Capítulo 31: Pros y Contras

Shaun

Lo que Elsa y Lisa estaban diciendo sonaba bastante irreal. No veía alguna razón lógica por la que alguien se hubiera subido a un barco solo para robarme específicamente a mí.

Yo sabía que era famoso y que tenía dinero, pero era un simple artista. No usaba anillos, ni portaba joyas o dientes con incrustaciones de diamantes.

Nadie le robaba a un artista, menos a un pintor. Quizás, robarle a una estrella de la música podía tener lógica, pues personas como Adele o Katy Perry sí que tenían dinero y debían poseer muchas joyas que valían más que una casa, ¿pero robarle a un pintor?

Había miles de mejores opciones que yo, por lo que no tenía nada de sentido.

—Es una tontería —aseguré—. Incluso Kyle tiene más cosas de valor que yo. Él usa esas cadenas de oro tontas y anillos de plata con diamantes incrustados... lo más caro que tengo son materiales de pintura y mi auto, que no está aquí.

—Mis cadenas no son tontas.

—Lo son, no te sirven de nada —sentencié.

—Pues ellos deben creer que tienes algo de valor aquí —insistió Lisa.

—Pues no van a encontrar nada y el dinero que hay, está dentro de la caja fuerte.

Todos los lugares como hoteles o cruceros tenían cajas fuertes, pues las personas que viajaban solían ir con una buena cantidad de dinero o alguna pertenecía de valor que era mejor no arriesgarse a dejar a la vista.

Dentro de la caja solo tenía fajos de dólares en efectivo, de los cuales cada vez quedaban menos, pues los utilizaba cada vez que bajaba del barco en alguna parada.

—Bien, si realmente no tienes nada, cuando lo descubran, se olvidarán —concluyó Elsa—, pero pueden intentarlo con alguien más. Deberíamos tenerlos en la mira de todas maneras.

—Eso sería bueno.

—Bien, iré a ver si Amanda consiguió algo, ¿vienes? —le preguntó a Lisa.

—Voy más tarde.

—Bueno, yo voy a dormir —anunció Kyle—. Auckland fue agotador.

Ambos salieron del cuarto dejándome a solas con Lisa.

—¿Y si te pasa algo? —preguntó con preocupación.

Yo la miré curioso.

—¿Te preocupa que me pase algo?

—Oye, no eres de todo mi agrado, pero no te deseo mal tampoco —explicó—. Ah, y gracias por soportarme ebria ayer... realmente siento si dije algo indebido. Cuando estoy en ese estado se me salen comentarios un tanto extraños —contó con una risita nerviosa.

Eso me hacía pensar que no recordaba exactamente los comentarios de doble sentido que me había dicho, desde que yo la amaba, hasta que yo metía bien muchas cosas.

—Está bien. No dijiste nada extraño —mentí.

Prefería ahorrarle la vergüenza.

Lisa suspiró aliviada, agarrándose el pecho con una mano.

—Increíble —hizo una pausa para comenzar a caminar hacia la puerta—. Bueno, creo que iré con Elsa y A...

—Espera —le detuve.

Lisa volvió a acercarse a mí y yo tomé mi libreta de mi mesa de noche, de donde saqué una hoja con un dibujo que le había hecho, y se la entregué.

—No sabía que cosa querrías de regalo realmente, ni si la encontraría en Auckland, pero espero que esto al menos valga algo... y si no te gusta, pues tiene mi firma con tinta y eso si debe hacerlo valer algo si lo quieres vender —dije con una sonrisa.

Lisa se quedó mirando el dibujo sin decir nada.

Era la recreación de una foto que Ariana le había tomado dentro del agua de la playa Anakena en Isla de Pascua y lo había pintado con unas acuarelas que había llevado al viaje.

—Es mejor que un regalo comprado —terminó por decir—. Comprar algo en una tienda es fácil, pero hacer un regalo a mano que no encontrarás en otra parte vale mucho más... aun si no tuviera tu firma.

Ambos reímos, pero por alguna razón, el hecho de que le hubiera gustado de verdad me provocó un cosquilleo extraño en el estómago.

Lisa se acercó más a mí y se alzó de puntitas para dejar un beso sobre mis labios.

—Gracias —susurró y fue nuevamente hacia la puerta, solo que esta vez sí se marchó.

¿Por qué tenía ganas de que volviera?

Eso comenzó a ponerme un tanto ansioso. No, Kyle no podía tener razón, nadie podía detestar a alguien y en dos meses cambiar su parecer.

Yo seguía creyendo que Lisa era irritante e insoportable y que tenía el segundo nombre más feo que mis oídos habían escuchado.

No pude quedarme tranquilo y sabía que me arrepentiría de lo que pretendía hacer, pero no tenía de otra.

Salí de mi cuarto y fui hacia la puerta de Kyle para tocarla estruendosamente.

Kyle me abrió la puerta con su cepillo de dientes en la boca y la pasta dental chorreando por sus comisuras.

—Hazte a un lado.

Kyle se corrió y me dejó pasar a la habitación para él meterse al baño nuevamente.

Cuando terminó de cepillarse los dientes, salió y se sentó a mi lado en la cama.

—¿Murió alguien? —me preguntó preocupado.

—No...

—¿Y por qué esa cara entonces?

—Kyle, ¿recuerdas las listas de pros y contras?

Cuando Kyle y yo éramos tontos adolescentes hormonales que todos los días cambiaban de interés amoroso, escribíamos listas de pros y contras para saber si era buena idea involucrarse con una chica. Claramente, cuando nos convertimos en adultos, dejamos esa tontería de lado y actuamos como personas normales... bueno, hasta ese momento.

Kyle comenzó a escribir en su celular.

—Bien, los pros de Lisa son...

—Yo no dije que era ella.

—No hay otra chica con la que estén pasando cosas o tengas contacto... ¿te gusta Ariana?

—Es lesbiana, amigo.

—¿Elsa?

—Ella también.

—No, es bisexual —me corrigió.

—Pues no creo que ella y yo seamos compatibles, apenas nos comunicaríamos —argumenté.

—¿Aman...?

—No, claro que no —negué—. Sería como salir con una versión tuya femenina, blanca y pelirroja.

—Entonces no hay más opción que Lisa... porque yo no soy, ¿verdad?

—Kyle, si tú me hubieras llegado a gustar alguna vez, no serias mi amigo de hace una eternidad.

—Entonces Lisa... ¿cuáles son sus pros?

Yo lo pensé un momento.

—Debe cocinar bien, lindo rostro y cuerpo, su voz es agradable, es buena en la cama...

—Demasiada información —se quejó Kyle mientras escribía en su celular—. ¿Algo más?

—Me inspira.

—Ay —Kyle se agarró el pecho con una mueca de dolor, lo que hizo que me asustara.

—¿Te pasa algo?

—Es que eso me dio diabetes —dijo comenzado a reír.

—¿Y por qué demonios te agarras donde está el corazón?

—Es que no sé cómo representar la diabetes con movimientos corporales —explicó—. Así que un ataque cardíaco diabético pareció la mejor idea.

—Si sabes que eso lo acabas de inventar, ¿no?

—Ah, ¿sí?

Puse los ojos en blanco y solté un suspiro.

—Volvamos a la lista, mejor —pedí.

Kyle se enderezó nuevamente y volvió a su celular.

—Hora de los contras —dijo.

—Bien... es molesta, infantil, se hace un medio moño con una cinta como si tuviera cinco años y tiene un horrendo segundo nombre.

—¿Y qué importa el segundo nombre?

—Eso significa que mis futuros suegros tienen mal gusto, no creo que me lleve bien con ellos —respondí.

Kyle me miró perplejo.

—Aún no tienen nada más que sexo casual, ¿y te preocupan los suegros?

Yo no supe que responder.

—Y después tienes el descaro de llamarme intenso.

Solo rodé los ojos y me crucé de brazos con la vista hacia delante.

—Definitivamente ganaron los pros, aun incluyendo la parte del nombre y de los suegros, Lisa es una opción factible.

—Y eso que no agregué la parte en que mis padres la detestarían y eso me encantaría... —dije, con un pequeño tono de sufrimiento —terminó por decir, Kyle.

—Amigo, ya te caíste y yo tenía razón —sevitoreó, sin importarle mi mirada de molestia. 

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