Capítulo 24
— Quisiera uno de vainilla. — pedí a la camarera. Ella lo anotó en su libreta y se fue recogiendo nuestras cartas.
Estábamos en una heladeria no tan alejada del pueblo, llegar allí nos tomó varios minutos pero disfrutamos la caminada.
— Ellie, ¿segura que estás bien? — preguntó Lucas mirando directamente a mis ojos. Me sorprendí, pues pensé que ya habia olvidado el tema.
Creo que si me conocia bien.
— Si. Todo está bien, en serio. — alcé los hombros intentando parecer relajada. El se recostó en su silla y me miró, aún dudoso.
— Wow. De verdad eres mala mintiendo.
— No te estoy mintiendo. — sabia que hacia todo esto en vano.
Él agachó su cabeza riendo.
— Lucas, es en serio. — me enojaba lo testarudo que era.
— Esta bien, esta bien. — alzó sus manos rindiéndose.
— Eres un tonto. — dije entre dientes.
— Solo intento ayudar.
— Pues no ayudas en nada. Deja las cosas asi. — rodeé los ojos frustrada. La rabia comenzaba a ganarme.
— Ellie, ya dije que lo siento, no quieres hablar y lo entiendo. — respondió. Me sorprendia lo calmado que estaba.
— Si quiero hablar, solo dije que no ayudas.
Lucas iba a responder pero antes de hacerlo, la camarera vino con nuestros pedidos interrumpiéndolo.
— Pense que si querias salir. — dijo sin mirarme y jugando con su cuchara.
— Lucas, ya dejemos el tema. — respondí agotada.
— Solo digo que si no te sentias bien, era mejor que te hubieras quedado en casa.
Yo me levanté, bruscamente de la mesa.
— Bien, entonces me iré. — acomodé mi abrigo, decidida.
— No, Ellie. Eso no fue lo que quise decir. — bufó, ahora arrepentido.
— Adiós, linda tarde.
— Espera. — tomó mi brazo deteniéndome, sin siquiera dejarme salir del local. — ¿Acaso... tienes tu período?
— ¿¡Que!?
— Porque si es asi, puedes decírmelo. Creéme, vivo con cuatro mujeres, es algo normal para mi. Nada de lo que deberias avergonzarte.
— Lucas, no tengo mi período. — respondí antes de que empezara a balbucear. — te veo luego.
Le di la espalda y comencé a caminar sin destino alguno, dejándolo allí de pie y confundido.
Siendo honesta, no sé exactamente porque me comporte de esa manera con él. Estaba tan a la defensa, que perdí el control con mis palabras. Pero ahora no podia concentrarme en eso, tenia que despejar mi mente.
Decidí, entonces, irme al lago, intentando tomar un poco de aire fresco. Me senté al borde del puerto y jugué con el agua mientras balanceaba mis pies.
La tarde estaba hermosa, con un sol radiante escondido entre las nubes y un cálido cielo azul protagonizando el panorama. Inhalé profundo, disfrutando del suave aroma de la naturaleza. Si. Definitivamente, esto era lo que necesitaba.
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Volví a casa ya, en la noche, encontrando a mi padre dormido en el sofá, con hojas y papeles regados a su alrededor, se notaba lo mucho que habia trabajado. Intenté organizar un poco todo el desorden y le tiré una manta encima sabiendo que luego le daria frío.
Me dí un buen baño, tomé un poco de sopa que habia quedado de ayer y caí rendida a mi cama.
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Lucas en galería.
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