Capítulo 01
JiMin tenía cierto nerviosismo en esos momentos, sus manos sudaban y sentía sus piernas temblar. Se veía bonito, pero también se sentía avergonzado.
Si bien, no era de usar las camisas de YoonGi cuando este se iba, pero su novio le había prometido que hoy, ¿dejaría de ser virgen? ah, no estaba seguro, JiMin no creía que existiera la virginidad en realidad, pero si tuviera que describir la situación, sí, estaba por tener su primera vez con YoonGi, su novio.
Claramente nunca habían avanzado más allá, tal vez porque YoonGi esperaba el momento en que JiMin estuviera listo. Porque YoonGi lo sabía, entendía que su novio había sido educado toda su vida de diferente manera, él había tenido dos padres que se preocuparon y lo cuidaron bien. A YoonGi le tocó ser de esos novios que, tenía que ir a recoger a JiMin a una hora exacta, y de ir a dejarlo antes del anochecer.
Por supuesto, con el tiempo la familia de JiMin le tomó confianza a YoonGi, dejando que, cada vez que salían, JiMin llegara una hora más tarde, o tal vez dos.
A decir verdad, su relación era peculiar. Cuando se conocieron, JiMin estaba en su segundo año de preparatoria, y YoonGi estaba en su cuarto año de universidad. El hermano menor de YoonGi, fue quien los presentó y fue la razón de que ambos comenzarán a experimentar alguna clase extraña de amor, como si fuera su primera vez.
No era la primera vez que YoonGi se enamoraba de alguien, pero con JiMin fue diferente, principalmente porque nunca había experimentado esa clase de amor o relación, una dónde se sentía como si fuera la primera vez. Para JiMin, sí, básicamente YoonGi fue su primer amor.
Demasiado difícil de aceptar, pues él realmente no se consideraba gay, simplemente las mujeres no llamaban su atención, ni los hombres a ser verdad, sólo que, estaba tan acostumbrado a su monótona vida que no se interesaba en tener sentimientos por alguien.
Sí, de vez en cuando leía historias románticas o de suspenso con un bonito toque de romance en medio, a veces quería experimentar esa clase de amor incondicional, pero luego desechaba toda clase de pensamiento cuando recordaba que no era bueno relacionándose con los demás.
Cuando conoció a YoonGi, no sintió ese amor a primera vista, pero si tuvo curiosidad por el hecho de que era un chico universitario y atractivo. YoonGi por otro lado, sólo lo vio como otro amigo más de su hermano menor. Sus sentimientos, los cuales fueron sacudidos semanas después, sobrepasaron el límite por primera vez en cuanto a relacionarse con un menor de edad.
Sobre todo alguien que era hombre.
YoonGi era abiertamente homosexual, le gustaban los hombres y algunas personas lo sabían, por supuesto, las más importantes. Pero, no se sentía bien cuando pensaba en JiMin y quería besarlo, al contrario, se sentía un asco porque estaba pensando en un joven de 17 años, cuando él ya era un adulto de 22 años que casi estaba por terminar la universidad.
No era esa clase de persona que se interesaba por niños menores que él.
Por alguna extraña razón, cada vez que se encontraban de nuevo, siempre tenían de qué hablar. Con el tiempo, entendieron que sus emociones y sentimientos iban más allá de una amistad, YoonGi comenzó a pretender a JiMin. No obstante, los padres del menor se enteraron de que un chico universitario estaba detrás de su hijo, y aunque al padre de JiMin no le agrado la idea, cuando veía la sonrisa de felicidad extrema en el rostro de JiMin, entendía que ese chico podía hacer feliz a su hijo.
Claro que, el hecho de que con el tiempo dejaron que su relación avanzará, no quería decir que dejaran a JiMin hacer lo que quisiera.
YoonGi tuvo que experimentar esos nervios de ir a la casa de JiMin, para pedirles a sus padres que le dieran el permiso de invitar a JiMin a salir. Claro que se lo dieron, pero desde ese momento entendió dos cosas. Uno; siempre que quisiera salir con el menor, tenía que llevarlo a casa antes de las 8:00 de la noche, y que los fines de semana no podía salir con él.
JiMin era religioso, más bien, sus padres eran los religiosos que asistían a su iglesia todos los sábados y los domingos eran días de descanso, pero en su religión, esos días de descanso se aprovechaban yendo a la misma iglesia donde se hacían convivencias entre todos.
Sin embargo, el hecho de formar parte de una religión, no le complicó sus creencias a los padres de JiMin, no fue problema para ellos aceptar que su hijo gustaba de un hombre, porque si algo les enseñaba su religión era que, mientras fuera de la mano de dios, todo estaría bien.
La razón por la que sus padres eran tan exigentes algunas veces, era porque no podían pasar por alto el hecho de que YoonGi era mayor que JiMin.
Pero vamos, con el tiempo, una pizca de anhelo de que tal vez aquel chico universitario se aburriría de su hijo, y de la forma en la que lo cuidaban, les hacía creer que era la forma más fiable de comprobar cuanto era el "amor" o "gusto" que sentía YoonGi por su hijo.
Incluso hubo unos días en los que YoonGi no buscó a JiMin, pero sí se encargaba de enviarle mensajes, aunque no fueran constantes. En esos días, JiMin realmente pensó que su interés comenzó a bajar, pero no le dio tantas vueltas al asunto ya que entendía que YoonGi tenía responsabilidades diferentes a las de él.
Y sí, días después se enteró que el mayor estaba en sus exámenes finales, y que por lo tanto tenía que concentrarse en estudiar y en revisar que todos los trabajos que le dejaron a lo largo del semestre estuvieran completos, y si no estaban, tenía que hacerlos de nuevo.
JiMin experimentó todo tipo de emociones diferentes a lado de YoonGi, nunca imaginó que su primer noviazgo dudaría tantos años. YoonGi ahora trabajaba en un Hospital de Pediatría como Psiquiátrico Infantil para todos los niños que resultaban tener comportamientos un tanto hiperactivos o ciertamente con niños que eran introvertidos, lo cual a veces resultaba extraño ya que un niño muchas de las veces tendía a ser todo lo contrario por el simple hecho de ser niño, podían ser tímidos, pero a veces tenían problemas que debía manejar él.
JiMin estaba por terminar la universidad, seguía en las últimas semanas para terminar su tesis. El hecho de haber conocido a YoonGi, despertó su agrado por los niños y por querer ayudarlos, así que decidió estudiar Educación Especial.
Existían largas noches en las que, tenía que vivir trasnochando para poder terminar sus tareas, aunque no se le hizo del todo difícil con la ayuda de YoonGi.
Era increíble como con el tiempo, su relación no se había vuelto tediosa, aún después de tantos años estando juntos, YoonGi seguía teniendo ese cálido sentimiento en el pecho cada vez que veía a JiMin, era algo que nunca pudo entender ni explicar, no podía por el simple hecho de que era inexplicable para él, como un niño de 17 años fue capaz de hacerlo entrar en una burbuja de amor.
Estaba tan acostumbrado a las relaciones fallidas, relaciones en las cuales sólo buscaba sexo, o incluso en las que todo era de una noche. Pero cuando conoció a ese chico, fue como si toda clase de relación que haya tenido el pasado, se hubiera quedado ahí, en el pasado. JiMin le enseñó que, no era necesario tener sexo para que su relación permaneciera intacta.
Después de una larga espera, se aburrió de estar tirado en la cama que compartía con YoonGi. Él aún no llegaba del trabajo y comenzaba a aburrirse, tomó sus pantuflas y se las puso para bajar a la cocina. Había dejado la cena hecha y quería probar un poco antes de que su novio llegara.
Justo cuando estaba por dar los últimos pasos en los escalones, la puerta principal se abrió, y su voz favorita se escuchó desde la entrada.
—¡Estoy en casa! — JiMin sonrió anchamente para después lanzarse a su encuentro. Bajó los últimos escalones y saltó hacia YoonGi, quien lo sostuvo entre sus brazos con fuerza —, buenas noches cariño.
—Bienvenido a casa. — su voz salió bajita, debido que mantenía su rostro entre el pecho del mayor.
—Tardé en llegar, lo sien...— YoonGi no pudo terminar, pues una de sus manos, la cual estaba en su cintura, bajó directamente hasta uno de sus muslos. Fue cuándo se dio cuenta que, JiMin estaba desnudo.
Al parecer olvidó ese pequeño detalle.
Después de sentir la mano de YoonGi sobre su piel desnuda, se alejó de él un poco brusco, una ligera vergüenza comenzó a apoderarse de él. Había olvidado por completo la forma en la que estaba vestido.
No es que YoonGi no lo hubiera visto desnudo en algunas ocasiones, pero aunque ya se hubieran bañado juntos, o se hubieran recostado juntos sobre la cama, no importaba, al final de cuentas, JiMin se seguiría sintiendo avergonzado.
—¿Qué es...?— YoonGi lo miró, algo confundido trató de preguntarle, pero no podía articular muy bien sus palabras. —¿Es mi camisa?
—Ah...— JiMin jugó con el dobladillo de la camisa, estaba más nervioso ahora que YoonGi había preguntado por la camisa.
El pelinegro sonrió después de unos segundos, tras notar que su novio se encontraba algo cohibido por la forma en la que lo estaba viendo, así que para aligerar las cosas, le sonrió y se acercó a él para abrazarlo lentamente.
—No importa si es mi camisa, puedes usarla siempre que quieras— dejó un beso sobre su frente y luego susurró —, sé porque estas así, no te preocupes.
Era imposible para JiMin no sentirse más avergonzado. YoonGi conocía bien este lado del menor, a veces tenía que fingir demencia para que su novio no se viera afectado por la pena.
Pensó en JiMin y se entristeció, su novio llevaba esperando esto desde hace unas semanas. La primera vez le había dicho que lo harían después de reunirse con sus padres en el cumpleaños de su madre, pero esa noche llegaron tan ebrios que les era imposible caminar, así que al final no hicieron nada, pues el sueño y el alcohol en su cuerpo los había vencido.
Y ahora una vez más tenía que decirle que no.
—Ahh, lo siento, lo siento. — YoonGi acarició su espalda lentamente.
—¿Por qué te disculpas?— JiMin lo observó, una ligera sonrisa se asomó por sus labios, haciendo que a YoonGi le dieran ganas de besarlo.
—Llegué tarde y aún tengo trabajo que terminar para mañana que tenga que entregar mis reportes de las últimas semanas — suspiró con cansancio, y sintió un poco de decepción —, pero te prometo que en cuanto esta semana de trabajo termine, podremos hacerlo.
JiMin sonrió suave, negó ante sus palabras diciendo: —No es necesario hyung, sé que te esfuerzas mucho. Cuando tengas tiempo será.
YoonGi era afortunado. Dejó un beso sobre sus labios, para después palmear uno de sus muslos, haciendo que el menor saltará un poco, sintiendo la vergüenza crecer. Por esta noche, JiMin dormiría plácidamente mientras YoonGi se desvelaba haciendo sus reportes de trabajo.
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