Capítulo 13: Enamoramiento

Kyle

¿Por qué Amanda tenía que trabajar? Si hubiera estado ahí como turista podría haber estado escuchándola hablar y cantar, aunque no me molestaba verla a lo lejos.

Durante casi tres días me había paseado por el barco buscando en donde se encontraba trabajando Amanda, aunque ella estaba tan concentrada en hacer las cosas bien que ni siquiera lo había notado. Había veces que ni siquiera me había visto y las que sí, se había limitado a darme una de sus encantadoras sonrisas.

En ese momento estaba almorzando con Shaun, pero él seguía molesto por una discusión que había tenido con su padre, por lo que, aunque le intentaba sacar alguna conversación, él evitaba alargarla.

Ya que, Shaun no estaba muy animado y Amanda estaba trabajando justo ahí, mi mirada y cabeza estaban puestos en ella.

Sus labios rosados se veían tan suaves como la seda, su nariz pequeña y respingada era igual a la de una muñeca, sus manos se veían delicadas con los pétalos de una flor...

—Shaun, creo que estoy enamorado...

Shaun enarcó una ceja o eso pude ver de reojo, pues mi mirada seguía puesta en Amanda.

—Déjame adivinar, ¿es pelirroja y se llama Amanda?

Lo miré sorprendido.

—¿Cómo supiste?

—Porque te conozco casi tan bien como a mí —respondió—. Llevas días persiguiéndola y tus ojos brillan al verla.

—Eso no es... —lo pensé un momento—. Lo de los ojos no lo sé, no puedo verlos.

—Pues no te estoy mintiendo —me aseguró.

—¿Crees que debería hablarle?

Shaun tomó mi cara y me obligó a mirarlo.

—Kyle, tú ya le hablas, la pregunta aquí es si realmente esto es otro enamoramiento de adolescente o es uno real. Tienes que dejar de ser tan cambiante e intenso o las mujeres te odiarán o correrán de ti —me dijo.

—¿Me vas a soltar?

Shaun me soltó y sobé mis mejillas con el ceño fruncido.

Aunque había sido algo brusco, Shaun tenía razón. Ya había mujeres que me odiaban porque les había dicho que eran el amor de mi vida y las había dejado dos meses después y otras que al decirles que quería que fueran mis futuras esposas, habían huido despavoridas.

—¿Y cómo sabré si realmente es amor?

—Primero, no es amor.

—¿Por qué no?

—La conoces hace como dos semanas, no puedes amarla —dijo con obviedad—. Lo que sí puede ser, es un interés real que algún día se podría transformar en amor.

—¿Y cómo sabré eso?

—Ve con calma —me aconsejó—. La razón por la que te aburres de las chicas rápido es porque no te tomas el tiempo de conocerlas bien, con sus virtudes y defectos. Si conoces bien a Amanda y te das cuenta de que te gusta aún con sus defectos más terribles, entonces es algo serio.

Yo me quedé pensado un momento. Lo que decía Shaun tenía sentido.

Si llegaba a suceder que Amanda sintiera algo por mí y saliéramos y luego me diera cuenta de que no me gustaba tanto, la terminaría lastimando, y una mujer tan tierna y dulce como ella no merecía ser lastimada.

—Haré eso —aseguré—. Aún quedan cien días de crucero más o menos, por lo que podré conocerla mucho mejor.

—Así es.

—Y luego me casaré con ella.

—Kyle...

—Si es que realmente me gusta y, por consecuente, me enamoro.

Hubo unos segundos de silencio.

—Y si tú eres tan experto en mujeres, ¿por qué no duras con ninguna?

—Porque yo no soporto los defectos de ninguna, ni ellas los míos —respondió—. Si salgo con ellas es porque el sexo es gratificante y a veces inspirador.

Metí comida a mi boca y lo miré con desagrado.

—¿Y qué harás cuando seas viejo, canoso y arrugado? Ninguna mujer te prestará atención y te morirás solo.

—Tengo el perfil de Sugar Daddy, si quiero una mujer, la puedo obtener a cambio de regalos —dijo, sin preocupación—. Pero estoy seguro de que estaré bien solo.

Era un mentiroso. Tal como él me conocía a mí, yo lo conocía a él.

No sabía si Shaun se había enamorado, pero si se había ilusionado con mujeres antes y eso lo había asustado. No era que no mantuviera relaciones porque no soportara a una mujer de verdad, era porque temía que a él no pudieran soportarlo más y lo dejaran con el corazón roto.

Fingí que le había creído su mala excusa y volví a comer mi pasta.

Debido a que Shaun estaba tan poco comunicativo y yo no soportaba el silencio del ambiente, no pude aguantar las ganas de hablar y terminé por decir:

—Tienes una personalidad difícil, pero alguna podrá soportarla.

—No tendría por qué hacerlo.

—Pero si eres el amor de su vida, no te va a soportar, te va a entender y a apreciar tal como...

—Eso del amor de la vida no existe —me interrumpió.

—Bien, puedes tener varios amores, pero solo uno deja una marca para toda la vida —dije muy convencido—. Es como Jack y Rose del Titanic.

—¿Por qué esa película?

—Estamos en un crucero, es la primera cosa que se viene a la cabeza —hice una pausa—. El punto es Rose se casó, pero jamás olvido a Jack porque él la marcó para siempre.

—Estoy almorzando, este tema me da náuseas, ¿te quieres callar?

Solté un resoplido.

—Amargado...

Shaun solo rodó los ojos y siguió comiendo su lasaña de mala gana.

Debía decir que era la vez que más había hablado de sentimientos con él, pues solía evitarlo si se trataba de los suyos. Shaun nunca había tenido problema a en hablar de mis sentimientos y aconsejarme, pero si yo intentaba sacar lo que él sentía respecto a un tema, se ponía a la defensiva. Por ejemplo, si hablábamos del tema con su padre, jamás decía lo que sentía del todo, sólo que le molestaba que su padre fuera tan terco. Yo sabía que Shaun se sentía triste de que sus padres no lo apoyaran del todo, lo había visto llorar por eso, pero al día siguiente hacia como si eso no hubiera sucedido.

Algunas veces en el pasado había pensado que Shaun no confiaba en mí, pero con el tiempo me di cuenta de que solo era porque no le gustaba verse vulnerable, ni siquiera frente a mí, que era como un hermano para él.

—Oye.

—¿Qué? —preguntó fastidiado.

—¿Me amas?

—No voy a responder a eso en ninguna circunstancia.

—Una vez estabas ebrio y dijiste que...

—Cuando estoy ebrio digo muchas mentiras... o cosas que, si siento, pero que no voy a decir sobrio y que no debes intentar sacarme solo por el gusto de que te hable de mis sentimientos.

—Tomaré eso como un sí.

Shaun solo sonrió divertido, lo que corroboró que mi conclusión había sido correcta.

Yo también lo amaba, más que a mis hermanos biológicos, pero no se lo diría en voz alta una vez más, solo por el gusto de hacerme el difícil.

Luego de comer le pedí a Shaun que escuchara mis canciones también, pues, aunque Amanda había escogido unas que le habían encantado, necesitaba una segunda opinión y Shaun era a la única persona a la que le hubiera confiado hasta mi vida.

Además de las canciones que ya tenía listas, había estado escribiendo unas más, las cuales no eran electrónicas, por supuesto. Aun cuando la música electrónica era mi mayor pasión, también me gustaba el pop o el country y tenía al menos cincuenta canciones que había grabado solo con una guitarra y mi voz que jamás verían la luz.

La última canción que había escrito la había inspirado en Amanda, su apariencia y linda forma de ser, pero no le enseñaría nada a Shaun, pues ya podía oírlo reprendiéndome por eso.

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