Único💕
Feliz día de San Valentín ('∀`)♡ espero este OS les guste, lo hice con mucho amor❤️.
"Los ángeles del infierno son aquellas almas que fueron elegidas para formar parte o comandar el ejercito de guerra del inframundo, el cual estaría a la disposición por cualquier indicio de guerra que los ángeles del cielo iniciaran. Los ángeles negros no son eliminados del inframundo después de cumplir con su castigo y son capaces de presentarse en el mundo mortal cuando lo deseen.
Si algún ángel del infierno se enamora de un mortal, aquel individuo será sentenciado a vivir en el inframundo como otro ángel negro, lo quiera o no, lo merezca o no."
― ¡Min Yoongi, sé que me estás escuchando y te ordeno que te aparezcas de una vez por todas!
Un grito estridente resonó por las paredes del hogar de Park Jimin, quien se encontraba en la sala de su hogar con las manos en su cintura, su rostro totalmente colorado y buscando con la mirada alguna señal de su pareja, quien no había aparecido ese día.
Rodó los ojos y bufó cuando su llamado fue ignorado nuevamente, sabía que ese ángel del infierno le estaba escuchando y que también estaba huyendo de él y sus reclamos. Lo odiaba por ello.
Caminó hacia la habitación con las manos en su cintura y decidió que sería mejor idea el dormir todo el día mientras colocaba música dramática de fondo. En su defecto, podía comer algo de helado mientras veía una película en donde probablemente lloraría por la muerte de un perro.
Su estúpido novio había olvidado la cena que Jimin había planeado para ellos, la comida estaba fría en la mesa del comedor y las velas se habían apagado por el frío viento de la noche, por lo que Jimin estaba muy enojado en ese momento, su pareja no tenía excusa alguna.
Desde el primer momento en que supo que Yoongi era un ángel del infierno, sabía que su relación no sería para nada normal, en especial porque Taehyung le había hablado sobre las condiciones que tenía al estar saliendo con Jungkook, quien era un ángel negro también. Gracias al inmortal novio de su mejor amigo, había conocido a Yoongi, quien en el primer momento capturó su lindo corazón.
"¿Todos los ángeles negros son homosexuales?"
Le preguntó Jimin con tranquilidad a Jungkook, quien soltó una enorme carcajada mientras miraba a Yoongi con las cejas alzadas, sabiendo que lo preguntaba por su amigo.
"No todos, pero nosotros sí lo somos."
Pensar en su pareja le hacía molestarse un poco más, por lo que se lanzó a su cama y tomó el control del televisor, encendiéndola para buscar una película linda que le hiciera olvidar por un momento que su extraña pareja no tenía tiempo para cenar con él.
Una película de Disney fue la elegida para aquella noche de soledad, un pote de helado y su gatito Minnie siendo su compañero de noche.
El pequeño gato con pelaje negro se hizo bolita junto al torso de Jimin, aprovechando el calor corporal del humano para tomar una siesta.
Al día siguiente sería San Valentín y Jimin le había propuesto por tercera vez en sus tres años de relación que el mayor le invitara a una cita, una cena o algo romántico que pudieran hacer sin que su naturaleza del inframundo saliera a flote. Pero Min Yoongi siempre ponía excusas para no salir ese día, por lo que el menor estaba cansado.
― ¿Por qué no pudo enamorarse de mí un príncipe azul? ―dijo mientras tomaba un poco más de helado con la cuchara, viendo en la pantalla el moreno príncipe que cantaba por las calles de New Orleans. ―quizá el fijarme en un ángel negro no fue tan buena idea.
El gato negro movió una de sus orejas sin abrir los ojos.
― ¿Prefieres irte con un tipo engreído y poca cosa, que con uno de los ángeles negros favoritos del señor Lucifer? ―Yoongi miraba a Jimin desde el portal negro que se encontraba en una de las paredes de la habitación, levantando una ceja cuando sus palabras fueron ignoradas por el menor, quien siguió comiendo helado.
El pequeño gato negro abrió los ojos perezoso al notar la nueva y extraña presencia, volviendo a cerrarlos cuando notó el aura maligno que aparecía a diario en casa.
―Al menos él sería más romántico y tendría tiempo para mí―en un intento infantil de hacer notar su molestia, Jimin le dijo sin mirarle.
El ángel negro soltó una risa sarcástica y salió del portal. Sus enormes alas negras siendo escondidas en su espalda, para no tirar algo en su intento de acerarse al mortal.
― ¿No fui un romántico cuando puse a esclavos muertos a tu disposición por nuestro aniversario? ―Jimin gesticuló en desagrado cuando recordó aquella horrible experiencia. Unos veinte de cuerpos apestosos y en fase de descomposición habían estado en su casa aquel día, todos esperando a tener una orden que acatar. Cuando eran lentos, Yoongi les arrancaba un trozo de piel o alguna extremidad, todo frente a él.
― ¡Sabes que mi casa apestó por días y que no dejé de tener pesadillas por dos semanas! ―Yoongi sonrió de lado cuando Jimin se cubrió con la manta, haciendo que el gato se sobresaltara y brincara fuera de la cama, corriendo hacia su cama en la sala de estar.
―Bueno, pero fue un lindo detalle de mi parte ¿no lo crees? ―el pelinegro se acomodó al lado de Jimin, quien se rehusaba a salir de su escondite. ―además, cuando mueras serás un ángel negro también y tendrás que ver a esos esclavos todos los días, estarán a tus bellos pies, siempre.
Jimin sintió su piel erizar cuando el detalle de su final después de la muerte fue nombrado. Estaba consciente que ese era el destino que le esperaba por ser novio de un ángel del infierno, pero aún no se acostumbraba a aquella conversación, como si fuera algo normal.
Pero había aceptado eso por Yoongi, porque sabía que su amor, en verdad duraría para siempre. Ya que ambos serían inmortales.
―Si sigues así de idiota me arrepentiré y morderé tu miembro cuando tengamos sexo, para poder vengarme sin que me mates―el rubio bufó nuevamente cuando escuchó la risa de Yoongi, otra vez.
― ¿Crees que sería capaz de matarte? ―Jimin tomó el borde de la manta y dejó ver sus ojos, posando su vista en el ángel que descansaba junto a él, notando que sus ojos estaban un poco más oscuros de lo normal, sabiendo que estaba ansioso por algo.
―Sé que eres quien más espera mi muerte, así podré irme al inframundo contigo―Yoongi se encogió de hombros y asintió, admitiendo que tenía razón.
―Lo espero con ansias, pero aún no es el momento, no puedo matarte porque sí ―Jimin salió por completo de las mantas y se cruzó de brazos, viendo al mayor. ―la fecha y hora de tu muerte están establecidas, no puedo intervenir en eso.
El ángel negro miró a su pareja, sonriendo de lado y acercándose lentamente hacia el menor, sabiendo que esa acción ponía muy nervioso al rubio, en especial por la tonalidad que sus ojos tomaban.
Rojo sangre, rojo pasión.
Tomó entre sus fríos y delgados dedos las calientes mejillas de menor, apretando y causando un puchero.
―Además, me encanta tu humanidad. Que tu piel sea tan caliente y tus emociones controlen tu cuerpo cuando me acerco a ti de esta forma―Jimin no se acostumbraba, era imposible hacerlo.
Yoongi le miraba de esa forma tan seductora mientras se acercaba a su boca con esa sonrisa de lado, la cual le hacía temblar como una patética gelatina, sabiendo que si estuviese de pie, hubiera caído.
Yoongi terminó con la distancia y tomó los cálidos labios de Jimin con rudeza, atrapando el labio inferior entre sus dientes y halándolo ligeramente en un chasquido. Jimin movía sus manos por las negras hebras del mayor, suspirando cuando las frías manos del mayor se colaron por debajo de su ropa, sintiendo escalofríos.
Alto...yo estaba enojado con él.
Jimin pensó a la vez que elevaba las cejas, sabiendo que Yoongi había logrado manipularle una vez más, tomando algo de fuerza y mordiendo el labio inferior del mayor con mucha fuerza, lo que le hizo separarse mientras se quejaba.
― ¡Oye, yo estoy molesto contigo! ―el ángel fue lanzado de la cama de un fuerte empujón, Jimin retomando su pose molesta con los brazos cruzados. ―no puedes tocarme, no te lo mereces.
Yoongi se levantó con una ceja alzada, pensando en que el menor estaba aprendiendo a detectar cuando intentaba hacerle olvidar su enojo con besos y sexo.
―Jimin, soy uno de los dirigentes de la tropa, no tengo tiempo de salir a una cursi cita o tener una cena, menos en esta época, en donde hay más personas deprimidas e intenciones suicidas―Jimin había escuchado esa excusa las tres veces que pudo pasar San Valentín con Yoongi, se sabía la frase de memoria.
―Sé que eres un ángel del infierno y que tienes mucho trabajo dirigiendo la tropa de guerra―habló el menor, apagando la televisión para poder tener una charla más seria. ―pero ¿por qué no puedes invitarme a una cita en San Valentín?
Yoongi no sabía si soltarse a reír o temer por la seriedad que Jimin había utilizado al decir aquello.
Le parecía estúpido el que el menor fuera tan insistente en salir ese día, al final de todo, era un día como cualquier otro, simplemente habían puesto la excusa de ser el día del amor para que la gente gaste en productos ese día.
No le molestaba salir con Jimin, de igual forma él podía esconder sus alas por un tiempo. Lo que no le gustaba era que el menor le llevaba a lugares llenos de mortales, haciendo que se sintiera incómodo. Además que si Lucifer se enteraba que no organizaba las tropas agonizantes por andar de besos con su humano, estaría perdido.
―Sabes que este mes me toca el dirigir todas las tropas, no soy como Jungkook, él tiene suerte que le toca en otras fechas―realmente a Yoongi no le pesaba el dejar a alguien más a cargo, Namjoon por ejemplo, pero si algo salía mal, él sería el que lo pagaría.
― ¡Dile a Namjoon que te cubra el culo, él ama agonizar a los humanos! ―Yoongi suspiró por tercera vez en el día, dando media vuelta y abriendo un portal hacia el inframundo nuevamente, yéndose sin más.
Jimin puchereó mientras se encogía en la cama, debía rendirse.
Se bajó de la cama, decidido a tomar una largo baño en la bañera, con unas cuantas bombas de jabón y música de fondo.
Abrió uno de los cajones en busca de las bombas de colores, encontrando al fondo un consolador celeste, deteniendo sus movimientos un segundo, encogiéndose de hombros.
―Feliz San Valentín adelantado para mí―tomó una de las bolas de jabón y el consolador, dirigiéndose al baño rápidamente.
Se removió lentamente cuando la conciencia volvía a su cuerpo, sentía su cuerpo sumamente relajado, se había dado un delicioso baño y una relajante paja antes de dormir, por lo que sentía que dormía entre nubes esponjosas.
―Con que un consolador en la tina ¿uh? ―escuchó la voz grave de Yoongi, frunciendo el ceño con los ojos cerrados cuando supo que no podría seguir durmiendo, sintiéndose frustrado porque había encontrado la posición perfecta.
―Métetelo por el culo y vete―habló bajo por ser las primeras palabras después de muchas horas.
Yoongi rio y miró el consolador entre sus manos, dando un pequeño chasquido, el objeto desapareciendo en un brote de fuego.
― ¿Y si te meto mi polla en tu culo y después salimos? ―el rubio abrió un ojo con curiosidad, notando de forma borrosa que su pareja tenía sus alas extendidas y se encontraba sentado al borde de la cama, frente a él.
―Hoy es San Valentín ¿tienes tiempo para tu mortal novio? ―el sueño había desaparecido mágicamente de su cuerpo, haciendo que se incorporara en la cama rápidamente, mirando al ángel junto a él con ojos bien atentos.
―Le dije a Namjoon que me cubriera, así que tenemos estos dos días para hacer las cursilerías que te gustan y follar como locos, como a mí me gusta―Jimin rodó los ojos mientras soltaba una carcajada, quitándose las mantas y lanzándose sobre su pareja, sentándose en su regazo y abrazándole sobre los hombros. ―también te traje flores.
Yoongi mostró frente al mortal un enorme ramo de tulipanes rojos, haciendo que Jimin le mirara atónito y las tomara con mucha emoción.
― ¡Por primera vez me traes algo que no este muerto! ―chilló y comenzó a dejar rápidos besos por todo el rostro del mayor, sintiendo que ese día todo había comenzado muy bien.
―Bueno, la vendedora sí está muerta ahora, pero logré que me diera las mejores flores―Jimin le miró espantado, jadeando al pensar que Yoongi mató a alguien para darle buenas flores.
― ¡Mataste a la florista! ―Yoongi negó rápidamente cuando Jimin intentó escaparse de su regazo, apresándolo con sus brazos y riendo fuertemente.
― ¡Ella murió por un ataque al corazón, este era su día elegido, puedes preguntarle a Jungkook si no me crees!
El menor se relajó en los brazos de Yoongi y le miró serio por unos segundos, sabiendo que los ojos de Yoongi se volvían más opacos cuando mentía. No lo estaba haciendo en ese momento.
―Deja de analizarme y prepárate para nuestra cita―Jimin no sabía qué pensar, pero decidió obedecer y corrió con emoción a dejar las flores en un florero, para poder arreglarse para salir.
― ¡Espera! ¿a dónde me llevarás? ―Jimin regresó a la habitación sin su camiseta de pijama, esperando a que su pareja respondiera. ―la última vez me llevaste a un cementerio maldito y me estaba congelando el culo.
―Ponte ropa cómoda, hoy haremos las estupideces que a los mortales como tú, les gustan―eso logró que las expectativas de Jimin volaran por los aires, sintiéndose mucho más emocionado que antes.
Lanzó su pijama al suelo de la habitación y cerro la puerta del baño, entrado desnudo a la ducha para darse un pequeño baño.
Recordó que había dejado su consolador el día anterior en la bañera, así que lo buscó para poder guardarlo para después desinfectarlo, frunciendo el ceño cuando no encontró nada.
"Con que un consolador en la tina ¿uh?"
Recordó las palabras del mayor, bufando y dejando caer el agua sobre su cuerpo.
¿Incineró mi consolador? ugh, maldito.
Yoongi sentía que podía dormirse en cualquier momento, su novio estaba tardando mucho y él estaba muy cansado, por lo que sus parpados caerían en cualquier momento.
― ¡Estoy listo! ―Jimin apareció vestido con un jeans entallado negro, una camiseta sencilla de color amarilla y zapatos negros. ―amor ¡no te duermas!
Yoongi se sobresaltó sobre el sofá y comenzó a estirarse en su lugar, sintiendo la pereza recorrer su cuerpo.
― ¿Y si mejor nos quedamos y tenemos sexo? ―Jimin rodó los ojos y tomó su pequeña mochila, caminando hacia en sofá y tomando la mano de Yoongi, para ayudarle a levantarse.
― ¡Ponte el cubrebocas y salgamos, tenemos muuuuchas cosas que hacer! ―Yoongi se colocó la tela y se movió con pereza, ambos saliendo del hogar del menor.
Yoongi tenía un pequeño plan que había armado mientras castigaba a los ángeles negros ineficientes. Por cada pluma de las alas que arrancaba con fuerza, una nueva idea brotaba de su mente, teniendo que recibir un poco de ayuda de Jungkook, quien estaba más relacionado con lo que a los humanos de ese tiempo les gusta hacer el día de San Valentín.
Por lo que había armado un pequeño Tour a diferentes lugares, siendo el último la cama del menor, ambos teniendo sexo.
Sí, a Yoongi le encanta el sexo ¿y qué?
Jimin se sorprendió gratamente cuando Yoongi le dijo que irían a desayunar a uno de sus restaurantes favoritos, pero se preguntaba cómo el ángel pensaba pagar por todo, ya que no tienen dinero en el inframundo.
El rubio conducía mientras el mayor intentaba encontrar una canción decente.
― ¿Por qué no me dejaste llevarte volando? odio estas cosas―el mayor se removía incómodo en su lugar, arrancándose el cinturón de seguridad. ―además, no necesito esa porquería, ya estoy muerto.
―Porque no puedes hacernos invisibles y si alguien nos ve, tendrás que matarlos y realmente prefiero ahorrarme un escenario así―el pelinegro bufó, necesitaba estirar sus alas, después de varios minutos dolían y el lugar en el que estaba no le permitía hacerlo.
―Tengo que estirar mis alas y esta mierda es muy pequeña―Jimin no sabía si retornar a casa y no hacer nada o salir, porque Yoongi se estaba quejando mucho y él no pensaba aguantar sus tonterías.
Manipulación, utilízala a tu favor.
Jimin sonrió pequeño y vio de reojo a Yoongi, quien seguía gruñendo y maldiciendo.
Suspiró y colocó la mueca más triste que pudiera fingir, incluso logrando que sus ojos se vieran cristalizados por las lágrimas.
―C-creo que es mejor regresar, así puedes volver a tu labor y estarás más cómodo―se aplaudió internamente cuando escuchó su voz quebrada, colocando la direccional para retornar.
― ¡No, no! dejaré de quejarme, discúlpame―cuando la mano de Yoongi se colocó sobre el muslo del menor, supo que su actuación había sido exitosa, quitando la direccional y siguiendo con su camino, con una pequeña sonrisa en el rostro.
El ángel del infierno fue domado por un bailarín contemporáneo.
―Bien, hemos llegado―Jimin aparcó en el estacionamiento del restaurante, viendo cómo Yoongi se bajaba rápidamente del auto y se sacudía en su lugar, mirando hacia los lados con cuidado, enfocando su mirada en la cámara de seguridad.
Jimin colocó sus manos sobre sus muslos, sin intenciones de salir del auto.
El ángel oscureció sus ojos y la cámara estalló en miles de pedazos.
―Al fin―habló bajo mientras se quitaba el abrigo que se había colocado, dejando salir sus grandes alas, aleteando ligeramente y estirando el cuello, totalmente atento a que alguien estuviera cerca. ― ¿no vas a salir del auto?
Jimin le miró con cejas alzadas, restregando sus manos sobre su pantalón, negándose.
―Mi novio tiene que abrirme la puerta, como todo un caballero ¿no? ―el ángel entrecerró los ojos y agitó nuevamente sus alas, volviendo a esconderlas rápidamente.
― ¿Qué? ¿tienes alguna discapacidad que no te permite bajar por tu cuenta? ―Jimin se encogió de hombros, pensando en que ese día sería el chico más caprichoso del mundo, con tal que su raro novio le consintiera.
―Dijiste que serías muy lindo conmigo hoy, así que...estoy esperando―Yoongi se rindió y cerró la puerta del copiloto, acercándose a la del conductor y abriendo la puerta.
Jimin sonrió en grande cuando el mayor extendió su mano, tomándola y saliendo del auto. Cerró la puerta y miró atentamente a Yoongi, bajando su cubrebocas y dejando un beso en los labios en recompensa.
― ¿Ves? no es tan difícil el hacerme feliz, solo debes dejar de ser un idiota por unas horas―el mayor sonrió y apegó a Jimin a su pecho, dejando un beso en su frente. ―vamos, que tengo mucha hambre.
A pesar de que Yoongi no comía, porque no lo necesitaba, le gustaba realmente ver al menor comer. Quizá era porque cuando comía, Jimin colocaba sus ojos como si fueran de un cachorrito, algo automático en él. También le gustaba ver sus mejillas rellenas de comida y esa pequeña sonrisa que dejaba ver cuando la comida le gustaba.
Los de la tropa de guerra se burlarían de mí si escucharan mis cursis y estúpidos pensamientos.
―Puedes pedir lo que quieras...―Jimin se acomodó en la silla, mirándole expectante. ―pero no sería buena idea que comas mucho, puede que te haga daño por el próximo lugar al que iremos.
En ese momento supo que Yoongi sí había planeado todo un día de citas, por lo que asintió enérgico y procuró comer cosas livianas.
Cuando Jimin terminó de comer, Yoongi pidió la cuenta y la mesera lo llevó rápidamente, el ángel comenzando a revisar el monto.
― ¿Cómo vas a pagar? ―Yoongi le miró de reojo y sonrió, sacando de su bolsillo un fajo muy grueso de billetes. ― ¿Q-qué? ¿de dónde sacaste todo eso?
Yoongi guardó los billetes y llamó nuevamente a la mesera, para que se llevara el pago y la cuenta y ambos pudieran irse.
―Amor, me llevo bien con el mismo rey del inframundo, conseguir estos papeles es lo más sencillo―la mesera llegó y tomó la cuenta con el pago y la propina, deseándoles un lindo día de San Valentín.
Jimin se encogió de hombros, levantándose de su asiento y estando completamente emocionado por saber a dónde más lo llevaría Yoongi.
Había creado pequeñas teorías cuando Yoongi le dijo que no comiera de más, porque podría hacerle daño. Aunque conociendo al mayor, podría ser cualquier cosa, un vuelo por lo alto del cielo, sexo o un parque de diversiones.
Aunque de la segunda no estaba muy seguro, ya que el mayor no era de esos.
―Iremos al parque de diversiones. Aunque el sexo me parece mejor idea―Jimin se sobresaltó cuando escuchó las palabras del mayor, mirándolo con una mueca sorprendida.
―Deja de leer mi mente ¿bien? es invasión a mi privacidad―el rubio encendió el auto y miró hacia atrás, para comenzar a retroceder.
―Me encanta tu mente, eres tan lindo e inocente por fuera, pero en tu mente se muestra lo que tienes escondido―ignoró el comentario con una sonrisa y comenzó a conducir hacia el único parque de diversiones que estaba cerca, pensando en que pasarían una tarde divertida.
Bueno, es un idiota romántico, al menos.
Jimin sintió la adrenalina correr por su cuerpo cuando escuchó los gritos de las personas en la montaña rusa, sus pies picando por correr a cualquier atracción que le hiciera gritar de emoción. Tomó la mano del mayor y entrelazó sus dedos, ambos comenzando a acercarse a la entrada.
―Uh Jiminie, este lugar me gusta mucho―el rubio se extrañó por el comentario, ya que era raro escuchar al mayor decir aquello.
― ¿Por qué? ―preguntó interesado, dando un paso al frente cuando la gente avanzaba en la fila.
―Aquí hay tantas posibilidades de una muerte fortuita, me encanta―Jimin rio más que todo por ser una respuesta inesperada, negando con la cabeza y apegándose más a Yoongi.
―No tienes remedio―el ángel sonrió y tomó la barbilla de Jimin, besándole profundamente mientras ambos esperaban en la fila.
―Ugh, búsquense un motel, degenerados―ambos chicos se separaron cuando escucharon una voz masculina detrás de ellos, haciendo que Yoongi diera media vuelta.
― ¿Tienes algún problema? ―el chico que se encontraba detrás de la pareja les miró con asco, colocándose en posición defensiva, intentando intimidar a Yoongi.
Jimin rio bajito y miró hacia la fila de nuevo, sabiendo lo que pasaría.
Probrecito.
―Sí, dos homosexuales degenerados como ustedes no deben dar un espectáculo a los normales, nos arruinan el día―el ángel rio sarcástico y chasqueó los dedos, haciendo que todas las demás personas que estaban detrás de ellos, estuvieran inconscientes, manteniéndose de pie.
― ¿Quieres ver otra cosa degenerada? ―el chico levantó una ceja al no comprender, extrañándose cuando el pálido frente a él se quitó las gafas para sol.
Los ojos de Yoongi, inyectados en sangre y oscuros le miraron, tomando rápidamente un color intenso. Los ojos del chico tomaron la misma tonalidad, quien en ese momento, temblaba como una gelatina.
Sus mayores temores, pesadillas y hasta la forma en la que moriría pasaron por su mente, un grito desgarrador saliendo de su boca, siendo opacado por los otros gritos del parque.
Jimin les miró con tranquilidad y tomó nuevamente el brazo de Yoongi, dejando un beso en su mejilla, en señal que ya era suficiente.
El ángel negro parpadeó y sus ojos retomaron su color, colocando sus gafas de vuelta.
― ¡Demonios, muchos demonios! ―comenzó a gritar el chico, agitándose y comenzando a correr por el lugar. ― ¡muerte, Satanás!
La gente que se encontraba al frente comenzó a darse cuenta de la escena, algunos llamando a seguridad, completamente aterrados por ese hombre desquiciado.
―Bah, eres muy malo. Ahora van a internarlo en un psiquiátrico―Jimin habló apoyado en el brazo de Yoongi, viendo cómo la seguridad luchaba con el chico.
―De igual forma no le quedaba mucho tiempo de vida.
Minutos después de la escena, lograron entrar al parque, por lo que la emoción de Jimin había vuelto al cien por ciento, saltando por el lugar y buscando la montaña rusa más grande del lugar, queriendo subir primero.
―Te esperaré aquí, no me apetece que me caiga vómito de algún mortal―Jimin puchereó, no quería subirse solo.
―Oye, ven conmigo―el ángel vio con atención el carrito del frente, en el cual Jimin se subiría. ―si lo haces te haré una mamada cuando lleguemos a casa―Yoongi sonrió y comenzó a caminar rápidamente hacia el juego mecánico, haciendo sonreír a Jimin.
Durante todo el viaje en la montaña rusa, Yoongi permaneció serio, solamente sonriendo cuando veía el rostro emocionado de Jimin, quien apretaba sus manos en señal de emoción, sosteniéndose en la barilla con la otra.
― ¡Vamos hyung, otra vuelta!
― ¡Otra más, por favor!
― ¡Te juro que es la última! ―habló Jimin por tercera vez, ambos esperando en la fila, nuevamente.
―Jimin, ya me aburrí de esa atracción, vamos a otra...―Jimin negó y tomó la mano de Yoongi, quien se resignó a subir nuevamente.
La persona encargada de ayudar a las personas a subir miró a la pareja con una ceja levantada, fijándose específicamente en Yoongi.
―Uh, señor...―el ángel le miró atentamente, intentando controlar la tonalidad de sus ojos, para no delatarse. ― ¿está seguro que quiere subir de nuevo? Está muy pálido y no creo que sea buena idea.
― ¿Me está diciendo que por ser más pálido que los demás, no podré subir al juego? ―la chica se sonrojó ante la suposición del chico, poniéndose más nerviosa cuando la gente comenzó a murmurar sobre su "discriminación".
―N-no, no es lo que quise decir, disculpe si lo entendió de esa forma―Jimin pellizcó el brazo de Yoongi con algo de fuerza, le había dado lástima la chica y su pareja debía parar.
―Bien. De igual forma, gracias por la preocupación―la chica asintió con las mejillas rojas, suspirando al pensar en que debía cuidar sus palabras.
Cinco vueltas en la misma atracción después y Jimin decidió que sería buena idea almorzar, por lo que habían comprado perritos calientes en un puesto del parque y Jimin comía tranquilamente. Yoongi miró el alimento con una ceja alzada, él no comía, pero el menor lo había comprado para disimular.
― ¿Compraste este con la excusa de que era para mí, para después comerlo tú? ―Jimin le miró con una pequeña sonrisa, asintiendo. ―pues no más montaña rusa.
La tarde llegaba y el cielo comenzaba a oscurecer, por lo que las luces de todo el lugar resaltaban, lo que hizo que Jimin quisiera tomar un par de fotos.
Yoongi no entendía del todo el cómo usar una cámara, pero Jimin le había indicado lo básico, por lo que ahora se encontraba siendo el fotógrafo personal del menor, en muchas zonas del parque.
― ¡Quisiera tener una foto contigo! pero sales muy pálido―Yoongi se encogió de hombros y se acercó a Jimin, abrazándolo por la cintura y dejando varios besos en su mejilla, mientras el menor revisaba las fotos.
―Es lo que tiene estar muerto, amor―el rubio sonrió y miró de frente a Yoongi, dejando un beso tronado en sus labios.
―Vamos al último juego―Yoongi se sintió aliviado cuando supo que podrían irse pronto de ese lugar, lleno de humanos apestosos.
Jimin vio un enorme peluche de pollito colgando de uno de los kioscos, corriendo emocionado hacia él.
El local estaba vacío y eso hizo que Jimin se extrañara.
―Oigan, no jueguen en ese kiosco―un hombre en el juego continuo les habló, llamando la atención de la pareja. ―ese tipo tiene los vasos pegados, el juego está arreglado y solo te da una oportunidad en cada pago.
El dueño del kiosco le sacó el dedo del medio al hombre que habló.
Jimin se desilusionó al saber que no podía ganar el pollito por nada del mundo, por lo que pensó en que sería mejor ir a otro juego, pero Yoongi no tenía la misma idea, acercándose al juego.
―Deme una―el dueño se sorprendió al ver que a pesar de haber sido advertido, él iba a intentarlo.
Bueno, dinero fácil para él.
Jimin miró atento lo que su pareja hacía.
Yoongi tomó la pelota entre sus dedos y la lazó sin mayor esfuerzo, la pelota volando con una increíble velocidad hacia los vasos, lanzándolos por los aires y también lanzando el fondo del kiosco, dejando un enorme agujero.
Los presentes se sobresaltaron, en especial el dueño del kiosco, quien le miró con rostro asustado.
―Quiero el pollo grande―señaló el peluche que su pareja había visto y el dueño del kiosco lo tomó con manos temblorosas, alejándose rápidamente.
Jimin brincó con emoción y se acercó al mayor, quien con una linda sonrisa le ofrecía el premio.
―Muchas gracias, amor―el rubio rio dulce y besó los labios de Yoongi, tomándose de las manos y caminando hacia la salida del parque.
―Ja, eso le pasa por hijo de puta tramposo―el mismo chico que les había advertido a la pareja se burló del asustado hombre, quien estaba demasiado sorprendido como para sacarle el dedo del medio de nuevo.
Al menos eso le enseñaría a no hacer trampa en sus juegos.
Como última parada del día, Yoongi había encontrado una tienda que le había parecido la cosa más ridícula del mundo, pero que sabía que a Jimin le encantaría.
Ya que el menor no conocía el lugar, colocaron el nombre en el GPS y partieron al lugar, notando que no estaba tan lejos de la casa del menor.
Antes de salir del parque, tuvieron que ir a los baños para que Yoongi extendiera sus alas, las cuales le dolían mucho por tenerlas escondidas tanto tiempo.
―Amor, sé que estás cansado―Jimin miró con una sonrisa al mayor, quien cerraba los ojos en su asiento. ―podemos llevar lo que vaya a comer a casa, para que puedas tener tus alas fuera y descansar.
Yoongi se hubiera negado, pero estaba muy cansado, por lo que tomó la mano de Jimin y besó el dorso de esta, asintiendo en silencio.
― ¿Te gustó nuestra salida? ―Jimin se sentía emocionado, había sido uno de los mejores días junto a Yoongi y estaba muy agradecido con el mayor por consentirle de esa forma.
―Me encantó, aprecio lo que hiciste. Te amo mucho―Yoongi no se acostumbraba a esas palabras, porque le hacían sentir débil y no debía permitirse aquello. Pero por Jimin aceptaba esa debilidad.
―Y yo a ti, mi vida.
Cuando Jimin vio lo que aquella tienda vendía no pudo evitar el chillar de ternura, aquellas donas decoradas como animalitos adorables le habían encantado y estaba fascinado por comprar todos los diseños.
Yoongi sonrió cuando su teoría había sido correcta y a Jimin le había encantado el lugar, sintiéndose realizado.
―Me conoces tan bien, eres una dulzura, amor―Jimin sonrió cuando la caja de donas fue entregada, colocándola con cuidado en el asiento trasero, junto a su peluche de pollito.
―Tonto y cursi, igual a Jimin―el rubio le miró con fingida indignación y se acercó para besarle los labios, dejando una pequeña mordida.
El viaje a su casa le permitió a Jimin pensar en frío todo lo que había pasado ese día, sabiendo que los ángeles del infierno no eran dulces con sus parejas, en la mayoría. Pero sabía que si en algún momento se iba con él al inframundo, le seguiría amando de la misma forma que en aquel momento, lo cual lo ponía muy feliz.
Las donas y el pollito fueron colocados en la sala, Yoongi estiró sus alas cuando puso un pie en la casa de su pareja, suspirando con alivio cuando sentía que su cuerpo se destensaba.
Jimin sonrió y sacó una dona de la caja, caminando hacia Yoongi y sentándose junto a él.
En silencio, Jimin comió su dona mientras veía televisión. Yoongi se encontraba boca abajo con su rostro apoyado en los muslos de Jimin, quedando sus alas arriba y estiradas.
―Por favor―Jimin sonrió cuando Yoongi pidió sin mucho detalle, sabiendo que el mayor se había convertido en un pequeño gato mimoso de momento.
Con su mano limpia, comenzó a dejar masajes sobre la zona de las alas de Yoongi, haciendo que el mayor gimiera en satisfacción.
Muy normal, acariciarle las alas a tu pareja.
Pronto como la dona desapareció, Yoongi tomó a Jimin y voló hasta la habitación, ambos lanzándose a la cama sin siquiera cambiarse de ropa.
―Moriré de nuevo y esta vez por sueño―Jimin rodó los ojos cuando fue rodeado por el mayor, en un abrazo perezoso.
―Uh, qué lástima, yo quería hacerte una mamada―el ángel abrió los ojos de golpe y se acomodó en la cama, arrastrándose.
―Siempre estoy de humor para una buena mamada, vamos amor, haz lo que sabes hacer―Jimin soltó una carcajada cuando Yoongi desabrochó su pantalón y dejó salir su miembro rápidamente, pensando en que lo merecía.
―Bien, solo porque me diste uno de los mejores días―Jimin se subió en el regazo de Yoongi, colocando ambas piernas por cada lado de su cadera, besándolo profundamente.
En ese momento, el gato negro de la casa se asomó por la puerta de la habitación, viendo atentamente el objeto desconocido que comenzaba a elevarse sobre la cama de su amo. Cuidadoso se subió y miró atentamente ese objeto, acercándose y dándole un fuerte toque con la pata.
― ¡Ah, gato de mierda! ―Yoongi se sobresaltó al sentir un golpe en su miembro, considerando que Jimin tenía ambas manos junto a él, gritando cuando vio al gato del menor en la cama.
El ángel empujó al gato con fuerza, quien rodó por la cama y cayó al suelo.
― ¡Yoongi, no lo golpees! ―Jimin se levantó del regazo de Yoongi mientras reía, yendo a corroborar que el minino estuviera bien.
― ¡Me golpeó el miembro! ―Jimin soltaba carcajadas sin importarle la enorme erección que pulsaba debajo de su pantalón, sacando al pobre minino de la habitación.
Yoongi podía ser un ángel del infierno, un hombre serio y con repudio por las cosas cursis, pero Jimin estaba feliz con él y estaba seguro, que aún en el infierno, ambos serían la hermosa pareja que eran en ese momento.
mxyoongx.
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