Capítulo 29: Aclaración
Amanda
Cuando abrí los ojos, lo primero que sentí fue el gran dolor de cabeza provocado por una buena noche de tragos. Las puntadas que me daban cada cierto tiempo como si pequeñas bombas explotaran dentro de mí, solo me quería hacer decir una cosa: no vuelvo a beber nunca más; y lo hubiera hecho, si no hubiera sido porque sabía que era una mentira.
Yo no solía beber seguido, menos hasta no saber lo que hacía, pero la noche anterior definitivamente lo había hecho.
Los recuerdos entrecortados y borrosos comenzaron a llegar a mi cabeza de a poco y entonces, la imagen de Kyle besando mis labios me invadió.
Me senté de golpe en la cama, lo que hizo que mi cabeza casi colapsara, pero se estabilizó en unos cuantos segundos.
Había besado a Kyle... no, no lo había besado, me lo había comido, tragado, engullido y cualquier acción que se les pareciera.
Se suponía que no tenía que hacer eso, no hasta mucho tiempo más, cuando estuviera lista para introducir otro hombre en mi vida.
Sabía que tenía que darle explicaciones a Kyle, pero me complicaba un poco. Con el poco tiempo que lo conocía, sabía que era sentimental y demasiado dulce, además de algo intenso. En cierto sentido, se parecía a mí.
Aún podía recordar mi primera decepción amorosa. Tenía dieciséis años y me gustaba un lindo chico, pero solo por fuera, pues por dentro era el clásico tonto que creía que, por gustarle a las mujeres, podía jugar con ellas. Aun así, la tonta de Amanda Roy creyó que algo con el sería una buena idea, pero ni siquiera logré llegar a algo, pues me había dicho que jamás saldría con una chica fea como lo era yo.
¿Sabían lo que significaba para una adolescente que un chico popular, que además le gustaba, le dijera fea? Mi autoestima se había comprado un pasaje, se había subido a un avión y este se había estrellado dentro del cráter de un volcán en erupción. Mi autoestima había quedado más derretida que una paleta de helado al sol y repararlo me había llevado años.
A veces no podía entender la necesidad que sentía del apruebo social y, en especial, masculino.
«Eso no es muy empoderado de tu parte, Amanda».
No, no lo era, pero sabía que a muchas personas les sucedía y, claro, no era deseable, pero con el tiempo se podía cambiar. Yo aún tenía veinticinco años, tenía tiempo de ganar confianza en mí misma, más de la que ya había ganado, y volverme una mujer independiente y empoderada..., pero esa no era mi preocupación principal del día.
¿Cómo rechazabas a alguien sensible sin sonar brusca?
Quizá, yo no sabía muy bien cómo tratar con Kyle, pero si Shaun.
Tomé mi celular y marqué el número de Lisa, quien estaba segura de que debía conocer el número de habitación de Shaun.
—¿Aló...?
Su voz se oía mucho más ronca y apagada de lo normal, pero imaginaba que también era por la resaca.
—Lisa, necesito que me digas el número de habitación de Shaun.
—¿Por qué sabría eso?
—Ustedes son muy amigos... digo, bueno...
—¿Kyle te dijo algo? —preguntó con algo de preocupación.
¿Cómo le decía que algo me había comentado sin molestarla?
—Dijo que la otra vez fuiste a su cuarto para ayudarlo con algo —mentí.
—Ah... es la numero treinta y dos.
—Gracias, Lisa.
Corté la llamada y me puse de pie.
No me pretendía entrometer en lo que pasaba entre Shaun y Lisa. Si estaban teniendo sexo o viéndose a escondidas por alguna razón, no era mi problema y no los juzgaba, yo me había atragantado con la lengua de Kyle en público.
Sentí mis mejillas sonrojarse al recordar la escena. Sacudí mi cabeza para hacer a un lado el recuerdo y fui al baño para lavarme los dientes, poder hacer mis necesidades y darme un baño.
Cuando estuve lista, fui en dirección al cuarto treinta y dos y toqué la puerta despacito. Por un momento, pensé que ese era el cuarto que alguna vez vi que unos tripulantes estaban intentando abrir, pero el recuerdo del número estaba borroso.
Miré hacia los lados para saber si había cámaras por ese pasillo. Era un poco ridículo que no hubiera cámaras en un lugar donde había cuartos de gente que claramente era millonaria o adinerada, por lo que noté una en una esquina.
Yo sabía que lugares como el casino estaban llenos de cámaras por todos lados para evitar robos, pero en los pasillos no estaba tan lleno, había una o dos por pasillo.
Supuse que estaba confundiendo el número y, de todas maneras, nadie había informado de ningún robo, tampoco las personas de seguridad.
En unos segundos, la puerta se abrió y Shaun me quedó mirando extrañado.
—El cuarto de Kyle es...
—Sé cuál es el cuarto de Kyle —lo interrumpí—. Venía a verte a ti.
—¿En qué te puedo ayudar?
—Un consejo —dije.
—¿Quieres pasar? —me preguntó.
Yo asentí y pasé al cuarto, el cual estaba bastante ordenado para que el personal no hubiera pasado aún, a excepción de unas hojas con dibujos que había sobre la cama.
—¿Por qué quieres que yo te aconseje en algo? Soy pésimo en eso —advirtió.
—Es sobre Kyle... En eso eres bueno, ¿no?
—Eso creo...
—Ayer lo besé.
—Creo que todos lo vimos.
Eso me hizo sentir aún más avergonzada de lo que estaba.
—Kyle me gusta —confesé—, pero vengo saliendo de una relación y no quiero que se ilusione, pero tampoco quiero destrozarle el corazón.
Shaun lo pensó un momento y luego habló:
—Sé que Kyle parece alguien muy fácil de destrozar, pero si le dices las cosas con calma y sinceridad, dudo que se sienta mal —explicó—. Quizás, al principio le duela, pero mañana ya estará mejor. Además, él me dijo que ya le habías explicado eso.
—Lo hice, pero creo que las acciones valen más que las palabras. Si le dije eso y luego lo besé de esa manera, pues creo que pudo confundirse... yo lo hubiera hecho.
Shaun asintió.
—Entonces aclara la situación lo antes posible e intenta no volver a besarlo así —pidió con una sonrisa.
—Lo haré, lo prometo.
Le di una sonrisa también y salí del cuarto.
—Gracias.
—Cuando quieras.
Shaun cerró su puerta y yo tomé aire para ir a la habitación de Kyle.
Cuando estaba por impactar mis nudillos contra la puerta, esta se abrió y Kyle dio un salto al verme.
—Por Dios, que conexión —dijo, agarrando su pecho por el susto.
—Hola, Kyle, yo quería...
—No, espera. Yo primero —pidió—. No debí besarte anoche, tú fuiste clara conmigo y estuvo mal que no respetara tus límites. Realmente estoy avergonzado.
Eso sí que no me lo había esperado. ¿A caso Kyle era extraterrestre o los hombres con los que yo me involucraba eran una basura?
—Yo... yo iba a decir que yo lo sentía —dije, algo atónita por el impacto—. No quería confundirte, ni ilusionarte.
—No, tranquila. No tienes que disculparte —dijo, restándole importancia—. Tú me diste las razones de por qué no quería algo aún y las respeto, no por haberme besado una vez tienes que comprometerte conmigo... Vamos a olvidar que eso pasó por un momento.
Yo asentí con una sonrisa.
—Gracias, Kyle.
—Gracias a ti... nos vemos más tarde o mañana —me dijo.
—Nos vemos.
Kyle cerró su puerta y yo solté mi cuerpo de inmediato.
Todo había sido más fácil de lo que esperaba, pero aun así el nerviosismo seguía invadiéndome.
Sinceramente, esperaba algún día sentirme lista para tener una pareja y que Kyle estuviera disponible, pues definitivamente era un chico que valía la pena.
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