Existe un frasco de vidrio vacío. Su tapa es metálica, de un simple tono cromado. No tiene nada de especial. Con sólo mirar una vez, puedes darte cuenta que en su interior, nada hay.

¿No crees que es muy simple?

Deberías adornarlo. Ponle un listón, quizás, de un bello color azulado, al rededor de la boca y atalo con un moño simétrico. Coloca en la tapa, algunas estampas, de diferentes colores para que este se vea más alegre. Cubrelo con todo lo que desees. Raya en su material con plumón, pinta con acrílico, etc. Plasma tu imaginación en aquel bote.

¿No se ve hermoso ahora?

Trata de abrirlo. Imposible. Algo no te lo permite. Quieres llenarlo con algo que le haga brillar más, pero no puedes.

Dejalo así. Te incomoda el hecho de que este sin nada dentro ¿no?

Ese es el problema. No importa cuanto lo embellezcas, seguirá vacío por toda la eternidad. 

¿Que sentido tiene?