Día 8: Part II - Trust Me

Cerca a las ocho de la noche Hermione apareció en compañía de los caballeros delante de la mansión que se mantenía en pie por su construcción de piedra, mas las pertenencias se consumieron por completo. La hierba del cementerio no era más que montículos de ceniza, los inferi parecían soltar gemidos desde la profundidad de la tierra, sin la magia de la mansión ellos no poseían las fuerzas necesarias para emerger.

— Puedes vivir conmigo. — Draco lamentaba el estado de la mansión. — Te daré una habitación lo suficientemente grande.

La vampiresa lo ignoró, era poseedora del cementerio, la mansión y sus alrededores, no iba a dejarlo, era lo único que le quedaba en el mundo. Se acercó a Theodore y le tomó de las manos. — Necesito tu ayuda para recuperar lo que perdí.

— Sé hechizos que podrían renovar un par de objetos, pero tardaremos una semana. — El mago sentía la mirada de Draco sobre él, su nuca parecía estar taladrando.

Hermione negó con la cabeza. — Hubo un tiempo durante el siglo XIII en que quemaban mi mansión con demasiada frecuencia, encontré un pequeño gato mitad Kneazle con quien hice un trato de sangre para renovar mi residencia rápidamente. Lo hicimos tantas veces que ahora no está vivo ni muerto. — El mínimo maulló de manera afirmativa. — Pero para realizar ese trato se requiere la confianza mutua.

— Yo lo haré. — Draco interrumpió. — creo en ti.

Hermione le mostró la mano donde reposaba el anillo. — Yo no, podré amarte debido a esto, pero nunca volveré a confiar en un Malfoy. — Miró a Theodore. — Tendrás acceso directo a mi mansión... Solo confío y creo en ti.

— No lo sé, ayer amenazaste con comerme. — Las manos del mago estaban temblando entre las de la vampiresa. — Si ves mi sangre podrías perder el control y...

Ella negó con la cabeza. — Ayer, hablaba la novia de Draco. Hoy te doy mi palabra de vampiro, solo usaré tu sangre para lo necesario y luego cicatrizaré tu herida, no te convertiré en un "ser". Confía en mí...

— Confío en ti.

En cuanto Theodore asintió, Draco vio como la vampiresa se apresuró a realizarle un rápido corte en sus muñecas, la sangre que emanaba en lugar de caer en las cenizas empezó a flotar y empezó a tomar la forma de pequeños murciélagos que empezaron a flotar alrededor de Hermione que de inmediato abrió su pecho para extraer lo que era un corazón que haber estado en un bote de formol por el color opaco, en cuanto la sangre de Theodore llegó al corazón este empezó a latir y brillar de un saludable color rosa. La escuchó unos murmurar varios hechizos hasta que el corazón flotó hasta desaparecer en lo alto del cielo, fue entonces cuando vio que la luna tomó el color carmesí.

— ¡La luna de sangre! — Theo quien solo había leído de ello por lo quedó impresionado, los muggles llamaban a eso un eclipse rojo; ahora entendía la causa. Dejó de importarle el estar perdiendo la sangre para admirar la luz carmesí que fue directo a la mansión y de pronto fueron cegados. Sintió algo viscoso sobre sus muñecas y el dolor desapareció.

En cuanto Theo abrió los ojos observó a Draco sosteniendo a la vampiresa entre sus brazos que se sostenía su pecho fuertemente, observó el cementerio y en lugar de parecer un lugar tenebroso parecía ser un jardín verde con lápidas de adorno, el ambiente se tornó fresco y la lluvia que empezó le dio un toque melancólico. Sus piernas flaquearon debía ser a causa de la pérdida de sangre.

— Suéltame Malfoy. — Hermione se liberó del agarre del rubio, su corazón en su pecho volvió a crecer — Debo darle de mi energía antes de que sea demasiado tarde.

— ¿Cómo? ¿Lo besarás? — Preguntó de manera sarcástica y terminó sorprendido a ver que en verdad ella lo hizo. Vio que los labios de la vampiresa tomaron un brillo celeste, era como si le diera un soplo de vida a su mejor amigo.

Tras agradecerle a Theodore, la vampiresa lo cargó entre sus brazos para llevarlo al interior de la mansión.

Draco estaba encerrado en la biblioteca, revisaba los libros y cada uno de ellos parecía ser nuevo e incluso la tinta de las páginas era impecable, no parecían tener más de tres años, pero viendo las fechas supo que tenían más setecientos años.

¿Qué hacía en la biblioteca en lugar de cuidar a su amigo? No quería verlo. Comprendió como se sintió cuando Theodore al verlo besando a Luna de manera provocadora y casi desnudos en la torre de astronomía, en ese entonces estaba bajo la influencia de una poción afrodisíaca... casi "comió" la Luna, pero fue detenido. Desde entonces reprimió cualquier tipo de deseos carnales.

Incluso le resultó molesto que Hermione confiara en Theo, antes que él... Lo que era irónico ¿Cómo iba a esperar a recibir confianza cuando la conocía desde hace una semana? Sin embargo, él sí creía ciegamente en ella ¿Y si lo hacía porque no le quitaba el anillo? Lo cierto era que le gustaba discutir sin correr riesgo de ser mordido. Miró al techo, el retrato de aquel Malfoy le era molesto.

— Tú debiste ser tan perverso — Estaba lleno de ira — ¿qué clase de mago puede pensar siquiera en envenenar a su esposa con sangre vampiro? ¿No viste a belleza de sus ojos? Cuando la veo me siento en casa, en verdad lamento haberla tratado como una bestia asesina... ¡Tú no tenías derecho de traicionarla! ¡Si ella cobró venganza, fue culpa tuya! — Giró para tomar otro libro.

Hermione estaba apoyada sobre un estante escuchándole atentamente mientras sonreía complacida. — Me llamaste, Adonis...

Draco se sintió avergonzado y alzó el libro frente al rostro femenino. — Estaba memorizando un poema...

— No rimaba. — ella tomó el libro para ponerlo en el estante. — Cuando llegue el momento tendrás que encontrar la manera de matarme...

— Te daré mi corazón y... — Empezó a decir, sintió los gélidos labios sobre su frente. — ¿Y eso?

— No quiero tu corazón, quiero que vivas una larga vida con una mujer que te ame, que le cuentes a tus hijos sobre un vampiro maldito que falleció en tus manos para ser libre — Hermione miró la pintura del techo. — Soy un cisne negro y como tal no seré feliz jamás... Cuando llegue el momento mi corazón empezará a latir, entonces deshazte de mí. En lugar de tomar tu corazón... toma el mío y conviérteme en cenizas... de esa manera no seré más un monstruo asesino.

— No lo haré... quiero que vivas y seas verdaderamente feliz. — Draco no se contuvo más la tomó por las mejillas para besarla en los labios, un suave toque al que ella no se resistió, lo dejó hacer y deshacer con ella.

— ¿Deberíamos usar la habitación principal para pasar la noche? — La vampiresa preguntó en medio del beso.

— No seas pervertida, no quiero consecuencias sexuales... — él se separó de ella sin soltarle de las mejillas.

— Tarde o temprano tendremos que hacerlo... recuerda que le aseguraste a mis suegros que estoy embarazada — Hermione empezó a desabrocharle la camisa — Tenemos que trabajar mucho en ello si quieres conseguirlo.

— No quiero trabajar en el nieto de mis padres. — Draco la sostuvo de las muñecas para evitar que siguiera desnudándolo. — Hay ... hay cosas más... muy importantes que...

— ¡Eres virgen! — afirmó ella en cuanto notó lo nervioso que estaba. — ¿Te estás guardando para tu boda? Ahora entiendo porque no querías tu compromiso.

— ¿Qué! Deja de inventar tonterías, yo no soy... eso. — Draco se sintió mucho más apenado por lo que terminó mirando hacia los libros. — y si lo fuera... ¿Vas a cortejarme para llevarme al lecho nupcial?

— ¿Alguna vez has visto o escuchado de un monstruo cortejando a un ser humano? — Preguntó con ironía no creía poder amar verdaderamente al mago, si le quitaba el anillo era seguro que lo obligaría a marchar o le arrancaría el corazón.

— La gigante Fridwulfa se casó con un mago y tuvieron a Hagrid. — él respondió con simpleza. — Así que...

— Soy un vampiro, mi trabajo es sorber sangre hasta dejar seco el cuerpo... no soy una amante cargada de deseo sexual... — Negó con la cabeza tras imaginar la unión entre los padres del guardabosques de Hogwarts. — Hace siglos que no...

La risa de Theodore resonó en la biblioteca, había estado escuchando la conversación de la pareja, eran tal para cual. — Draco si no te apresuras, estoy seguro que tu hermano te la robará...

Hermione le siguió el juego, el anillo le decía que era una buena manera de poner celoso al mago. — ¿Cuéntame cómo es Armand? ¿Es apuesto como el mismísimo Adonis?

— Francamente... Incluso cuando estuve desnudo hablabas sin parar de mi hermano... ¿Podrías evitar mencionarlo frente a mí? — Chasqueó la lengua, le molestaba mucho escuchar del pequeño engreído.

Hermione le mostró el anillo — ¡Te amo! ¿Cómo osas dudar de mi amor? 

Sentí que debía desarrollar más el 8vo día por lo que redacté una segunda parte con el título en inglés debido a que no está dentro de las palabras del #FictoberDramione

Espero lo hayan disfrutado. 


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