«Si nada espero, me libero de mis expectativas y al hacerlo me abro a las posibilidades que el universo tiene para mi... volviéndome una estrella muerta que reirá de los muertos y de los vivos que mueren discretos.

Emilio Rivera,
un humano menos.»

Un día Emilio cerró los ojos mientras las gotas de lluvia le caían en el rostro y empapaban su ropa color gris como él. Ese día Emilio comprendió un poquito más sobre los placeres de la vida. Ese día Emilio también tomó un baño de agua caliente mientras escuchaba música que lo adormecía.

Emilio tuvo sexo. Y ahora no pagó por ello. Logró seducir a una mujer que trabajaba con él. Le mostró su poesía y le dio las llaves de su vivienda diciéndole que la esperaba al otro día para darle una pequeña sorpresa.

Emilio también fue a la tumba de sus padres. Habló con ellos por horas, les prometió no ser olvidados pero tampoco serán recordados. Tan solo serán seres que siempre lograron mantenerlo con vida el tiempo suficiente.

Ese mismo día en el que Emilio salió de su zona de confort e hizo muchas cosas que no esperaba vivir jamás, se suicidó. O como el prefería llamarlo: le di comienzo a un nada inesperado que me entusiasma más que cualquier otra cosa que puedo hacer en la tierra de los vivos de cuerpo y muertos de sentimientos. 

Y al otro día fue encontrado por aquella mujer. Ella le lloró. Y al dar la noticia en su trabajo, todos se lamentaron. Horas después todo volvió a su cotidianidad hipócrita donde ya no tenían de quién hablar. Ahora los sinvergüenzas se limitaban a susurrar motivos de su muerte. Todas las teorías tontas y demasiado ficticias. Emilio no pensó en algo poético para su muerte. Tan sólo se fue. Como un suspiro cansado. Como el humo de un cigarro. Emilio dejó todo como estaba. Ni siquiera se cuestionó. Ni lloró. Para él, ese día fue el más feliz de su larga vida y corta existencia.

Emilio Rivera murió y fue olvidado al momento. Él no esperaba más que un pequeño fragmento.

Y eso fue todo.

Esa fue la pequeña historia lúgubre de un alma solitaria que murió feliz y nació triste.