Día 22: Triste

— Siento como si viniera de un sueño. — Draco veía dormir a la vampiresa, sentía deseos de asomar la cabeza al interior del ataúd para plantarle un beso. — ¿Esto podría considerarse necrofilia?

Theodore rio al escucharlo. — Está respirando y su corazón late, está viva. Así que no es necrofilia.

Ambos estaban en la habitación de la vampiresa, la noche anterior ella salió huyendo por la ventana en cuanto Draco le tocó la cabeza para calmarla, lo que logró el efecto contrario.

— Como sea, solo estaba repasando recuerdos que tengo — Señaló su cabeza. — Ella me hizo algo y sé que me conoce... Es triste que finja no conocerme...

— Claro que no te conoce, no te mordió porque engulliste más de tres kilos de arándanos. — Theodore señaló su cabeza. — Debiste pegarte con una lápida, dices más sandeces de las que acostumbras.

Draco lo ignoró, no quería soltar ningún comentario hiriente por ser el cómplice de su pérdida de memoria. Sintió un golpe en la basta de sus pantalones, no vio nada sin embargo siguió siendo empujado. Escuchó el maullido que decía "Necesitas recordar"

Theodore observó Crookshanks restregarse contra los pantalones de su amigo. — ¿Quieres comer algo, amigo?

Le extendió la mano al minino que no dudó en correr en dirección al otro mago. Apareció en los hombros del mago y empezó a ronronear.

Hermione abrió los ojos, se sorprendió al tener demasiado cerca a Draco.

— ¿Estás despierta? El sol acaba de ponerse.

La vampiresa se sentó apresuradamente, miró con sorpresa a Draco que le estaba sonriendo. No dijo nada, estaba asustada porque su corazón parecía estar dentro de sus oídos.

— ¿Tengo algo raro en la cara? — Preguntó él.

Theodore los observó desde el sofá en el que estaba sentado, resultaría muy obvio si los dejaba solos sin decir palabra alguna Hermione, él es mi amigo Draco Malfoy... no te asustes es de confianza. — Se levantó. — Iré a preparar algo de cenar, muerto de hambre.

Se marchó con el gato que esta vez estaba apoyado sobre su cabeza.

— ¿Así que tu nombre es "Hermione"?

— Hermione Granger. — Sacó una pierna del ataúd, si se quedaba más tiempo tendría deseos de morderlo, sin el anillo era un peligro para él.

Draco le extendió la mano para servirle de apoyo, que fue recibida para su asombro. — Entonces te diré Dulcinea.

«Lo primero que vi al despertar fue a Draco Malfoy, actúa mucho más raro que de costumbre. Tener un corazón que late por su culpa es mucho más molesto»

— No me gusta.

Él rio — A mí sí, he venido para que no te sientas solas y no me vas a sacar de aquí nunca.

— No hace falta porque en menos de diez días dejaras de verme y entonces te irás. — Hermione soltó la mano luego de descender del ataúd. — Debo patrullar el cementerio, ve a cenar con Theo.

— No, iré contigo así tenga que convertirme en una garrapata.

La vampiresa entrecerró los ojos, tal vez no la olvidó del todo. — Como quieras, Adonis. 

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