009

- ¡¡MAMÁ!! - gritó - ¡¡PAPÁ!!

El pequeño niño se acercó a sus padres, jadeando por culpa del dolor. Las lágrimas bloqueaban su visión, aún así, pudo ver como su padre acariciaba su negra cabellera mientras que, su madre, cogía su manita

- Cariño, huye - susurró su progenitora - Vuelve a casa... Me temo que no podemos hacer mucho por ti

Yeonjun negó con la cabeza

- Los chicos malos te van a coger - su padre le empujó levemente - Huye 

- ¡No quiero! - sollozó - ¡No quiero irme! 

Sus padres sonrieron con tristeza, sin poder decir nada más, cayeron al frío suelo dejando ahora a su hijo solo

- ¿Mamá? - les movió suavemente - ¿Papá?

Tembló al notar como no reaccionaban. Alzó la vista y, como pudo, comenzó a correr. Escuchó gritos que se acercaban cada vez más a él y no pudo evitar entrar en pánico, no quería que le cogieran, mucho menos después de que sus padres se hubieran sacrificado para mantenerle a salvo

Porque, con tan solo sus ocho añitos de vida, tenía que estar huyendo del gobierno por tan solo existir pues realmente no había hecho nada malo, no lo recordaba al menos

Tropezó con una piedra en el camino, provocando que sus rodillas y brazos se raspasen. Intentó levantarse mas la situación que estaba experimentando le sobrepasaba en creces

Se paralizó al notar una presencia aterradora a sus espaldas, se dio la vuelta temiéndose lo peor. Al ver a aquellas personas, volvió a levantarse y correr pero ya era tarde. Una muchacha le cortó el camino y le hizo retroceder poco a poco

- No... - musitó - ¡No, no, no!

Miró hacia atrás, viendo como dos hombres y otra mujer se acercaban a él con cautela

- Tengo que salir de aquí - clavó su vista en la chica que tenía delante y avanzó - T-tengo que hacerlo... Por papá y mamá...

Tapó sus oídos y cerró los ojos, usaría su habilidad con aquella mujer aunque no quisiese. Escuchó a la perfección como gemía de dolor para, seguidamente, darse lugar una pequeña explosión

Tuvo ganas de vomitar en cuanto, al correr, pisó el cuerpo esparcido de la mujer. Intentó tragarse sus ganas de chillar e hiperventilar, no podía rendirse ahora, menos cuando había cometido aquel asesinato

Miró el nocturno cielo, no estaba lloviendo mas, aún así, decidió camuflar su rastro. Aún no sabía muy bien como hacerlo, su madre no pudo terminar de enseñarle

Y pensar que hace unas horas estaba tomando un helado con sus padres en la playa... Y estas personas llegaron, arruinando su vida en cuestión de segundos

Dobló hacia la siguiente esquina, comprobando así que para su mala suerte, había dado con un callejón sin salida. Oyó los pasos apresurados acercarse cada vez más por lo que analizó apresuradamente la zona en busca de un escondite. Suspiró aliviado al encontrar unas cajas lo suficientemente grandes para él caber dentro

Pasaron unos minutos, los pasos que había estado escuchando se detuvieron en su dirección. Aguantó la respiración lo mejor que pudo y siguió en la labor de ocultar su rastro

- Aquí no está, vámonos

Llevó sus manitas a su boca, aliviado de escuchar aquello. Soltó un suspiro y salió de su escondite tras asegurarse de estar solo. Caminó con miedo hasta la salida y salió del sitio. Para su desgracia, aquellas personas le estaban esperando

- ¡NO! - chilló con todas sus fuerzas y comenzó a correr nuevamente - ¡DÉJENME EN PAZ!

La única chica del grupo, saltó en su dirección, logrando atraparle. Yeonjun se retorció bajo suya, intentando escaparse una vez más. Esta vez, fue inútil

Le pusieron unas esposas hechas de un material especial que le impedía al pequeño de usar su habilidad. Aquel día, atraparon a Choi Yeonjun, el vampiro más peligroso que se ha conocido jamás en la historia 

Levantaron al niño de ocho años por el cabello, siendo cautelosos de cualquier movimiento pues, a pesar de formar parte del ejército de fuerzas especiales, no eran rivales para aquel chico

Tras caminar durante unos minutos, llegaron a donde estaban los cuerpos de sus padres, él se arrodilló delante suya y lloró desconsolado

- Arriba - le demandó uno de los chicos - Métete en el coche

Señalaron con la cabeza el transporte de color negro. Yeonjun negó, quería estar con sus padres ¿Era tanto pedir?

- ¡Arriba he dicho!

- ¡¡NO!!

El sujeto chasqueó la lengua y le dio una patada en el rostro - ¿Crees que por ser un crío me voy a contener contigo? Nos encargaremos de los cuerpos de tus padres, ahora, sube

Esta vez, no puso resistencia alguna. Llevaba huyendo más de dos horas, estaba cansado, sediento y adolorido 

La mujer se subió al asiento del conductor mientras que, los dos varones, se quedaron con él en la parte trasera por si intentaba algo raro

Cerró sus ojos y mordió los diminutos labios ¿Por qué aquella gente quería hacerle daño? Él no ha hecho nada malo, era buena persona ¿Por qué querrían atraparle?

- Andando - agarraron de su brazo y le forzaron a bajarse - No intentes nada raro

Yeonjun asintió con la cabeza y caminó cabizbajo entre medio de los tres guardias. Solo alzó la vista cuando su nombre entero fue mencionado

- ¿Es este? - preguntó el que parecía ser el recepcionista. Examinó al niño con cuidado - Bien, el director está en su oficina esperando. Llévenlo con él de inmediato

- Sí - respondieron al unísono - 

Caminaron hasta llegar a un ascensor transparente en donde, si se daba la vuelta, podría contemplar el paisaje de la ciudad nocturna mas, ahora mismo, no estaba de ánimos para ello

Le empujaron en cuanto las puertas fueron abiertas, por lo que había observado, estaban en el noveno piso. Le sería imposible escapar saltando por la ventana

- Señor, solicitamos permiso para pasar - hablaron al tocar un timbre - Traemos a Choi Yeonjun

Un pequeño pitido sonó en la estancia, seguidamente, unas puertas de color doradas aparecieron de la nada, como si hubieran estado camufladas todo el tiempo

Empujaron al niño una vez más, llevándolo dentro de aquella habitación. Allí se encontró a un hombre alto y delgado de pelo y ojos castaños. Los guardias se arrodillaron, obligándole a él a hacer lo mismo con un golpe en sus piernas

- ¿Cuánto os ha tomado capturarlos?

- Casi tres horas, señor

- Patético - rió y se acercó con lentitud - Tardan tres horas para capturar a un niño de ocho años. Mi hijo es un año menor que este... vampiro de pacotilla. Apuesto que lo hubiera capturado en cuestión de segundos

- Lo sentimos mucho, señor - respondieron como robots - 

- ¿Dónde está la soldado número trece? 

- Muerta - dijeron - Este niño la ha matado usando su habilidad

- Interesante - sonrió - Lo llevaré a mi casa

- ¡Pero señor...!

- ¿Te atreves a oponerte? - el chico calló - Eso suponía. Quiero que trasladen los elementos del laboratorio necesarios a mi sótano. Yo mismo me encargaré de experimentar con él. Cuanto más cerca y accesible esté, mejor

- Sí, señor

- Ahora, llévenlo - alzó el rostro del pequeño - Pero venda sus ojos, no quiero que descubra posibles rutas para huir. No quiero ni que sea capaz de localizar en donde está, destápenlo una vez lleguen a mi sótano

- ¡Sí!

Yeonjun bufó, esas personas respondían como robots y aquello le cabreaba en demasía, si no fuera porque estaba agotado, ya estaría replicando e intentando volver a su casa. Tal y como había dicho el señor mayor, su visión fue privada por culpa de una tela negra rugosa la cual le hacía daño en la carita

No supo cuanto tiempo pasó, tampoco le importó mucho. Lo único que quería era volver a casa, tumbarse en su cama e imaginar que todo aquello era una pesadilla 

Desechó aquel pensamiento al escuchar como la puerta del coche se habría y él, por culpa de uno de los soldados, caía al suelo. Se puso sobre sus rodillas como pudo y se levantó, siguiendo a aquellas personas que no paraban de amenazarle o empujarle

Por dios, tan solo tenía ocho años y ya le estaban tratando como un criminal 










Habían pasado dos semanas, estaba atado de pies y manos en una tabla. Miró al sujeto que se situaba a su lado con ira

- Si cooperases, todo sería más fácil - dijo con burla - Vamos, dime el secreto 

- Ya te he dicho que no se nada - musitó -

Gritó de dolor en cuanto le clavó una aguja en su brazo

- Es imposible que un vampiro tenga tres habilidades solo por naturaleza - gruñó - Y más aún siendo dos de ellas las más peligrosas. ¿Qué coño hiciste?

- Nada - cerró sus ojos - No he hecho nada...

Una vez más, chilló. Esta vez le hizo una profunda herida en el estómago

- No te quejes, eres un vampiro, te puedes regenerar - rió - Eso o usa una de tus habilidades

Yeonjun le miró con rabia

- Seguiré haciéndote heridas entonces - cambió de arma, cogiendo ahora un cuchillo - Tú decides, niño 

El chico, siendo tan terco como él solo, decidió cerrar la boca y no decir nada. Pero como es obvio, todos tienen un límite. En cuanto no pudo soportar más el dolor, decidió usar la única habilidad que podía sin ser retenido pues, aquellas esposas que le ataban, tenían un material especial para impedir usar sus poderes, todos salvo uno

Las heridas de su cuerpo desaparecieron y el científico se puso extremadamente feliz

- Devolver la anatomía al pasado - sonrió - Interesante habilidad la que tienes, pequeño

- ¿P-puede dejarme en paz ahora? - jadeó -

- Claro que no - acercó a su rostro la lámpara que había en el techo - Tengo que obtener lo que tienes. Imagina cuantos progresos médicos se harían, eres egoísta por quererlo todo para ti

Escuchó al señor trasteando en los aparatos para así ver un bisturí - Ahora tengo que volver a sacarte sangre, una lástima que tus heridas hayan desaparecido

Yeonjun le miró con rabia 

- Me gusta esa expresión - sonrió - Pero te la voy a quitar en menos de lo que canta un gallo

Y así fue como, la tortura del pequeño, comenzó

Fue usado como sujeto de experimentos durante casi dos meses. No tenía voluntad ni fuerzas suficientes restantes, o al menos así fue hasta que conoció al hijo del director

Sucedió la tercera semana de su estadía, el director le alimentaba una vez al día y, su hijo, descubrió que en el sótano de su propia casa vivía alguien. Decidió llevarle comida y se sorprendió al ver a Yeonjun, es decir, siempre oía gritos, prueba de que su padre torturaba a alguien para un experimento de los suyos. Siempre se opuso a sus ideas y su relación no era de las mejores principalmente

Aquello empeoró al descubrir que, aquel sujeto, era un niño como él. Comenzó a llevarle la cantidad de comida adecuada junto con bolsas de sangre ya que, al estar atado, no podía beber

- Te ayudaré - le dijo una vez - Te salvaré de las garras de papá, tú solo espera

Los dos chicos se habían convertido en amigos en poco tiempo, el niño de pelo castaño - como el padre - entraba al sótano a escondidas pues no se le tenía permitido establecer contacto alguno con los sujetos de experimentos

Así fue como, a finales del segundo mes, el niño robó con éxito las llaves de las esposas de Yeonjun. Se puso guantes para no dejar huellas algunas, acción que había aprendido de los programas que su madre disfrutaba ver en la televisión

Cuando soltó a Yeonjun, tuvo que agarrarlo para que no se cayera al suelo. Estuvo mucho tiempo sin usar sus piernas y sabía que sería un gran esfuerzo para él caminar siquiera

Escondió los guantes en el bolsillo de su chaqueta y sacó al mayor del sótano. No debería haber nadie despierto pues eran las tres de la madrugada. Se asustaron en cuanto una alarma sonó, avisando así del escape de Yeonjun

- ¿¡Qué hacemos!? - dijo con miedo, no quería volver a ser una rata de laboratorio - ¿N-nos van a pillar?

- Claro que no - susurró - Por ahora, salgamos de casa. Súbete a mi espalda

Yeonjun casi gritó en cuanto el niño corrió, tenía una velocidad increíble 

- Es mi habilidad, súper velocidad - le dejó saber - Bien, ¿Recuerdas en donde vives? Puedo llevarte

Este asintió y le dio las indicaciones

- ¿Tu padre no sospechará nada? - preguntó - No quiero que te haga daño por mi culpa

- Le dije que me quedaría en casa de un amigo por tres días - se encogió de hombros - Ese hombre nunca me presta la atención adecuada de todas formas

Yeonjun se acurrucó contra ese chico

- Realmente vives lejos - murmuró - Ya estamos

- ¿¡Ya!? - miró a su alrededor y, efectivamente, aquella era su casa - 

- Te lo dije, súper velocidad - rió - Bueno... ¿Quieres que me quede contigo durante este tiempo por si acaso?

- No hace falta que te tomes tantas molestias por mi...

- Eres mi amigo después de todo - sonrió - No quiero dejarte solo

Yeonjun asintió y dejó que el menor se quedase con él. Al estar en su casa, sus ojiitos se aguaron.

Recordó todos los malos momentos que había pasado, todos los experimentos en los que él había sido la víctima, todos aquellos días que estaba al borde de la locura por no beber sangre, pero sobre todo... recordó los cuerpos de sus padres, sin vida

- Yeonjun...

Se arrodilló en el suelo y tembló, aquella voz parecía lejana

- Yeonjun... - sintió como le zarandeaban - Yeonjun... ¡Yeonjun!

Abrió los ojos y jadeó con fuerza, se sentó en el sitio y examinó los alrededores, estaba en el patio de la escuela. Miró a aquella persona que le había despertado y, cuando se percató de quien era, se tiró a sus brazos

- Tranquilo, Yeonjun hyung - le abrazó con fuerza - Estoy aquí, soy yo. Nada te va a pasar conmigo

- Taehyun... - murmuró entre sollozos - V-volví a...

- No dejaré que mi padre te haga daño - le interrumpió - Nunca más. No voy a dejarte solo, pase lo que pase


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