CHAPTER SEVENTEEN








𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍𝐓𝐄𝐄𝐍

( we are berk!)

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HIPO REVISABA LOS VIEJOS CUADERNOS DE SU PADRE, buscando alguna pista para detener a Grimmel. La noche ya había caído, dejando como única luz el fuego de la chimenea en aquella sala. Un tintineante sonido lo desconcentró llevando su atención a la oscuridad, donde una alta figura comenzó a servirse hidromiel.

— Espero que no te importe que me sirva yo mismo— dijo una voz agravada, provocando que el castaño se levantara sobre sus pies—. Esto es... Bastante bueno— comunicó luego de dar un sorbo, antes de ver cómo el muchacho prendía fuego su espada—. Eso es agresivo, pero déjame terminar mi bebida. 

Hipo dió una leve mirada a un durmiente Chimuelo, haciendo que Grimmel le disparara un tranquilizante.

— ¡Chimuelo!— exclamó corriendo hacia el dragón— ¿Qué le has hecho?

— Nada, sólo va a dormir— comunicó antes de sentarse en la silla de Estoico, sin dejar de apuntarle con su ballesta— ¿Me permites?

»No tienes idea de quién soy, ¿verdad?« le preguntó sacándose su capucha. »¿No? Bueno, tu padre sabía de mí. Ahora, ése sí era un Jefe. Uno de los mejores cazadores de dragones de la historia, ¿qué pensaría él de tu hermana y de ti?«

El nombramiento de Hilda, hizo que el castaño se removiera incómodo.

»Tenía razón, ¿sabes?« continuó el hombre. »Haciendo de su misión destruir a las bestias para que sus hijos pudieran vivir en un mundo mejor.«

— Cambió de opinión— recalcó Hipo.

— Y mira adónde lo llevó eso— devolvió haciendo que el muchacho abriera sus ojos—. Así que, vayamos al grano. Soy un asesino de Furias Nocturnas, he cazado hasta el último, menos el tuyo.

El castaño jadeó por lo bajo, ante tal revelación.

»Vas a darme ese dragón o yo...«

— Nunca lo entregaré— lo interrumpió enojado.

Grimmel dejó salir una gran carcajada, a la vez que se paraba de la silla, acercándose a Chimuelo.

— Deseas que los dragones vivan libres, entre nosotros, como iguales— se burló el hombre—. Una noción tóxica muchacho. La historia ha demostrado que somos la especie suprema, ¿y si se corriera la voz de tus ideas equivocadas? Eso sería la ruina de la civilización, tal como...

La cola de Chimuelo acaparó toda su atención, provocando que detuviera su discurso. Acercó su pie, golpeando su cola, por lo que Patapez se elevó en su disfraz totalmente drogado.

— ¿Lo atrapamos?— preguntó cómo pudo, antes de caer al suelo.

Hipo se apuró a sacarle su ballesta, antes de gritar "¡Ahora!", dándole la señal a los demás para que salgan de sus escondites.

Hilda saltó desde las vigas del techo, aterrizando frente a su hermanito, y dirigiendo una asesina mirada al enemigo. Mientras Eret entraba por la puerta junto a Bocón y su madre junto a Astrid bajaban desde el segundo piso.

— ¿Crees que puedes venir a mi casa, sentarte en la silla de mi padre y amenazar al dragón de mi hermano?— cuestionó hecha una furia con su hacha en alto, mientras el hombre la miraba con una sonrisa divertida—. Esto es Berk y hemos defendido nuestra forma de vida de cosas mucho peores que tu.

Grimmel rió en su cara.

— Un espíritu combativo— se burló, generando que Eret diera un paso más cerca— ¡Me encanta! Sólo que me temo que están equivocados, no han visto nada como yo.

El hombre acercó sus dedos a su boca, antes de silbar, dándole la indicación a sus dragones. Del techo comenzó a caer un ácido verde, que comenzó a prender fuego toda la casa.

Eno de los dragones cayó a centímetros de Astrid, haciéndola caer al primer piso, listo para atacarla con su aguijón.

— ¡Astrid!— exclamaron ambos hermanos, haciéndola reaccionar.

Otro dragón apareció ante otro silbido de Grimmel, pisando fuertemente con su garra dónde su madre se encontraba.

— ¡Mamá, corre!— gritó Hilda, antes de lanzar su hacha hacia el Deathgripper, el cual cambió la dirección del arma con su cola.

Todos salieron de la casa, excepto por Hilda e Hipo. Ahora con Hilda desarmada, el castaño intentaba protegerlos a ambos de aquella catástrofe.

Uno de los Deathgrippers estaba a punto de escupir su ácido a la pelirroja, ante la distracción de su hermano, cuándo Eret salto frente a ella con un gran escudo, evitando que el ácido la tocara.

— Tengan a mi dragón listo para cuando regrese o destruiré todo lo que aman— la voz de Grimmel resonó en el lugar, antes de que los hermanos y Eret, corrieran hacia la salida.

Pero lo que vieron era una pesadilla.

Todo Berk se encontraba en llamas.



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Gracias a Odín, una gran tormenta apareció, deteniendo el incendio. Sin embargo, sus hogares se encontraban destruidos, por lo que todo el pueblo se instaló en el Gran Salón.

— ¡Cálmense, por favor!— exclamó Hipo, tratando de hacer que el pueblo callara sus gritos. Ellos querían pelear como los vikingos que eran.

Hilda se encontraba sentada en su silla de Jefa, con las uña de su pulgar entre sus dientes, ideando el mejor plan posible. Eret la miraba desde su posición en la mesa, no la había escuchado decir ni una palabra desde el incidente.

»¿Se perdieron la parte en la que casi morimos? ¿Han visto nuestra casa?« les preguntó Hipo desesperado. »Este es un nuevo tipo de enemigo, y lo subestimamos, eso fue nuestra culpa.«

— No— la voz de Hilda se escuchó, provocando que el Salón quedara en silencio—. Fue mi culpa.

Eret se paró de su lugar, dispuesto a contradecirla, pero la pelirroja golpeó sus manos contra la mesa, antes de elevarse y mirar a su pueblo.

— Yo aprobé este estúpido plan— habló lo suficientemente alto para que cada persona en aquel salón la escuchara a la perfección—. Somos vikingos, pelear está en nuestras venas. Nosotros no hacemos juegos mentales, nosotros atacamos. No huimos de una pelea.

— Estoy de acuerdo con Hilda— dijo Eret, acercándose a ella—. No hemos visto lo último de Grimmel, es un depredador, solitario y paciente. No se detendrá hasta que consiga lo que quiere. Tenemos que tomarnos en serio esta amenaza.

Ambos compartieron una intensa mirada, la cual hizo sonreír a Bocón e hizo que Brutacio cruzara sus brazos molesto. Hilda asintió con su cabeza, agradeciendo su apoyo, antes de mirar a su hermanito pidiendo su opinión.

— Nuestros enemigos se están volviendo más listos, más decididos— le dijo Hipo a su hermana—. No solo estamos sobrepoblados, estamos expuestos y vulnerables. A poco de una guerra total y arriesgando a todos los que amamos— se detuvo, reuniendo fuerza para lo que estaba por decir—. No veo la manera de que nos quedemos aquí por más tiempo.

Todos comenzaron a gritar lo desacuerdo que estaban con las palabras del castaño. Los labios de Hilda se abrieron levemente al igual que sus ojos, ante las palabras de su hermanito.

Ellos siempre habían vivido en Berk, por generaciones y generaciones. La idea de Hipo era totalmente disparatada.

Astrid golpeó la mesa con su hacha, haciéndolos callar a todos los presentes.

— ¡Escúchenlo!

Hipo suspiró, antes de mirar a su hermana a los ojos.

— Si queremos vivir en paz con nuestros dragones, necesitamos un plan mejor.

— ¿Y cuál sería ese plan?— lo cuestionó Hilda.

— Creo que debemos desaparecer, salir del mapa— explicó—. Llevar a los dragones a un lugar donde nadie los encuentre.

La iluminación llegó a la pelirroja haciéndola reír por lo bajo, ante la locura que Hipo le estaba proponiendo.

El Mundo Oculto.

— Nuestro padre estaba obsesionado cuando éramos niños— continuó—. Hizo notas y mapas en busca de la casa ancestral de todos los dragones, escondido en algún lugar más allá del límite del mundo— Hipo dirigió su mirada a Hilda, esta vez, hablándole directamente a ella—. Quizás sea la solución que necesitamos. Somos gente de dragones, es donde pertenecemos. 

El castaño dejó salir un suspiro, esperando la respuesta de su hermana, al igual que todos los presentes.

Hilda compartió una última mirada con todos los presentes en aquella mesa, durando un poco más con la de Eret, antes de mirar a su pueblo.

— Sé que este es nuestro hogar— comenzó irguiéndose sobre sí misma—. Mi padre me encargó protegerlo, pero Berk es más que este lugar, ¡nosotros somos Berk! ¡La gente, los dragones! 

La pelirroja se giró a su hermanito, antes de apoyar su mano en su hombro.

»Berk es dónde quiera que vayamos.«









TANTO TIEMPOOOOOOOOOOO!!!

pero bueno acá está un nuevo capítulo de valhalla. como algunos sabrán estoy desaparecida, pues estoy trabajando, lo cual no me deja nada de tiempo. y cuando lo tengo, se lo dedico a mi familia y amigos, so esto es prácticamente un milagro, disfrútenlo ajsjasj

Espero que les haya gustado el capítulo, no olviden de votar y comentar si les gustó♥

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