Capítulo 34
— Ya llegué. — avisé cerrando la puerta de mi casa y colgando mi abrigo en el perchero.
Me había despedido ya de todos, yéndose cada uno por su camino. Lucas de vuelta a su casa al igual que Katia y Javier dijo que iría a hacer unos recados.
A primera vista cuando entré, no vi a nadie ni en la sala ni en la cocina, pensé que tal vez no habían llegado aún. Y Ashton quien sabe dónde estará.
— ¡Ellie! — mi padre salió de su cuarto con una expresión de alivio en el rostro que me tomó por sorpresa. — ¿Dónde estabas? ¿Por qué te fuiste así, sin avisar? Estaba angustiado. — preguntó, más que preocupado parecía regañándome, algo común en él.
— No, yo solo...
— Cuando llegué y no te vi en tu habitación, sabiendo lo triste que te encontrabas, me asusté y llamé a tu compañero, Lucas, y no contestó. Le pregunté a los vecinos y ninguno...
— Padre. — lo interrumpí evitando una posible crisis. — lamento haberte asustado, pero estoy bien. — sonreí calmándolo. — pero... pensé que no te preocupaba más eso.
Él me miró confundido, esperando una explicación.
— ¿No recuerdas lo que dijiste? Que me dejarías hacer lo que quisiera y que ya... no ibas a involucrarte más. — hablé un poco triste. Él alzó las cejas cayendo en cuenta.
— Oh. — pronunció apenado. Antes de que dijera algo yo me acerqué y lo abracé fuertemente.
— Por favor, perdóname. Volvamos a como todo era antes, no quiero seguir así. Aceptaré tus condiciones, lo que sea. Por favor. — imploraba cerrando con fuerza mis ojos, nerviosa por su respuesta.
Él posó su mano en mi hombro.
— Ellie, perdóname. — lo solté y noté que en sus ojos había un poco de tristeza. También, sonaba arrepentido. — Fue un error. Soy tu padre y me equivoqué, se supone que tengo que darte ejemplo y.... fracasé.
— Bueno, supongo que los dos nos equivocamos. — concluí alzando los hombros y riendo al igual que él.
— Tu madre te amaba mucho, Ellie. — dijo, y aunque no había mucho que notar en su rostro, sabía que estaba feliz. — Y le hubiera encantado saber cuánto te pareces a ella.
Yo solo sonreí.
Tal vez a veces deseaba saber cómo se sentiría tener una madre, una figura materna a la cual pedir un consejo y con la que podría ir de compras al centro comercial, pero recuerdo lo mucho que se ha esforzado mi padre por sacarme adelante y las cosas increíbles que ha hecho.
Quisiera haberla conocido, ahora lo único que tengo son sus fotos que me hacen dar cuenta de lo hermosa que era. Creo que mi objetivo es ser su imagen y vivir con la parte de ella que hay en mí. Quiero darle eso a mi padre.
— Tengo que volver a trabajar. Si tienes hambre hay comida en la nevera. — dijo antes de tomar paso al cuarto de nuevo.
Eran las cinco y media y como aún quedaba gran parte del día para terminar, decidí pasarla haciendo deberes.
Cuando estaba inmersa en los números de la física, noté en la ventana a un grupo de chicos de al rededor mi edad. Estaban un poco lejos por lo que no percibía muy bien sus caras, pero la mayoría tenía patinetas y fumaban felices, me di cuenta por el humo saliente de sus bocas. Luego de unos segundos pude enfocar a Ashton allí con ellos, no fue mucha sorpresa.
Iba a volver a mi tarea cuando vi una cara espantosamente familiar. Pensé que no podía ser él, estaban lejos, debía estar confundida. Pero, entre más se movían, más se afirmaba mi hipótesis, su forma de moverse era idéntica. Si, era él. Y en segundos me torné pálida ante la escena que estaba viendo, él también fumaba, reía y charlaba como si nada. Ay, no.
Javier, ¿Qué haces ahí?
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