capítulo 29
Taehyung se sentó sobre la cama, sopesando sus opciones.
La investigación era extensa, no tenía caso fingir que era una tarea simple, mas lucía que pronto le iban a dar el cierre que merecía. Jungkook continuaba en la traducción del diario de Venecia y Taehyung estaba orgulloso de los descubrimientos fisiológicos sobre la especie híbrida.
Jungkook tenía tanto debilidades como fortalezas al ser descendiente de un humano y de un vampiro. Sus habilidades para moverse, para desplazarse con velocidad, incluida su fuerza muscular; eran características propias de los vampiros, que indicaban inequívocamente que éste era notoriamente el gen dominante.
El poseer un aroma perceptible para los humanos y sangre tibia recorriéndole las venas, era por otro lado, lo que le confería su parcial mortalidad. Probablemente en ese paquete también estaba su capacidad inesperada de empatizar y sentir, inusual para cualquier ser que carecía de un alma.
Pese a ello, Taehyung también había podido reconocer que entre sus cualidades, se presentaban ciertas peculiaridades, las cuales se veía imposibilitado a atribuir a alguna de las dos especies, sino más bien, a la combinación de ambas.
Mientras que los vampiros eran vulnerables a la plata y podían ser heridos perjudicialmente con el uso de ésta, Jungkook demostraba ser completamente inmune. Taehyung desconocía si existía un elemento que fuese capaz de dañarlo físicamente, mas por ahora, aquella diferencia le daba una significante ventaja.
Tampoco podía ignorar lo que claramente estaba sobre la mesa. Pues a diferencia de los vampiros, Jungkook había vivido con un humano por una cantidad severa de años, sin beber de él hasta matarle. Se había contenido indudablemente, pero los vampiros comunes eran incapaces de hacerlo sin una adecuada dosis de supresores.
Jungkook no requería de los supresores para abstenerse de beber sangre humana. Tenía el control suficiente sobre sí mismo como para establecer límites, lo que era, nuevamente, otro de los motivos por los cuales se hallaba otro nivel por encima de los inmortales.
Era genéticamente superior en todo aspecto, y a la vez, podía entender lo que era ser un vampiro y lo que era ser un humano.
En los días que habían compartido bajo el mismo techo, Taehyung había observado su comportamiento con detención. Tranquilo y centrado. Nada de ser impulsivo o perder los estribos, aún cuando Taehyung le molestaba adrede.
Era ideal para ser el moderador.
Aquella persona que velaba por el bien de ambas especies. Taehyung sabía que el ser híbrido causaría un revuelo y probablemente desencadenaría un par de problemas, mas si se explicaba adecuadamente a las autoridades y a la prensa, estaba seguro de que Jungkook recibiría el apoyo de la ciudad y de los distritos, considerando que los vampiros lo sentirían parte de ellos y los humanos también.
Tal vez se estaba emocionando demasiado con la idea de tener un moderador que por fin acabase las disputas políticas que se habían originado desde la creación de los supresores. Sin embargo, era difícil no hacerlo, con la posibilidad enfrente.
Por supuesto, la existencia de Jungkook no suponía una solución global, mucho menos una segura y confiable. Habían numerosos motivos por los cuales necesitaba desechar aquella idea, considerando lo riesgosa y problemática que ésta era potencialmente.
Taehyung suspiró hondo, sintiéndose sobrepasado por la situacion, que parecía imponerse sobre él con creces. Tan jodidamente complicado...
Su mente inundada por los pensamientos que rondaban en torno a Jungkook, se despejó cuando un ruido inesperado provino del comunicador. Una interferencia, que si bien pudo ser consecuencia de otro comunicador, también podía ser Yongsun intentando alcanzarlo.
Tras el sobresalto, tomó el aparato en su mano y lo miró expectante, a la espera de que el sonido se repitiera. Un mal presentimiento se asentó en su estómago al hallarse sumido en el silencio. Presionó el botón de la derecha antes de hablar.
—Taehyung. Adelante.
Con los músculos tensos, se detuvo un momento a escuchar. No hubo respuesta. Estando cerca de regresar el comunicador a su respectivo lugar, se volteó sobre su sitio, quedándose quieto, al percibir nuevamente el ruido de la interferencia atravesar el parlante. Respiró con pesadez, breves segundos antes de que una voz familiar se dirigiera a él desde el otro extremo de la línea.
—Tae... Soy yo.
—Yongsun —exhaló, sosteniendo con manos temblorosas el artefacto. El mal presentimiento drenándose. Un alivio—. ¿Qué sucede?
—Hay rumores... Dios, Tae...
—¿Rumores? ¿D-De qué? —balbuceó. Era imposible que se tratara del híbrido ¿cierto? No había manera de que alguien se hubiera enterado.
—Han dicho que... que los humanos han asesinado un vampiro.
El pelirrojo parpadeó, sintiendo la boca seca ante el impacto de la noticia.
—¿Qué? —susurró.
—Mierda, Tae, me estoy muriendo de miedo. No sé por qué está sucediendo esto, pero joder, joder...
—Tranquila, yo... —Tragó saliva, aflojándose el cuello apretado de su camisa azul. Se sentía incapaz de procesar adecuadamente la información recibida, más de articular una oración completa—. No creo que...
—No sé qué ha ocurrido, pero sé qué habrán problemas... Planeo ir a hablar con el alcalde mañana temprano. Aunque si tengo que ser honesta contigo, no creo que me escuche... a menos que vengas tú.
Guardaron silencio. El corazón dando golpes incesantes contra el pecho de Taehyung, a la vez que el temor se propagaba por su interior y una palabra retumbaba en sus oídos. Asesinado. Imágenes borrosas llovieron en su cabeza, imágenes de una guerra cobrando vida en sus recuerdos.
Pero ya no había que derramar sangre. Porque estaban en paz. Y lo único que residía en su memoria eran fotografías antiguas en libros de historia.
No tenía por qué repetirse la tragedia.
No debía repetirse.
—Dame un par de horas —soltó precipitadamente—. Estaré en tu casa en cuanto pueda.
—No tardes... —susurró Yongsun. Taehyung asintió para sí mismo—. Y Tae... Gracias.
Un último aliento antes de que se cortara la comunicación. Taehyung inhaló hondo.
Un asesinato... No habría sido tan difícil lidiar con el crimen, si no existiera aquel persistente conflicto entre ambas especies. ¿Siquiera se conocía al culpable? ¿Qué leyes regirían sobre él? ¿Las vampiras o a las humanas?
Complicado, reiteró en su mente, dándose la razón.
Una sonrisa rota se dibujó en su cara, mientras con las manos temblorosas guardaba las cosas de regreso en su bolso. Los libros y la ropa... Maldición. Todo esto era un desastre. Un maldito desastre.
Abrió la puerta con fuerza bruta. Ya era entrada la tarde. Jungkook y Jimin habían ido a dar una caminata por el bosque después del almuerzo. Asumía que ya habían regresado.
Con el raciocinio nublado, ni siquiera consideró tocar. Empujando la puerta de la habitación de Jungkook, ingresó al dormitorio.
No tardó demasiado en arrepentirse de su decisión.
—Oh, por Dios —jadeó. Observó a Jimin sin camisa debajo del cuerpo de Jungkook. Vio al híbrido, encontrándose con su mirada oscura y enfadada, y luego a Jimin, quien ahora tenía una almohada entre las manos. ¿Por qué? La respuesta llegó sin embargo, cuando repentinamente, el objeto chocó contra su rostro.
Auch.
—¡Aprende a tocar antes de entrar! ¡Bobo! —gritó Jimin avergonzado. Con las mejillas sonrojadas buscó su camiseta en el suelo y se cubrió el torso desnudo.
Taehyung pensó en retirarse y hundirse en aquel sentimiento mortificante por horas. Debía admitir que era frustrante saber que lo que había entre Jungkook y Jimin de cierta forma era... oficial, no algo que pudiese ignorar, menos negar.
Pero no había tiempo para lamentaciones. Ni de actuar avergonzado, si es que venía a tema. Por lo que dejando la almohada de lado, se irguió frente a la pareja y se aclaró la garganta.
—Debo irme —dijo al fin. Sin pasar por alto la confusión reflejada en la mirada de Jimin—. Yongsun llamó.
—¿Qué dijo? —murmuró sentándose sobre la cama.
—Algo sobre un... asesinato —Los ojos desorientados del castaño se abrieron con sorpresa—. Quiere que hable con el alcalde.
—Estás jugando...
—Me gustaría —sonrió con pesar. Jimin le miró en silencio y Taehyung se mordió el labio—. Escucha, necesito ir. Puedo regresar luego pero... debo ir.
El castaño asintió, luciendo indeciso más que preocupado. El pelirrojo apenas dio un paso hacia atrás, cuando las palabras de Jimin lo agarraron desprevenido, impidiendo que se marchara.
—Espérame. Voy contigo.
Jungkook frunció el ceño en su dirección.
—¿Irás a la ciudad?
—Sí —Se incorporó, dirigiéndose al armario—. No puedo permitir que hagan esto solos. Quiero ayudar.
Taehyung esbozó una sonrisa suave, viendo en Jimin todo lo que le había encantado en un principio, aquella noche en el bar. La determinación y la esperanza. Brillando en los ojos almendra.
Un escalofrío lo recorrió cuando su atención cayó nuevamente en Jungkook. Un semblante serio, que no le daba exactamente una sensación agradable a primera vista.
—Esperaré en la sala —titubeó, notando cómo el iris del híbrido adquiría una tonalidad rojiza. Taehyung trastabilló al retirarse del dormitorio y cerrar la puerta. Un suspiro abandonó sus labios al hallarse en el pasillo.
La voz de Yongsun volvió a sonar.
Asesinado.
No, no había por qué preocuparse.
Llegarían a la ciudad, se encontrarían con Yongsun y resolverían lo que hubiese por resolver. Necesitaba ser optimista. Necesitaba confiar en que todo estaría bien a la larga.
Lo último que necesitaban era otra guerra que lo destrozara todo.
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