puedes estar hablando en serio. Viktor no... —Se detuvo antes de afirmar que el vampiro no era capaz de hacer tal cosa, aunque después de reflexionar, admitió que no era tan descabellado, pero ¿por qué lo haría? No era tan imprudente como para actuar así sin motivo alguno—. ¿Cómo puedes estar seguro de que fue él?

Morgan sacó su teléfono, protegido por una funda gruesa del mismo tono naranja chillón que su coche, y le mostró a Dorian un video de baja calidad en blanco y negro de la cámara de seguridad.

En el video se podía distinguir a un chico que parecía ser Viktor; con cabello muy claro, la misma ropa e incluso llevaba sus característicos guantes que dejaban el dedo índice al descubierto. Al ver esto, a Dorian no le quedó duda de que era él. Viktor había ingresado al estacionamiento, rompió el cristal del coche de Morgan con el codo, buscó algo en su interior y luego desapareció como un borrón. Al menos esto último podría atribuirse a la mala calidad de la grabación.

—A ti todavía te lo perdonaría, Dorian —dijo Morgan, tomándolo por sorpresa—, pero a este idiota ni de chiste. ¡Dile que me dé la cara y pague todos los daños!

Dorian apretó los dientes y cerró el puño con fuerza sobre el mostrador.

—Díselo tú en persona —masculló, dándole la espalda mientras se dirigía hacia la parte trasera de la tienda—. No soy tu mensajero.

Morgan intentó detenerlo, pero Tara le instó a dejarlo y a que fueran ellos mismos a buscar a Viktor para enfrentarlo. Dorian se apresuró a esconderse tras los altos estantes repletos de objetos y sacó su teléfono para llamar a Viktor, pero este no respondía. Intentó varias veces más e incluso le envió mensajes, pero el vampiro permanecía en completo silencio.

Dorian gruñó de frustración y apretó con fuerza el dispositivo, resistiendo las ganas de lanzarlo.

«¿Qué demonios estabas pensando, Viktor?»

¡Se descubre la verdad! 😈

¡Muchísimas gracias por leer! 💋

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