cuatro: tareas de no-guardián

━━━━━━━❪❄️❫━━━━━━━

—¿Qué quería Pitch con los dientes a todo esto? Comprendo el llevarse a las hadas, pero...

Valkiria le pregunto intrigada a Hada con los brazos cruzados y los labios rectos.

—No a todas gracias a ti —dijo Norte.

Las haditas le dieron mimos a Pegaso y este relinchó halagado.

—Porque guardan memorias —explicó dulcemente la guardiana—. Nos encargamos de atesorarlas para ayudar a las personas a recordar cuando lo necesitan. Aquí estaban todos. —Miró a Jack—. También los tuyos.

—¿Mis memorias?

—Sí, tus memorias de cuando eras niño. Antes de ser Jack Frost.

—Yo no era nadie antes de ser Jack Frost —titubeó.

—Pero claro que sí. Todos fuimos alguien antes de ser elegidos.

—Yo creí... tras despertar en el bosque, yo creí... ¿Quieres decir que yo tenía una vida? ¿Un hogar? ¿Una familia? —Jack le preguntó tan atropelladamente que se le cortaba el aire. Freyja lo miró con curiosidad.

—¿En serio no lo recuerdas? —Lo miró con tristeza.

—¡Todos estos años la respuesta estuvo aquí! —volteó a Freyja—. Quizás haya una respuesta también para ti. —Ella solo asintió y lo dejó seguir balbuceando—. Si veo esas memorias, sabré quien soy... ¡Tienes que mostrarme!

—Jack... no podemos. Pitch las tiene.

—¡Entonces las quiero recuperar! —aseguró con una energía contagiosa.

Hada sonrió y quiso revolotear llena de emoción, pero apenas se giró, vio la pintura en la pared desvanecerse y sintió un pinchazo en la cintura. Soltó un respingo al ver algunas de sus plumas caer al estanque.

—Es muy tarde.

—¡No! —bramó Norte llamando la atención de todos—. ¡No! ¡Nunca es demasiado tarde! —Todas las miradas se posaron en él, esperando lo que iba a decir—. Alto, alto, alto, alto. —Conejo se acercó cautelosamente y Norte se giró bruscamente con la espada desenvainada en su mano extendida, obligándolo a defenderse en seco—. ¡Idea!— soltó una carcajada de emoción—. ¡Nosotros! —apuntó con su espada a los presentes—. Recolectaremos los dientes.

—¿Qué? —preguntó Hada incrédula.

—Y necesitaremos toda la ayuda posible. —Se dirigió a Freyja y a Jack. Las pequeñas haditas corearon emocionadas.

—¡Pero son muchísimos niños que visitar! —exclamó Hada abrumada—. Tantos países de los siete continentes.

—¿Sabes cuantos regalos entrego en una noche? —contraargumentó Norte.

—¿Y yo cuantos huevos escondo para la pascua? —añadió Conejo.

—Y podremos conseguir sus memorias —se dirigió esta vez a Jack, quien ya esperaba sus ánimos con emoción desbordante.

Volteó entonces a ver a Freyja, que aún seguía de brazos cruzados y la animó con una sonrisa y un empujón amistoso a su hombro.

—¡Vamos, te vas a divertir!

La guerrera volteó a ver a Meme que asentía fervientemente con la cabeza. Finalmente sonrió y asintió.

—Bien.

━❪❄️❫━

Jack y Conejo corrían por los tejados a toda velocidad.

Jack retaba a su, ahora rival, en recolectar la mayor cantidad de dientes que pudieran. Conejo accedió, por supuesto, seguro de que iba a ganarle por mucho porque obviamente nadie puede ir más rápido que un conejo. Norte los escuchó y se unió la carrera encantado. ¡Iba a vencerlos!

La misión iba perfecta hasta que Hada les recordó a sus compañeros que debían dejar monedas bajo la almohada en lugar de la muela. Las haditas los miraron con desaprobación. Por primera vez, escucharon la risa de Freyja; una carcajada sonora salió de su vientre.

Hada y Jack llegaron en casa de Jamie Benett, quien dormía plácidamente. Ella dejó su moneda y recogió su diente.

—Este se le cayó en un accidente de trineo rarísimo. Me pregunto que le pasó —se dirigió Hada a Jack con ironía en la voz y una sonrisa ladeada antes de poner la moneda bajo la almohada de Jamie.

Jack sonrió nervioso. Ella solo sobrevoló sobre el pequeño y sonrió mientras lo miraba dormir.

—Esto era lo que más me gustaba —fue palpable la melancolía en su voz—; ver a los niños. —Se abrazó a sí misma y apretó los labios—. ¿Por qué lo dejé de hacer?

—Se ven muy diferentes de cerca, eh —dijo con intención de tajar el silencio.

En eso escucharon a los otros guardianes entrar por la ventana entre quejidos y tropezones. Hada los recibió contenta.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Norte.

—¡Cómo que empiezan a creer! —revoloteó emocionada.

—Eso es lo que quería escuchar.

--Ah, ya entendí --dijo el último guardián que salía de su agujero en el suelo-- trabajando juntos para que el conejo quede en el último lugar.

Hada y los demás guardianes callaron a conejo al unísono.

—Bueno, esto fue interesante —admitió Freyja antes de dejar en una esquina la bolsa que traía cargando.

—¿Llamas a eso une bolsa de muelas? —dijo Conejo juguetón en un tono socarrón. Ella estaba inusualmente relajada así que solo levantó una ceja como respuesta—. Esta sí es una bolsa de muelas.

—Chicos, chicos —intervino Norte antes de que alguno pudiera pensar algo más— esto no es una competencia. Pero si lo fuera... ¡yo gano! —celebró con un grito de júbilo y un bailoteo ruidoso que en cuestión de segundos, había despertado al niño frente a él.

Cuando reparó en la mirada sorprendida de Jamie, inmediatamente paró el escándalo y se quedó completamente en silencio.

En tanto el niño comenzó a nombrar a los guardianes uno por uno y ellos contestaban con saludos tímidos, la sonrisa de Jack se iba ensanchando; por un momento creció en su pecho la ilusión de ser reconocido por el niño, pero luego la luz llegó a su lugar.

—¿Él nos está viendo? —preguntó emocionado.

—Más o menos —contestó Freyja, cuyo lugar también estaba vacío.

—Bueno, meme, noquéalo —indicó Conejo rompiendo el silencio. El hombre de arena se tronó los nudillos y tensó todo el cuerpo, alertando al niño. Conejo intervino sagaz—. Con el polvo para dormir, torpe.

En eso, un gruñido extraño llamó la atención de los guardianes: Un perro pinto y flaco que dormía a los pies de Freyja súbitamente se despertó y brincó hacia la cama para gruñirle a Conejo. Jack sonrió socarrón mientras Jamie trataba de ordenar al perro que desistiera, sin éxito.

—Mira, un galgo. —se dirigió al guardián de la pascua—. Esos cazan conejos iguales a ti —informó Jack mientras pasaba por detrás de Freyja, dándole un segundo para adivinar sus traviesas intenciones.

Freyja sintió el ligero toque del frío de los dedos de Jack en su espalda; donde caía su cabello. Iba a protestar, pero él le guiñó un ojo y ella se mordió el labio. Desvió la mirada al suelo y escondió una sonrisilla.

"El enemigo de mi enemigo es mi amigo" pensó divertida tras mirar a Conejo por el rabillo del ojo. Una buena broma al australiano caería de maravilla.

—Nunca se ha metido con uno de mi tamaño; uno ochenta de estatura, nervios de acero...

Entonces el espíritu del invierno golpeó en el reloj despertador provocando con el sonido que el perro se embraveciera y se abalanzara contra Conejo.

—¡Ay, no!

Todos los presentes hicieron su mayor esfuerzo por contener al enrabiado canino, pero con la enorme figura de Conejo saltando en ese cuarto pequeño, lo volvía casi imposible. Freyja trató de silbarle, pero eso solo lo embraveció más. Sintió la mirada de Jack encima de ella y se encogió de hombros mientras apretaba ambos labios.

—Eso funcionaba para formar las filas de los caballos. —Jack solo rio.

Meme trató de arreglar la situación lanzando bolas doradas para poner al galgo a dormir, pero por irónico que pueda resultar, el mago de los sueños tenía una terrible puntería y terminó golpeando a todos y cada uno de los guardianes antes de dar finalmente con el perro. Jack alcanzó a atrapar a Freyja antes de que su cuerpo tocara el piso para dejarla dormida en un cojín junto a la ventana por la que se colaba la brisa fresca y Meme atrapó a Jamie quien recobró el sueño al instante.

En eso escucharon un coro de relinchos que les erizó la piel. Jack y Meme salieron de la recámara solo para ver Pegaso relinchando y extendiendo sus alas. Antes de que pudieran llegar a él, ya había emprendido el vuelo hacia la ola de caballos negros. Los hombres lo siguieron.

Así fue que surgió una coreografía casi rítmica de destellos celestes y dorados que atacaban a la oscuridad. Ninguno tenía idea de que Pitch planeaba aislar a cada guardián para atacarlos uno por uno y Jack no pudo hacer nada cuando Meme desapareció en aquella nube negra.

—¡Jack! —escuchó a lo lejos el grito de Freyja y lo siguiente que sintió fueron sus brazos rodeándolo.

━━━━━━━❪❄️❫━━━━━━━

Saluditos a tí que me lees.

Muchas gracias por el apoyo a la historia.

Gracias a tí que votas, comentas y/o la agregas a tu lista de lectura; me ayudas mucho a que llegue este regalito a más niños interiores.

Con todo el amor, peps.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top