Día 8: Fuego
Theodore escuchaba la discusión de la pareja, desde el día anterior parecían odiarse más que amarse. Dudaba que la vampiresa estuviera embarazada y dudaba que algún día lo consiguiera.
— Ya no puedes lastimarme y debes de protegerme del peligro, dulcinea. — Draco era feliz haciendo enojar a una mujer que no podría comérselo por mucho que pareciera odiarlo por culpa del anillo. — No voy a perder eso. No te amo y no me gustas.
Hermione llevó la mano a su pecho y soltó un sonoro quejido de dolor, se acuclilló mientras se abrazaba a sí misma.
— ¿Te duele algo? — Draco y Theodore cuestionaron a la vez.
— El hombre que amo acaba de romper mi corazón. — De inmediato la dama cambió a una expresión aliviada para hablar en tono sarcástico —: ¡Claro que duele! No tienes idea de cómo me lastimas.
— Creí que estabas herida. — El rubio se quejó.
— ¿Te preocupaste por mí? — Hermione lo miró esperanzada. — Dilo, hará que mi corazón deje de doler.
— No lo hice, no siento nada por ti. — Draco tomó su abrigo listo para irse. — Estoy aquí porque dije que estabas embarazada, me eres útil para librarme del compromiso.
— ¿Útil? No soy un objeto. — Hermione se puso en pie, estaba empezando a enfurecer.
— Tampoco eres un ser humano, fácilmente podrías pasar por una asesina, lastimaste a Astoria y ni siquiera la curaste... eso es un acto bestial...
La ira de la vampiresa fue yendo en aumento, Ella era un "ser" que se guiaba la mayor parte del tiempo por sus instintos. Si antes estuvo celosa fue debido al anillo que la hizo actuar como una novia traicionada. Dejó de escucharlo quería sacarle golpearlo; se acercó a él con esa intención, mas sintió una presión en el vientre y posteriormente empezó a escupir sangre. — ¡No puedo herirte! — La sangre iba por la comisura de sus labios rojos. — El anillo que me pusiste me obliga a aceptar tus insultos. No quiero ser solo útil para el humano que amo, eso no... ¡Malfoy!... ¡Libérame!
Draco tembló al ver el brillo escarlata de los ojos de la vampiresa, estaba perdiendo demasiada sangre ¿Era posible en un vampiro? ¿Estaría escupiendo las unidades que le obsequió? — Yo...
— Cuando me necesites di mi nombre o di vampiro, estaré para ti como un perro. Yo iré a casa, Crookshanks. — Hermione llamó a su gato que apareció de inmediato, estaba sentado sobre su hombro derecho. Draco había olvidado al felino desde que ingresó a Malfoy Manor — ¿Cómo está Armand? — El gato maulló una respuesta lo suficientemente larga para hacer enojar a Draco — ¿Estaba leyendo sobre vampiros y buscando literatura romántica de ellos? Él es el indicado para mí.
Desapareció en una bruma azul.
— Ni siquiera mereces llamarte caballero. — Theodore le dio un frío reproche. — ¿Así tratas a un ser que te ama? Lo peor de todo es que tienes el descaro de ponerte celoso. ¿No conoces la historia de Hermione?
— No sé nada de ella. — Draco evitó nombrarla, se sentó en el sofá de cuero.
— Su vida es un trágico relato de traición — Theo convocó una capa y encendió la chimenea — Mucho tiempo atrás, mucho más antes de la de fundación de Hogwarts. Lo sé, porque ella me lo contó en un día como hoy cuando era un adolescente solitario... Hermione era una dama de sociedad, una bruja muy habilidosa y llena de pretendientes que la creían una muggle, vivía en el reino de Wessex y se enamoró de un apuesto caballero extranjero, un mago de Normandía... ¿te suena ese lugar? Es de donde proceden los Malfoy, era todo un galán y ella cayó enamorada con solo verlo... él le juró amor eterno y estuvieron casados por cinco años... Mas Hermione no quedaba en cinta, lo que le pareció raro a los padres de la dama: ¿Qué extraña situación?
— ¿Ella era estéril? — Draco interrumpió el relato.
— No, ella era muy fecunda, pero él caballero le daba pociones que le impedían procrear. — Theo escondió su rostro en la capa. — Una poción que contenía la sangre de un vampiro... ya sabes que esa sangre es peor que cualquier veneno, él formó un plan, iba quedarse con todas las posesiones de la familia y para eso debía matar a cada uno de los Granger, se deshizo de sus suegros... Hermione murió o eso creyó él, la guardó en el mausoleo familiar. Una década más tarde ella despertó, cuando fue a buscarlo lo encontró con una esposa y un hijo... La ira la invadió y se deshizo de ellos... — Theo vio el gesto asustado de Draco.
— ¡Es una asesina!
— Cobró venganza por la muerte de sus padres y cuando él vio los cuerpos cercenados no dudó en maldecirla — Theo le sonrió de manera irónica — ¡La encerró en una mansión! ¡La condenó a amar a cualquiera que llevara el apellido Malfoy y matarlo si quería ser libre! Él tenía un hermano en Normandía al que le daría toda posesión que obtuvo a costa de ella. A pesar de ello la vampiresa seguía amando al traidor ¡Peleaban todo el tiempo! Él la atormentaba en la mansión, se encontraban en las noches de luna llena para combatir entre sí. Una noche tres décadas después él fue atacado por un hombre lobo que lo mató... Ella vio morir al traidor y a pesar de llorar no lo salvó ¡Se convenció de que lo merecía!
— ¿Estás diciendo que todo lo que conozco como parte de la fortuna Malfoy le perteneció...? ¿a ella? — Draco se llevó las manos a la cabeza. — No es cierto...
— Los Malfoy están malditos, irán a esa mansión una vez en su vida para torturarla con su presencia, caerán rendidos ante su belleza y le ofrecerán su corazón... Hermione nunca tendrá el valor para matarlos... Los ojos grises son un recordatorio del amor que alguna vez sintió. — Theodore con su varita convocó alimento para gatos, la vampiresa le había enseñado como podría visitarla de inmediato sin tener que aparecer cerca a los dominios del Kelpie — Yo iré a pasar la semana con ella... Crookshanks
El minino apareció maullando.
— ¿La mansión está ardiendo en llamas! — Solo Draco le entendió. — ¡Hermione!
La vampiresa apareció ante él, ella estaba cubierta de cenizas, sus garras y colmillos estaban extendidos, parecía un predador muy enojado. — ¡Los muggles le prendieron fuego a mi mansión! ¡Les envié al Kelpie en venganza! ¡Seducirá a los hombres del pueblo y se los comerá!
— No quiero que seas una asesina. ¡Ve y detén al Kelpie! — Draco dio la orden y Hermione empezó a toser sangre, debido a que se estaba resistiendo al mandato.
— Yo no empecé, hace más de una década que hiero a los humanos de Valle Normal...— Escupió más sangre y cayó de rodillas. — Se merecen un escarmiento.
Draco se acercó a ella, la tomó por las mejillas para que ella lo mirase a los ojos grises. — Por favor, haz que se detenga... No quiero que actúes como una asesina... Yo me aseguraré de asustarlos lo suficiente para que no te molesten más.
— Odio este anillo. — Murmuró enojada, él sabía cómo dominarla, pero lo haría cumplir su promesa; desapareció para cumplir con la orden.
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