Día 24: Novio

Ian preparaba gelatina de fresa y cereza, iba metiendo varios vasos en la nevera, no podía creer lo que estaba viviendo, ¡LA MADRINA DE SUS HIJOS ERA UN VAMPIRO! Un ser que suponía solo existía en mitos, en supersticiones, en leyendas y chismes de viejas. Para él todo era más que un montón de mentiras hasta que conoció a quien se autoproclamó su "comadre" en presencia del fantasma de su esposa, estuvo procesando la información por doce días y casi se convence de que era una gran mentira, producto de la tristeza por su reciente viudez, pero ella llegó a visitarlo.

Durante la madrugada escuchó un golpeteo en la ventana del salón, salió presuroso de la cama y al llegar vio a su comadre acomodándose en su sillón, ella le dijo iba a pasar un par de días con sus ahijados y que lo único que le pedía de comer era gelatina de fresa y cereza, ella conseguiría sus propias paletas con sabor a sangre más tarde.

Fabio y Farid quedaron perplejos al ver a su madrina dormida en el sillón, intentaron despertarla al taparle las fosas nasales por al menos cinco minutos y ella no reaccionó, entonces supieron que no necesitaba respirar para vivir. Rendidos fueron a la escuela primaria, tras regresar se sorprendieron al encontrar la mesa llena de alimentos sabrosos.

— ¡Oh Dios! — Farid exclamó, era el más pequeño de la familia, la vampiresa estaba usando un delantal con estampado de fresas mientras iba de un lado a otro sirviendo los alimentos — ¡Madrina!

— ¡Papá no puede cocinar bien ni una patata! — Fabio observó los deliciosos platillos sobre la mesa. — Desde que mamá falleció hemos comido en los restaurantes... y...

Hermione vio llorar a los pequeños, sintió como si corazón recibiera un espadazo. «Los sentimientos están en la amígdala cerebral ¿Por qué me parten el corazón?» Pensó, suspiró para buscar calmarse, no era un ser que diera abrazos a diestra y siniestra, de hecho evitaba todo contacto; era mejor consolarlos con palabras. — Soy muy buena preparando alimentos, pero solo lo hago para quienes aprecio de verdad— Les dio un guiño lleno de complicidad — Siéntense a cenar, hay mucho de que platicar.

Así lo hicieron los niños, los vio comer como si no hubiera mañana, eran educados en la mesa aun así engullían. Ella comía de su gelatina con sabor a cereza, tenía muchos planes para ellos, pero antes debía de consultar con los pequeños. Por estar jugando a los novios con Malfoy, olvidó que tenía un nuevo vínculo que quería conservar por muchos años. Tenía una promesa que cumplir "cuidar de ellos mientras estuviesen en Hogwarts" y por ello debía vivir por una década más.

— No siempre podré estar para preparar los alimentos, al menos no los desayunos y almuerzos. — Hermione habló en cuanto los vio consumiendo el postre. — Su padre tiene que trabajar y no tiene tiempo para hacerse cargo de las labores domésticas. Por eso quiero que mi servidumbre espectral los atienda.

— Papá le teme a los fantasmas, no creo que le guste la idea — Fabio sonrió al recordar que su padre pareció estar a punto de sufrir un desmayo cuando estuvieron en la mansión.

Ella sonrió — él no notará a los fantasmas mágicos, ustedes sí porque son magos — Vio la sorpresa en sus ojos. — Ustedes poseen la suficiente magia para ser admitidos en el colegio Hogwarts y próximo año le llegará a Fabio su carta de admisión al colegio.

Hermione procedió a explicarles sobre el mundo mágico, los seres mágicos y todo lo relacionado con la cultura mágica, además de que prometió llevarlos a comprar sus primeras varitas cuando llegara el momento, por lo pronto los educaría como futuros magos, para ello les llevaría muchos libros, les mostró todo lo que podía hacer con su magia no verbal, asimismo les enseñó a realizar un par de trucos para Halloween.

El timbre de la casa sonó, Farid fue a abrir la puerta ya que creyeron que se trataba de Ian, por lo que empezó a recoger para hacer que se lavasen solos; uno de los mejores beneficios de poseer magia según su criterio. Le gustaba dirigir su casa y preparar los alimentos, cuando se casó por primera vez disfrutó mucho de dirigir su hogar como la ama y señora que era, con sirvientes vivos yendo de un lugar a otro, con invitados que requerían atenciones y por lo en sus propiedades abundaba el trabajo para los aldeanos del Reino de Wessex.

No había pensado en mucho tiempo lo deseosa que estuvo por convertirse en madre, lo había anhelado, sus sueños terminaron por romperse y ella convertirse en un "ser" que probablemente nunca podría reproducirse. «¿Si no lo intentas nunca lo sabrás?» Pensó, pero a quien iba a usar para esa tarea... «Ni loca tocaría a Malfoy, él es...»

— ¡Tu novio, madrina! — Fabio fue corriendo hasta la vampiresa que estaba sorprendida por la irrupción — ¡Draco dijo que es nuestro padrino!

No podía reaccionar de mala manera ante los pequeños.

— ¡No lo es! — Se alejó del lavabo, para ir hasta el salón en el que Draco estaba sentado en sofá en compañía de Fabio viendo la TV. — ¿Qué haces aquí, Adonis?

— Yo también te extrañé, Dulcinea. — Draco giró para verla, se sorprendió por lo hogareña y normal que parecía. — Lindo delantal.

La vampiresa roló los ojos. Se sentó junto a ellos en cuanto Fabio lo hizo, se quedan viendo los programas de la tarde hasta pasada las siete de la noche, hora en la que ella mandó a bañar a los pequeños.

Ian encontró una escena extraña,sus hijos corrían desnudos por la casa seguidos por su madrina y un extraño joven que parecían conocer, lejos de regañar a sus hijos los alentó a ganarle a su madrina; hace tanto que no los escuchaba reír de verdad. Tal vez no era tan malotener por comadre a un vampiro.  

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