Día 12: Espectros
Ian fue empujado por sus hijos, Fabio y Farid, hasta la dirección más escabrosa de Valle Normal y que era la entrada del pueblo: "777 Ghost St." La dirección que estaba en la placa de acero oxidado, ya hubiera salido huyendo de no ser porque sus hijos lo sostenían fuertemente de las manos y lo hicieron pasar a través de esas rejas. Miró hacia el cielo, las nubes negras cubrieron lo poco que quedaba de la luna menguante y eso era nada comparado al viejo sepulturero que les abrió la puerta, tenía más arrugas que un bulldog.
— Creo que es mejor si regresamos a casa. — Empezó Ian, el miedo estaba consumiéndolo. No entendía cómo es que su amaba Febe, admiró aquella vieja mansión y a la mujer que vivía en ella. Los hierbajos estaban cubiertos de una neblina tenebrosa que le hacía creer que en algún momento un cadáver sacaría la mano para arrastrarlo a lo más profundo de la tierra.
— ¿Tienes miedo, papá? — Farid preguntó con voz inocente.
Ian miró a su hijo con cierta vergüenza. — Un poco...
— No hay nada de qué temer. — Fabio señaló el castillo — La dama fantasmal es amiga de mamá y es nuestra madrina.
Ian iba a refutar de no ser porque escuchó un automóvil acercarse, al girar observó a cuatro personas descender, usaban ropas extrañas y parecían estar enojados entre sí, pasaron por las rejas hasta alcanzarlos. Los cuervos graznaron haciendo sobresaltar a todos, parecía una película terror muy vieja.
El sepulturero alzó su viejo farol a la altura de su rostro lo que sobresaltó a las siete personas. — Ya están completos los invitados de mi señora. — La voz era gutural que parecía un muerto tratando de hablar. — No pisen las lápidas o los muertos saldrán...
Lucius quería decir que no estaba dispuesto a ir tras unos muggles hasta la casa de quien se suponía sería su futura nuera, quería decir que nunca estaría de acuerdo con esa unión y tantas cosas más, pero Narcissa le pisó el pie en un intento de mitigar los gruñidos de perro que soltaba su marido.
Draco y Theo se miraron entre sí, desde las cinco de la tarde Hermione les había echado de su mansión, para que no viesen la "sorpresita" que tenía prepara para los muggles y sus suegros. Había paso más de cinco horas fuera, metidos en el automóvil haciendo teorías ¿Qué iba a hacer? ¿Crucificaría a Tom? fuera así, Draco lo disfrutaría sin duda.
El sepulturero los guió hasta la puerta. — Esperaré pacientemente las cenizas de la señorita Febe, asegúrense de salir con vida.
— ¿Salir con vida? — Preguntó Narcissa, ¿Qué clase de nuera tenía? ¿Con quien estaba saliendo su bebé? Se sostuvo fuertemente del brazo de su esposo que no parecía estar asustado.
— Sí, antes de las dos de la mañana. — El sepulturero se alejó y perdió en medio de la espesa neblina.
Ian no se quedó a escuchar, sus hijos le hicieron caminar hasta las puertas dobles que antes de ser tocadas se abrieron de par en par con lo que se oyó un jadeo, un chirrido hubiera sido más normal, pero no. — Yo voy primero. — Se colocó delante de sus hijos.
— Es justo como contaba mamá. — Explicó Farid. — La dama fantasmal está esperándonos.
— Deberíamos haber venido cuando hubiera luz. — Narcissa debía admitir que esto le daba más miedo que ver al novio secreto de su hermana Bellatrix, al que creía un vampiro. — Es decir, durante el día. — Se dio la vuelta para salir, mas su hijo y Theodore le hicieron una seña para que continuara avanzando.
En cuanto los siete estuvieron en el interior, la puerta se cerró y el trueno los hizo sobresaltarse. Subieron las empolvadas escaleras lentamente, atravesaron el pasillo lleno de armaduras para llegar hasta la segunda planta, las puertas del salón se abrieron dejando ver el piso de mármol blanco, al frente una chimenea donde los leños crepitaban al son de los truenos. Las lámparas arañas se encendían y apagan constantemente lo que les dejaba ver a duras penas las inmensas pinturas que estaban sobre las paredes.
Lucius estaba harto de ese juego, esta vez se aseguraría de estacarla para liberar a su familia de la maldición, pasó delante de los muggles; vio un murciélago pasar delante de él hasta esconderse tras uno de los ventanales. Sostuvo fuertemente la estaca que tenía bajo su túnica, empezó a caminar hasta dicho ventanal, detrás de él iba el resto.
Al acercarse el trueno iluminó, vieron un cuerpo putrefacto y se sobresaltaron.
— Es de utilería. — Hermione habló desde el otro extremo de la habitación, usaba un elegante vestido blanco y una capa roja, sostenía en sus manos un abanico negro. — ¿Se asustaron?
— ¡Sí! — Exclamaron Ian y los niños.
— No — Rebatió Lucius, viendo su intento fallido. — Eres un fenómeno, quieres hacer creer que puedes dar paz a los muertos, cuando en verdad eres una bestia sedienta de sangre.
— Papá...— Draco estaba molestándose por esa actitud, más Theodore lo retuvo de los hombros antes de que hiciera un a tontería.
— No bebo sangre humana. — Hermione miró a los niños y les sonrió mostrando sus colmillos. — Me gusta ayudar y dar paz a los espíritus.
Lucius decidió continuar, si ella lo atacaba tendría una oportunidad de asestarle el estacazo. — Valle Normal, no lo es porque tú estás aquí, vives sola en esta mansión...
— ¿Sola? No lo estoy... — Extendió sus brazos — Conozcan a mi familia y amigos.
Las luces iluminaron la casa, frente a ellos aparecieron fantasmas, de la chimenea salieron varios seres extraños, algunos con ropajes antiguos, otros más modernos. De los retratos salían preciosas damas enfundadas en vestidos medievales.
— ¡Mamá! — Exclamaron Fabio y Farid al ver a su progenitora sosteniendo una niña en brazos. Era un espectro más.
— ¡Cariño! — Exclamó Ian no dudó en acercarse a su difunta esposa.
— No estoy sola, ellos son mi familia y si quieres herirme ellos lo sabrán mucho antes. — Un gul apareció bajo los pies de Lucius y le arrebató la estaca. — ¿Soy la madre de tu futuro nieto y planeas herirme?
— ¡Un engendro es lo que traerás al mundo si te dejo con vida! — Lucius se lanzó a ella y con su varita le atravesó el corazón.
— Me conoces bien y sabes que nada me matará. — Hermione le sonrió, la sangre fluía por su pecho — Pero si lo deseas moriré ahora, Lucius, Después de todo eres un Malfoy.
Empezó a convertirse en cenizas lentamente.
— ¡Señorita Fantasmal! — Exclamó la familia de Febe.
— ¡Hermione! — Draco trató de acercarse a ella, pero su madre le retuvo del brazo. — ¿Qué haces?
— Jugando, no moriré, Adonis. — Le dio un guiño, el verlo preocupado la entristecía, las cenizas regresaron a ella y retiró la varita del pecho, la herida cerró de inmediato para luego proceder a romper la varita en dos. — Suegro, espero esté a gusto en mi mansión porque no saldrá con la aparición. — Se acercó a la familia, los tomó por los hombros y desapareció en una bruma seguida por la fantasmal Febe, era hora de su entierro.
Draco por su parte se soltó de su madre, estaba furioso.
— ¿Estás celoso de que si yo pudiera hacer que ella me ame? — Preguntó en medio del enojo. — ¿O en verdad querías regalarle a Armad?
— ¿Qué estás diciendo, Draco? — Narcissa se escandalizó por lo que estaba escuchando.
— ¿No lo sabes mamá? Hermione es un ser, ella bebe sangre para mantenerse con vida. — Evitó decir "Vampiro" porque la llamaría en medio del entierro de su amiga. — La maldición Malfoy nos trae a esta Mansión.
— ¡Armand nació para ella! — Exclamó Lucius fuera de sus cabales. — ¡él iba a quedarse con ella eternamente, no tú!
— ¿Por eso te urgía casar a Draco? — Narcissa estaba furiosa, le daba igual si Theodore y los cientos de fantasmas la escuchaban. — ¡casi matas a tu nuera embarazada! Si ella no fuera un vampiro...
Lucius rebatió enojado — ¡En serio te crees esa mentira? Draco es tan puro como...
— ¡No lo soy! — Exclamó Draco.
— ¡No lo es! — Apoyó Theodore. — La vampiresa ya ha mordido a Draco, eso lo convierte en su pareja, por eso los espectros de esta mansión lo tratan como su señor ¿no es así?
Los fantasmas y gul asintieron.
— ¿Qué hizo qué? — Lucius se quedó sorprendido al recibir tamaña noticia. — No puede ser que hayas engendrado un hijo con un vampiro. Eso es...
— No la trates de bestia, ella es un ser... no hace daño a los muggles — Draco se cruzó de brazos. — Odia a los magos, padre, abstente de hacer comentarios hirientes o de lo contrario no la detendré si ella decide que no quiere tener un suegro.
— ¿Realmente está embarazada? — Insistió Lucius, se mostró más preocupado. — ¿Cómo se supone que enviaré un nieto vampiro Hogwarts? ¿Si le doy mi corazón crees que se convertirá en humana?
Theodore y Draco cruzaron miradas, Lucius Malfoy haría lo que fuera por evitar las habladurías sobre su familia.
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