4.

No necesito tatuarme tu nombre para que seas eterno.
Estas en la silla vacía donde un ayer te sentaste. En las fotografías que descolgamos.
En los recuerdos que olvidaste. En los besos que dejaste tirados con todos esos abrazos donde me dejaste con los brazos abiertos.

Lo dimos todo, y a la vez nada.
Hoy me pregunto, ¿Que hicimos tan mal para dejarnos ir tan fácil?

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